Mina Carabinera de Bédar: del dato al mito

Hoy vamos a hablar de una de las minas más conocidas de Bédar, la mina «Carabinera». Se trata de una mina de hierro, en Serena, ciertamente un poco alejada de la población. Aunque también explotada por Hierros de Garrucha (ya lo comentamos en la sección correspondiente), su explotación se llevó a cabo básicamente durante las primeras minas, iniciándose su explotación conocida a finales del siglo XIX.

Disponemos de datos contrastados sobre ella, además de algunas noticias publicadas en los periódicos, algunos planos y, cosa rara, algunas historias sobre su origen, gracias a nuestro amigo Vicente González.

En el BOPA consta Ginés Orozco Segura como registrador, lo que realizó el 30 de abril de 1857, sobre tierras propiedad de Francisco y José Castaño, en el paraje conocido como la Majada del Albaidar. La demarcación de la mina, que seguía al registro y que se llevaban a cabo por parte de ingenieros de minas que se desplazaban a la mina a tal efecto, partió de una pequeña labor consistente en un pozo de 4 varas origen a su vez de una galería de 6 varas. Uno de los primeros análisis del mineral, en 1872, indican que contenían un nada despreciable 59,36% de hierro metálico y un 1,78% de manganeso metálico.

propietarios Carabinera

En este fragmento de plano, perteneciente al cajón de Serena de la Compañía de Águilas, se puede ver la anotación «Terrenos comprados a Luisa López, mina Carabinera» junto al río Jauto, junto otros que se encuentran en las proximidades, como los de Francisco Ramos Moreno, Benito Padilla, Antonio López Martínez, etc.

Inicialmente la concesión fue propiedad de la Sociedad Orozco y Cía, posteriormente fue a formar parte de la Sociedad La Recuperada, que arrendó esta mina, junto a otras en Serena, a la Compañía de Águilas. De hecho, la mina siempre perteneció a la Recuperada y la Compañía de Águilas nunca se hizo con su propiedad. Según la información y documentación facilitada por Miquel Secall Aragonés (bisnieto de Pedro A. Berruezo García y tataranieto de Pedro Berruezo Soler), se llevó a cabo una fusión de las sociedades propietarias de las minas Júpiter, Vulcano, Borrasca, Tormenta y Carabinera con la sociedad La Recuperada, como dueña de las minas San Manuel y Porfiado por otra. Esta sociedad, así conformada, arrendó estas minas primeramente a la Compañía de Águilas y posteriormente a Hierros de Garrucha, hasta la caducidad definitiva de las minas que poseían en Serena en 1988.

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Borrador de las labores en la mina Carabinera y su conlindante Saturno, se indica el trayecto del cable aéreo hasta la vía vulcano

En cuanto a las dimensiones de la capa de mineral, la zona mineralizada de esta concesión ocupa unos 180-200 metros en dirección N-S con una anchura de 60-70 centímetros. El mineral afloraba a nivel del río Jauto, con el que linda, en una revuelta del río.

Expediente Carabinera

CARABINERA

Haciendo click en el enlace superior podrán acceder al siguiente documento: expediente de la mina Carabinera, dado que el original desapareció, se inició un nuevo expediente que contiene, básicamente las gestiones llevadas a cabo para la caducidad de la misma.

La explotación empezó siendo a cielo abierto, pero debido al buzamiento de la capa de mineral en dirección SO no se pudo continuar este tipo de explotación y se creó una red de galerías con varios pisos, dirigidas hacia S y o, a altitudes de 194-180 metros y 170 metros, que se comunicaban por trancadas y pozos con el exterior. Para el transporte del mineral, se instaló una tolva y estación de cable aéreo, que llevaba el mineral hasta la vía Vulcano, a 300 metros de la entrada del segundo túnel, donde se encontraba la máquina de vapor que movía el cable.

En cuanto a la extracción de mineral, las Declaraciones de los mineros arrojan un total de casi 50.000 toneladas entre 1896 y 1906. Claro que esta cifra estaba muy artefactada, ya que eran declaraciones con fines fiscales. Sabemos que posteriormente también fue explotada, aunque no disponemos de datos concretos.

CARABINERA Y EL PROBLEMA DEL DESAGÜE

Disponemos de la siguiente referencia recogida en La Crónica Meridional de 20 de Octubre de 1897: «Siguen explotándose las de la compañía de Águilas que darán su acostumbrada producción, a pesar de que los trabajos que de la mina “Carabinera” en donde se beneficiaban grandes masas de mineral, se han inundado por haber rebasado con ellos el nivel del lecho del rio Jauto.»

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Motor de estación del cable de Carabinera sobre la vía Vulcano.

Su ubicación junto al Jauto hizo que el desagüe fue uno de los problemas principales de esta mina.  En La Crónica Meridional de 20 de Octubre de 1897 (núm 11.392, pág 2) se indica “que los trabajos que de la mina “”Carabinera”” en donde se beneficiaban grandes masas de mineral, se han inundado por haber rebasado con ellos el nivel del lecho del río Jauto.”  En el mismo periódico se publicó el 19 de Agosto de 1911 la siguiente noticia: «En nombre de la Sociedad, Compañía de Águilas, presentó ayer un escrito en el Gobierno civil don Francisco Calderón de la Barca, acompañando memoria y plano para instalar un servicio eléctrico con el objeto de desaguar la mina “Carabinera”, del término de Bédar.»

Éste no debió ser el primer intento de desagüe de la mina, ya que en en la asamblea general de la Sociedad de Bédar celebrada en 1906 en París se informa de una bajada de los beneficios de la compañía durante 1905, debida en parte a las «costosas obras de desagüe de la mina Carabinera».

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Plano del cajón de Serena de la Compañía de Águilas, «Proyecto de un sifón para el desagüe de la mina Carabinera» (plano 12-D, escala 1:5000).

Los esfuerzos para el desagüe debieron ser considerables. La existencia de un plano con un sifón de desagüe en esta mina denota los esfuerzos por continuar con su explotación, que se debió considerar prioritaria. Los planos de este sifón se recogen en el plano de la compañía 12-D, donde se especifica un proyecto, partiendo de una boca de galería de acceso a un pozo de 61, 955 metros transportaba el agua por tuberías y acequias el agua siguiendo el curso del río Jauto hasta más allá del molino del río Seco, en el Barranco Baeza, incluyendo una acequia hacia la alberca del molino. Este proyecto que debió llevarse a cabo, al menos en parte, a tenor de la existencia de los restos de una acequia junto al lecho del barranco. Según el proyecto original el desarrollo de la tubería era de 1825 metros y de acequias 1660 metros.

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Borrador de un perfil de la mina Carabinera, con varios sondeos y parte de las galerías, entre ellas la galería de la Huerta o la de San Teodoro. Se representan también algunas de las instalaciones de la mina.

Es especialmente interesante el testimonio que recogimos de dos empleados de Hierros de Garrucha que estuvieron trabajando en la preparación de la mina Carabinera para su explotación. Contaba Juan Antonio Jódar que él y Juan Girona estuvieron participando en los trabajos de desagüe previos a la explotación de la misma. Según este testimonio, se instaló una bomba y unas serie de canalizaciones por las que se extraía el agua del pozo maestro, que estaba completamente inundado. A pesar de los esfuerzos, no se conseguían desecar las labores hasta que se dieron cuenta que, aunque el agua se vertía en el Jauto, ésta se volvía a filtrar en el subsuelo y volvía a las galerías. Lo solucionaron dirigiendo el agua más abajo en el Jauto, evitando así que se filtrara a la mina. De esta manera consiguieron desaguar la mina.

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En las galerías que conecta con los dos pozos principales de la mina se observan todavía parte de los trabajos de Hierros de Garrucha para el desagüe de la mina Carabinera.

En esta mina encontramos todavía los restos de una balsa, las del pozo maestro con los restos de la caseta que albergaba la máquina de vapor, el depósito del cargadero, las ruinas de las oficinas, talleres, etc. Llama la atención los restos de las instalaciones de la parte superior de la misma:

En la parte superior de Carabinera, se observa esta curiosa balsa con diversas subdivisiones internas, conectada por un conducto con la caseta ubicada en la parte superior. Da la impresión de tratarse de un lavadero de lodos, para extraer las pequeñas partículas de mineral que contenía. Podría tratarse también de parte del antiguo sistema (o sistemas) de desagüe, aunque en ese caso desconocemos qué función podrían tener estas estructuras junto en la parte superior de la mina.

ACCIDENTES Y CONDICIONES DE TRABAJO EN LA MINA CARABINERA

Las informaciones publicadas en los periódicos nos dan también información sobre los accidentes acaecidos en esta mina y también algunos datos interesantes sobre las condiciones de trabajo en la misma, que debían ser extrapolables a los de las otras minas. En 1908 un desprendimiento en esta mina dejó herido a un «muchacho» (un niño trabajador) llamado Ginés Balastegui Jódar (La Independencia, 2 de septiembre de 1908). No tuvo tanta suerte el minero Antonio Contreras Caparrós, que encontró la muerte en un desprendimiento de terrenos en esta mina el 14 de agosto de 1911 (La Independencia, 19 de agosto de 1911). Esta muerte tuvo como consecuencia, seguramente no deseada, la visita del Ingeniero jefe de Minas, para la elaboración de un informe sobre esta muerte. Desconocemos más al respecto.

Pero sin duda, uno de los documentos más excepcionales sobre esta mina se publicó en El Radical de 9 de Mayo de 1911. Dado su gran interés, lo reproducimos tal cual se publicó:

TRABAJOS DE LA COMPAÑÍA DE AGUILAS.
ABUSOS EN LA MINA “CARABINERA”

-Injusto, cruel é inhumano, es el tratamiento á que someten á los niños en la mina “Carabinera”. Cuando sus débiles miembros, ya cansados por el constante trabajar –ficgaan—(¿flaquean?), brutales puñetazos, crueles bofetadas, indignos correazos descargados sobre sus cuerpos, les hacen avivar la marcha en la tierra sin que sus ayes lastimeros hagan mella en la conciencia del vigilante que ejecuta acto tan brutal y canallesco.
¡Pobres criaturas, seres desgraciados que apenas si nacéis, empezáis a padecer la injusticia de unos cuantos hombres que se enriquecen á costa de vuestro martirio!
¡No es estraño, que mañana os reveléis contra vuestros bárbaros opresores!
-Pero, el Ingeniero Director ¿no pone coto á tanta barbarie? Me preguntaron.
-El Ingeniero se entera y hace oídos de mercader. Pero no es eso todo. Por comodidad de los encargados de hacer entrega de las chapas, estas se recogen por la tarde, dando esto lugar á un enorme abuso; pues el pobre que tiene la desgracia de olvidarse de recogerlo cuando la voluntad de los mandones dispone, pierde un cuarto día, es decir, que el que trabaja una noche entera, si la tarde antes al entrar á la mina no recogió su chapa correspondiente, sin que le valgan quejas y esté justificado el haber trabajado toda la noche, por la lista que lleva el vigilante pierde sin remisión un cuarto.
-Tu exageras.
¡Exagerar yo! Pues escucha: Ha varias noches nacimos de nuevo unos cuantos obreros de “Carabinera”.
-Cuenta, cuenta.
-Pues verás: Fuimos avisados para cenar, según costumbre. Para salir de la mina á la calle hay que subir por una trancada mal construida, donde apenas puede uno poner los pies en firme por la estrechez de sus escalones y lo resbaladizo de la mina que conduce á una galería designada con el número 2; y como en referida mina hay agua en abundancia en este sitio nos detenemos para secarnos ó mudarnos de ropas y efectuada que es esta operación, marchamos á la cena.
La noche á que me refiere, al regresar de haber comido, nos encontramos reundida la galería donde momentos antes habíamos cambiado de ropas y enterrados, en los escombros, los trajes que nos quitamos para salir. Y esto ocurrió en el paso de todo el relevo.
-¿Y como un sitio tan frecuentado estaba tan falso?
-Toma, porque allí no había hierro y es infructuoso el gasto invertido en hacer consistente el terreno, y como si ocurren desgracias, paga la Compañía de Seguros, de ahí que nada importe a la Compañía explotadora.
-Pues conforme me has relatado los hechos irán a la prensa.
-Gracias por tu bondad y hasta muy pronto.
Transcribiendo fielmente las palabras del compañero, he cumplido con un deber y seguramente su publicación ha de dar motivo á que otras personas más cultas y pudientes que yo, ¡pobre dependiente del pico y la pala! Aboguen para evitar tanto abuso.
El duende minero.

¿SE CONOCE EL ORIGEN DEL NOMBRE DE ESTA MINA?

Finalmente, pero no menos importante, voy a hacer referencia a una interesante historia que nos ha llegado vía tradición oral. Son datos difícilmente comprobables, pero considero que son datos de gran importancia porque en cierta manera nos muestra el impacto que la riqueza mineral que escondían estas montañas podía tener sobre los pobladores de la zona. Sé que sería pretencioso comparar esta historia con las surgidas alrededor del descubrimiento del filón del Jaroso, pero me pregunto hasta qué punto proliferaron por esos entonces estas historias de enriquecimientos más o menos rápidos por fantásticos descubrimientos de ricos filones de mineral.

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Como se observa en el perfil de esta mina, el filón de mineral solo aflora a la superficie en una franja de terreno junto al río Jauto. Quien fuera que descubriera esta capa de mineral de hierro, de bastante buena calidad, lo hizo gracias a este pequeño afloramiento.

La historia nos la aporta Vicente González, una historia transmitida por su bisabuela Doña Matilde Orozco Gallardo, cuyo padre político, Don Diego González Haro tenía la costumbre de frecuentar la zona donde posteriormente se demarcó la mina Carabinera. El caso es que Diego (a) el carabinero fue el que descubrió el filón de hierro en esta montaña, por lo que se le puso el nombre de Carabinera en honor a su descubridor. Diego vendió su descubrimiento, supuestamente a don Ginés Orozco Segura, a cambio de un tarro de monedas.

Gines Orozco

Ginés Orozco Segura (Retratos, tomo IV, Jean Laurent, Museo de Historia de Madrid)

Vicente nos aporta información sobre el que se cuenta que fue descubridor de esta mina: Don Diego González Haro nació en Turre en 1856, se desposó con Doña Catalina Piñero Jódar con la que tuvo un hijo, Don Alonso González Piñero, que afirman fue a trabajar a una mina cercana a Melilla, en Segangan. Según nos relata nuestro amigo, su bisabuela comentó lo difícil que era el trabajo en la mina, y se acordaba de varias catástrofes, una de las cuales ocasionó muchas muertes y que la dejó muy tocada.

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Panorámica de los restos de la mina Carabinera junto al río Jauto. Nada delata, aparentemente, la existencia de grandes reservas de mineral de hierro.

Estas historias que nos relata Vicente González concuerdan perfectamente con lo que conocemos del primer periodo de minería en Bédar, incluyendo la emigración de muchos de estos mineros a las minas del norte de África. Sin duda, la terrible catástrofe que ocasionó tantos muertos y de la que se horrorizaba Doña Matilde se correspondería con la ocurrida en la mina San Manuel en 1906, que ocasionó una gran consternación y miedo entre la población. No deja tampoco de llamar la atención que quien cuenta esta historia se apellida precisamente Orozco, como el registrador, ¿casualidad?

Claro que si tenemos en cuenta que el primer registro se realizó en 1857 y que Don Diego González nació en 1856, es imposible que fuera el descubridor del filón de Carabinera. Sin embargo, y teniendo en cuenta otras historias que nos han llegado vía «tradición oral», aunque los hechos de la historia se suelen mantener más o menos inalterados, es la escala temporal lo que más se altera, sin duda porque las buenas historias nunca mueren y no sería de extrañar que en esta tierra no solo sean los «alias» los que se heredan, también podría pasar lo mismo con las buenas historias.

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