Enero de 2009, andando entre los pinos de uno de los restos de los viejos bosques de pinos de Sierra Alcornia me encuentro con un pozo. Aunque ya sabía que estaría ahí, los pozos no dejan de impresionar, sobretodo porque ni están protegidos ni señalizados. Por suerte éste tiene un pequeño parapeto de piedra, otros no tienen ni eso.
Éste pozo en concreto tiene una profundidad de 50 metros, o eso por lo menos se afirma en los documentos que he podido consultar. El nombre de la mina no puede ser más sugerente: mina de la Cueva Fría.
Los mineros de antes bajaban a estos pozos por medio de tornos de albardilla. Probablemente eran niños los que bajaban a la mina en busca del preciado mineral de plomo, a menor tamaño, las galerías eran más pequeñas y por lo tanto más económicas. Los muchachos pasaban las piernas en un lazo de la soga de esparto del torno y de esta manera eran bajados a la mina, muchas veces sin ningún sistema de seguridad adicional. Viendo el agujero uno puede llegar a imaginar como debía ser eso.