Tocaremos hoy un tema bastante poco conocido por la gente en general, en lo que concierte a hallazgos numismáticos. Cabe decir que no se trata de piezas muy consideradas hasta el momento (numismáticamente hablando), pero es indudable su interés como reflejo de un periodo muy determinado.
Nos basaremos en dos piezas numismáticas halladas, cómo no, en Bédar. Es muy posible que alguno de los lectores haya visto, o incluso encontrado, alguna de estas monedas en algún bancal o tras algún movimiento de terrenos.
Los resellos o contramarcas se han utilizado con mucha frecuencia, por motivos muy variados: para certificar la autenticidad, alterar el valor nominal, dar validez legal…
En España, en los territorios dependientes de la Corona de Castilla, son conocidos los resellos sobre la moneda de vellón (cobre y plata) que circuló en el siglo XVII, durante los reinados de Felipe III y Felipe IV. Estos resellos son el reflejo de los apuros económicos que sufría un Estado acosado por las deudas.
En 1586, en tiempos de Felipe II, comenzaron a producirse monedas en una nueva ceca en Segovia, en el conocido como «el Ingenio». Con esta moderna maquinaria, a base de molinos hidráulicos, se producían monedas más perfectas que las realizadas a martillo, sistema que se mantuvo en el resto de cecas. Las monedas de vellón que se emitían cada vez contenían más cobre y menos plata, llegando a producirse monedas únicamente de cobre.
Felipe III heredó de su predecesor una situación financiera ruinosa, por lo que tuvo que seguir con las emisiones de baja ley. Sin embargo no fue suficiente con eso, también se procedió a reducir el tamaño y peso de las piezas en 1602. Debido a esto, la moneda anterior era más valiosa, y se procedió al resellado de las mismas para aumentar su valor. Las de dos maravedís pasaron a valer cuatro y las de cuatro, ocho. Esto se llevó a cabo no sin muchas protestas, pues se entregaba moneda vieja de vellón a cambio de moneda sin ley y de peso más reducido.
Los problemas financieros continuaron, de manera que continuaron estas manipulaciones monetarias durante el resto del reinado de Felipe III y el de su sucesor, Felipe IV. De esta manera las monedas se sellaron y resellaron en diversas ocasiones (1642, 1643, 1651, 1654…) en un caos monetario que llevó a que algunas monedas quedaran totalmente desfiguradas por los diversos sellos.
En no pocas localidades es frecuente encontrar «resellos» de este tipo. Teniendo en cuenta que cada resello se aplicó a unas monedas concretas y años concretos, y dado que muchos resellos llevaban la fecha y la ceca, son sin duda monedas de gran interés para estudiar esta convulsa época. Los resellos podían ser en solo una cara de la moneda o en ambas.
Veamos, pues, los ejemplos de Bédar y los datos que obtenemos de ellos:
Esta moneda fue hallada en los terrenos de cultivo cercanos a Bédar, posiblemente en el pago de Jamontar. Se trata de una moneda de buena factura, lo que nos dice que fue fabricada en «el Ingenio» de Segovia. Esta bonita pieza tiene la característica de que se puede ver la moneda «base», a pesar de los resellos, y podemos comprobar que se trata de una moneda de dos maravedís de Felipe III (Philippvs III) de 1601. En cuanto a los resellos, observamos claramente un resello de cuatro maravedís (IIII) y otro de seis (VI). Sabemos que resellos con un IIII se hicieron en los años 1603 (con una corona en la parte superior y la inicial de la ceca debajo) y 1654-5 (llevaba estampado en la parte posterior la fecha). Por la falta de algunos elementos, no sabemos de cual de los dos «IIII» se trata, la ausencia del sello posterior parece indicar que es de 1603, aunque parece que el de «IIII» se superpone a la de «VI». Por otro lado, el resello de VI es más claro, con punto superior y ceca -G- de Granada, con su correspondiente resello posterior que debería indicar un «1641» coronado (se aprecian solo la corona, el primer 1 y parte del 6).
La segunda moneda que vamos a comentar fue hallada en un bancal junto a la «Pecera» (para quien no sea de Bédar, se encuentra más o menos por la Balsa Alta, por encima del pueblo):
Se trata de una moneda acuñada a martillo (tosca y con bordes irregulares). Presenta tantos resellos y está tan desgastada que no se aprecia nada de la moneda original. En una de su caras se ve claramente un resello de ocho maravedís (número arábigo). La otra cara es completamente caótica y solo se distingue un resello «VI» y otra vez un «8». Este «8» se aplicó en diversas monedas durante los años 1651-2.
Es decir, se trata de monedas que circularon por Bédar al menos entre 1641 y 1652 (en adelante). Es una fecha posterior a la expulsión de los moriscos tras la guerra y tras el tardío repartimiento de Bédar y Serena (1575). Sin embargo eran tiempos muy difíciles, la repoblación de Bédar y Serena no fue fácil a causa de la gran inseguridad que reinaba en la zona y el miedo a los ataques de los piratas berberiscos. Según se informa en el asiento para la explotación de las minas de plomo del Pinar de Bédar (desde 1613), cuyo mineral se llevaba a Bédar para ser lavado y fundido, se indica claramente que Bédar estaba despoblada: se llevan los metales á media legua dellas á un despoblado que llaman de Bedar, donde hay abundancia de agua para las fundiciones y lavaderos. Estas minas estuvieron activas, al menos, hasta 1629.
Se trataría, pues, del numerario utilizado por los primeros repobladores de Bédar…
Animo a quien haya encontrado y tenga monedas con estas extrañas marcas que se anime a investigarlas
Preciosas monedas, me recuerdan a algunas que he visto en la tienda de numismatica Intercove alguna vez. Saludos.