Desde 2013 la Asociación de Amigos de El Argar (A.A.A.) lleva organizando diferentes conferencias y actos para dar a conocer y promover el Patrimonio de la cultura de El Argar, que no se limita al municipio de Antas, pues se encuentra en diferentes puntos de levante almeriense. La mayoría de ellas se han celebrado en el Edificio Museo Pedro Flores, capataz de Luis Siret y uno de los hijos predilectos de Antas, excavador directo de la mayoría de las excavaciones de yacimientos prehistóricos de la cultura del Argar y cuyos dibujos aún son material de estudio.
La primera de ellas se llevó a cabo el 27 de septiembre de 2013, la arqueóloga Montserrat Menasanch de Tobaruela impartió una conferencia sobre el yacimiento del Cabezo María que se tituló “Antas, entre la Prehistoria y la Edad Media” en el edificio del museo Pedro Flores.

Montserrat Menasanch es colaboradora de la Universidad de Barcelona y forma parte de uno de los grupos de investigación arqueológica más prestigiosos de Europa.
Antas cuenta con uno de los yacimientos arqueológicos más grandes de la cultura del Argar, en palabras de ma misma Montserrat “…es un yacimiento del interés a escala europea para la primera edad del bronce por sus dimensiones, por la enorme necrópolis que excavaron aquí los Siret, que ha proporcionado información a estudiosos a lo largo del tiempo y de las más diversas procedencias geográficas para conocer ese período. Podemos decir claramente que estamos ante un yacimiento de primera magnitud”.
ANTAS ENTRE LA ANTIGÜEDAD Y LA EDAD MEDIA ; El yacimiento de Cabezo Maria.
La arqueóloga Montserrat Menasanch desarrolló una magistral conferencia en el edificio Museo arqueológico Pedro Flores, la asistencia de público fue completa ya que incluso hubo personas que acompañaron la conferencia de pie.
La fundación de los “poblados de altura” tuvo lugar en el contexto de cambios profundos que se sucedieron en la región a raíz de la quiebra del “orden romano” vigente durante los siglos III y IV. En ese momento la depresión de Vera contaba con un volumen de población importante no superado o incluso igualado hasta la colonización del siglo XVIII (Menasanch 2003, p.241). El doblamiento adopto una forma dominantemente concentrada en un núcleo urbano y en un número reducido de grandes asentamientos tipo “Villa”.

Después de la desarticulación del imperio romano se produce un despoblamiento de Baria y alrededores. En primer lugar la perdida de su carácter urbano supuso su desaparición como centro socio político e ideológico, y por lo tanto, el cese de la presencia efectiva del estado romano y de sus instituciones en la depresión de Vera. La desarticulación de la estructura socioeconómica romana se ve reflejada también en las transformaciones que experimentaron las antiguas “villae”; ahora total o parcialmente despobladas, con escasa capacidad de consumo de productos de importación y paulatinamente se fueron abandonando a lo largo de los siglos V y VI y no logaron sobrevivir más allá de la mitad del siglo VIII. El debilitamiento del sistema económico implantado suprarregional bajó estrepitosamente el consumo de importación y empezaron a aparecer las producciones de cerámicas locales. Esta situación dio lugar al abandono de prácticamente la totalidad de asentamientos bajo imperiales, a un descenso demográfico que se quedo reflejado en la reducción del número de hectáreas ocupadas y a la dispersión de la población en una serie de asentamientos de nueva fundación que se situaron todos en lugares que ofrecían mayor protección. Los mismos constituyeron el grueso del doblamiento tardo antiguo de la depresión de Vera. Este proceso se inicio en el siglo V y se consolido en el siglo VI, siguió siendo marcadamente agrícola con predominio de producción del trigo sobre la cebada.
Podemos decir, que a partir del siglo V se produjo una disociación entre la importancia demográfica de los asentamientos y localizaciones geológicas de tipo agrícola central, y esto se produce en los núcleos de gran tamaño como Cabezo María (yacimiento) en Antas y Cerro Montroy en Cuevas fundados sobre elevaciones del terreno situadas respectivamente en la extensiones terciarias del borde norte occidental de la depresión y en una ubicación costera. Ambos asentamientos conforman el grupo de los denominados “Poblados de altura”, junto a ellos se puede incluir el yacimiento de “Los Orives”.
El Cabezo María se sitúa sobre un cerro volcánico del Valle de Antas, este yacimiento es el más extenso de los reseñados, su fase de ocupación se desarrolla con el inicio en el siglo V y concluye en el siglo VIII, aunque ni en la cima ni en ningún punto de la elevación se observan elementos de fortificación. Su topografía los haría prescindibles. Los restos de estructuras visibles en superficie están edificados con materiales y técnicas locales. La documentación de las excavaciones antiguas que realizo el antuso Pedro Flores (colaborador de Luis Siret, durante 50 años y el verdadero descubridor de la mayoría de los yacimientos) y que la inmensa mayoría del tejido social desconoce. Es justo reconocer su gran labor realizada. Recoge la planta de dos edificaciones llamadas casa nº 1 y casa nº 2.

El material mueble indica que se trata de espacios de uso doméstico. Las características de las estancias de la casa nº 2 sugieren una unidad doméstica formada por ámbitos de habitación, almacén-despensa y un posible establo. Aun siendo, el núcleo de mayor tamaño, y por lo tanto, un centro demográfico de envergadura, se ubicaba en un entorno terciario de escaso potencial agrícola y en la cuenca fluvial con menor superficie de captación hídrica de la depresión. Su localización no primaba la accesibilidad al mar ni a otras vías de comunicación suprarregionales. Por otro lado, concentraba material cerámico de importación a larga y media distancia en medida similar a Cerron Montroy. Todo ello
sugiere su capacidad para apropiarse del sobreproducto de otros asentamientos en forma de excedente o para obtenerlo en forma de intercambio. Debo decir que también asistieron a la conferencia historiadores y varios arqueólogos de la provincia.
Como coordinador y organizador desde hace unos años con la colaboración de la Concejalía de cultura del Ayuntamiento de Antas representada por Loreto Soler Campoy, me permito hacer la siguiente reflexión:
Considero que en una primera fase la cultura del Argar y sus yacimientos deberían ser declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco , aunque la riqueza arqueológica de la zona supera su propia relevancia y que esta solicitud debería estar vinculada con lo que se conoce como “Paisaje Siretiano” del levante almeriense y región murciana en una segunda fase.
En esta primera fase se debería incluir; “El Argar”, “Lugarico Viejo”, “Fuente Bermeja” en Antas, “Fuente Álamo” en Cuevas”, “Gatas” en Turre y otros yacimientos así como en la región murciana, “La Bastida” en Totana.

En la segunda fase, en la zona de Almería deberían englobarse desde los asentamientos de las fases neolíticas tempranas como el poblado “Cabecitos negros” en Vera, “Lomas del campo” en Mojacar; del neolítico reciente “El Garcel” en Antas, del mundo Millares “Almizaraque”, ” Zahara y Campos” en Cuevas de Almanzora y ” Las Pilas” en Mojacar; del mundo fenicio y ocupación púnica en Villaricos, Cuevas de Almanzora, “El Pajaraco” en el río Antas; de la romanización ” Cerro Montroy” en Cuevas de Almanzora, “Las pilas” en Mojacar; del Medievo, “Mojacar la vieja” hasta llegar a la implantación de las primeras explotaciones minero-metalúrgicas.
Estos yacimientos arqueológicos me cautivaron así como cautivaron un día a Luis Siret, y le hicieron quedarse en la comarca desenvolviendo sus proyectos junto a Pedro Flores, colaborador fiel e inteligente que aprendió muy pronto los entresijos de la arqueología, estando al frente de la mayoría de las excavaciones en los yacimientos arqueológicos durante casi 50 años.
Julian Pérez Flores. Arquitecto
