El origen de Bédar y Serena

Podríamos acabar rápidamente esta parte de la historia con un sencillo: «se desconoce». Así es, no se conoce cuando se fundó, ni siquiera de donde proviene el nombre del pueblo. Lo mismo pasa con Serena, que fue un pueblo independiente en el pasado. Desde no hace mucho tiempo, y ante la necesidad que suelen tener todos los pueblos y ciudades de disponer de un «origen» para reforzar su identidad, surgió una explicación «histórica» que suple esta tremenda carencia: el nombre viene de un influyente personaje hispano-árabe llamado «ben Beder» (hijo de Beder) que dio origen al nombre. Nadie sabe de donde surgió esta curiosa historia, pero no deja de ser un simple mito, inventado sí, pero que sirve de refuerzo identitario para los bedarenses y de inspiración para asociaciones y grupos de la localidad.

Sin embargo hay hipótesis al respecto mucho más fundadas. La que más fuerza tiene es sin duda la planteada por Juan Grima Cervantes en su libro «Turre  Historia, cultura, tradición y fotografía». Durante la época romana y tardo-romana la población de lo que después será la tierra de Vera estaba ubicada principalmente en núcleos de la costa y cuencas de los ríos Aguas y Almanzora (Baria, Cadima, Roceipón y Mojácar la Vieja). Estos pueblos empezaron a declinar, acabando despobladas, mientras aparecían poblaciones situadas en la sierra. Juan Grima expone los factores que propiciaron el abandono de estos núcleos y la aparición de asentamientos situados en las sierras circundantes. Según este autor en el siglo III se inicia una crisis con el declive de la esclavitud, la ruralización de la zona y expansión de la gran propiedad, la llegada de los bárbaros tras la caída del Imperio romano de occidente y la posterior ocupación bizantina de la zona. La crisis afecta especialmente nuestra comarca, prolongándose y siendo de especial relevancia entre los siglos VIII y XIII bajo el dominio musulmán. Fue en este periodo cuando se fundan las poblaciones situadas en la sierra, como Bédar, Serena, Cabrera y Teresa.

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Es decir, los diferentes pueblos aparentemente «escondidos» en las Sierras de Bédar y Cabrera fueron fundados por mozárabes que huían del peligroso valle, eligiendo los puntos de la sierra con disponibilidad de agua. En este sentido se han recogido algunas palabras en Bédar de origen mozárabe (cristianos que siguen profesando su fe bajo dominio musulmán),como por ejemplo la forma payuelas (viruelas) o el topónimo Fornos. La recogida de estas palabras la debemos, entre otros, a Joan Corominas, famoso filólogo español que estaba casado con Bárbara de Haro, nacida en Bédar y a la que debemos que el filólogo y etimólogo catalán recogiera otras palabras singulares utilizadas en Bédar, como son latonero, présul, figüelo, sólsa, etc.

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Los mozárabes de Bédar y Serena se marcharon seguramente durante el año 1125 durante la incursión del rey aragonés Alfonso I el Batallador, y los que no huyeron con él fueron expulsados como venganza por los almorávides. Los nuevos pobladores musulmanes del pueblo son los que hicieron la Bédar que conocemos, los sistemas de riego en terrazas, las norias, las acequias y balsas… pero esto lo trataremos en un capítulo posterior de esta breve historia de Bédar y Serena.

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Pero cuando se analizan los pocos datos o apreciaciones sobre el origen etimológico de los topómino «Bédar» y «Serena», nos vamos bastante atrás. Así tenemos un posible origen íbero del nombre:  Bédar significa “hierba”,”hierbas”,”herbazal” en íbero y comparte raíz etimológica con la palabra vasca “bedartz” (=”hierba”,”herbazal”). Pero en este sentido una voz tan autorizad como es Joan Corominas propone que viene del íbero-vasco (“bide/beda”) “camino” y cita precisamente como ejemplo el pueblo de Bédar. Joan Corominas y Josep María de Casacubierta escriben en su Onomasticon Cataloniae que las terminaciones átonas -ar y -al están muy extendidas en la toponímia que se considera ibérica. En cuanto a Serena, Tapia Garrido apunta en su Historia General de Almería y su provincia que Schulce cree que Serena es un derivado del latín Serius. A este respecto hay que decir que Bédar no siempre se ha escrito tal cual. A mitad del siglo XIX no era raro verlo escrito como «VEDAR», e incluso en un documento de 1495 se refieren al pueblo como «VIDAR» (Un padrón de los mudéjares de la «Tierra» de Vera en 1495. Victoriano del Cerro Bex, Chronica Nova 11, 1980, 57-87), lo cual no deja de recordar el «bide» que indica Corominas como origen del nombre.

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Tanto la hipótesis del desplazamiento de mozárabes hacia la sierra como el presumible origen que indica el estudio etimológico de los nombres no han de ser necesariamente excluyentes. Pequeños núcleos ya existentes de cristianos en la Sierra, cercanas a las fuentes de agua o a las minas, podrían haber recibido un aporte extra de población mozárabe procedente del valle. En todo caso, sería necesario esperar a nuevos hallazgos documentales o arqueológicos que puedan arrojar luz sobre estos aspectos. Un hecho cierto es el descubrimiento y descripción de varias tumbas posiblemente de época argárica en varios puntos del municipio, lo cual no es de extrañar dada la cercanía de importantes núcleos de población durante este periodo (Antas está muy cerca), además de la existencia de minas de cobre en El Pinar de Bédar, conocidas desde antiguo. Entre los enterramientos que se describen en el artículo “Los enterramientos de las fases iniciales en la Cultura de Almería”, de 1981 (escrito por Pilar Acosta y Rosario Cruz-Auñón) se habla de un sepulcro de planta simple circular, tapado con losa de un metro de diámetro con restos humanos hallado en Los Gallardos y de “sepulcros sin especificar planta ni técnica constructiva” ubicados en la Cañada de Los Collados, en Bédar. Las primeros sepulcros se sitúan en el neolítico antiguo y las de Bédar en el neolítico medio, es decir, nos remontamos ya al periodo comprendido entre el neolítico antiguo hasta la cultura de los Millares.

Y hasta aquí este capítulo. Desde luego no podemos acabar sin acordarnos de nuevo de alguien muy querido… sí, nuestro ilustre diputado (almeriense) del PSOE José Luís Sánchez Teruel, que tuvo a bien votar en contra de una excavación de emergencia en el yacimiento de El Argar de Antas. Gracias a él y a sus amigos diputados que también votaron en contra, no podremos disponer de un atractivo turístico de primer orden como lo sería un poblado argárico de la talla de El Argar preparado par ser visitado. Eso sin contar las maravillas arqueológicas que sin duda esperan en ese yacimiento a ser rescatadas. Una pena. Y todo porque no pueden aprobar nada que venga de sus archienemigos del PP, como si la política fuera un juego de niños, aunque esto suponga un claro perjuicio para sus convecinos. Pero tranquilos, que nos han prometido sacar brillo a las piedras del yacimiento para que se vean bien (ojo, solo si están descubiertas parcialmente, de cavar nada de nada, que es muy caro) e indicar en las carreteras cercanas que allí hay algo que no podemos ver… como el indicador de Bédar al castillo de los Moros, que no lleva a ningún sitio. En fin ¡gracias José Luís!

jlst

José Luís Sánchez Teruel.

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