Cosas que no cambian

Para quien no lo sepa, he de anunciar que el concejal en el ayuntamiento por parte de Levante Sostenible, Gonzalo Leal, ha dimitido recientemente del puesto por motivos de salud, tal y como ya había anunciado.

http://data6.blog.de/media/614/4225614_f4c8363166_v.avi

Mi opinión personal al respecto es que, más que los motivos de salud, han sido de mayor peso en esta decisión la soledad con la que ha tenido que ejercer su puesto, gracias a la desidia del resto del grupo en el proyecto, la hostilidad y ninguneo constante por parte del ayuntamiento, el desprecio continuo del mismo a todas sus propuestas y el aparente desinterés de casi todo el pueblo.

Me da vergüenza tener que afirmar, a riesgo que me vuelvan a acusar de maltratar a mi tierra, que hasta una persona tan poco bedarense, según los estrictos criterios de algunos, como lo es Gonzalo (asturiano residente en una casa de alquiler en Bédar) ha mostrado más interés y ha hecho más por Bédar y por su futuro de lo que muchos bedarenses «de pura cepa» han hecho durante toda su vida. Solo hay que leer su despedida en el último número del boletín de Levante Sostenible para darse cuenta de eso.

A él debemos que por primera vez haya habido una oposición de verdad en el ayuntamiento, que ha hecho que el grupo municipal se vea obligado a empezar a hacer algo (o aparentar que lo hace.) Yo personalmente lo he visto prepararse los plenos con muchos días de antelación, buscando información, preparando preguntas, planteando soluciones… y luchando siempre para que todos los del pueblo estén bien informados de todo lo que se mueve en el ayuntamiento. En definitiva, ha hecho lo que se espera que haga un concejal que quiere a su pueblo y tiene ganas de trabajar por él. Me gustaría saber qué es lo que el resto de concejales hace, o cuanto tiempo dedican a cada uno de los plenos.

Todos hemos perdido de esta manera tan irresponsable todos los beneficios que habría aportado al pueblo la experiencia y los conocimientos de un hombre como Gonzalo, cuya preparación y currículum supera con mucho la de cualquier otro componente del actual grupo municipal y que sobretodo tenía algo que los demás no tienen: ganas de trabajar por Bédar. Esa es la gran diferencia entre los que han trabajado para Bédar y los que han vivido a costa de Bédar.

Pero en fin, como siempre ya nos explicarán lo mucho que han hecho cuando lleguen las próximas elecciones, entonces nos explicarán cómo se han gastado el dinero de las diferentes subvenciones que nos han ido dando(omitiendo ese pequeño dato: el dinero no ha salido de las arcas del ayuntamiento), y si no me equivoco, no faltarán amplias descripciones sobre lo bonitas que están las calles con sus pavimentos nuevos y sobre el ingente trabajo que han llevado a cabo los grupos de promoción del turismo.

Claro que entonces surgirán voces (de antipatriotas y maltratadores de tierras como yo) que dirán que los nuevos pavimentos, a parte de no ser algo de vital necesidad y de dudoso gusto en ocasiones, ayuda mucho a que algunas casas sufran problemas de humedades e inundaciones cuando llueve. Y que no se ha notado para nada el supuesto aumento del turismo que la tan cacareada promoción turística debería haber aportado, además de la clamorosa falta de información sobre lo que están haciendo, porque cobrar bien que cobran, pero solo ellos sabrán lo que hacen, porque lo que es el resto… A mí el pueblo me parece más muerto que vivo, la verdad, como no sigan promocionando más solo quedarán cuatro jubilados. Ese es el futuro que nos espera si esto sigue así.

Por cierto, me parece una discriminación absolutamente intolerable que hagan pagar más para la cena de navidad a los jubilados «no empadronados» en Bédar, que han de desembolsar 30 euros por tan solo los 15 euros los que sí lo están. Eso debe ser porque son poco bedarenses por no haberse empadronado, imagino yo que si no se empadronan no podrán votar a los que organizan la cena. Desde luego, al lumbreras que se le haya ocurrido la idea ya le pueden dar las felicitaciones de mi parte, porque hay que tener mucha caradura y muy pocas luces para plantear siquiera tremenda estupidez (sí, he dicho estupidez.) Desde luego, por 30 euros cenas de lujo en cualquier restaurante en vez de ir con cara de tonto a la dichosa cenita. Castigar de esta manera a los no empadronados es un absoluto despropósito.

Y aún siendo consciente que esto que acabo de escribir ocasionará que haya menos gente en el pueblo que quieran (o puedan) hablar conmigo, aprovecho la marcha de mi amigo Gonzalo para desvelar el fin del último médico «oficial» que tuvo el pueblo, porque creo que viene a cuento y demuestra que hay cosas que nunca cambian. Y digo médico «oficial» porque aunque después estuvo Antonio Bolea ejerciendo de médico por estos lugares, el último médico titular pagado por el ayuntamiento que tuvo Bédar y dedicado en exclusiva a este pueblo (cuando Bédar era importante y tenía varios miles de habitantes) fue el Dr. Bernardo Renovales. Algunos, los más viejos, sabrán de quien hablo, pero para los que no han de saber que ejerció de médico durante muchos años en Bédar, asistiendo además a los mineros enfermos en el Pinar. Este es el triste fin que tuvo:

UN CASO QUE URGE ATENDER

El médico titular de Bédar, doctor D. Bernardo Renovales Cabeza, después de ¡cuarenta y dos años de servicios! fué jubilado por inutilidad física, no se le reconoció el derecho a la pensión de jubilación, y el alcalde se viene negando a pagarle las once mil quinientas pesetas que le adeuda aquel Ayuntamiento, ni siquiera una mínima parte de dicha cantidad. A consecuencia de este atropello inaudito y criminal dicho honrado facultativo carece de lo más indispensable para su subsistencia y alimento y arrastra una vida miserable. Todas las gestiones que hasta ahora se han hecho para ayudarle han obtenido un resultado negativo, pues las sanas intenciones y órdenes que a ello han tendido han tenido que pasar por el repugnante tamiz de la cazurra habilidad caciquil, que las ha anulado y desobedecido reiteradamente.

EL HERALDO DE MADRID
2 de febrero de 1934

Asombroso, ¿verdad?
Que cada uno saque sus propias conclusiones.

2 comentarios en “Cosas que no cambian

  1. No puedo transcribir el sentimiento de vergüenza y pena que siento tras leer la nota del periódico de Madrid de la época. Que agradecimiento a la labor de un profesional que seguramente salvó muchas vidas durante los cuarenta y dos años que ejerció en Bédar.
    Por la fecha de la noticia, era época de la Segunda Republica, ¿Quién era el alcalde que presidía tan democrática y liberal corporación? ¿De que partido político era?. Me encantaría saberlo
    José Antonio, Gonzalo, lo vuestro es un sentimiento que entenderán los que como yo, vivimos fuera de Bédar y vamos porque realmente nos gusta,
    Los que allí viven, lo están por obligación y os ven, como unos intrusos “metijones” y “manipuladores”.
    Seguramente tenéis mas capacidad, la mente mas abierta y desde luego mas ganas.
    Un cordial saludo desde el poniente de la antigua Provincia de Granada.

  2. Realmente deben ser los que se fueron y luego siguen volviendo los que demuestran que se quieren el pueblo, puesto que nada les obliga. Por supuesto que también estarán los que quisieron y no pudieron marcharse, pero no hay que olvidar a los que aún habiéndose quedado se muestran orgullosos de ser de Bédar.

    Se puede estar de acuerdo o no con ciertas formas de hacer las cosas, con ciertas «políticas» si se prefiere, pero no creo que nadie crea de verdad que la vida en el pueblo no se está degradando a marchas forzadas. Fuera de las fechas festivas cuesta ver a alguien por las calles, y ni siquiera ya se ve a la misma cantidad de gente en vacaciones. La población envejece y los jóvenes se marchan. No se puede hablar de crecimiento de un pueblo donde la mitad de los residentes son extranjeros, la mayor parte de los cuales no es que no se sienta bedarense, es que a duras penas se siente española.

    Creo firmemente que hay un tercer grupo de bedarenses que se quieren a su pueblo pero que perdieron la esperanza de que las cosas cambiaran, otros ya se encargaron de matar esa esperanza.

    Yo nací fuera y vivo fuera, pero mis raíces están profundamente hundidas en Bédar y mis padres, emigrantes ambos de Bédar, se encargaron que nunca se rompiera el vínculo. Voy a Bédar cuando puedo y casi nunca de vacaciones, siempre para hacer cosas a favor de la promoción del pueblo. Yo, que me considero bedarense como el que más, he tenido que sufrir comentarios despectivos de los que se consideran «bedarenses auténticos» y que se rasgaron las vestiduras cuando yo y otras personas como Gonzalo, sin ninguna relación previa con Bédar, decidieron que querían hacer algo más que observar como se moría… otros, sin embargo, nos apoyaron.

    Hay quien dice que Bédar ya está muerta, que la han matado. Pero mientras haya alguien que se quiera el pueblo habrá esperanza.

    Hay también algunos que piensan que mi interés en la historia de Bédar, especialmente por las minas, es una obsesión (ellos ya saben de quienes hablo), pero yo les digo que los enfermos son ellos, pues los que consideran que es mejor olvidar nuestra historia es que poco estiman el ser bedarenses, siendo curiosamente los que más alardean de serlo.

    Así pues, donde unos ven miseria y dolor y prefieren olvidar, yo veo tenacidad y fuerza y prefiero recordar. Mis antepasados superaron el terror de la piratería berberisca, sobrevivieron al hambre, a las guerras y las epidemias, sufrieron en las peligrosas minas para alimentar a sus familias. Eran bedarenses y gracias a ellos estoy yo aquí ¿crees que lo puedo olvidar?

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