Hoy presentamos un extraño hallazgo del tipo al que ya nos tiene acostumbrado nuestro «castillico de los moros», que poco a poco parece dar señales de ser mucho más antiguo de lo que se suponía.
Esta vez se trata de una pieza monetiforme de plomo, bien clara en las fotografías que hemos podido coseguir, en las que afortunadamente se indican estas medidas y pesos: 14,98 gramos de peso, 21-23 mm de diámetro y un grosor de unos 3-4 mm. Al parecer fue encontrada hace ya bastante tiempo entre los escombros que, procedentes del castillo, se extendían y extienden por la ladera sur del cerro, en la lenta erosión que hace que se desprendan algunos materiales arqueológicos desde el yacimiento.
La pieza presenta una muesca cuadrangular en una zona marginal de uno de los lados. No parece que dicha muesca haya sido practicada por medio de un estilete o punzón al no haber ningún tipo de abombamiento por el otro lado. Este hecho, junto a la presencia de un bebedero cuidadosamente limado en uno de los costados, nos indican que se trata de una pieza fundida con molde, incluyendo dicha muesca. A parte de algunas estrías en la periferia, no parece presentar ningún dibujo o marca clara en ninguna de sus caras.
En la discusión de cual era la función de esta pieza, parece que su función como pieza monetal o ficha de algún tipo con valor fiduciario queda razonablemente descartada. Lo más posible es que estemos ante un ponderal, lo cual no debería suponer ningún problema, salvo que no se trataría de un ponderal típico hispano-musulmán sino más bien de uno íbero-romano, lo que nos hace plantear numerosas cuestiones sobre el origen de este castillo de Bédar, o mejor dicho, de lo que había previamente en la cima amesetada del cerro antes de que se construyera el castillo.
Ponderal de plomo probablemente ibérico (Bédar) de 14,98 gramos.
Como es una pregunta a la que solo un estudio arqueológico reglado podría darnos respuesta, y ante las pocas posibilidades hoy en día de que se realice en Bédar algo parecido a lo que se ha hecho hace poco en la vecina Mojácar la Vieja, nos tendremos que contentar con algunas especulaciones al respecto de esta curiosa e inesperada pieza.
Tratándose probablemente de un ponderal, es el peso uno de los datos que más nos pueden interesar. Con casi 15 gramos de peso, este ponderal nos recuerda mucho a varios de los estudiados procedentes de la vecina zona de la Contestania ibérica (vecina en su tiempo de la Bastetania, donde se ubica el pueblo de Bédar actualmente) y publicados en el artículo de Ignacio Grau Mira y Jesús Moratalla Jávega del Área de Arqueología de la Universidad de Alicante (La regulación del peso en la Contestania ibérica. Contribución al estudio formal y metrológico de las pesas de balanza). En este artículo se describen ponderales típicos en forma de disco, muchas veces perforados para facilitar su transporte mediante un alambre o vástago central, pero no siempre.
Estos discos podían estar fabricados en bronce o plomo, teorizando con la posibilidad de que los de bronce, más perfectos y de pesos más constantes, serían los modelos a partir de los cuales se realizarían copias en plomo, material sujeto a más posibles variaciones en el tiempo, para su utilización en el día a día. Estos discos raramente llevan signos o marcas, pero si la dicha perforación central para el transporte o diferentes muescas, que podrían interpretarse como algún tipo de soporte que facilitaría poder guardarlas en algún tipo de recipiente.
El estudio de los pesos parece indicar un sistema predominantemente basado en la dracma griega, de 8,6 gr. en el siglo IV a. C; otro en una unidad de 7,2 gr. durante el s. III a. C, y una época final en la que se basaría en los 7 gr. o incluso menores.
Es interesante destacar el hecho de que este tipo de ponderales están típicamente ligados al mundo ibérico, sin que existan paralelos tipológicos en otras culturas. Nuestro probable ponderal, de casi 15 gramos de peso, correspondería perfectamente a un múltiplo de las unidades que se mencionan. Dejamos, por lo tanto, este elemento de reflexión, que sin duda nos lleva a interesantes posibilidades para un castillo de origen ciertamente desconocido.
Típico aspecto de un ponderal hispano-árabe de dinar (Cadima), de bronce de forma rectangular y con leyendas. La religión musulmana era muy exigente en cuanto a la exactitud de los pesos.
Aprovechamos también para recordar que todos los que encuentren restos claramente arqueológicos, han de llevarlos lo antes posible a las autoridades competentes, pues eso marca la ley. Sin embargo, y sin ánimo de criticar a las autoridades competentes (que solo se limitan a hacer su trabajo, es decir, hacer cumplir la ley), creemos que sin duda la legislación vigente no facilita en absoluto que la gente colabore en estos aspectos.
No nos referimos al espinoso asunto de los buscadores de metales o de las redes, más o menos organizadas, de expolio. Nos referimos a los labriegos que trabajan en los campos, senderistas, trabajadores en pequeñas obras, que pueden llegar a encontrar algún tipo de resto de este tipo. Está claro que si el campesino o en la pequeña obra, se encuentra algo, siempre que pueden lo ocultan, destruyen o tapan. No es de extrañar, esas cosas solo significan problemas. Cuando se habla de detectoristas de metales, son delirantes los argumentos que se utilizan para no aplicar una legislación más parecida a la inglesa (de efectividad más que probada ya que no está prohibido fuera de zonas arqueológicas y todo descubrimiento importante conlleva un reconocimiento y una recompensa económica en función de la importancia del hallazgo), y es que claro, nosotros, pobres españoles, no estamos preparados moralmente para tal responsabilidad. En otras palabras, somos genéticamente maliciosos y con una tendencia natural a delinquir si no se nos vigila y sanciona de forma permanente.
Reconstrucción artística del aspecto que debio tener el casillo de Bédar y el pequeño poblado que se encontraba a sus pies, ¿Bédar la Vieja?
Claro que, viendo el diferente criterio que parece seguirse cuando el que destruye yacimientos son grandes empresas o constructoras (y ejemplos podríamos dar bastantes solo en Almería), no es de extrañar la desconfianza generalizada en la legislación vigente. De esta manera se da la hipocresía casi permanente de ver como desaparecen yacimientos enteros bajo campos de lechugas o urbanizaciones sin ninguna consecuencia, mientras que se publican esporádicamente heroicas actuaciones en mercadillos para requisar monedas en venta de origen dudoso o cazan a algún particular que intenta vender algunas monedas por ebay que habrá sacado con detector y que, desde luego, no le iban a sacar de pobre.