Inmuebles históricos

1. LA IGLESIA PARROQUIAL DE BÉDAR

2. LA MEZQUITA DE SERENA

3. CASTILLOS Y ATALAYAS DE BÉDAR Y SERENA

4. ERMITAS DE BÉDAR

  1. LA IGLESIA PARROQUIAL DE BÉDAR

Quien esté interesado en la iglesia parroquial de Bédar, no puede dejar de leer el trabajor realizado por Ana Belén López García:

IGLESIA PARROQUIAL DE BEDAR

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La iglesia ostenta el escudo del obispo Antonio Carrionero (1558-1570), y aunque con diversas modificaciones, la torre de planta cuadrada corresponde a la etapa constructiva inicial. Se trataba de una iglesia-fortaleza por si aparecían piratas u otros invitados no esperados, poder refugiarse en ella.

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Ésta no fue la única iglesia de Bédar, el LAR de Bédar habla de la Iglesia Vieja, ya en ruinas después de la guerra de los moriscos. Se trataría, ni más ni menos, que de la antigua mezquita de Bédar, reutilizada como iglesia. Sería posible ubicar su posición utilizando las referencias a las casas de los moriscos que se dan en el LAR, es más que posible que quede algo de la misma bajo las casas actuales de Bédar.

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La parroquia de Bédar se creó el año 1505 con la conversión forzosa de la población musulmana (mudéjares), convertidos así en moriscos. La cristianización del antiguo reino musulmán de Granada supuso en la práctica que se utilizaran las antiguas mezquitas para el culto católico. Así pasó con las de Bédar y Serena. Tras un periodo de utilización se decició la construcción de nuevas iglesias. Así, en 1501 se promulgó una Bula para la construcción de las iglesias del Arzobispado de Granada, haciéndolo en 1505 las de la diócesis de Amería. La mayoría ya estaban construidas cuando se produjo la sublevación de los  moriscos.

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Se trataban de pequeñas iglesias rurales que, a parte de ofrecer los servicios religiosos, sirvieron de refugio ante ataques de piratas o monfíes. Con la sublevación de los moriscos de 1568 muchas de estas iglesias fueron parcialmente destruidas o incendiadas, por lo que tuvieron que ser reconstruidas a partir de 1570, cuando finaliza el levantamiento. Es por eso que varias de estas iglesias de la diocesis de Almería ostenten el escudo del obispo de Almería Antonio Corrionero (1558-1570). Con respecto a las iglesas de Bédar, el LAR es claro en este sentido: se indica que la iglesia de Bédar era nueva y buena para que se pudiera celebrar el culto divino, y otra «iglesia vieja» que se menciona al describir las propiedades de moriscos y cristianos viejos.

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Conforme fue aumentando la población estas iglesias se empezaron a quedar pequeñas, por lo que tuvieron que ser ampliadas la mayoría de ellas durante los siglos XVII y XVIII. Las ampliaciones en la de la iglesia de Bédar datan de esa época.

Veamos ahora lo que publicó Mariano Martín García, arquitecto Técnico de la Universidad de Granada, al respecto de la iglesia de Bédar en el artículo Iglesias fortificadas del levante almeriense a principios del siglo XVI  (La Axarquía nº 9, verano de 2004).

BÉDAR: Iglesia de Santa María de la Cabeza

Situada en la ladera E de la Sierra de Bédar, a unos 14,50 km. de la costa y 405 metros de altitud.

La primitiva iglesia presenta planta rectangular de medidas exteriores 17,50 x 8,00 metros, con orientación SE-NO (fig. 6). El grueso de sus muros varía entre 0,85 y 1,05 metros. Interiormente se encuentra dividida por arcos fajones que se evidencian por el exterior, a modo de contrafuertes. Se cubre con bóvedas de cañizo y , por el exterior, con cubierta de teja a dos aguas con frontón en la fachada.

La puerta original de acceso al templo, debió estar situada en el muro SO, siendo cambiada de lugar al abrirse este paño para la ampliación. Sobre la actual puerta de acceso, situada en muro SE, sin decoración alguna, está el escudo del obispo Antonio Corrionero (1558-1570), lo que da a entender que debió reconstruirse tras la sublevación de los moriscos. La ampliación que hoy vemos, consistente en dos naves laterales y un nuevo presbiterio, todo de menor altura que la primitiva iglesia, puede pertenecer a esta fecha, aunque alguna de las partes, por su decoración, puede ser obra del siglo XVII y siguiente.

La torre, situada en la esquina E, tiene planta casi cuadrada, con dimensiones exteriores de 5,40 x 5,40 metros, e interiores de 3,80 metros cada lado, lo que hace que sus muros tengan unos 0,80  metros de espesor. Su hueco interior lo ocupa, en su totalidad, la escalera de acceso al actual campanario. Posiblemente conserve toda su altura primitiva, abriéndose en su muro SE tres troneras yd os cegadas en el NE. En la obra de 1570, debió añadírsele el actual cuerpo de campanas.

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2. LA MEZQUITA DE SERENA

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La mezquita de Serena es uno de los inmuebles históricos más importantes de Bédar. Ubicada en Serena, se trata de la antigua mezquita de la vieja Serena nazarí, utilizada posteriormente como iglesia y más tarde como almazara.

Durante la sublevación de los moriscos en 1568 muchas de las iglesias fueron destruidas o dañadas, de manera que la mayoría tuvieron que ser restauradas o reconstruidas a partir de 1570. La iglesia de Serena, antes mezquita, quedó tal cual posteriormente a 1570, no siendo modificada dado que Serena, como Bédar, no pudo repoblarse rápidamente tras la expulsión. Este hecho es importante, pues es una de las más originales que ha llegado hasta nosotros. Bédar, como población nazarí independiente de Serena, disponía de su propia mezquita, que también fue usada como iglesia, pero quedó tan «desbaratada» tras la sublevación, que se construyó una nueva,  dejando la «iglesia vieja» en ruinas, restos que acabaron desapareciendo y siendo olvidados con el desarrollo posterior del pueblo.

Esta iglesia de Serena ha sido calificada como «iglesia fortificada» por el autor Mariano Martín García, arquitecto Técnico de la Universidad de Granada: (Iglesias fortificadas del Reino de Granada). Huerta, Santiago y Fabián López Ulloa -des-. 2013. Actas del Octavo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. Madrid, 9-12 de octubre de 2013. Madrid: Instituto Juan de Herrera.) En caso de peligro, podía ser usada como fortaleza.

Sencillas y de pequeño tamaño, este tipo de iglesias-fortaleza eran de planta de cajón, con cubrición con armadura de cubierta. Las cubiertas planas eran las utilizadas en las antiguas mezquitas, aunque se utilizaron para las iglesias las coberturas a dos aguas, menos costosas. En el caso de nuestra iglesia-fortaleza, a parte de que su fábrica está enfoscada con mortero de cal, al haberse abandonadonada prontamente y posteriormente haber sido utilizada como almazara hasta tiempos recientes, se observa claramente la diferencia entre los dos tipos de muro, entre la parte inferior y la utilizada para instalar el techo a dos aguas.

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La Consejería de Cultura, en el BOJA de 6 de Marzo de 2012 la declaró BIC (Bien de Interés Cultural) tras un intento de venta por parte de los propietarios. Unos especialistas de la Junta vinieron a estudiarla y consideraron que merecía este reconocimiento. Veamos lo que indicaron:

La Ermita de Serena, edificio originariamente construido para albergar una mezquita, presenta una inusitada dimensión espacial para su tipología, y fue adaptado al culto cristiano como ermita tras la conquista cristiana de Bédar, manteniendo dicho uso religioso hasta la construcción, a fines del siglo XVII, de la iglesia parroquial de la localidad. Posteriormente, el edificio albergó una almazara, careciendo actualmente de uso debido a su mal estado de conservación, aunque permanece en la memoria colectiva de la población como un lugar de interés, con abundantes significados, y apreciado hito identificativo del territorio y de la ordenación urbano-espacial. Constituye un importante testigo documental del devenir histórico del municipio y de su identidad, así como una muestra paradigmática de la arquitectura vernácula adaptada al medio.

La antigua mezquita y posterior Ermita de Serena, situada en una pedanía de Bédar en plena falda de la sierra de Los Filabres, es testigo relevante de los turbulentos acontecimientos producidos tras la conquista entre la población cristiana y morisca.

A partir de finales del siglo XVII y hasta mediados del siglo XX la ermita se adaptó para reconvertirse en almazara, pudiéndose apreciar actualmente elementos constructivos y maquinaria que revelan sus distintos usos históricos.

El edificio integra valores de arquitectura vernácula popular con otros de carácter artístico, así como elementos que ponen de manifiesto su evolución y adaptación de espacio religioso a molino de aceite o almazara.

La construcción en mampostería y ladrillo le proporciona un aspecto de solidez considerable, pues los alzados carecen de revestimiento. El edificio presenta una fachada principal que claramente desvela su morfología de ermita, con una entrada dispuesta con un arco de medio punto y alfiz de ladrillo. Los macizos predominan y son mínimos los huecos o vanos, especialmente en el exterior, hallándose uno solo en la fachada izquierda.

La planta es rectangular, de una sola nave con tres tramos diferenciados por dos arcos de medio punto con aberturas en sendos lados, que dan paso a la parte posterior del inmueble, también rectangular y más pequeña, donde se instalaron los trojes o atroces (como los denomina la población local) para el almacenamiento de la aceituna. En lo que fue el altar, se encuentran las tres muelas cónicas del rulo del molino de sangre, descansando sobre la solera. Los restos de la cubierta son de teja árabe, apreciable únicamente en los extremos de la estancia central y en parte de las laterales, que presentan una cubrición posterior y a una cota inferior. El cese de la actividad productiva y cierre del edificio supondrá un acusado deterioro del mismo.

Delimitación del Bien.

La delimitación del Bien comprende la integridad del inmueble, el edificio completo, ya que se ha mantenido en la unidad del mismo como antigua ermita y posterior almazara. El bien queda delimitado mediante un área poligonal, siendo sus lados los límites de la misma y teniendo como vértices las coordenadas UTM que constan en el expediente de protección. La parcela completa afectada es la 05 de la manzana 99501.

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Veremos ahora la descripción realizada por Mariano Martín García,  al respecto de la iglesia de Bédar en el artículo Iglesias fortificadas del levante almeriense a principios del siglo XVI  (La Axarquía nº 9, verano de 2004):

SERENA (Bédar)

Situada a unos 15 km. de la costa y a 390 metros de altitud. Esta pedanía se localiza a unos 1.700 metros al S-SO de Bédar, en el camino que, por la parte S de la Sierra de Bédar, une esta localidad con la de Lubrín.

Desconocemos la advocación a la que estaba dedicada esta iglesia, ya que el pueblo de Serena, que en los documentos del siglo XVI aparece también con el nombre de Gerena, se despobló con la expulsión de los moriscos, no debiendo ser repartidas sus tierras entre los repobladores castellanos ya que aparece sin población en los Censos de 1586 y 1594. A mediados del siglo XVII, Henríquez de Jorquera dice que, la «Villa de Serena», está «…habitada de cien vecinos en una parroquia…».

La iglesia que ha llegado en ruinas a nuestros días, utilizada en el pasado siglo como almazara y de la que existe la creencia popular de que se corresponde con la antigua mezquita musulmana, presetna una nave de planta rectangular. Sus dimensiones exteriores son de 15,90 x 7,85 metros, presentando una orientación S-N, si bien el terreno en el que se asienta tiene una importante pendiente en el sentido contrario. Sus muros, de espesores de 0,80 metros, están construidos con mampostería de piedra caliza de pequeño tramaño, colcoando, de cuando en cuando, hiladas de mampuestos de mayor tamaño. Las esquinas se encuentran reforzadas con verdugadas de ladrillo. Interiormente, se encuentra dividida en tres partes por dos arcos de medio punto, que separan el presbiterio y el coro.

La puerta de acceso primitiva, situada en el muro S, está formada por un simple hueco sin decoración. La abierta en el muro E, es un arco de ladrillo, con alfiz completo y debió ser abierta tras la sublevación de los moriscos, quizás por el obispo Corrionero, del que posiblemente fuese el escudo situado sobre el arco, hoy perdido. Éste último acceso, debió disponer de una gran escalinata ante ella, teniendo en cuenta el muro existente bajo el mismo y el desnivel entre las actuales rasantes del exterior e interior de la nave, debido a la mencionada pendiente del terreno. Los muros laterales han perdido altura, sobresaliendo de ellos los dos hastiales de los extremos que delimitaban la cubierta a dos aguas, hoy perdida. En el muro S. sobre el hueco de acceso y a la altura del coro que existió a los pies de la iglesia, se nos abre una tronera.

La torre, de planta sensiblemente rectangular, con dimensiones exteriores 5,55 x 5,85 metros e interiores de 3,85 x 4,20 metros, dispone de muros del mismo grosor que la nave. Tiene una altura conservada de unos 4,00 metros, ha perdido el muro S. y, actualmente, se encuntra cubierta por un tejado a un agua.

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Llama la atención el comentario en el artículo precedente de que «existe la creencia popular de que se corresponde con la antigua mezquita musulmana». Lo cual es cierto, pues que yo recuerde siempre se han referido a ella indistintamente como la «ermita» o «mezquita» de Serena. Pero a esta «creencia» tenemos que añadir lo que comenta José Angel Tapia Garrido en su obra Historia general de Almería y su provincia, volumen 7 (1989): «En Serena, su anejo, la mezquita estuvo en uso hasta el 1 570, que los moriscos abandonaron el lugar y se arruinó.»  

 3. CASTILLOS Y ATALAYAS DE BÉDAR Y SERENA

Bédar y Serena formaron parte de la frontera del reino de granada durante los siglos XIV y XV. Fue durante el reinado del rey de Granada Muhammad V que se construyeron y repararon la mayor parte de las fortalezas de la frontera. Cada núcleo de población, por pequeño que fuese, debía disponer por lo menos de una torre de refugio para la población. Una serie de atalayas vigilaban la posible llegada de tropas enemigas.

Sin duda fueron tiempos difíciles, los ataques cristianos se cebaban especialmente sobre las poblaciones de la frontera. Se sabe que en 1436 las tropas murcianas ocuparon varias plazas nazaritas, entre ellas Bédar. Pero no Serena. Bédar fue recuperada por las tropas nazaritas entre 1446 y 1447, bajo el reinado de Muhammad X «El Cojo».

Sin embargo, y pese a la cercanía, desde el castillo de Serena no se tenía contacto visual con el de Bédar, debido a la orografía del terreno. Debía haber, por lo tanto, alguna atalaya que permitiera esta comunicación. El lugar más probable para su ubicación era el del cerro de la Cruz, desde donde además se podía controlar el camino entre Bédar y Serena, que seguía después en dirección a Sorbas. Allí encontramos recientemente los restos de una atalaya, desde la que se podía ver directamente el castillo de Serena, pero no el de Bédar. Desde donde estaba ubicada esta atalaya sí que se puede observar, hoy en día, el pueblo de Bédar y el cerro del Pecho. Algún autor ha comentado, alguna vez, la posibilidad de que en este cerro existiera alguna antigua atalaya. Esta suposición se basa en el hecho de la presencia de restos de cerámica medieval en la cima.

La ubicación de la atalaya del cerro de la Cruz, desde la que no se podía ver el castillo de Bédar pero sí este cerro, apoya la hipótesis de la existencia de esta segunda atalaya. Con ambas atalayas quedaban conectados los dos castillos, de manera que pudieran alertarse mutuamente si había problemas.

Finalmente, Vera capituló en 1488 ante el rey don Fernando, y tras Vera hicieron lo mismo todas las villas y alquerías de la zona. El Macarche, por Bédar y Almaf Canif por Serena, se entregaron al rey Don Fernando.
Tras la conquista, las fortalezas de Bédar y Serena fueron derribadas para evitar que fueran utilizadas de sublevación. Ahí acaba la historia conocida de estas fortalezas.

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Se trata de un castillo roquero de época nazarita, un Hisn, según Leví Provençal, castillos ubicados en lugares elevados con accesos difíciles. Hace ya unos años, un arquitecto técnico de la Universidad de Granada, Mariano Martín García, tuvo a bien visitar este castillo, cuyo resultado fue la descripción que realiza de estas ruinas en su artículo «Notas para el estudio de la arquitectura militar en la zona de la Axarquía almeriense (siglos VIII al XVIII)(2)» aparecido en la revista Axarquía n º 3 del verano de 1998, pp. 67-68. En este interesante artículo, además de una pormenorizada descripción, el autor nos refiere la dificultad de acceso y el estado de abandono en que se encuentran las ruinas.

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El aljibe del Castillo de Bédar es rectangular con unas dimensiones aproximadas de 3,5 x 2 m. y al parecer estaba cubierto con una bóveda de mampostería (piedra sin labrar unida con mortero de cal) sus paredes de hormigón de cal evitaba que se filtrara el agua. Normalmente los aljibes se recubrían con sustancias que evitaran que el agua se corrompiera (por eutrofización o enriquecimiento del agua que favorece la proliferación de organismos y su posterior putrefacción); para tal menester se solía usar la almagra, un compuesto a base de resina de lentisco, arcilla roja y óxido de hierro.

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La parte de la meseta situada al norte-noroeste está llena de abundantes restos de muros de mampostería en hiladas, pero es en la parte sur-suroeste donde se encuentran observar todavía algunos muros que se mantienen en pie, así como también algún fragmento de muro en la entrada por el este, los restos de las torres que que defendían el acceso.

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Restos superficiales del castillo de Bédar: fragmentos de cerámica esgrafiada al manganeso, considerada de lujo. También unas pinzas dentadas, un instrumental médico que se utilizaba para pequeñas intervenciones en la piel, como la extracción de cuerpos extraños. También podemos ver una punta de flecha de sección cuadrangular.

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Algunos fragmentos de cerámica incisa superficial del castillo de Bédar.

LA ATALAYA DEL CERRO DE LA CRUZ

Se trata de los restos de una construcción rectangular de 7 metros x 4,2 metros, junto a una de las cimas. Sobre lo que parece una plataforma rectangular, se encuentran los restos de unas estructura rectangular u ovalada, construida con mampostería seca (no encontramos restos de argamasa). La presencia de restos de cerámica medieval (vasijas de almacenamiento y otras) no dejaba dudas sobre su origen.

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Se trata de trata de los restos de lo que debió ser una antigua atalaya o puesto de vigía sobre el mencionado cerro de la Cruz. Esta posición permitía vigilar el antiguo camino Bédar-Serena (que antiguamente continuaba hasta Sorbas), con una visual directa con el castillo de Serena y la antigua atalaya de Bédar, que según se comenta, debió estar situada en la cima del cerro de la Señora.

La presencia de las ruinas de una construcción rectangular, junto con algunos fragmentos de cerámica medieval, confirman la antigüedad de la estructura.

EL «MORABITO» DE SERENA

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Lo de morabito (una especie de ermita) no está nada claro, no es más que una suposición mía al respecto de la función de estas curiosas ruinas de una estructura rectangular de pequeño tamaño. Se encuentra a poca distancia del Castillo de Serena, en la cumbre de un cerro que debió ser considerada como sagrada en otro tiempo, ya que en ella podemos observar la presencia de una “cazoleta” en la piedra. Lo que sí está claro que son restos medievales, a tenor de los restos de cerámica y piezas metálicas halladas entre sus restos.

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En la imagen, restos cerámicos hallados en el «morabito» de Serena.

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Anillo con decoración que se asemeja a un ojo.

Una de las cosas más curiosas ha sido la aparición entre estas ruinas de un anillo que parece estar decorado con un ojo. El ojo ha tenido un significado muy especial desde la antigüedad, desde un amuleto protector hasta el «ojo que todo lo ve». En el sufismo existe una expreción, el «ayn al-qalb», el «ojo del corazón», una alusión simbólica a la cualidad de la intuición, a la comprensión.

Sabemos que hablar de la posibilidad de que estas ruinas se corresponda con las de un morabito es algo que escapa totalmente a nuestras capacidades. Pero los restos son incontestables. Desde luego, si es la «ermita» o tumba de un santón sufí, hay que reconocer que no dispuso de muchos medios. El edificio fue más bien tirando a pobre y pequeño, el anillo tosco, los restos de cerámica muy escasos. Esto tampoco debería sorprender, pues no es de esperar muchas riquezas un lugar fronterizo como lo fue Serena en las últimas etapas del reino de Granada (incluso hubo un periodo de tiempo en la que Bédar estuvo ocupada por cristianos mientras que Serena permanecía bajo dominio nazarí).

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El hallazgo de los restos de otro castillo nazarita en Serena (análogo al castillico de los moros para Bédar) ha sido uno de los hallazgos más importantes últimamente en Bédar.

Una vez localizado, la abundancia de cerámica medieval en superficie e incluso un felus de 1474 acabaron por confirmar el hallazgo. Más tarde, y preguntando un poco, pude comprobar que se habían encontrando en el mismo castillo o cerca de él algunos dirhemes de plata de época nazarí, algunos realmente muy curiosos (pueden ver algunos en la sección de numismática). También se han hallado otros restos interesantes, como una punta de flecha, un virote de ballesta, clavos antiguos, una contera de estilete, un viejo anillo decorado con unas líneas onduladas, etc.

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Base de un ataifor, hisn Serena.

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A la izquierda contera de estilete nazarí de Serena (Bédar). A la derecha, pieza similar que se encuentra en un museo en Granada.

La aparición entre sus restos de cerámica medieval, de algunos restos metálicos relacionados con la guerra (puntas de flecha y un cuadrillo de ballesta) y, sobre todo, de un felus nazarí de 1474 entre sus restos superficiales, no dejó lugar a dudas sobre su identidad (pueden ver una fotografía en la sección de numismática).

A diferencia del castillo de Bédar, en el que se puede observar el aljibe y bastantes fragmentos de muro, el castillo de Serena está completamente derruido, a duras penas se pueden ver algunos fragmentos de sus muros. Se pueden observar también numeroso fragmentos de lo que fue el aljibe, completamente destrozado, junto a puntas de flecha, el virote de ballesta mencionado… todo hace pensar que tuvo un final muy ajetreado.

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Restos de cerámica superficial en el castillo de Serena y anexos

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4. ERMITAS DE BÉDAR

Al hablar de ermitas en Bédar tenemos que hablar de 6 edificaciones.  Hoy en día, cuando hablamos de ermitas en Bédar solo tenermos la Virgen de la Cabeza del cerro y la pequeña ermita de Santiago, en Serena.

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Ermita de la Virgen de la cabeza, en el Cerro de Bédar.

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Ermita de Santiago, en la plaza de Santiago, Serena.

Se trata de dos pequeñas ermitas, de construcción relativamente reciente, con una estructura muy similar. Pequeñas edificaciones rectangulares con una pequeño campanario.

Sin embargo, hubo dos ermitas más de la Virgen de la Cabeza antes que la actual. La primera ermita de la Virgen de la Cabeza despareció por culpa de la codicia de una compañía minera y la segunda de la Virgen de la Cabeza fue derruida por decisión del gobierno municipal de Bédar. La actual ermita de la Virgen de la Cabeza es la que hace tres. La otra ermita de Bédar, donde se guardaba a San Gregorio, se encontraba en la plaza de San Gregorio y fue derribada durante el furor antireligioso desatado en 1936 tras el comienzo de la guerra civil. Esta ermita de San Gregorio, por las descripciones de los testigos, no era muy diferente a las actuales, una pequeña ermita rectangular con un pequeño campanario. La otra ermita, más desconocida aún, estaba dedicada a San Fernando, el patrón de El PInar de Bédar, que se sacaba en procesión en esta antigua pedanía minera, llegando a celebrarse misas durante el periodo de apogeo de la minería en Bédar.

Para explicar la historia de las ermitas de la Virgen de la Cabeza hemos de empezar por el principio. La parroquia de Bédar fue creada en el año 1505, poco después de la conversión forzosa al cristianismo de los mudéjares musulmanes. A pesar de que Bédar debía contar también con su propia mezquita, inicialmente se usó la mezquita de Serena como lugar para celebrar los cultos esperando a que fuera construido un nuevo centro de culto.

La parroquia de Bédar era un anejo de la de Antas y ambos pueblos celebraban las fiestas en honor a la Virgen de la Cabeza. Así fue hasta que, debido al crecimiento de estos pueblos, empezó a discutirse cual de ellos se quedaría con la imagen. Para dar con una solución a este problema se decidió que ambos pueblos iniciaran la construcción de una ermita, según Flores González Grano de Oro se construyó «sobre el monte más alto de la demarcación respectiva, a fin de que se llevase la sagrada efigie aquel que primero la erigiese» , además que tras haber sido trasladada la Virgen a la Iglesia «se acordó en buena armonía, celebrar la fiesta en el primero de los indicados poblados el 24 de septiembre de cada año, y en el segundo el 8 del mismo mes para que, dada la hermandad reinante entre ambos, no coincidiesen los festejos…» también se cuenta en el artículo de Flores González Grano de Oro cual fue su final: «después se demolió para poner en explotación ricas minas de hierro, trasladando la Virgen a la Parroquia». —Fiesta de Moros y Cristianos en la Villa de Bédar (Almería), Miguel Flores González Grano de Oro (1979-1936). Revista Axarquía, año IV, Verano 1999, pgnas. 155-157—. Según este mismo artículo, la ermita estuvo acabada el día 23 de septiembre del año 1507.

Es de destacar el gran parecido de lo que cuenta Miguel Flores González en el citado artículo con la tradición oral que al respecto se ha conservado en Bédar (por gente que no conocía el artículo referido, que fue reproducido por primera vez, al menos según me consta, en el pregón de fiestas del año 1999). Todas las versiones que he escuchado al respecto son muy parecidas, reproduzco una de las que he podido recoger:

«La Virgen de la Cabeza antes era del pueblo y de Antas, estaba en una ermita que hay justo entre el término entre los dos pueblos. Pero ocurrió que se pelearon con los de Antas y entonces los de pueblo se pusieron y, en muy poco tiempo, construyeron una ermita para albergarla en lo alto del Cerro de la Señora; en su construcción participó prácticamente todo el pueblo, hombres, mujeres y niños. Luego cogieron la Virgen y se la quedaron. La acabaron un 24 de septiembre, es por esto que las fiestas de la Virgen se celebran el día 24 aquí mientras que en Antas se celebran el 8 de septiembre ya que es lo que tardaron en construir la ermita. Allí estaba siempre, excepto cuando llegaban las fiestas que se bajaba a la Iglesia, pero luego la devolvían a su ermita. Allí siguió hasta que, durante las minas, la derribaron; de allí sacaron hierro y ese cerro está hueco por dentro, con los agujeros que había allí era muy peligroso que subiese el personal. Los de la compañía hicieron en el Pecho otra ermita para guardar allí la Virgen; nosotros la llamábamos la de la Virgen de la Cabeza. Finalmente llevaron la Virgen a la Iglesia y desmantelaron el techo de la nueva ermita dejándola abandonada. A partir de entonces como nadie se ocupaba de ella se ha ido derrumbando. »

Con respecto a la vieja ermita del cerro, poco es lo que cuentan: «Era una ermita pequeña, no más que una habitación. Allí arriba quedaron durante un tiempo las ruinas.»
También se cuenta que existía otra Virgen que tenían entonces en Bédar, ya desaparecida, y que al parecer guardaban en la misma ermita; es la Virgen de las Angustias: «la guardaban en la pequeña ermita del Cerro de la Señora; era una Virgen sentada con un niño Jesús en brazos; el niño era tan grande que cuando sacaban la imagen de procesión se necesitaban 8 brazos para poder llevarla.»

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En la fotografía podemos ver como era esta vieja ermita, gracias a esta fotografía publicada en el Boletín Bédar Sostenible (Año 1, nº 1 de 2008)

Ciertamente, existía una importante masa de mineral de hierro en el cerro de la Virgen, en la conocida mina Mulata. En esta mina se conocía la parte baja de la mina, en el barranco, y la alta, en el cerro. Primeramente se explotó el mineral del barranco, por parte de una sociedad conocida como «Sociedad Minera La Mulata», pero no fue hasta la llegada en 1896 de la Sociedad Chávarri que no se inició la explotación de la masa de hierro del cerro. Fue precisamente el inicio de esta explotación a cielo abierto (en cantera) lo que provocó el desmantelamiento de la vieja ermita del cerro, tal y como cuenta la tradición oral. Como compensación, la sociedad de Chávarri construyó una nueva ermita, la «del Pecho», que debió ser construida entre 1896 y 1897.

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Este plano es de 1873 y procede de la Memoria de la mina Mulata del ingeniero Manuel Lacasa. Se observa el barranco de la Cueva Oscura. Se puede ver que en esa época lo único que había en el «pecho» era el viejo cementerio de Bédar. Este cementerio fue abandonado porque ya no cabía ni un alfiler, así que decidieron construir uno nuevo, el actual. Es interesante ver la vieja ermita del cerro de la Virgen justo encima de una gran bolsada de mineral, causa principal de su desmantelamiento posterior.

En cuanto a la segunda ermita de la Virgen, y a pesar de ser el lugar donde muchos niños hemos jugado durante la infancia (yo incluido)  no he tenido suerte a la hora de conseguir fotografías que la muestren tal y como recuerdo. A finales del siglo pasado ya estaba abandonada y en francamente mal estado (sin techo y con agujeros en las paredes laterales), pero gracias a la sólida construcción tan típica de la época minera, la estructura aguantaba bien, siendo utilizada como almacén. Sin embargo, la ermita fue derribada para la reconstrucción de la plaza del Pecho y la actual ermita. Esta decisión, muy discutible al tratarse de una edificación con más de 100 años de antigüedad, tuvo poca oposición y acabó llevándose a cabo. Esta segunda ermita de la Virgen era mucho más grande e imponente que la número 1 y la que vino a sustituirla.

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La segunda ermita de la Virgen de la Cabeza en el cerro del Pecho.

Según lo que he preguntado, la ermita del pecho «era una ermita de paredes muy gruesas y suelo de ladrillo; nada más entrar, a la izquierda, había un púlpito al que se accedía por unas escaleras. El Altar Mayor estaba bastante alto y tenía tres grandes nichos donde ponían los santos, uno en el Altar (donde ponían a la Virgen de la Cabeza) y dos más en las paredes. Los nichos estaban decorados con cenefas de yeso con santos y otros adornos, iguales en los tres nichos; eran bastante bonitos. La sacristía estaba detrás del Altar Mayor y se accedía a ella por dos puertas que había a los lados.»

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ermplBocetos de los perfiles y planta de la 2ª ermita de la Virgen, gracias a mis propios recuerdos y a la descripción de diferentes testimonios. La ermita era lo suficientmente grande como para celebrar misas, y disponía de un púlpito y de su propia sacristía.

Para acabar querría comentar una curiosa anécdota proveniente de la tradición oral en referencia a San Gregorio y San Fernando, patrón de Bédar y de El Pinar de Bédar respectivamente. Cuentan que tras la Guerra Civil, y una vez que se retomó la tradición de las procesiones, se encontraron con el problema de que casi todas las imágenes habían sido destruidas y quemadas durante la guerra, siendo luego enterradas cerca del cementerio. Como no disponían de una imagen de San Gregorio, se decidió utilizar la imagen de San Fernando, que se había salvado de la quema en El Pinar, en su sustitución mientras se procuraban una nueva imagen. Dicen que cuando llevaban al santo por la calle en dirección a la plaza del Ayuntamiento, la imagen de San Fernando se cayó de su pedestal y se rompió. La gente empezó a comentar que San Gregorio, enfadado porque se usara a un impostor, se apareció el día de la procesión y le dió con el bastón a San Fernando, tirándolo al suelo. Sin duda sentido del humor nunca ha faltado en Bédar.

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