Dado el interés que ha generado el tema de los fósiles que se pueden encontrar en la zona, vuelvo a mostrar algunos de los fósiles de mi colección.
Como siempre y antes de nada, aviso de nuevo que ni soy experto en el tema ni lo pretendo, así que hay que poner todas las reservas posibles en cuanto a las identificaciones que hago, que marcaré convenientemente con los correspondientes signos de interrogación. Solo en las pocas ocasiones en las que estoy seguro de los especímenes que muestro, en esas ocasiones (y solo en esas ocasiones) me atreveré a indicar la especie.
Los fósiles que muestro proceden del barranco Baeza, en plena sierra de Bédar y de los terrenos cercanos a la pedanía de Los Giles. Son zonas fosilíferas del Pleistoceno ya conocidas, mezcladas con icnofósiles. La diferencia entre los fósiles del barranco Baeza y Los Giles es que los procedentes del segundo todavía presentan en muchas ocasiones ese aspecto nacarado, mientras que las del barranco Baeza, ubicadas a mucha más altura (360 metros o más sobre el nivel del mar), están sustituidas completamente por roca.
Me consta que hay algunos que tienen colecciones mucho más grandes y mejores que la mía, si alguien se anima a enviarme fotos de sus ejemplares, gustosamente iré poniéndolas en el blog. Cualquier corrección o indicación sobre la información que aporto será más que bienvenida.
Como curiosidad, todavía recuerdo que había una especie de «ostra» bastante grande, que se podía encontrar en los Giles, muy utilizada como decoración. Todavía recuerdo enormes conchas fósiles en los recibidores de las casas, y todavía debe quedar alguna. Yo me he atrevido a clasificarlas en el género Hinnites y, desgraciadamente, la zona donde se encontraban desapareció bajo la autopista, pero conservo algunos ejemplares.
Pasemos a las fotos…
Ejemplo de las enormes «ostras» de Los Giles utilizadas como decoración, posiblemente del género Hinnites (¿?). Ésta es una de las pequeñas, de 15×10 cm.
Otra de estas enormes conchas de braquiópodo (16×13 cm), no era lo suficientemente vistosa como para ser «expuesta», pero si muy útil para mantener las puertas abiertas y que no se cerraran con el viento.
Tres ejemplares fósiles de Ostrea lamellosa procedentes del barranco Baeza. Recuerdo que este fósil en concreto era el que íbamos a buscar de pequeños al baranco Baeza, rivalizando en ver quien encontraba el fósil más grande y bonito. Los había realmente grandes, pero era muy raro encontrar especímenes completos. Estos son tres de los mejores, con ambas valvas y de tamaños de 10×11, 8×10 y 7×9 cm respectivamente.
Este fósil es una auténtica preciosidad. Procede también del barranco Baeza y fue una verdadera sorpresa, tan acostumbrado como estaba a encontrar solo Ostreas lamellosas. Es de 18×20 cm y debe pertenecer al género Chlamys(¿?), aunque no lo tengo muy claro.
Los fósiles que más abundan en Los Giles y Los Gallardos son del género Pecten y Chlamys. Pueden parecer todos iguales, pero a poco que nos fijemos iremos descubriendo muchas diferencias. Clasificarlos en sus especies correspondientes ya es un poco más complicado para mí. Los ejemplares de la fotografía oscilan entre 2 y 3 cm de diámetro aproximado.
Tampoco es complicado encontrar bivalvos del género Spondylus. Este en concreto no es de los más grandes (9×8,5 cm), pero sí que está muy bien conservado y presenta toda la parte del umbo hundida, como si hubiera recibido un gran golpe, lo que hace especular sobre cómo acabo los días este organismo y qué o quién fue el que le ocasionó tan mortal golpe…
Esto que parece un mejillón gigante (y que llevó a fabular sobre su utilización en hipotéticas y gigantescas paellas), es un bivalbo del género Pinnidae, una «Nacra». Es de tamaño y peso colosal (18×11 cm) y procede de Los Giles.
Uno de mis fósiles favoritos de los Giles, una inconfundible estrella de mar de 2,5×3 cm.
Paleodictyon strozzii de Los Giles que ya comenté en otra ocasión. Se cree que es un icnofósil de un género de gusano que hasta hace poco se creía extinto, pero se ha encontrado un pariente en las fosas abisales en el Atlántico, junto a volcanes submarinos.
La clase gastrópoda también está presente en los Giles, aquí tenemos algunos ejemplares (entre 2,5 y 3 cm) sobre los que no me atrevo a esepecular sobre su género.
Hablando de gasterópodos, no puedo evitar comentar esta curiosidad (2,5×2 cm). No procede ni del barranco Baeza ni de los Giles, lo encontré en otro punto de la sierra donde tradicionalmente no se encontraban fósiles, pero ahí está.
Para acabar, estos son los dos últimos fósiles, procedentes de Los Gallardos. El primero es un bivalvo, posiblemente de la familia Glycymerididae (una almeja, vamos), con un curioso umbo curvado, de 5×6 cm. El otro, sinceramente, ni idea (5 centímetros de largo y 1 de ancho).
Según me han comentado, éste último fósil podría tratarse de un tallo de lirio marino.