Antes de empezar, quiero avisar que el jueves 14 de abril el Ayuntamiento de Garrucha celebrará un pleno extraordinario en le que se nombrará a Manuel Berruezo Ayora Hijo Adoptivo de la villa, a título póstumo, y se bautizará el Centro Cultural del municipio como Centro Cultural Alcalde Manuel Berruezo Ayora, en reconocimiento de la labor que desarrolló en el municipio durante su mandato como Primer Alcalde y en la consecución de la independencia de Garrucha de 1861. El acto oficial con la familia se celebrará el sábado 23 de abril, a las 12 horas, en el mencionado Centro Cultural.
Para quien no lo sepa, Manuel Berruezo Ayora estuvo muy implicado en los inicios de la minería en Bédar, junto a otros miembros de la familia Berruezo. No duden en visitar el excelente blog de investigación sobre la familia Berruezo (http://losberruezo.blogspot.fr/) pues no se trata solo de la historia de Garrucha, de lo que va es de la historia de toda la comarca del Levante.
También quiero recordar que el 22 de abril de 2016 a las 20:00 horas. se celebran las VII Jornadas de Estudio sobre la Cultura de El Argar. No pueden perderse esta conferencia a cargo de D. Francisco Contreras Cortés, catedrático de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada. En la Asociación de Amigos de El Argar nos estamos esforzando mucho en traer a nuestra tierra a los que más saben de la Cultura de El Argar. Un oportunidad única de conocer más y mejor nuestro legado arqueológico. Se celebrará en la calle Arrieros, número 2, en el Edificio Museo Pedro Flores, en Antas.
Desde mediados de 2015 andamos tras la pista de varias personas que cuentan con monedas de la zona. Es sorprendente la poca difusión que hay al respecto de nuestro patrimonio arqueológico e industrial, y no me refiero tan solo a los muy importantes yacimientos de El Argar o el extenso patrimonio minero del que disponemos. A pesar de los diversos trabajos que hablan del tesorillo de dirhams califales de Vera (Siret), los tesorillos de Garrucha o Turre, las monedas de bronce de Baria o las más raras todavía de Tíjola, es amplio el desconocimiento general, y no pocos ignoran esta parte de nuestro patrimonio.
Con esto no quiero decir que no se haya estudiado convenientemente, en muchos casos sí aunque en otros todavía queda mucho por hacer. Pero es indudable que a nivel promocional o de difusión la gestión es manifiestamente mejorable. Si alguien quiere ver, por ejemplo, monedas o restos arqueológicos de Cadima, Roceipón o Baria, seguramente no sabrá donde ir.
Denario de época republicana procedente Baria (Villaricos). Se trata claramente de un denario forrado, pues ha perdido parte del recubrimiento de plata. El valor de estas monedas dependían de la cantidad y pureza de la plata, aunque podría ser obra de falsificadores también podría haberse acuñado por parte de las cecas oficiales, pues en ocasiones los mismos talleres emitían fraudulentamente monedas forradas. Es curioso observar cómo la moneda presenta una incisión que está cubierta parcialmente de plata. Para detectar estas monedas falsas, era habitual «rascar» un poco la moneda para ver si estaba forrada o no. Sabiendo esto, las monedas se creaban ya con incisiones falsas que se recubrían también de plata, de manera que pareciera que la moneda ya había pasado con éxito esta prueba de autenticidad.
No creo que a nadie le sorprenda que los mejores «ejemplares» de monedas antiguas estén circulando por colecciones privadas. Las que he podido ver en museos no son, sin duda, las mejor conservadas. Tampoco creo que soprenda a nadie si digo que la mayor entrada de «nuevas» monedas en los círculos de coleccionistas coincide, de forma harto sospechosa, con ciertas excavaciones concretas. No me refiero con esto necesariamente a monedas procedentes de expolios, en los casos concretos de Villaricos (Baria) primero y Los Gallardos (Cadima) después, detectamos un aumento importante de moneda antigua circulante entre los principales proveedores, sospechamos que procedente de las tierras «retiradas» por excavadoras en los trabajos previos a la excavación. Puede sonar extraño, pero parece ser el procedimiento habitual.
Los plomos monetiformes eran plomos acuñados o fundidos como moneda, imitando las monedas de metales nobles (oro, plata y cobre-bronce) circulantes en el momento o bien con diseños nuevos. El plomo es blando y se desgasta fácilmente, no es el metal ideal para acuñar moneda, además su valor era muy bajo, en un momento en el que el valor de la moneda iba asociado al del metal en el que se acuñaba. Se ha dudado mucho que se tratara de verdaderas monedas, muchos de ellos no son más que meras fichas que daban acceso a ciertos servicios o para usos similares. Sin embargo, algunas emisiones llegaron a tener valor fiduciario, en épocas de guerra o de dificultades de aprovisionamiento de moneda oficial. También se utilizaban como forma de pago en ciertas zonas muy determinadas (normalmente mineras o agrícolas), teniendo sólo valor en las zonas donde se emitía.
Presentamos dos ejemplos, el primero es un plomo monetiforme procedente de un proveedor de la zona del Levante almeriense (lo cual no quiere decir necesariamente que proceda de Almería), en el que se aprecia claramente un elefante. Sería tentador, sabiendo de dónde es el proveedor, pensar en los cartagineses de Baria, pero es más probable que se trate de un plomo procedente de Lascuta, que se cree que estaba en Alcalá de los Gazules (Cádiz), villa de origen púnico y posteriormente romana que emitió bronces en los que se representaron elefantes. Es más, en el reverso (o anverso, es difícil de saber) parece que se ve una grafila con lo que podrían ser caracteres púnicos.
El segundo plomo monetiforme es muy interesante, pues no coincide con ningún tipo de emisión conocida. Se trata de un gran plomo de unos 11 gramos procedente de un proveedor de la provincia de Córdoba. El anverso es anepígrafo y presenta un busto femenino (¿Atenea?), pero lo más interesante es el reverso, en el que se aprecia claramente un pico minero, de tipo romano, que deja pocas dudas sobre el ámbito de utilización de este plomo. Se aprecian también varios glóbulos (3 ó 4), que se cree que indicaban el valor del plomo.
El problema de las colecciones es que muchas veces se pierde el origen, no ya solo del estrato arqueológico sino de la misma procedencia. El valor es intrínseco a la calidad y rareza de la pieza en concreto y no importa tanto de donde venga. De esta manera, son descartadas muchas monedas sin valor numismático pero que podrían tener bastante interés «arqueológico». Para complicar más las cosas, debido al alto precio que pueden alcanzar las piezas más raras, no dejan de fabricarse falsificaciones modernas de las mismas, que infestan muchas colecciones y que muchas veces son muy difíciles de identificar, dado la alta calidad que presentan. Es por eso que estas piezas procedentes de colecciones tienen un valor relativo, aunque se pueda llegar a saber su procedencia en algunas ocasiones, pero por lo general solo se tiene el dato del «proveedor». En nuestra zona, en concreto, podemos distinguir de momento una serie de ejemplares con procedencia confirmada de Villaricos y otras de Cadima, algunas de las cuales hemos podido estudiar y exponer en este blog.
Bronce muy desgastado por el uso procedente de Villaricos. El toro que se aprecia es muy característico de las acuñaciones de Cástulo. Procedencia: Baria (Villaricos). Próximamente será añadida en la sección de «numismática» incluyendo la metrología.
Hoy toca hablar de una curiosidad procedente de Villaricos (Baria). Procedente de una colección privada, aunque calificada como moneda «no interesante», encontramos una moneda muy gastada (por haber circulado durante mucho tiempo) pero con información suficiente como para clasificarla como procedente de Cástulo. Lo más seguro es que el mineral de los ricos yacimientos de la region minera de Cástulo (Cazlona, Linares) fueran transportados hasta Baria para su embarque a Sicilia y a Cartago, en el norte de África. Es por eso que no es extraño que haya llegado numerario de Cástulo hasta Baria. Tanto es así, que se localizó un pequeño depósito de monedas ibéricas y púnicas, acuñadas en la ciudad de Cástulo, en una sepultura de la necrópolis púnica de la ciudad de Baria, datada entre los siglos II y I a.C. (Un tesorillo de monedas ibéricas y púnicas de la Antigua Baria, Maria José Almagro Gorbea. Cuad. Preh. Gr. 11, 1986, pp. 331-353). Se trata del primer hallazgo de moneda de Castulo en Baria, además dentro de un contexto arqueológico específico, demostrando la conexión entre ambas ciudades dentro de los siglos II-I a.C. En este caso se maneja la hipótesis de que un jugador professional les ganó los ahorros, que luego fueron enterrados en su sepultura, a uno o varios mineros que habían trabajado en Cástulo o en Herrerías-Sierra Almagrera, siendo pagados con moneda de Cástulo.
De nuestro ejemplar poco podemos decir, más que procede de Villaricos y que se trata de una moneda procedente de Cástulo. Poco más.