Viaje al fondo de los pozos mineros de Bédar

Volvemos tras un periodo sin publicar novedades, aunque no porque hayamos seguido trabajando en diferentes temas ligados al patrimonio de la zona, en especial la recopilación de datos sobre mineros.

Gracias a Bajo los Espartales (https://agjodar.blogspot.com/) y a su administrador Antonio González Jódar y con la ayuda de Francisco Soler, hemos procedido a realizar los primeros descensos con cabria por dos de los pozos mineros más emblemáticos de Bédar: el pozo P de la mina Mahoma y el pozo Esperanza en la demasía a Sagunto.

La cabria, diseñada por Antonio González, dispone de una cámara robotizada y focos, lo que permite explorar con seguridad los viejos pozos mineros, además de recoger muestras de agua si fuera necesario. Habiendo ya sido testada en los profundos pozos de Sierra Almagrera, llegó el momento de «echar un ojo» a los pozos del coto minero de Bédar.

El pozo P, ubicado en el barranco de la Hoya, cerca de la barriada de Los Pinos (Serena) era uno de los pozos de extracción de la Compañía de Águilas (como todos los que fueron designados con letras mayúsculas). Se situaba en el margen de avance de la mina Mahoma en su avance desde el pozo Júpiter, siguiendo el buzamiento de la capa de mineral de hierro en lo que se conoción en 1901 como «fosa de Mahoma». El pozo disponía de un castillete de mampostería para dar soporte a la cabria, accionada por una máquina locomovil a vapor. Dos edificios completaban la instalación, uno de ellos para proteger la máquina de vapor.

De los muchos castilletes que llegó a haber en Bédar, es precisamente el castillete del pozo P el único que se conserva en Bédar, casi de forma milagrosa. Y, por una de esas casualidades, es del único el que hemos podido localizar los planos originales.

El pozo P, de esmerada construcción, presenta unos 60 metros de profundidad. Cerca del fondo se encuentra la galería de enganche, en la que todavía se puede observar una vía para vagonetas.

El pozo Esperanza era el pozo principal de extracción de las labores de la concesión demasía a Sagunto. En su época dispuso de una castillete y máquina se extraccion, provisto de una curiosísima tolva en forma de medio embudo que era el origen de una pequeña vía mienra, conocida como vía Esperanza, que conectaba con la de Vulcano, que llevaba el mienral hasta el cargadero de cable aéreo de la Compañía de Águilas.

Posteriormente y a diferencia del pozo P, la mina fue explotada de nuevo por Hierros de Garrucha a partir de 1952, rehabilitando los mismos elementos (pozo, tolva y máquina de extracción), aunque esta vez utilizando un motor eléctrico (de ahí la presencia de una torre de transformación). El pozo muestras las diferentes reparaciones efectuadas en esta segunda época de extracción.

El pozo, también de 66 metros de profundidad, presenta un primer enganche a 9 metros, un acceso para mineros y material, y otro, el principal, a 58 metros, con un curioso refuerzo metálico con raíles reutilizados.

El Faro de Bédar: nuevas videoteca y audioteca del blog

Inauguramos dos nuevas páginas en el web, en concreto la videoteca y la audioteca del blog. Desde la creación del blog en 2004, publicamos hoy la entrada número 604, en un total de 17 años. A día de hoy se acumulan en el blog miles de historias, documentos y fotografías de Bédar, tanto antiguas como recientes, así como de todo el levante almeriense. Principalmente nos centramos en la historia, el patrimonio y las tradiciones, con especial atención al importante pasado minero de la localidad, aunque también no han faltado noticias e información sobre la actualidad y el futuro de nuestro pueblo.

Aunque el blog ha sufrido varias modificaciones importantes, en especial una migración obligada en 2013, hace no muchos años, el blog evolucionó y empezamos a incluir audios y videos.

A pesar de que el blog cuenta con un buscador incorporado que facilita la localización de las entradas, las dimensiones del blog y la enorme cantidad de información que contiene, hacen difícil el acceso a mucho material, en especial a los videos y audios. Un sistema de páginas (a las que se puede acceder por medio del menú lateral derecho) ha sido de gran utilidad para ir clasificando la enorme cantidad de información en páginas temáticas mucho más manejables, pero aún así a veces cuesta acceder a ciertos contenidos. Entre estas páginas se encuentran colecciones completas de fotografías antiguas, colecciones de documentos de todo tipo: periódicos, artículos y revistas, de acceso fácil y gratuito, que se pueden descargar en la biblioteca, la hemeroteca y en el Arhivo histórico.

Una videoteca y una audioteca eran ya necesarias, ante el aumento en especial de videos, por lo que hemos procedido a incluirlos en el blog, añadiendo además un acceso directo rápido en el menú superior (debajo de la portada), en las secciones más consultadas del blog, las colecciones fotográficas de Antonia la Retratista, el registro de mineros y la biblioteca del blog. Esperemos poder seguir informando y aportando material durante mucho tiempo.

Gracias a todos nuestros seguidores por su confianza y fidelidad.

Captura de un viejo vídeo VHS de 1997 que, aunque con la mala calidad de este tipo de videos, conserva el color y los sonidos de las fiestas de moros y cristianos de Bédar que muchos guardamos en la memoria. Es alguno de los videos incluidos en la videoteca del Faro.
Captura de radio en la que se menciona al Faro de Bédar en Comunicación Vera Levante. La audioteca contiene pocos documentos, esperemos que se incremente progresivamente.
Una de nuestras páginas preferidas es la de Reconstrucciones históricas del patrimoinio de Bédar, en la que se incluyen reconstrucciones artísticas de los elementos más importantes del patrimonio bedarense y del levante.

Las minas de Bédar y las tareas de carga en Garrucha, como nunca antes vistas- un video que no deben perderse

Aprovechamos para recomendar el video en le que se realiza una entrevista a los trabajadores de Hierros de Garrucha: Diego Rubio y Mario Guillén. En el video, subtitulado en inglés, los testigos nos cuentan gran cantidad de anécdotas y curiosidades del trabajo en las minas, todo con impresionantes vistas y fotografías de las mismas. Un video que sin duda no deben perderse.

Presentamos también una actualización de las listas de mineros de Bédar, incluyendo la lista de los miembros conocidos de los diferentes sindicatos mineros de la época (La Luz del Obrero y La Regeneración). El listado en descargable en versión pdf en la imagen que se encuentra a continuación y que también podrán encontar en la página-sección de «Los Mineros» de este blog. Esperamos sus aportaciones para aumentar esta base de datos. >

El Hoyo Júpiter de Bédar (Serena), algo más que una simple roza

A pocos días de navidad de este atípico año, volvemos a los temas clásicos que tratamos en en este blog y, concretamente, a la joya de la minería de Bédar, el Hoyo Júpiter de Serena.

Es uno de los puntos estrella de la ruta minera de Bédar, cuando ya cerca de Serena queda a la vista un enorme hoyo de unos 200 metros de largo y 50 de ancho en la que se vilsumbran los restos de algunos edificios. Si tiene la suerte de ir con un guía o con alguien que conozca la historia minera de Bédar, posiblemente le cuente cómo en ese lugar se ubicaba un cerro que fue completamente explotado por la Compañía de Águilas, y su mineral transportado por el cable aéreo hasta Garrucha, desde donde se distribuyó entre diferentes acerías inglesas, alemanas e incluso norteamericanas.

Se calcula en más de dos millones de toneladas de mineral de hierro lo que se extrajo del «Hoyo» durante toda su historia minera, con una cantidad desconocida de estériles que tuvo que ser movilizado para permitir el avance de la explotación.

Si bien ha quedado muy poco material documental, hemos podido recoger los suficientes para dibujar con bastante exactitud la planificación y avances de esta mina (en realidad tres, Porfiado), que fue siempre el «buque insignia» de la Compañía de Águilas. Si bien se conoce actualmente como Hoyo Júpiter, realmente el Hoyo se extiende por las concesiones de Porfiado, Mahoma y Júpiter, donde existían gruesas capas de mineral de hierro oxidado con bastante manganesa y muy poco fósforo, lo que lo hacía especialmente interesante para la fabricación de acero. La presencia de de grandes «conchas» de estériles siempre puso a prueba la competencia de los ingenieros que se encargaron de su explotación, preocupados siempre en poder evacuar los estériles y depositarlos sin poner en riesgo el avance de la explotación.

Es por eso que, a pesar del aparente caos que se observa hoy en día, se trata de una explotación muy planificada, desde que en 1895 los ingenieros Putz y Dietrichon planearon el ataque inicial a la montaña de hierro que ocupaba el lugar, a partir de una serie de pocillos de exploración. La explotación se llevó a cabo a cielo abierto durante sus primeros años, donde llegaron a emplearse 480 operarios (incluida la vecina mina San Manuel, donde se encontraba la estación del cable aéreo). La explotación, dividida en diferentes zonas de trabajo o «Hoyos», semejaba un hormiguero, con numerosas vías mineras de superficie, con planos inclinados y sus correspondientes máquinas de vapor para salvar los diferentes desniveles. Un plano conservado de 1895 nos muestra el complejo sistema de vías superficiales del Hoyo (plano adjunto), donde se aprecian, al menos dos planos automotores y varios de los «hoyos» o rozas en explotación en esos momentos.

Es díficil imaginar como pudieron trasladar hasta esas minas las calderas y maquinaria necesaria para los planos inclinados, sin contar la ingente cantidad de traviesas y raíles necesarios para toda la infraestructura. Como para la construcción del cable aéreo, debió utilizarse la vía natural de acceso a esa zona, el cauce del río Jauto, por medio de carretas tiradas por bueyes. Sin embargo, el subirlos al cerro donde se encuentran las minas y emplazarlos en la parte superior de las crestas y relieves no debió ser nada fácil.

Sobre los trabajos no sabemos gran cosa, a parte de algunos de los nombres de las rozas. Así tenemos la roza de San Marcos, la del Teléfono y la de Porfiado en la concesión de Porfiado y la roza Colorada, la roza Negra y los diferentes planes del «hoyo Júpiter». En algunos documentos se mencionan las malas condiciones en las que tenían que trabajar en ocasiones, como cuando se comenta en 1906 cómo los operarios trabajaban en la roza de San Marcos colgados de cuerdas por la cintura en los cortes de la misma. Sin embargo, no todos eran jornaleros a sueldo de la Compañía. Muchos de los mineros eran autónomos (contratistas), pequeñas cuadrillas a las que se les encargaba trabajos muy concretos (cortar cierta cantidad de mineral, la construcción de una galería, un pozo…), muchos de ellos originarios de Bédar. Así sabemos por ejemplo que en 1898 en la roza de San Marcos trabajaba en contratista Felipe Guirao Ródenas, en la de San Manuel Francisco Crespo Campoy y Francisco Quilés Caparrós y en la de Mahoma Antonio Martínez López, Juan Guerrero Yáñez, Andrés Caparrós y Nicolás Collado Gómez.

Cuando el Hoyo alcanzó cierta profundidad, se habilitó una galería a la cota 365 que recogía el mineral de forma más económica y la llevaba hacia el cargadero del cable aéreo. Finalmente, cuando los costes de extraer el estéril superaron al beneficio del mineral, empezaron a realizarse explotaciones subterráneas, que partían de la periferia del Hoyo, aunque siguieron los trabajos a cielo abierto. Pero esto ya es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.

Minería de Bédar: los compresores de Hierros de Garrucha

Ilustración que muestra a un minero en unos trabajos de exploración instalando un compresor portátil BETICO DE 20 HP tipo GALÁN.

Uno de los aspectos de dificulta más el estudio de la historia minera en nuestra zona es la falta de documentación de las empresas que explotaron las minas. Esto hace que sea muy complicado conocer el tipo de herramientas que utilizaron, especialmente en la primera época minera (XIX-XX). Con esto no hacemos referencia al material ferroviario, que normalmente es más fácil de rastrear, sino a todo ese tipo de instrumentos y material necesarios en toda mina, como son los elementos de iluminación, explosivos y detonadores, máquinas de tracción de pozos, cables metálicos, cuerdas, vagonetas, compresores, mangueras de presión, martillos picadores, paleadoras, afiladores de barrenos, etc. Aspectos que normalmente no suelen ser tratados en investigación minera.

Diferente publicidad de compresores y martillos neumáticos para minas de las décadas de 1850-1860. La oferta era bastante más amplia y variada de lo que se puede llegar a pensar.
Muchos de los ingenieros de minas eran a la vez representantes de una o varias casas comerciales de material minero. En este anuncio de 1897 vemos como representante de la casa alemana FELTEN Y GUILLEAUME a un viejo conocido de la minería almeriense en general y bedarense en particular, Carlos (Karl) Bahlsen, en su domicilio de Reforma en el Pinar de Bédar. Entre los productos ofertados se encuentran cintas de abacá para minas, el abacá es un tipo de platanero del que se obtenían unas fibras muy resistentes, además de cables metálicos.

De todo esto poco sabemos, aunque es seguro que utilizaron una gran y amplia gama de material procedente de diversos fabricantes, tanto españoles como extranjeros, pues la oferta fue mucho más variada de lo que podamos llegar a pensar. Como hoy en día las grandes empresas, recibirían periódicamente agentes comerciales y folletos publicitarios por correo de las diferentes casas comerciales, ofreciendo todo tipo de maquinaria y efectos para la mina.

Anuncio de época de compresores de aire de la marca alemana FLOTTMANN.

Nuestro conocimiento no es mucho mayor en lo que respecta a la fase minera durante el periodo autárquico. A parte de los conocidos carbureros de patente FISMA, poco se sabe del resto de material utilizado por Hierros de Garrucha, a excepción de nuevo del material ferroviario, en este caso las locomotoras diésel, de las que tratamos también en el libro sobre la minería en el levante almeriense que verá la luz el año que viene.

Hay una pequeña excepción a este desconocimiento general en lo que respecta a los compresores utilizados por Hierros de Garrucha. En un artículo del periódico YUGO del 1 de abril de 1959 se hace una relación de los compresores que poseía la empresa, y que pasamos a detallar:

-Un compresor eléctrio de 125 H.P. de marca DEMAG

-Un compresor de 40 H.P. de marca INGERSOLL

-Un compresor de 40 H.p. de marca FLOTTMANN

-Dos compresores de 40 H.P. de marca BETICO

-Tres compresores portátiles de 20 H.P. de marca BETICO

Fabrica en Eibar y logo de la fábrica de compresores y motores diésel BETICO.

Como se podría esperar, la empresa utilizaba compresores de diferentes fabricantes. El de más potencia, el de 120 H.P. de la marca alemana DEMAG, es sin duda el que se instaló en el Hoyo Júpiter, la mayor explotación del coto. Los demás estarían instalados en las minas Esperanza, el socavón de Los Lobos, la Alerta, la mina Tres Amigos o la Cuadra. En varias de estas minas todavía se pueden ver las casetas y bases de cemento donde estaban instalados estos compresores fijos.

Anuncio de época con la gama de herramientas neumáticas de la marca alemana FLOTTMANN

También disponínan de 3 compresores portátiles de 20 HP de la marca BETICO, que se utilizaban para los trabajos de investigación. Hay que recordar que en la época el único método de transporte posible por muchos de los accidentados caminos de la sierra eran los burros, único transporte capaz de llevar el necesario material de construcción y demás herramientas. Los tres compresores portátiles de los que disponía de compañía minera se utilizaban para realizar labores de investigación, como las que sabemos que se realizaron en minas como Cuatro Amigos (Majá la Cana) y Carabinera. Estos compresores podían llevarse hasta la zona de trabajo con la ayuda de burros, aunque a veces se encontraran en zonas de muy difícil acceso, permitiendo que los mineros pudieran utilizar sus herramientas neumáticas. Se trataban de pequeños compresores montados sobre un chasis con ruedas de 20 H.P. del fabricante eibarrés, seguramente de los tipos B-F-7 (FOGOSO) o G-F-7 (GALÁN).

Otro de los elementos imprescindibles eran las mangueras para alimentar los martillos neumáticos, fabricadas en caucho. Algunas empresas estaban (y están) especializadas en estos productos, como la muy conocida Pirelli, que aquí vemos en un anuncio de la época.

Aunque no disponemos de ningún dato, es muy posible que también se hubieran comprado martillos neumáticos a los mismos fabricantes a los que compraron los compresores. Sin duda compraron a diferentes frabricantes en función de las necesidades y de las ofertas o contactos que hubieran podido tener. Los mineros de Hierros de Garrucha comentaban que utilizaban martillos «españoles» y «alemanes», pero que preferían especialmente los de fabricación alemana, ya que eran mucho más eficaces y resistentes.

El mayor compresor de Hierros de Garrucha era de fabricación alemana, de la empresa DEMAG.
Los martillos «alemanes» que algunos testimonios refieren que utilizaron en las minas de Bédar podrían tratarse de los fabricados por la marca alemana FLOTTMANN o bien DEMAG.

Ferrocarriles y cables aéreos mineros (continuación)

Aparte de las extensas descripciones de las vías de ferrocarril y de cable aéreo, se presta especial atención a las condiciones en las que trabajaban los mineros, así como a los accidentes y enfermedades a los que estaban expuestos. A finales del siglo XIX el hecho que la vida de un minero fuera corta era algo comúnmente aceptado, en aras del desarrollo y la prosperidad del país.

En 1888 el 30 por ciento de los operarios que trabajaban en las minas eran menores. Empezaban a trabajar normalmente a los 9 años y hasta los 16 eran conocidos como los «muchachos», que debían trabajar en condiciones lamentables y, en no pocas ocasiones, eran maltratados. Por 1,75 pesetas e jornal, un minero sin experiencia se jugaba diariamente la vida en las minas, los muchachos empezaban con tan solo 0,75 pesetas de jornal y como mucho llegaban a 1,25 pesetas.

Placa de fabricante con el número de fabricación que llevaban las locomotoras fabricadas por la Saint Léonard de Liège en su lateral derecho. Las tres locomotoras del ferrocarril de Bédar a Garrucha eran las únicas de su tipo y llevaron este tipo de placas con los números 993, 994 y 995.

Además de la deficiente alimentación y de las duras jornadas laborales, literalmente de sol a sol, los mineros estaban expuestos a numerosos y variados riesgos de seguridad, como explosiones, desprendimiento de techos y colapso de galerías, caídas a pozos y por terraplenes, atropellos por vagonetas, etc. No faltaron tampoco atropellos mortales por las locomotoras y caída desde las vagonetas del cable, aunque estuviera prohibido viajar en ellas.

El anquilostoma o «gusano ganchudo» (hookworms en inglés), era el desagradable nemátodo con aspecto casi alienígena que causaba la «anemia del minero».

Por si fueran ya pocos problemas, los riesgos de higiene no estaban tampoco ausentes. El trabajo agotador y la deficiente alimentación hacían mella en los trabajadores, que además de las enfermedades que periódicamente afectaban a toda la población, hubieran de soportar las propias de su profesión. A las ya más conocidas silicosis y saturnismo (intoxicación por plomo), se le añadió una enfermedad producida por unos desagradables gusanos cuyas larvas se encontraban en el agua que inundaba muchas minas y que tras atravesar la piel se instalaban en el intestino provocando una desnutrición y pérdida de sangre que llevaba a la anemia, la temida «anemia de los mineros».

Representación de una de las locomotoras 030T Saint Léonard del ferrocarril Bédar-Garrucha en la Estación de Tres Amigos de Bédar, ante la casa de los Ingenieros, residencia del ingeniero director de las minas.

Aún están a tiempo de reservar sus ejemplares, ya sea en su versión inglesa (andy-tank-1@hotmail.co.uk) o española (juan.ant.soler@gmail.com).

Minas, cables, ferrocarriles y transporte de mineral en Bédar, Los Gallardos, Garrucha, Turre y Mojácar

Por fin disponemos de una fecha para la publicación del libro bilingüe que llevamos tiempo preparando Andy Devey y el que suscribe este artículo. Con el permiso del virus que todavía nos amenaza, está previsto para marzo de 2021, un retraso debido a la desgraciada situación que todos conocemos.

Creemos que la espera merecerá la pena, pues en esta obra hemos volcado muchos años de investigación e incluido numeroso material inédito, lo que comprende numerosas fotografías, planos, documentos y todo tipo de ilustraciones que ayudarán a arrojar luz sobre la importante época minera que va desde 1840 y 1970. No es un libro que trata solo de Bédar y Los Gallardos, aunque sin duda bedarenses y gallarderos encontrarán numerosa información sobre su historia minera. En un sentido más amplio, se trata la minería de todas las zonas puestas en relación por el ferrocarril minero de Chávarri y el cable aéreo de la Compañía de Águilas, esto es, Garrucha, Mojácar y Turre.

Incluimos las últimas novedades de la historia minera que desde hace un tiempo investigo junto a José Berruezo García, investigaciones que todavía continúan y que están desvelando una época minera sorprendente y muy desconocida, previa a la llegada de las grandes compañías mineras en el último tercio del siglo XIX que inauguraron lo que podríamos considerar como la «Edad del hierro» de la minería almeriense. Entre ellas destaca la mina mojaquera de Fraternidad (conocida vulgarmente como Las Menas), como una de las más importantes, sin olvidar un muy desconocido coto minero de mineral de plomo y de hierro en Garrucha, con minas tan importantes como Felicidad y Unión, o la poco estudiada minería de mercurio en Turre. Todo sin olvidar las fundiciones de mineral en la zona, tanto las conocidas, como las desconocidas hasta ahora, interpretadas desde novedosos puntos de vista.

Como libro centrado en los sistemas de transporte y todo lo relacionado con las tareas de carga del mineral en los vapores, se presta especial atención a todos los aspectos técnicos, lo que estamos seguro que será del agrado de las personas interesadas en los detalles más técnicos relacionados con las tareas de instalación y funcionamiento de un cable aéreo y de un ferrocarril minero de vía estrecha. Numerosa información procedente de los mismos ingenieros que dirigieron las instalaciones se incluye, con gran detalle, en los que destacan el diario del ingeniero director de la instalación del cable aéreo, Gustav Thorkildssen (traducido de un incomprensible antiguo noruego gracias a nuestra amiga Lise Hansen), y diferentes escritos profesionales de Pohlig y Dietrichson. Entre otras sorprendentes novedades, sabemos que el cable aéreo Bédar-Garrucha llegó a ser el más largo del mundo tras su construcción y fue el banco de pruebas para la construcción del famoso (y posterior) cable del Transvaal (para las minas de oro de Sudáfrica), que lo superó en longitud, pero no en capacidad.

Se trata también con mucho detalle las tareas de embarque de minerales en Garrucha y las obras de construcción del puerto, con sus vías férreas. No nos olvidamos también de todo el aspecto humano y social ligado a las minas, con los movimientos obreros, las enfermedades, las costumbres y otros muchos aspectos curiosos, como pueden ser los espectaculares robos de los que fueron objeto las principales compañías mineras.

Finalmente, también se trata la última fase de la minería en la zona de Bédar y Garrucha durante la fase de autarquía en la dictadura franquista, con la empresa Hierros de Garrucha, lo que puso punto y final a la intensa fase minera de esta zona del levante almeriense.

Como ejemplos veremos algunos documentos y curiosidades. Entre la numerosa información hemos contado con numerosa correspondencia de ingenieros, lo que agradecemos especialmente a Juan Grima Cervantes. Esta correspondencia ha sido de gran ayuda para la interpretación de algunos aspectos sobre los que no existe mucha información, como son la evolución de las diferentes explotaciones mineras y la construcción de los embarcaderos de la Compañía de Águilas en la playa norte de Garrucha. Es menos frecuente encontrar los sobres de esas cartas, generalmente desprovistas de su valioso contenido y vendidas en diferentes subastas simplemente por su valor filatélico. Así nos encontramos con el sobre reproducido arriba, enviado desde Vera en 1901 a la Bergakademie (Escuela de minas) de Freiberg en Alemania, lugar en el que estudiaron casi todos los ingenieros jefes de la Compañía de Águilas en Bédar (Dietrichson, Putz, Dörn…). En este caso se trata de una carta dirigida a Profesor Friedr. Kollbeck, cuyo nombre completo era Friedrich Ludwig Wilhelm Kolbeck (1860-1943) y que podemos ver en la fotografía de la izquierda, fue profesor de mineralogía y petrología y el creador de varias colecciones especiales para la educación de los estudiantes, colecciones que luego fueron trasladadas al castillo de Freudenstein. En su honor se puso el nombre de Kolbeckita a un mineral descubierto en la mina de cobre de Sadisdorf, un fosfato de escandio hidratado. ¿Se trataría de alguna pregunta por parte de alguno de los ingenieros de la Compañía de Águilas a su viejo profesor ? ¿Se trataría a lo mejor del descubrimiento de algún espécimen interesante de mineral? ¿Puede que se enviaran minerales de la zona a Alemania que pudieron acabar formando parte de esas colecciones? Seguramente no lo sepamos nunca, pero ahí tenemos ese viejo sobre como testigo de una todavía muy poco conocida época minera bedarense que, a todas luces, guarda todavía muchos secretos e historias.

Otras historias conectan más con la misma tradición de los pueblos que estuvieron implicados en esta fase minera. Todo el mundo en Bédar sabe quién fue Antonio Bolea García, el médico. Pocos conocen, sin embargo, lo relacionado que estuvo su padre, Antonio Bolea Rodríguez, con la minería bedarense y, especialmente, con el mineral de plomo de El Pinar de Bédar. Parte de esta desconocida historia ha sido investigada por José Berruezo y esperamos que pronto su trabajo vea la luz, pues a pesar de haber sido recogida en sus términos generales en la obra que nos ocupa, todos los pormenores e interesantes datos que lo acompañan los aportará su inédito artículo. Esto muestra, en definitiva, que lejos de lo que se pudiera pensar, la población de finales del siglo XIX y principios del XX en Bédar y en Los Gallardos y, en menor medida, en Garrucha, Mojácar y Turre, giraban casi en exclusiva en torno a estos negocios mineros. También sorprenderá como la participación de elementos locales de forma autónoma (partidarios, contratistas, etc.) estaba muy generalizada, descartando la idea tan comúnmente aceptada de mineros casi esclavizados por las grandes compañías. Algunos incluso llegaron a tener la iniciativa y el capital suficiente como para crear sus propias empresas mineras y llegar a contar con sus propios trabajadores. Tenemos ejemplos como Francisco Ureña, pero el que más impacto tuvo y que más sorprenderá es sin duda Antonio Bolea Rodríguez, de manera que el negocio minero pudo estar en la base del importante patrimonio que dejó a sus descendientes y del que todavía queda de testigo la imponente casa de Antonio Bolea en Bédar (fotografía a la izquierda), que tanto nos hacer recordar otras como la que poseía en Somontín Manuel Berruezo, señal inequívoca de su prestigio social.

Para quien esté interesado en historias como éstas, todavía es posible reservar su libro a los mails habituales (juan.ant.soler@gmail.com) para las reservas en español y (andy-tank-1@hotmail.co.uk) para las reservas del libro en inglés.

13/09/2020

Juan Antonio Soler Jódar

 

La minería del talco en Somontín en el siglo XIX.

 

 

Vista de Somontín y del valle del Almanzora.

 

Ayuntamiento de Somontín.

 

Iglesia parroquial de Somontín.

Casa que fue propiedad de Manuel Berruezo en Somontín.

 

En el último número de la prestigiosa De Re Metallica, publicada por la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero, se ha publicado el artículo La explotación del talco de Somontín (Almería) durante el periodo de actividad empresarial de Manuel Berruezo Ayora (1845-1874). Este artículo viene a arrojar luz sobre una de las minerías más desconocidas de todo el levante almeriense y durante mucho tiempo olvidada de los investigadores de la historia minera, que la han tratado muy superficialmente.

El artículo está realizado por en investigador José Berruezo García, en coautoría con el que escribe estas líneas. El trabajo documental meticuloso y la rigurosidad con la que José Berruezo realiza sus investigaciones son una garantía de un trabajo bien hecho. Con el hilo conductor de la actividad empresarial de Manuel Berruezo Ayora entre los años 1845 y 1874, el artículo nos lleva a este peculiar y prolongado periodo de minería de talco, también llamado jaboncillo, cuyo principal destino era la pontente industria textil de Cataluña, donde el talco de excelente calidad de Somontín era especialmente apreciado.

 

 

 

Antonio Azor Oliver durante la visita guiada a las minas en el pozo Falange.

 

Entrada a la mina de Juan Resina.

 

Jaboncillo blanco de calidad superior en el interior de la mina de Juan Resina.

 

La minería de Somontín se diferencia en gran medida de la minería en otras zonas cercanas, pues siguió una explotación comunal que, aunque aportó grandes beneficios al pueblo, impidió el desarrollo de una minería a mayor escala y un mejor aprovechamiento de sus recursos. De hecho, hasta mediados del siglo XX en Somontín la minería no era muy diferente de la que realizaron mineros locales en Almagrera o partidarios en las minas de plomo de El Pinar de Bédar, donde el mayor avance tecnológico fue el torno manual de albardilla y en donde la mecanización brilla por su ausencia. Las minas, pozos y trancadas son irregulares y anárquicas, siguiendo siempre el preciado talco blanco, en el que en Somontín alcanzaba unos grados de pureza que no se veían en otros lugares.

Por supuesto, para conocer estas minas hemos contado con Antonio Azor Oliver, gran conocedor y estudioso de la minería de Somontín, al que quiero agradecer especialmente la jornada de descubrimiento de esas minas. Según nos ha contado Antonio, todavía se conservan, como reliquias, algunos de esos tornos, utilizados hasta el cese de actividad, que se ubicaban justo encima del pozo y con el que los mineros accedían a las labores, simplemente entrelazando la pierna en la soga, tal y como hacían los partidarios de la Compañía de Águilas en El Pinar de Bédar a finales del siglo XIX.

Uno de los mojones indicadores de las concesiones mineras, al fondo se observa la Tetica de Bacares.

 

Típica plazoleta donde se acumulaba y pesaba el jaboncillo.

 

Uno de los pozos en la mina Águila.

 

Mención a parte tiene el procesamiento del talco obtenido en estas minas. El talco necesitaba ser triturado, lo que aumentaba su valor, y en Somontín se conservan todavía los molinos que se usaban para la pulverización del jaboncillo, ya fuera molinos harineros adaptados o molinos ya construidos para tal fin, como el molino del que dispuso el propio Manuel Berruezo. El talco se transportaba en recuas de mulos hasta Garrucha, principalmente, para su embarque. Era una relación estrecha la que existía entre Somontín y Garrucha a causa del jaboncillo, algo que tratamos extensamente en el artículo. 

 

Restos del molino de jaboncillo de Echevarría.

 

Tramo de vía minera y vagoneta de descarga lateral Decauville conservada en la mina Desagüe.

 

Para más información pueden visitar la página de Los Berruezo. La revista Re Metallica está disponible en la página web de la SEDPGYM.

 

05 de septiembre de 2020

Juan Antonio Soler Jódar.

 

 

 

Trenes, Cables y Minas de Bédar, Los Gallardos, Garrucha y Mojácar

Fue hacia 1999 cuando llegó a mis manos un libro, «Trenes, Cables y Minas de Almería». Para entonces ya hacía algún tiempo que había empezado a interesarme en el pasado minero de Bédar, aunque la tarea se antojaba complicada porque éste había caído en el más incomprensible de los olvidos, aparte de los estudios realizados por Andrés Sánchez Picón y Miguel Ángel Pérez de Perceval Verde.

«Trenes, Cables y Minas de Almería» supuso un verdadero shock, un estudio documental pormenorizado de las vías férreas y cables aéreos de la provincia de Almería, con abundante material fotográfico y un inestimable trabajo de campo, o lo que es lo mismo, arqueología industrial. En lo que correspondía a las minas de Bédar y los sistemas de transporte hasta Garrucha la obra aclaró muchas dudas sobre los diferentes restos y sentó, sin duda, la base de la historia minera y de estos importantes sistemas de transporte que marcaron toda una época. El libro, hoy una obra mítica e indispensable, sigue estando de actualidad y es de consulta obligatoria para todo aquél interesado en la historia minera de la zona. El libro, agotado desde hace tiempo, solo se puede conseguir de segunda mano a precios que superan fácilmente los 60 euros.

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Personalmente, esta obra supuso para mí un cambio importante en como investigar y estudiar este pasado minero, y un impulso nuevo, asombrado por la importancia de las instalaciones que una vez estuvieron allí en funcionamiento. Por eso ha sido un gran descubrimiento un video publicado por Telesol que muestra precisamente la presentación de esta mítica obra y que muestra parte de una visita realizada, seguramente a mediados de la década de 1990, de los restos mineros de la línea de ferrocarril Bédar-Garrucha. En el video se muestra el cargadero de Garrucha y Tres Amigos y Serena en Bédar. En ellos vemos a José Antonio Gómez Martínez y José Vicente Coves Navarro (una especial mención a la camisa de José Antonio Gómez, tan típica de esa época y que tantos recuerdos me ha traído), además de Andrés Sánchez Picón. A destacar la descripción ya entonces de los ramales del ferrocarril en Bédar, y la mención a las minas del Silencio y Mulata, éste último un nombre que en Bédar hacía tiempo que se había olvidado, a pesar de su importancia. También es interesante la pequeña entrevista a Martin Ruíz, en Serena, hablando de las minas de Serena. En el video se ven estructuras que, desgraciadamente, ya no existen, por lo que pasa también a ser parte de la historia y por ello agradecemos a Telesol que lo haya compartido con todos.

Hoy en día y junto a Andy Devey, estamos a punto de terminar una obra que retoma la historia del ferrocarril y el cable aéreo Bédar-Garrucha, lo que nos lleva a hablar, obligatoriamente, de toda la minería, y no solo la de Bédar, también la de Los Gallardos, Turre, Garrucha y Mojácar. Por lo que a mí respecta, «Trenes, Cables y Minas de Almería» no ha sido solo una inestimable fuente de información, también ha sido una obra inspiradora fundamental que ha influido enormemente en este nuevo libro.

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Hoy en día el proyecto está casi finalizado, con más de 400 fotografías, muchas de ellas inéditas, y decenas de planos, esquemas y dibujos explicativos, es el fruto de más de una década de trabajo de investigación. Entre las novedades, fotografías inéditas del ferrocarril y del cable aéreo, la estación de Serena, Tres Amigos, Puerto Coronel, Garrucha…   procedentes de España, pero también de lugares tan distantes como Noruega o Estados Unidos, y fuentes de información tan valiosas como los diarios completos de Thorkildssen, el instalador del cable aéreo de Bédar a Garrucha, la memoria del ferrocarril o las últimas investigaciones sobre la minería de Garrucha y Mojácar llevadas en colaboración con José Berruezo García.

Como novedad importante, el libro se publicará en versión en inglés y español, algo nada habitual en este tipo de obras y para obtener uno se ha de realizar una reserva, de las cuales tenemos ya más de 200, a todos los cuales agradecemos el interés en la obra y asegurarles que no les decepcionará en absoluto. Quien no lo haya hecho y quiera reservar su ejemplar, aún está a tiempo en los mails de contacto que añado al final de este post.

Porque como decía José Antonio Gómez en el video que incluimos, parte del interés de los ferrocarriles y cables de Almería radica en su gran desconocimiento, en un mundo como el de los estudiosos del ferrocarril en España, donde las novedades son cada vez más raras, por no hablar del gran desconocimiento de los cables aéreos, los grandes olvidados. Esperamos que este libro ponga un poco de luz sobre estas desconocidas líneas, y que sirva de empuje para proyectos muy necesarios en el levante, como la recuperación para el turismo del antiguo trazado del ferrocarril y hacer visitables las minas de Bédar, lo que es ya una necesidad evidente ante grandes y beneficiosos proyectos que ya funcionan actualmente, como la geoda gigante de Pulpí.

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Estas tres fotografias nos muestran los restos de la plataforma de carga junto al ramal de ferrocarril de Santa Catalina, el plano inclinado que sube desde barranco del Servalico hasta dicha plataforma y la tolva de descarga del mineral de Pobreza, puesto al descubierto a causa del incendio de 2012, que nos deja ver un resto del mineral explotado, que nunca llegó a ser subido por el plano inclinado para ser cargado en el ferrocarril.

Aquí presentamos un ejemplo de las estructuras desconocidas de esta antigua línea férrea. En concreto vemos una representación del cargadero de mineral en el ramal de ferrocarril de la mina Santa Catalina que daba servicio a la mina Pobreza. Tras la creación de La Unión Bedareña y el desmantelamiento de parte del cable aéreo a Garrucha, la importante mina Pobreza (la más productiva en esos momentos) tuvo que conectarse a la cercana línea del ferrocarril para el transporte de su mineral. Para alcanzar la vía, ubicada al otro lado del barranco del Servalico, se instaló una tolva o buzón de piedra y un plano inclinado automotor para subir el mineral a la altura de la vía, donde desde una plataforma elevada provista de compuertas, se realizaba la carga en los vagones del ferrocarril. Sin duda muchos de los que han hecho la ruta de la minería de Bédar han pasado delante de esta estructura sin sospechar lo que era. Solo se trata de un ejemplo del trabajo de investigación e interpretación realizado.

Juan Antonio Soler Jódar, 14 de junio de 2020.

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Representación artística de la estación de carga de la mina pobreza en el ramal de Santa Catalina. La máquina de vapor que accionaba el plano inclinado se encontraba en un extremo, donde se encuentran todavía los basamentos de la caldera y la máquina a vapor.

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Proyecto de libro sobre la historia minera de Bédar, Los Gallardos, Turre, Garrucha y Mojácar

Como otras muchas cosas, la actual pandemia a supuesto un parón del libro sobre la minería en el levante almeriense que Andrew Devey y Juan Antonio Soler están preparando y que esperaba ver la luz pronto. A día de hoy los autores nos aseguran que no nos pueden asegurar en qué momento saldrá, pero para todos aquellos que han hecho sus reservas quieren informar que aunque puede haber un lógico retraso, el proyecto no está, ni mucho menos, anulado.

 

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Es más, nos indican que en este tiempo de confinamiento han aprovechado para mejorar el contenido y añadir mucho más material inédito. En el punto actual, y según sus autores, el libro cuenta con casi 400 páginas y cerca de 500 imágenes, entre planos, documentos, reconstrucciones y fotografías, muchas de ellas inéditas y procedentes de puntos tan distantes como Noruega o Estados Unidos de América. Sin querer avanzar mucho de las sorpresas con las que se encontrará el lector, nos comentan que ha sido posible localizar mucho material inédito relativo al ferrocarril que unía Bédar con Garrucha, además del cable aéreo que realizaba un recorrido similar, incluyendo mucho nuevo material relacionado con las explotaciones mineras bedarenses.

 

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Proceso de reconstrucción de una locomotora cargando en la estación de ferrocarril de Tres Amigos elaborada por Andrew Devey, desde un dibujo hasta una versión final en base a elementos originales históricos y tras muchas horas de trabajo (más de 40). Esto nos dará una idea de lo que nos podemos encontrar en este libro.

 

Los autores esperan que la obra sirva para sensibilizar a la gente del enorme patrimonio cultural que atesora estas tierras, de la gran cantidad de elementos que todavía se conservan y que deberían ser recuperados. La recuperación del antiguo trazado de ferrocarril como vía verde, que conecta Bédar y Los Gallardos con Garrucha y Mojácar, sería un proyecto de envergadura, de calidad y respetuoso con el medio ambiente que cobra mucho más sentido después de los tiempos difíciles que hemos pasado y que seguimos pasando.

Debido a esta pausa obligada, todavía es posible pedir reservas para este libro, por medio de las vías habituales:

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