Los enigmas sobre el origen del «castillo de los moros» de Bédar.

castillo de bedar

 

El «castillo de los moros» o «castillico de los moros» es uno de los elementos patrimoniales más importantes de Bédar, también es uno de los más misteriosos. Era uno de los lugares favoritos a los que acudir, de pequeños, a la búsqueda del tesoro que todo castillo que se precie debe necesariamente guardar.

 

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A falta de un estudio arqueológico reglado, desconocemos cuando fue construido, aunque sí que conocemos como fue su final. El castillo fue derribado en 1488 tras la entrega de la pedanía a los Reyes Católicos por parte de El Macarche, se pretendía evitar de esta manera que fuera utilizado en caso de rebelión.

Se consideró su construcción en época del reino nazarita de Granada, concretamente durante del periodo del rey Muhammad V (siglo XIV) periodo en la que el «iqlim» de Vera se convirtió en la frontera con los reinos  cristianos, tal y como ocurrió con el castillo homólogo de la vecina Serena.  Sin embargo el «redescubrimiento» de las pinturas de la Balsa Alta, que pudieran datar del siglo X-XI, hizo que se empezara a dudar seriamente de esta suposición. La construcción del «castillico» de Bédar podría ser mucho anterior. No es un tema baladí, la historia de este castillo puede ser muy bien la de la misma Bédar, de la que se desconoce también el origen.

 

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Fragmento de cerámica esgrafiada al manganeso procedente del castillo de Bédar (siglos XIII-XIV). El fragmento presente una decoración epigráfica, con lo que parece el final de la palabra «Al-Gibta» (la Dicha).

 

La presencia de numerosos fragmentos de cerámica esgrafiada al manganeso, una cerámica típica de los siglos XIII y XIV, podrían asociarse sin problemas al periodo nazarita, aunque no deja de sorprender la cantidad de fragmentos hallados en un castillo o «hisn» rural, pues se trata de un tipo de cerámica considerado de «lujo» y más típica de zonas urbanas. Los motivos decorativos representados son los típicos producidos en esta zona del levante, incluyendo decoración epigráfica. Esta cerámica podría datar también de época de la invasión almohade (siglo XIII).

Poco a poco han ido apareciendo más objetos que fueron hallados en este castillo, y a cada nuevo objeto estudiado, más antiguo se nos antoja el origen. El hallazgo de unas pinzas utilizadas para realizar pequeñas intervenciones médicas pueden incluirse también en el periodo nazarita.

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Amuleto de plomo monetiforme procedente del castillico de Bédar. En el anverso se representa el sello de Salomón o hexalfa (estrella de seis puntas) rodeada de círculos. En el reverso se representa la sura 112 del corán, la sura de la adoración pura. El amuleto presenta perforaciones practicada para poder fijarlo a la ropa. Según las creencias, estos elementos representados dotaban al talismán de su poder protector. Podría datarse de época del Califato o de las primeras taifas.

 

Sin embargo, ha sido el hallazgo de un amuleto de plomo, del tipo redondo y portando un «sello de salomón» y, posiblemente, la sura 112 del corán (sura de la adoración pura) en su reverso, la que nos traslada ya el origen de este castillo hasta mucho más atrás, hasta la época de taifas o del mismo Califato (siglo X-XI). Hemos retrocedido ya hasta la época en que se considera fueron realizadas las pinturas de la Balsa Alta.

 

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Moneda de bronce procedente del castillico de Bédar. Muy desgastada, están marcados en verde los pocos relieves que se pueden apreciar de la moneda original, y en naranja el resello, una letra árabe, seguramente en referencia a Allah ( الله  )

 

Pero el hallazgo más perturbador es el de la única moneda que sabemos seguro que procede de este castillo bedarense. Lejos de tratarse de la típica moneda nazarí (un dirhem o un felus) como las del castillo de Serena, nos encontramos con una moneda casi irreconocible en el que se representa un busto de frente con armadura con un resello de una letra árabe que fisura la moneda, aplicada justo en lo que vendría a ser rostro del busto. Independientemente de que se trate de una moneda visigoda o bizantina (esta última opción parece la más plausible por el tipo de moneda), y sabiendo que el patrón monetario que predominaría en el Al-Andalus se estableció en el 720 d. C. con la reforma de Al-Malik, una moneda «reutilizada» por los musulmanes nos retrotrae a los primeros tiempos de la invasión, es decir, al siglo VII-VIII.

¿Qué más sorpresas nos deparará este castillo?

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