La Causa General de Almería, rama separada nº 21 (Bédar), recoge del juicio de los elementos «rojos» posterior a la derrota del bando republicano durante la Guerra Civil española.
La Guerra Civil es un tema todavía delicado de tratar (y parece mentira que así sea después de más de 80 años), si esta terrible guerra aún impregna la política actual española, qué decir de un pequeño pueblo como lo es Bédar, donde todo el mundo se conoce.
Es por esto que he omitido y omitiré los nombres de los declarados culpables de los cuatro asesinatos ocurridos en Bédar durante ese periodo, por respeto a sus familias, pero el resto de datos creo que son pura documentación histórica. El documento está redactado por los vencedores, claro está, por lo que el alzamiento es Glorioso y los otros son las hordas marxistas. Lejos de mi intención «defender» uno u otro bando, todos se equivocaron y todos cometieron crímenes. Eso lo dejo para los políticos, que tanto gustan de rememorar estos acontecimientos, ocurridos durante el siglo pasado.
Aquí pueden descargar el documento referido:
Según este documento, en Bédar no se recogen alteraciones del orden público antes del estallido de la guerra, ni siquiera tras la victoria del frente popular en las elecciones de 1936, tan solo se celebraron diversos mítines para celebrar el triunfo de los partidos de izquierda, pero sin violencia alguna.
Tras el estallido de la Guerra Civil no hubo ningún intento de participación a favor del alzamiento nacional, debido a la poca cantidad de votantes de derecha que había en esos entonces. Las posibles actuaciones que hubieran podido llevar a cabo los favorables al alzamiento se vieron coartadas por una rápida reacción de los elementos izquierdistas y anarquistas, que eran mayoría, que comenzaron a detener a los elementos de derechas más destacados, ha registrar domicilios e incautar armas y otros bienes de las personas a su juicio más sospechosas y llegando incluso a someter a vigilancia de los que consideraban más peligrosos.
Ante el colapso del gobierno central y para luchar contra el alzamiento los miembros de la UGT y de la CNT, los mayoritarios en Bédar en esos momentos, constituyeron aproximadamente al mes del alzamiento un comité revolucionario para tomar el control del pueblo. Como presidente del mismo se eligió a Pedro Ramos Martos, miembro de la UGT, que en 1933 o 1934 había regresado de Francia donde había estado trabajando 14 años.
El comité revolucionario procedió a incautar la iglesia y varias casas particulares, donde se reunían y custodiaban a los detenidos, mientras se organizaban milicias para el frente y grupos que patrullaban el pueblo. Los milicianos que se alistaron lo hacían a razón de 10 pesetas diarias, organizándose de esta manera varios grupos armados que se dirigieron al frente.
Los elementos considerados de derechas más peligrosos, según el comité, fueron detenidos y llevados a Almería (a la prisión conocida como El Ingenio), mientras que otros sufrían arresto domiciliario, custodiados por milicianos armados, y eran obligados a realizar diversos trabajos.
Las autoridades franquistas no recogieron ninguna saca de presos ni se constató la actuación de ningún juzgado militar, aunque sí hubo algunos asesinatos, incluido el del párroco, todos durante los primeros meses caóticos tras el alzamiento. Estos asesinatos se han de atribuir más a odios y rencillas previas al alzamiento que no por verdaderos motivos políticos, tal y como reconoció el mismo presidente del comité revolucionario tras su detención. También se ordenó saquear y destruir la iglesia, cuyas imágenes y las de las ermitas fueron quemadas a unos trescientos metros del pueblo. Los archivos parroquiales pudieron salvarse gracias a que los funcionarios del juzgado se los llevaron a su oficina para evitar su destrucción, tras la guerra fueron repuestos. También fue derribada la ermita de San Gregorio, que se encontraba en la actual plaza del mismo nombre.
Se produjeron también incautaciones de propiedades de los elementos considerados de derechas, aunque se respetaron los comercios del pueblo, que no sufrieron grandes daños, ya que solo se requisaron algunos productos. Finalmente se cerraron debido a la creación de una cooperativa, la “Cooperativa Popular de Bédar” para el abastecimiento del pueblo y que funcionaba al menos desde octubre de 1937.
Dos acciones por valor de 10 pesetas de la Cooperativa Popular de Bédar, de fecha de 23 de Octubre de 1937 y firmada por el presidente Juan Fernández.
También se incautaron tierras por parte del comité, siendo cultivadas de cara a mantener un abastecimiento, con un rendimiento desconocido, aunque los datos recogidos tras la guerra indican que se arrancó arbolado y se variaron los cultivos para hacer frente a las necesidades, resultando perjudicial para su producción.
En cuanto a los asesinatos, fueron cuatro, incluyendo al párroco José Castaño Galera. Según la Causa General, fueron llevados a Tres Amigos, donde fueron asesinados a tiros de pistola y escopeta y después los cuerpos lanzados a un pozo.
El párraco de Bédar José Castaño Galera, asesinado durante la Guerra Civil.
Al respecto de estos asesinatos la tradición oral, historia negra de Bédar (obviamente), recoge una serie de datos que no voy a reproducir aquí, pues son imposibles de confirmar su veracidad. Tan solo comentar que parece seguro que se pintaron calaveras en las puertas de los que estaban amenazados con el temido paseillo, y tampoco coinciden el lugar en el que fueron asesinados algunos de ellos. En todo caso, no es información que aporte datos de importancia a esta historia. Cabe destacar el número elevado de asesinatos para ser un pueblo tan pequeño, pues por ejemplo en Los Gallardos tan solo asesinaron a un desconocido que detuvieron en la carretera de Almería, al cual llevaron al paraje de Alcornia y mataron a tiros, luego quemaron el cadaver con gasolina y lo enterraron.
EL CONSEJO MUNICIPAL DE BÉDAR Y EL FIN DE LA GUERRA
El control por parte del comité revolucionario se mantuvo hasta que el Estado Republicano no reaccionó y empezó a tomar el control. La creación de los Consejos Municipales a partir de enero de 1937 acabó de consolidar la reorganización del Estado Republicano. El Consejo Municipal se Bédar se constituye el 25 de abril de 1937 y contaba como presidente estaba Juan Fernández Campoy, que ejercía las funciones de alcalde. Antes de Juan Fernández Campoy había sido alcalde Juan Bolea Rodríguez,y ya como presidente del Consejo Municipal aún ocupó el cargo de presidente Juan Martínez Guerrero. El Consejo Municipal tuvo que enfrentarse a las dificultades para abastecer de alimentos el pueblo, que se intentó subsanar mediante la creación de la mencionada Cooperativa Popular, a la dificultad para recaudar los impuestos municipales por la desaparición del aparato administrativo del estado y a la falta de moneda fraccionaria, motivada por la tendencia a acaparar estas monedas, lo que dificultaba seriamente las transacciones comerciales. La solución para este último problema fue la emisión de una serie de billetes locales mediante una emisión en agosto de 1937. Los billetes, impresos en las Imprentas Haro de Vera eran de 25 y 50 céntimos y 1 peseta, conocidos como el dinero del alcalde. Últimamente ha aparecido otro billete de valor de 2 pesetas, aunque no estamos seguros todavía de su autenticidad, ya que estos billetes han alcanzado gran valor entre coleccionistas privados y dada su sencillez son fácilmente falsificables. Es posible, sin embargo, que existan otros billetes con otros valores que todavía desconozcamos (como de 10 céntimos, por ejemplo).
En las fotografías superior, el “dinero del alcalde” (colecciones particulares), incluyendo el billete de 2 pesetas. Por las fechas que indica, parece que hubo dos emisiones, de 20 de Agosto y de 12 de noviembre de 1937.
Como funcionarios de gobierno, funcionaron con normalidad un juez municipal, secretarios y fiscales, aunque solo se dedicaron a juicios leves de faltas y conciliaciones, siendo destacada su participación para evitar la destrucción del Archivo Parroquial. Durante este periodo de guerra los jueces fueron Nicolás Gallardo Ramos y Juan Bolea Rodríguez, como secretarios y fiscales constan Antonio Fernández Campoy, Matías Fernández Ramos y Francisco Castro Fernández.
La llegada de las tropas de Franco y el desarme de los dirigentes republicanos se produjo sin resistencia alguna, algunos de los miembros del comité revolucionario huyeron a Argentina y Francia.