Leyendo viejas noticias de prensa en internet, he encontrado ésta de la Gaceta de Almería, que es de lo más curiosa y que no me he resistido a reproducir aquí:
Miguel Barón, el padre de Bédar
Miércoles, 13 de Febrero de 2013
AGUSTÍN DE J. MUÑOZ SOLER
Como sucedió en Cuevas del Almanzora, Serón y Zurgena, por ejemplo, Bédar vivió una época de declive tras la debacle de la minería, quedando relegada toda actividad productiva en el municipio a la agricultura, por lo que se hizo necesario emigrar como único medio para encontrar una alternativa.
Y también como en tantos otros municipios almerienses, la llegada de las libertades públicas a España supuso también la panacea o la reapertura de las viejas aspiraciones de los lugareños, colocándose los pilares del desarrollo económico y el progreso social. Tuvo que adentrarse el sistema político de libertades públicas para que en Bédar aparecieran los nuevos signos. Hasta entonces solo era perceptible por sus blancas casas desde El Mirador de la Plaza Nueva de Mojácar, que los más observadores se apoyaban en su frágil baranda para deleitarse.
Pero el cambio de signo político en el Equipo de Gobierno durante la segunda Legislatura Municipal democrática supuso también un cambio en las perspectivas de futuro de los lugareños, encarnado en un agricultor solidario y progresista que solo tenía entre ceja y ceja su empeño por conseguir un municipio cada día mejor y en perfecta consonancia con los tiempos que corrían. Me estoy refiriendo a Miguel Barón, que rápidamente alcanzaría una popularidad desorbitada entre sus colegas, compañeros y entre cuantos le conocían.
Sirvan como botones de muestra de su forma de hacer política el llevar agua corriente a una barriada que contaba con una sola vivienda y el conseguir que una candidatura opositora no consiguiera ni los votos de sus integrantes. La barriada en cuestión s actualmente un próspero núcleo urbano en constante desarrollo, en tanto que su influencia en la sociedad local le permitió ser Alcalde durante cuatro lustros, ejerciendo un liderazgo que aún mantiene. Me atrevo a asegurar, sin temor a ser desmentido, que Miguel Barón es el pare de la Bédar contemporánea, un hombre que trasciende el pueblo que le viera nacer y que proyecta una imagen de persona que vive para estar al servicio de sus convecinos, solidario con los problemas que nunca ha permitido traspasen el umbral de lo privado para engrosar las estadísticas judiciales.
Mojácar se erigió en el referente de la progresía española peninsular en la década de los 70 con el sobrenombre de «La Ibiza peninsular», hasta que España entró en la CE y los semáforos pretendieron controlar vanamente el tráfico en los otrora caminos rurales, perdiendo de este modo el estado virginal que había atraído a bohemios y progres de todos los puntos geográficos del Planeta. Comenzaría entonces un despoblamiento que aún persiste y cuyo hueco no se ha sabido, o podido, llenar, trasladándose al paradisíaco término municipal de Bédar la práctica totalidad de los residentes atraídos por el embrujo de Mojácar.
Y esta circunstancia es aprovechada con una inteligencia fuera de lo común por el entonces Alcalde Miguel Barón, comenzando de este modo el desarrollo económico y el progreso social de Bédar, llegando prácticamente a duplicar su exigua población y a multiplicarla en la actualidad, erigiéndose el turismo en el pilar de la economía local. Sirvan estas letras, pues, de reconocimiento al político que humanizó este noble servicios desde el que se puede aportar a la sociedad parte de lo mucho que se recibe de ella, en este caso así ha sido.
La población extranjera, principalmente inglesa, es considerable, y su integración es plena. Es la población extranjera la más activa, y tan es así que, a modo de ejemplo, el mercadillo mensual que organizan es el más concurrido y aceptado por propios y extraños que acuden el primer domingo del mes a saborear los alimentos ecológicos y artesanales que brindan no solo la colonia inglesa sino que a él se han sumado personas de municipios colindantes como Lubrín, principalmente. Una verbena a plena luz del día que ameniza la festividad en medio del jolgorio generalizado.
Como centro turístico sostenido en que ha basado su economía, cada vez más atrae a ingente número de personas al estar llamado a erigirse en un centro culinario alternativo en el Levante Almeriense en plena competencia a los establecidos. La sostenibilidad en que Bédar está basando su economía es la mayor garantía de éxito al ser imperceptibles las fluctuaciones y de la que otras localidades deberían tomar buena nota sobre todo en épocas como las que actualmente se está atravesando.
He aquí lo que parece que significa progreso en Bédar: construcción desordenada por toda la sierra…
Como era de esperar, no estoy en nada de acuerdo con nada de lo que se comenta en este artículo. Mucho menos estoy de acuerdo con eso de que Miguel Barón sea el «padre de Bédar». Si el gran mérito de este alcalde fue el de «captar» a la población de origen extranjero y «multiplicar» así la «exigua» población local,y que esto supone «el desarrollo económico y el progreso social de Bédar» (sic), estamos listos. Ahora resulta que el «progreso» y el «desarrollo económico» consiste en el «boom» inmobiliario totalmente desbocado que ha afectado a todo el levante y que con tanto entusiasmo abrazamos en Bédar. De ahí la crisis actual, me sorprende mucho que hoy en día, alguien pueda afirmar con tanta tranquilidad que esa locura era «desarrollo económico yo progreso social». ¿Progreso social significa aumentar en casi un 50% la población foránea inglesa? Yo creía que era, más bien, disminuir la tasa de paro y asegurar y mejorar los servicios base a los vecinos (ya sabe usted, transportes públicos, acceso a la sanidad, etc…) Eso explíqueselo usted a todos los que se tienen que marchar de Bédar porque no hay trabajo.
También encuentro muy discutible, señor Muñoz Soler, eso de que «Es la población extranjera la más activa». ¿Su integración es plena? Yo eso no lo veo tan claro, los hay que se han integrado y los hay que no parecen muy por la labor. Por muy concurrido que sea el mercadillo, que sin duda lo es, no considero eso signo de absolutamente nada.
Para rematar el artículo, señor Muñoz Soler, me sorprende mucho el último párrafo… «Como centro turístico sostenido en que ha basado su economía, cada vez más atrae a ingente número de personas al estar llamado a erigirse en un centro culinario alternativo en el Levante Almeriense en plena competencia a los establecidos» ¿A qué se refiere?
Y luego eso de que «La sostenibilidad en que Bédar está basando su economía…» ¿En serio se cree eso? yo recuerdo, hace no muchos años, como nos ponían verdes por hablar de «sostenibilidad» en Bédar, y también he sido testigo de la asombrosa «transformación» sufrida precisamente cuando el mercado de la construcción entró en crisis ¿qué casualidad, verdad? entonces sí que empezaron a hablar de «sostenibilidad». Pero solo han hablado de ella, de momento no hemos visto nada sostenible más que algunas iniciativas por parte de vecinos mientras que estos progresistas no esperan más a que le caigan las subvenciones del cielo…
No, con todos los respetos, yo no creo que se pueda considerar a Miguel Barón como padre de Bédar. Aumentar la población artificialmente al 50% aprovechando la burbuja de la construcción y la masificación en Mojácar puede que requiera de una «inteligencia fuera de lo común»… pero eso no ha servido para proveer de servicios ni de ningún medio económico al pueblo. Si Bédar atrae el turismo es por su propia belleza intrínseca, y hasta incluso eso lo pusieron en riesgo con tanta construcción alocada. Ese «progreso» no fue más que pan para hoy y hambre para mañana. O hambre para hoy, porque ahí estamos.