Hoy vamos a hablar de otra de las minas de El Pinar de Bédar, una de las poco conocidas. Se trata de una de las minas propiedad de la sociedad del industrial Manuel Agustín Heredia, que comenzó a realizar registros en Bédar en 1849, mediante su representante Francisco Javier Méndez de Sotomayor, un teniente coronel retirado.
Firma de Javier Méndez de Sotomayor, procedente de un documento de 1850
Aunque inicialmente se afirmaba que la empresa de Heredia sería la que llegó tuvo mayor actividad extractiva en El Pinar en estos inicios de la minería moderna, hoy sabemos que no es así. Todo parece indicar que fue la empresa minera Filantropía, de la familia Orozco, la que acaparó las minas más ricas de El Pinar. Pero la historia fue más compleja de lo que parece, pues otras compañías se formaron alrededor de las primeras concesiones mineras, que empezaron a registrarse a partir de 1843, a causa de la crisis que comenzaba a afectar a la minería de la vecina Sierra de Almagrera. De esta primera época poco sabemos, salvo que parece que hubo una importante participación de mineros locales. Parte de la poca información de la que disponemos de esta primera época procede de los archivos de la familia Berruezo, la primera sociedad minera de la que tenemos noticias es la que explotaba las minas tituladas San Sebastián Triunfante, Consuelo y Observación, según se indica en un documento de mayo de 1843 (archivo familia Berruezo).
En otro de los documentos se menciona la Sociedad Constancia (1949, archivo de la familia Berruezo), que incluía alguna de las minas más conocidas de El Pinar: Justicia, Suerte, Verdad, Amparo y Ley. En esta sociedad nos encontramos como socio a Francisco Javier Méndez de Sotomayor, por lo que sus actividades mineras no estaban solo ligadas a la empresa de Heredia.
Plano de situación de la concesión de Dos Hermanas, junto a la de Reformada, en el paraje conocido como de los Cerrillos de San Antonio el Alto.
Sabemos que la Sociedad Heredia estuvo en actividad al menos desde 1849, en minas que tenía arrendadas a Juan Antonio Orozco Baño. En 1852 la Sociedad Heredia demarcaría las concesiones de Dos Hermanas y Heredia, y con posterioridad adquiriría o arrendaría la de Suerte (desconocemos si la misma mina que la que era propiedad de la sociedad Constancia).
Concesión de Dos Hermanas, fotografías realizadas en 2004, antes de la «gran destrucción».
Todo parece indicar que las minas de esta sociedad no eran las más ricas de la zona, siendo Filantropía la que se había hecho con las propiedades más productivas. En concreto, en la mina Suerte se describe un tipo de yacimiento de galena que los mineros llamaban cacaruca, localismo que viene a significar “algo difícil de realizar”. De hecho, los mineros conocían esta concesión de Suerte como La Caracuca. Se referían sin duda a la presencia de pequeños cristales de galena diseminados, muy difíciles de separar de la roca y concentrar, pero que aún así fueron objeto de explotación.
Antiguo candil tipo «Almadén» hayado en 2008 en una de las pequeñas minas, de nombre olvidado, que se pueden encontrar en Dos Hermanas. Tanto el tipo de candil, como los métodos de explotación utilizados en esta mina (barrenos de pólvora), eran los utilizados durante la segunda mitad del siglo XIX. De la misma manera, se extraía un mineral formado por pequeños cristales de galena que tapizan las rocas, que se corresponderían con el mineral conocido como «caracuca».
Pero sin duda, el documento que indica que las minas de Filantropía contenían más y mejor mineral es el encontrado en el Archivo Municipal de Vera, del año 1850: Interdicto de Don Pedro Mª Orozco en nombre de la Empresa minera titulada Filantropía contra Dn. Francisco Javier Méndez de Sotomayor, representante en esta ciudad de Don Manuel Agustín Heredia de la de Málaga. En él se describe como a finales de 1850 la sociedad Filantropía plantea un interdicto contra la el representante de la sociedad Heredia, acusándolos de haber ordenado a sus mineros partidarios extraer mineral de sus minas No ganamos para sustos y Bien estar, habiendo transportado ciento noventa y siete arrobas de mineral de garbillo hacia su almacén.
Concesión de Dos Hermanas, 2004. Galería y escombreras de diferente tamaño, lo que indica la utilización de un procedimiento de triturado y, posiblemente, de lavado.
Entonces la explotación minera era muy precaria y «a partido». Los mineros buscaban el mineral donde podían, dentro de los límites de las concesiones de la sociedad para la que trabajaban, sin dirección facultativa alguna. El mineral que extraían, que entonces era todavía obtenido por medio de garbillos (mineral menudo garbillado), era transportado hacia el almacén que cada compañía disponía en la Sierra de El Pinar (que en el caso de la sociedad de Heredia creemos que pudo estar en la concesión Heredia, en la Gamberra). Los mineros cobraban según la cantidad extraída, y dicho mineral se guardaba hasta el fin de la varada, momento en el que se transportaba a las fundiciones de la costa para su venta. No hay que decir que este sistema de explotación suponía un gran riesgo de accidente para los mineros, pues muchas veces se aventuraban por peligrosas galerías, sin supervisión alguna, en busca de algo más de mineral. La presencia de poco mineral en estas minas de Heredia explica el por qué de este curioso «robo» de mineral en las concesiones Bien estar y No ganamos para sustos, ubicados en el barranco de San Manuel, junto a la de Suerte.
Antigua alpargata de esparto y tela olvidada dentro de una galería. Pudo pertenecer a un minero o a alguien que visitó la mina posteriormente.
En los años sesenta, Guillermo Huelin reunió un grupo de minas en el Pinar para abastecer las fundiciones de la costa. Incluía, como cedidas, las tres concesiones que entonces eran propiedad de Heredia (Suerte, Heredia y Dos Hermanas), luego reunidas en la Sociedad Minas de plomo de Pinar de Bédar (junto con minas de la sociedad Filantropía) para pasar a ser propiedad de la Compañía de Águilas.
Escombreras de roca menuda, se observan también estructuras en mampostería seca en la concesión de Dos Hermanas (2004). Estos restos implican procesos de triturado y posiblemente también de lavado. Aunque los documentos de 1850 nos hablan solo de mineral «de garbillo», el lavado del mineral se instauró entre los procesos de extracción de mineral antes de la llegada de la Compañía de Águilas, inicialmente con sistemas muy sencillo de lavado con cribas. Posteriormente, y especialmente durante el periodo de los partidarios de la Compañía de Águilas, el lavado de mineral se convirtió en la única forma de extracción de mineral, dado lo menudo de las partículas de galena. El agua se convirtió en imprescindible para la explotación de estos yacimientos.
La concesión de Dos Hermanas fue demarcada en el paraje conocido como de los Cerrillos de San Antonio el Alto. Los restos mineros que se podían observar en esta zona, como se puede observar en las fotografías, se correspondían con lo que debió ser este tipo de explotación anárquica: pequeñas minas con numerosas bocaminas y pequeñas escombreras de mineral. No debió ser muy importante la actividad en esta zona durante la etapa de explotación con la Compañía de Águilas, no se vio afectada por los grandes trabajos de esta Compañía ni tampoco forma parte de las concesiones que sabemos fueron repartidas entre los partidarios que trabajaban para la Compañía de Águilas. Pero dada la intensa actividad extractiva en estas minas tampoco se puede descartar que se realizaran trabajos en épocas posteriores, entre los que incluimos lo que parece un intento de asegurar el suministro de agua hacia la concesión de Convenio, aunque no podemos asegurar en qué época se perforó esta galería.
2010: Obras de conducción de agua por medio de una galería. Como era imprescindible contar con agua para las tareas de lavado, muchas zonas de la sierra no se explotaban debido a la falta de conducciones para hacer llegar de este elemento a las minas más alejadas de los pozos de agua, según se explica en documentos de época de la Compañía de Águilas. No descartamos que se trate de trabajos realizados por la Compañía de Águilas durante la primera época para instalar lavaderos en la concesión Convenio o que fueran posteriores para asegurar el suministro de agua para la explotación por parte de los partidarios de esta Compañía. La falta de documentación al respecto nos impide saber más, pero los restos indican claramente un sistema de transporte de agua hacia esta concesión.
Más tarde, en 2008, las excavadoras arrasaron con casi la mayor parte de los restos mineros que quedaban en esta concesión, por lo que lo que nos queda de esta mina son las diversas fotografías que acompañan este post, aunque la urbanización prevista quedó abortada por la crisis, generando el paisaje post apocalítico de calles con farolas sin casas que podemos observar hoy en día. Lo que es muy difícil de entender es como se permite que se construyan viviendas en zonas mineras como ésta, con más de 70 años de intensa actividad, con multitud de galerías desconocidas que nunca fueron recogidas en planos.
2008: Las excavadoras acaban, en pocos meses, con más de 100 años de historia minera en El Pinar.