Aparte de las extensas descripciones de las vías de ferrocarril y de cable aéreo, se presta especial atención a las condiciones en las que trabajaban los mineros, así como a los accidentes y enfermedades a los que estaban expuestos. A finales del siglo XIX el hecho que la vida de un minero fuera corta era algo comúnmente aceptado, en aras del desarrollo y la prosperidad del país.
En 1888 el 30 por ciento de los operarios que trabajaban en las minas eran menores. Empezaban a trabajar normalmente a los 9 años y hasta los 16 eran conocidos como los «muchachos», que debían trabajar en condiciones lamentables y, en no pocas ocasiones, eran maltratados. Por 1,75 pesetas e jornal, un minero sin experiencia se jugaba diariamente la vida en las minas, los muchachos empezaban con tan solo 0,75 pesetas de jornal y como mucho llegaban a 1,25 pesetas.

Además de la deficiente alimentación y de las duras jornadas laborales, literalmente de sol a sol, los mineros estaban expuestos a numerosos y variados riesgos de seguridad, como explosiones, desprendimiento de techos y colapso de galerías, caídas a pozos y por terraplenes, atropellos por vagonetas, etc. No faltaron tampoco atropellos mortales por las locomotoras y caída desde las vagonetas del cable, aunque estuviera prohibido viajar en ellas.

Por si fueran ya pocos problemas, los riesgos de higiene no estaban tampoco ausentes. El trabajo agotador y la deficiente alimentación hacían mella en los trabajadores, que además de las enfermedades que periódicamente afectaban a toda la población, hubieran de soportar las propias de su profesión. A las ya más conocidas silicosis y saturnismo (intoxicación por plomo), se le añadió una enfermedad producida por unos desagradables gusanos cuyas larvas se encontraban en el agua que inundaba muchas minas y que tras atravesar la piel se instalaban en el intestino provocando una desnutrición y pérdida de sangre que llevaba a la anemia, la temida «anemia de los mineros».

Aún están a tiempo de reservar sus ejemplares, ya sea en su versión inglesa (andy-tank-1@hotmail.co.uk) o española (juan.ant.soler@gmail.com).