Esta vez nos vamos a los inicios de la minería moderna en Bédar, en esa desconocida época que arranca en 1843, cuando se iniciaron los primeros trabajos mineros en el pago de Alcornia.
Entonces El Pinar no era más que un conjunto de grandes escombreras y minas antiguas, que en Bédar llamaban, simplemente, la «Mina Grande», de la que contaban leyendas sobre su origen que no nos han llegado.
Plano de demarcación de la mina Convenio, en el barranco de San Marcos (El Pinar, Bédar).
Fue cuando la minería en Almagrera empezó a perder fuelle cuando se empezó a trabajar de nuevo en las viejas minas de El Pinar. No han quedado muchos datos sobre este periodo, tampoco muchos restos, pues la intensa actividad posterior los borró, como hizo desparecer también los vestigios de la antigua explotación medieval.
Afortunadamente, hemos encontrado datos sobre una de estas primeras explotaciones mineras, y sorprendentemente, todavía pudimos examinar los restos de la misma, gracias a que se encontraban en uno de los rincones de más difícil acceso de la zona. Me refiero a la mina San Marcos.
En la fotografía, la loma del Medio del barranco de San Marcos, a la izquierda de la fotografía, y cubierta de pinos, se encuentra la Umbría del Medio (2005).
Estas primeras minas, monopolizadas por pequeñas sociedades mineras participadas por gente de la zona, funcionaban de una manera muy sencilla, equiparable a las primeras explotaciones de Almagrera. A partir de un acceso, pozo o trancada, se extraía el mineral y se trataba directamente en bocamina, ya fuera con garbillo incialmente (cribas manuales) o posteriormente utilizando sistemas de lavado, por medio de percusión en tinas o harneros suspendidos (cribas cartageneras). El mineral procesado se solía guardar en pequeños cortijos-almacén, donde eran almacenados hasta que, al final de cada varada, el mineral era llevado al punto de venta para ser subastado a los agentes de las fundiciones.
Por la disposición del mineral de plomo en Almagrera predominaron los pozos. En Bédar, al estar el mineral más superficial y diseminado, predominaron las pequeñas galerías, trancadas y socavones, pero también se utilizaron pozos en ocasiones.
Depósito de agua ubicado en la loma del Medio, cercano al cortijo-almacén y pozo de la mina San Marcos. Podría tratarse de un depósito para suministro de agua para los procesos de lavado del mineral (2005).
San Marcos se demarcó en el paraje conocido como la Umbría del Medio, el 25 de abril de 1844. Se trata, pues, de una de las primeras minas. No podemos dudar de la importancia de esta mina, como ocurrió con otras minas muy conocidas de la zona (Unión de Tres Amigos o Silencio), la mina acabó dando nombre al barranco entero, y hoy todavía se conoce este barranco como de San Marcos.
Entre los restos de esta mina distinguimos un cortijo-almacén y un pozo principal, que disponde una protección en mampostería no muy alto. Probablemente, se accedería a las labores por el pozo mediante la utilización de un torno manual, como era habitual en las minas de Almagrera y de El Pinar. El mineral se trataría cerca del pozo, mediante triturado y garbillado. Hay que decir que el garbillo, dadas las características de la roca madre de cada lugar, debió ser mucho más efectivo en las minas de El Pinar que no en las de Almagrera. Sorprende, no muy lejos del cortijo, la presencia de un pequeño depósito de agua con restos de canalizaciones que, sin duda, están relacionadas con labores de lavado del mineral.
Interior del depósito de la loma del Medio (2005).
Restos del cortijo-almacén de la mina de San Marcos (2005).
Pero ¿de donde traían el agua? Está muy documentada la ausencia de fuentes de agua en esta sierra, y en no pocas minas de El Pinar el agua para el tratamiento de mineral se tenía que llevar a lomos de mulas. No fue hasta que la Compañía de Águilas perforó el «pozo Bomba» en la década de 1870, que no se dispuso de agua suficiente, y aun así había muchos lugares a donde no llegaba porque no existían canalizaciones. Sin embargo, antes de la llegada de la Compañía de Águilas tenemos indicios más que suficientes para creer que se construyeron pozos y sistemas de abastecimiento de agua, como por ejemplo la red de acequias y canales de suministro de la fundición Carmen de Bédar o la galería de 150 metros que, desde la zona de San Atonio el Alto, atraviesa la sierra para conectar con el barranco de San Marcos.
Túnel de 150 metros que conecta con el barranco de San Marcos desde la zona de San Antonio el Alto. Se observa a la derecha los soportes de la tubería que atravesaba este túnel.
Este túnel conserva los restos de las estructuras de soporte y mampostería de una tubería que, supuestamente, abastecería de agua a las minas del barranco de San Marcos desde un antiguo pozo, ya desaparecido. No hay dudas sobre su utilización, aunque no podemos asegurar que abasteciera precisamente a la mina San Marcos,aunque el hecho de que la galería se encuentre a la altura del barranco donde está el almacén y la presencia del pequeño depósito de agua antes descrito, no hacen descabellado pensar que se trató de un esfuerzo en optimizar el lavado de mineral asegurando el suministro, más o menos continuo y económico, del agua necesaria.
Restos del cortijo-almacén de la mina de San Marcos (2005).
Lo que sí que podemos dar por sentado es la antiguedad de esta mina y estos restos. A partir de 1949, sociedades mineras más poderosas, como la sociedad Filantropía de los Orozco, se hizo con la propiedad de todas estas minas. En concreto, en el barranco de San Marcos, demarcaron sus minas allí, aunque siguieron trabajándose de la misma forma precaria que antes. En 1870, se utilizó este cortijo como punto de partida de la concesión minera de Filantropía de nombre «Convenio». Para entonces ya se informaba de que este cortijo estaba abandonado.
Pozo de la mina de San Marcos con su murete de protección (2005).
Interior del pozo de la mina de San Marcos (2005).
Desgraciadamente, en el año de la «gran destrucción» de 2008, las excavadoras que cambiaron la fisonomía de este paraje llegaron a los restos de este cortijo, de una mina de 1844, borraron (literalemente) el pozo de la mina y echaron abajo casi todos los muros que quedaban del almacén. No voy a denunciar de nuevo este hecho, cosa que ya he hecho en innumerables ocasiones anteriores, pero está muy feo destrozar cosas que no sabes ni lo que son y sobre todo sin ningún sentido, porque no había planeado construir nada en el barranco de San Marcos. ¿Por qué entonces molestarse en hacer un camino hacia ninguna parte y destrozar estos restos?