Desde la antigua mina de Bolduncar hasta el Hoyo Júpiter de Hierros de Garrucha, 5 siglos de historia de Bédar están relacionadas con la minería.
Casi 10 años de indagaciones sobre la minería de Bédar van dando resultados. Desde las primeras visitas de inspección a las minas, las visitas guiadas con viejos mineros como Antonio Imbernón hemos llegado hasta los planos de Emilio Ruiz, diferentes entrevistas, visitas a archivos personales y municipales, desde el archivo de la nobleza de Toledo hasta el archivo Histórico de Almería, la amable colaboración de importantes profesionales como Sánchez Picón, Pérez de Perceval Verde, Juan Grima, diferentes biliotecas, etc. Todo sin contar con el estudio arqueológico llevado a cabo en el Pinar por Paul Rondelez y toda la información adicional de contexto que puede aportar los estudios que actualmente realizan en la zona Christian Hibsch y su grupo.
En la fotografía superior: Galería de condensación y la chimenea de la fundición Carmen
Sin duda para mí lo más emocionante ha sido la exploración de las viejas galerías y la catalogación de todos los restos mineros. He explorado las galerías de Júpiter, Santa Catalina, Demasía a Sangunto, Carabinera, la Higuera, Reforma, Angustias, Silencio, San Antonio, Pobreza, Alarma… con el resultado de numerosos planos y diversos restos y artefactos rescatados de las profundidades, entre ellos un candil de aceite de finales del siglo XIX, un carburador de principios del siglo XX, barrenas, espuertas, traviesas… hasta incluso un viejo botijo de los que utilizaban los mineros para refrescarse en las calurosas galerías de la Higuera.
En la fotografía superior: entrada a una galería interior de una de las minas de El Pinar solo apta para niños.
Y sin duda, la zona que más sorpresas ha dado ha sido la zona minera de El Pinar, donde hay mucha más historia de la que nadie puede llegar a imaginar, con numerosas anécdotas y curiosidades.
Una de las conclusiones más importantes que se extrae de todo esto es que, a diferencia de lo que algunas personas se han empeñado en contar y en que nos creamos, Bédar no sufrió penurias infinitas por culpa de las minas, al contrario, si no fuera por las minas Bédar no solo es que no existiría como la conocemos, es que ni siquiera existiría. Un ejemplo: en 1872, de los 2.207 habitantes que había en Bédar, absolutamente todos los hombres adultos trabajaban en las minas de El Pinar, entre los cuales había muchos bedarenses dedicados a trabajos muy específicos relacionados con la minería como son los transportistas (había 300 animales de carga en esos entonces en el pueblo), péritos especialidados en tasar mineral, guardianes de almacenes, etc.
En la fotografía superior: interior de la mina La Mulata
Nos han querido hacer creer que durante las minas de hierro, los pobres bedarenses trabajaban casi esclavizados por los malvados propietarios de minas. Nada que ver con la realdiad, una proporción importantísima de mineros bedarenses trabajaba en las minas como partidarios a cuenta propia o en pequeñas empresas subcontratadas. Hubo sufrimiento y muertes, claro está, el trabajo en la mina nunca ha sido fácil, tampoco ahora lo es, pero no hubo más que las que en otras minas de la época. El verdadero sufrimiento y hambre vino cuando las minas entraron en decadencia y la gente tuvo que emigrar para no morir de hambre. La última compañía importante, la Unión Bedareña, contaba con poco más de 500 trabajadores, que sufrieron lo indecible la bajada de salarios y la definitiva marcha de las grandes compañías, lo que casi causa la definitiva desaparición de Bédar y que dejó impregnada la sensación de decepción y rencor contra ellas y, por añadido, contra la minería que tan desacertadamente nos han transmitido algunos en Bédar.
Aún así la abertura de Hierros de Garrucha renovó las esperanzas de los bedarenses y permitió sobrevivir al pueblo, pero el cierre definitivo de las minas dejó finalmente marcado a fuego entre muchos de los que no se marcharon ese rencor intratable que llevó a una implacable ley del silencio basada en el odio contra todo lo que tiene que ver con la minería. Con ese silencio me las tuve que ver y tuve que luchar contra ese rencor que rezumaba desde todas partes. Pero finalmente tras tanto tiempo, empieza a darse importancia a, ni más ni menos, 5 siglos de historia de Bédar. Así comienza a verse, muy tímidamente, la importancia que para el futuro tiene este enorme patrimonio.
Excursión realizada por Levante Sostenible en la ruta de las Tolvas, que ahora llaman de la minería y en la que repiten nuestras explicaciones.
Y tuvo que ser la crisis la que acabó con el espejismo del «progreso» de la construcción sin control. Durante las minas el dinero salió del subsuelo de Bédar y se marchó fuera, sin dejar apenas nada en el pueblo. Durante más de 20 años de progreso a base de ladrillo, lo que se ha vendido esta vez ha sido la superficie y, como pasó con lo que estaba debajo, el dinero se ha marchado y no nos queda nada. No hemos aprendido nada.
Aunque no es totalmente cierto que no nos haya quedado nada. Nos queda el patrimonio minero, centenares de restos y minas, caminos y paisajes que las decenas de casas que cubren la sierra sin orden ni concierto no han conseguido destrozar del todo. Hoy Bédar, a diferencia de lo que pasa con muchos pueblos degradados por la construcción enloquecida, conserva todavía su encanto de pueblo minero y de pueblo musulman con sus edcificios históricos, terrazas y sistemas de riego antiquísimos.
Fotografía superior: explorando la mina Júpiter, una visita no apta para cardíacos.
La única esperanza que tiene Bédar de sobrevivir es la de centrarse en su patrimonio y explotar la belleza e interés que todavía atesora. Aunque tarde y mal, nuestro actual ayuntamiento comienza a darse cuenta de esto (obligados por la crisis, no porque crean en ello realmente) y empiezan a hablar de sostenibilidad y eco-turismo, conceptos que hace escasamente dos años tachaban de utópicos e imposibles de llevar a cabo. De hecho, no han tenido mejor idea que copiar una de las rutas mineras que diseñamos, incluidas copias de nuestras explicaciones, aderezadas con información de la que hemos publicado en internet y diversas publicaciones… es decir, solo han utilizado un porcentaje ridículo de la información y datos de los que poseemos. Si con tan poco se ha hecho tanto, ¿alguien puede imaginar lo que se puede hacer con toda la información que todavía nadie conoce?
Y si no saco a la luz toda esta información es porque no me da la gana que la copien toda sin ni siquiera dar las gracias por parte de los que antes no querían ni oir hablar de minería y que ahora se llenan la boca con palabras como ecoturismo, rutas mineras y patrimonio arqueológico-histórico. Visto lo que han hecho con la poca información que sí hemos publicado, se lo tendrán que trabajar mucho más si realmente quieren seguir en esta línea y sobretodo tendrán que cumplir con mis condiciones, que solo tienen el objeto de asegurar que el beneficiado de todo esto sea la totalidad de los bedarenses y no los cuatro o cinco listillos de turno.
Porque estoy convencido llegará un momento en que los guías se dediquen a llevar a los turistas por alguna de las muchas rutas mineras que se pueden hacer, en que se explique a la gente donde estaba la mina de Bolduncar del siglo XVI o como los partidarios de El Pinar malvivían en cuevas mientras manipulaban antiguas máquinas artesanales de lavado de mineral, que hablen del proyecto del ferrocaril del Jauto, de las viejas minas de la risca de Juan Artero, la antigua Mina Grande o que expliquen las diferentes rebeliones, huelgas y tumultos que provocaron los bedarenses de entonces. Llegará un momento en que las casas rurales dispondrán de una batería de ofertas de actividades culturales exclusivas(sin contar con otras bazas importantes de las que disponemos, como la tortuga mora), llegará un momento en que los vendedores de recuerdos harán negocio con muestras de minerales, publicaciones y demás productos…
Y, por qué no, estoy seguro que algún día volveremos a ver las viejas locomotoras 030T en Bédar como ésta que fotografíe en Mieres durante un congreso al que fui a hablar sobre Bédar:
Me dirán ustedes que estoy soñando y que no voya a conseguir nada. Pero hace 10 años también me dijeron lo mismo… y por supuesto no hice caso.
Me ha encantado este post Juan Antonio. Es cierto que no hemos aprendido nada, pero es que a algunos hay que hacerles ver las cosas como hizo Kubrick en la Naranja Mecánica.
Espero verte pronto y hacer alguna visita a las minas.
Manu