Tras más de un año de diferentes aportaciones numismáticas (en forma de fotografías y algunos datos sobre ellas) de época bajoimperial procedentes de dos importantes ciudades romanas del levante almeriense, Baria y Cadima, hemos podido documentar la modesta suma de 125 ejemplares. No solo hemos podido identificar el emperador bajo las que fueron acuñadas, en 68 de ellas hemos podido identificar también la ceca o lugar donde fueron acuñadas. Aunque esperamos que la cantidad de monedas vaya aumentando, pues no son infrecuentes los hallazgos en la zona, la cantidad ya nos parece ciertamente interesante como para hacer un primer y modesto estudio, dentro de nuestras muy limitadas posibilidades.
Bronce de Castulo, muy desgastado, procedente de Villaricos (Baria). La silueta de un toro en su reverso delata su procedencia.
Ambas ciudades ocupaban parte del mismo espacio geopolñitico, por lo que ambas se vieron influenciadas por los mismos acontecimientos históricos. Baria se ubicaba en lo que actualmente es Villaricos (Cuevas de Almanzora), era una villa y puerto importante, poblada desde tiempos de los fenicios (siglo VII a.C.) Baria es, sin duda, una de las poblaciones más y mejor estudiadas desde el punto de vista arqueológico y, en cierta manera, una extraña excepción de lo que suele ser habitual en esta parte de Almería.
Denario forrado de la Gens Titia procedente de Villaricos (Baria). Estas monedas están datadas en el 90 a.C, aunque fue restaurado por Trajano, por lo que puede ser más moderno.
Cadima, sin embargo, es una de las grandes olvidadas, como ocurre con gran parte de los yacimientos y del patrimonio arqueológico de esta zona. Los restos de Cadima se encuentran repartidos entre los términos municipales de Los Gallardos y Turre. Ni siquiera sabemos su verdadero nombre, pues al parecer el nombre «Cadima» procede del árabe «Gadima» (antiguo). Se trata de una villa romana de cierta importancia, por los hallazgos documentados al asentamiento se le asigna una antigüedad desde el siglo II a.C. Cadima estuvo conectada con Baria por medio de la vía Heráclea (o Hercúlea), una vía que ya existía antes de la llegada de los romanos y que conectaba Cartago Nova con Gades, siguiendo la costa mediterránea.
Denario del emperador Marco Aurelio Severo Antonino Augusto (Caracalla) procedente de Cadima (Los Gallardos). A/»ANTONINVS PIVS AVG. GERM.» R/»P.M. TR.XVIIII COSIIII P.P.» Por los títulos de «Trib. Pont.» y «Consulado» se puede datar de forma exacta en el año 216 d.C.
Nuestra serie numismática está formada en su mayor parte por monedas del Bajo Imperio. Sin embargo, nos encontramos con las curiosas excepciones, como un denario forrado de la Gens Titia, un bronce procedente de Castulo (ambas de Baria); y un denario de Caracalla (procedente de Cadima). La mayor parte de la muestra comprende monedas datadas en el periodo que comprende de la crisis del siglo III (235-268 d.C.) hasta la dinastía Teodosiana (378-455 d.C.). El ejemplar más tardío sería una moneda de Arcadio, del imperio romano de Oriente.
CRISIS DEL SIGLO III (235-268 d.C.)
Este periodo compulso está tan solo representado por 2 monedas del emperador Galieno y una de Herennia Etruscilla, mujer del emperador Trajano Decio. La moneda de Herennia Etruscilla fue acuñada en Roma.
Antoniniano de Herennia Etruscilla (249-251 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). A/»HERETRVSCILLA AVG.» R/»PVDICITIA AVG.»
Antoniniano del emperador Galieno (265 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). A/»GALL(IENVS AVG).» R/SPES PU(BLICA.)»
Durante este periodo se sentaron las bases de las reformas que finalmente acabarían con la crisis que casi estuvo a punto de acabar con el Imperio romano. En nuestra muestra observamos un aumento de la cantidad de monedas póstumas de imitación (copias bárbaras) del emperador Claudio II del tipo «Divo Claudio», representadas por un total de 12 ejemplares. Nos encontramos también con 4 monedas oficiales de este emperador, Claudio II Gótico, una de ellas acuñada en Roma.
Antoniniano del emperador Claudio II «Gótico» (268-270 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). Acuñada en Roma. A/»IMP. C. CLAUDIVS AVG.» R/VICTORIA AVG.»
De este periodo destaca una moneda procedente de Villaricos, perteneciente a Tétrico II, emperador del imperio Galo romano. Este imperio se formó en el año 259 d.C. por Póstumo, llegando a controlar la Galia, Hispania y Britania. Perduró hasta el año 273 d.C. en el que Aureliano venció al emperador Tétrico I y a su hijo Tétrico II, a quien pertenece la moneda encontrada en Baria.
Moneda de imitación bárbara «DIVO CLAUDIO» procedente de Baria (Villaricos) del tipo «águila con alas desplegadas» en el reverso (posterior al 270 d.C.) A/»DI(VO CLAUD)I(O.)» R/»CONS(EGRAT)IO».
Moneda de imitación bárbara «DIVO CLAUDIO» procedente de Cadima (Villaricos) del tipo «altar» en el reverso (posterior al 270 d.C.) A/»(DIVO) CLAUDIO» R/»CONSEGRATIO».
Como en otros hallazgos monetarios de esta época en Hispania, hemos de considerar que el abastecimiento de moneda procedía de aquellas cecas más cercanas geográficamente. En toda nuestra serie la ceca más frecuente es la de Roma, con 15 monedas, seguidas por 8 acuñadas en Arelate y 7 en Aquileia. En el total de las monedas con cecas identificadas de nuestra muestra, 37 corresponden a cecas de la parte occidental del imperio y 31 a cecas de la parte oriental.
Antoniniano del emperador Tétrico II (270-273 d.C.) procedente de Villaricos (Baria), acuñado en la Colonia Claudia Augusta Agrippina. A/ «C. PIV. ESU. TETRICVS C(AES)»; R/»(SPE)S AVGG».
Están descritos en otros hallazgos monetarios de Hispania la presencia de monedas de los usurpadores galos junto a monedas de los emperadores oficiales (Galieno y Claudio II). Diferentes autores defienden la coexistencia en la circulación de ambos tipos de moneda. Sin embargo algunos autores ponen en duda esta hipótesis, ya que no se tiene en cuenta en qué momento se pudo poner en circulación este tipo de moneda. Destaca la escasez de las monedas de lo usurpadores galos en estos hallazgos hispánicos, a pesar de que Hispania estuvo bajo su control; esta observación se confirma también en nuestra muestra, pues los emperadores galos están tan solo representados por la moneda de Tétrico II procedente de Baria. Es muy posible que la circulación de este tipo de moneda fuera inicialmente muy escaso, debido a los problemas iniciales a los que los tuvo que enfrentarse Póstumo, el primer emperador, aunque posteriormente el suministro aumentaría durante los reinados de Victorino y Tétrico. Las emisiones de Galieno y Claudio II, contemporáneos al imperio galo, pudieron llegar a Hispania tras la reunificación del Imperio por parte de Aureliano (con posterioridad al 273-274 d.C.) tras vencer a Tétrico I y a su hijo, lo que podría explicar el aumento de monedas de Claudio II (oficiales o no) en nuestra muestra de Cadima y Baria, en especial de sus copias bárbaras.
Antoniniano del emperador Tácito (275-276 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). A/»TACITVS AVG.» R/»(SP)ES (PU)BLIC(CA.)»
Antoniniano del emperador Marco Aurelio Probo (276-282 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). A/»IMP. C. PROBVS PF. AVG.» R/»SPES AVG.»
La escasez de monedas a partir de Claudio II hasta Diocleciano puede deberse a la abundancia de monedas de Claudio II y sus imitaciones «Divo Claudio» procedentes del anterior periodo, que se mantuvieron en circulación y que hicieron innecesario nuevos suministros monetarios. De hecho, de este periodo (posterior a Claudio II hasta Diocleciano) tan solo nos encontramos con una moneda de Tácito y otra de Probo, ambas procedentes de Cadima.
TETRARQUÍA Y CASA DE CONSTANTINO (286-363 d.C.)
Sin duda este es el periodo mejor representado en nuestra muestra, con un total de 85 monedas. Con Diocleciano se ponía fin a la crisis del siglo III y se instauraban unas reformas que cerrarían definitivamente la crisis precedente y que permitirían la pervivencia del imperio. Entre ellas, Diocleciano inicia una reforma monetaria en el 294 d.C. En nuestra muestra encontramos un ligero incremento del abastecimiento de numerario, ya que nos encontramos 4 monedas de este emperador, 1 en Cadima y 3 en Baria.
Antoniniano del emperador Diocleciano (284-294 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). Acuñada en la oficina 5ª de Siscia (Panonia Superior). A/»IMP. DIOCLETIANVS AUG.» R/»IOVI. CONSERVAT. AVGG.»
Tras la muerte del emperador Costancio Cloro se produce un incremento notable en la cantidad de numerario circulante. En nuestra serie destacan claramente las 24 monedas del emperador Constancio II, seguidas por las de su padre Constantino I (18) y su hermano Constante (16). En cuanto a las cecas, un 46,3% son de la parte oriental del imperio, en especial de las de Roma, Arelate y Aquileia; mientras que un 43,7% proceden de la parte Oriental, en especial de Constantinopolis, Cyzicus y Alejandría.
Follis del emperador Constantino I (330-335 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). Acuñada en Constantinopolis. A/»CONSTANTINVS MAX. AVG.» R/»CLORIA EXERC(ITVS)»
Follis del césar Crispo, hijo de Constantino I (320-324 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). A/»IVL. CRISPVS NOB(C.)» R/»VOT/X» leyendas no visibles.
Medio centenional del emperado Constancio II (333-335 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). A/»FL. IVL. CONSTANTIVS NOB. C.» R/»CLOR-IA EXERC-ITVS.»
La abundancia de monedas de Constancio II emitidas con posterioridad al 351 d.C. en nuestra muestra concuerda con los datos de numerosos hallazgos de moneda bajoimperial en Hispania. Este fuerte incremento ha sido interpretado muchas veces como una indicación de la fidelidad de Hispania a Constancio II frente a usurpadores como Magnencio o Decencio, de cuyo numerario no encontramos ningún ejemplar en nuestra serie. A pesar de esto, numerosos hallazgoso confirman que Hispania estuvo a favor de Magnencio entre el 350 y el 352 d.C, fecha en el que las tropas de Constancio II desembarcaron en Hispania. Es más probable que buena parte de las monedas den Constancio II llegasen con los contingentes militares enviados a la península a partir del 352 d.C. para luchar contra el usurpador Magnencio. Esto explicaría, además, la predominancia de las monedas de Constancio II con respecto a la de los otros miembros de la familia de Constantino. Destacan las 3 monedas de Juliano el apóstata, último emperador de esta dinastía, todas con ceca de Arelate y encontradas en Baria. La escasez de numerario de Juliano puede ser explicada por la saturación de moneda durante el periodo anterior.
Medio centenional del emperador Juliano II «el apóstata» (355-360 d.C.) procedente de Baria (Villaricos). Acuñado en Arelate.
DINASTÍA VALENTINIANA (378-455 d.C.)
Durante el reinado de Valente se observa un nuevo aumento de suministro de moneda. En nuestra muestra nos encontramos con 8 monedas, entre las que destacan 5 del emperador Valente. Tres de las monedas proceden de la parte oriental del imperio (Siscia, Antioquía y Alejandría), mientras que cuatro de ellas fueron acuñadas en la parte occidental (Roma y Aquileia).
Medio centenional del emperador Valentiniano II (383-392 d.C.) procedente de Cadima (Los Gallardos). Acuñada en Siscia (Sisak, Croacia). A/»DN. VALENTINIANVS PF. AVG.» R/»VICTORIA AVGGG.»
DINASTÍA TEODOSIANA (378-455 d.C.)
Durante este periodo el incremento de monedas es menor al esperado con respecto a otros hallazgos bajoimperiales estudiados en Hispania, en los que se recoge un aumento considerable de numerario de Teodosio I.
Después de la muerte de Teodosio I en el 455 d.C. el imperio se vio dividido entre los dos hijos de Teodosio I, Honorio y Arcadio. Aunque otras veces se había dividio el imperio entre los descendientes del emperador, esta vez la separación sería definitiva.
En nuestra muestra este periodo está representado por 4 monedas, 3 de Teodosio I y una de Magno Maximo, usurpador que reinó junto a este último. Todas estas monedas proceden de Baria, pues en Cadima la última moneda descrita peretenece a Valente II. Esta escasez puede ser interpretada por la gran cantidad de moneda de bronce de los siglos III y IV que todavía circulaba, lo que hizo innecesario nuevos abastecimientos de moneda.
La ausencia de moneda de época posterior al 395 d.C. se ha de explicar, no como un cese brusco de la circulación de numerario, sino como una ruptura traumática con los principiales centros de producción de moneda, en especial a causa de la lucha entre Honorio, hijo de Teodosio I y emperador el imperio romano de occidente, contra el usurpador Constantino III. De este último periodo se conservan dos monedas de Arcadio, el otro hijo de Teodosio y primer emperador de Oriente, las dos procedentes de Baria y de la que, de momento, no tenemos una explicación para su presencia.
Los pobladores de Baria, reducida ya mucho su población, se trasladaron a un emplazamiento más defendible durante los siglos V y VI d.C, el emplazamiento original quedaría finalmente abandonado. Sin embargo, y a pesar de la disminución de población, en Baria continuaron realizándose actividades productivas durante los siglos V y VI d.C, además de ser centro canalizador de los mercados que usaban el puerto de Baria para el comercio de productos agrícolas, minero-metalúrgicos y de importación.
En Cadima nos encontramos con una situación similar. Se dispone de más información gracias al estudio arqueológico de emergencia que realizó la empresa Gipsia en 2009-2010 a causa el paso del AVE por la zona (estudio que no nos consta que haya sido publicado todavía y al que corresponden las dos fotografías que acompañan este texto.) La actividad productiva en Cadima se venía llevando a cabo desde los siglos III-IV d.C, donde ya se contaba con hornos, depósitos de decantación, depósitos circulares y un área de molienda; estos espacios productivos se mantendrían hasta el siglo VI. Según la información proporcionada por este estudio, Cadima era conocida y frecuentada desde el siglo II, pero no fue hasta partir del siglo III cuando empezó a definirse como zona industrial y se construyeron las zonas de producción antes referidas.
En los núcleos de Baria y Cadima persistió, por lo tanto, uan actividad productiva y comercial con el declive de la población, que se desplazó hacia zonas más fácilmente defendibles.
Para saber más:
- Aprovisionamiento monetario de la Campiña del Guadalquivir (Andalucía, España) en época bajoimperial romana (260.409 d.C.) Mª Remedios Ruiz Ortega, Rafael González Torres, Manuel Medrano Marqués.
- Navegando en un mar sin Orillas. El legado de Roma y Bizancio en el Sureste de Hispania. Rosalía Rodríguez López, Juan Ramón Robles Reyes, Jaime Vizcaíno Sánchez. Editorial Universal de Almería, 2015.
- La circulación monetaria en el valle del Almanzora (Almería): Edades Antigua y Media. Salvador Fontela Ballesta. Editorial Fajardo el Bravo, 2007.