Es estupendo poder leer la noticia que sigue:
La ermita de La Serena, cerca de ser declarada BIC
Europa Press [ 25/09/2011 – 0:12: ]
La Delegación Provincial de Cultura de Almería ha sometido a información pública el procedimiento de inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural (BIC), de la Ermita de La Serena en el término municipal de Bédar, según indica el anuncio publicado este miércoles en el BOJA.
Así, dado que se encuentra en tramitación el procedimiento para la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, y dado el estado en que se encuentran las actuaciones, se anuncia la apertura de un período de información pública, de forma que el expediente se expone en la Delegación durante un mes.
Según expresa el anuncio, las personas interesadas en conocer dicho expediente pueden acudir a partir de este jueves a consultarlo y examinarlo, de forma que también podrán formular alegaciones si lo estiman pertinente. El lugar de exhibición es la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura.
Recuerdo que todo esto empezó cuando publiqué en este mismo blog una fotografía en la que aparecía la mezquita con un cartel de «en venta», indignado por el hecho que se pusiera en venta un bien histórico del pueblo porque el ayuntamiento no se interesaba en su compra. A partir de ahí se interesó la prensa, llegó a diferentes organismos interesados en la protección del patrimonio histórico y… voilà, se hizo el milagro.
Y ¡oh sorpresa! justo desde que saltó el tema a la prensa, el alcalde se excusó diciendo que los propietarios pedían mucho dinero y que por eso no la habían comprado, pero yo ya había podido comprobar por mí mismo que tampoco habían puesto interés en negociar con ellos; por entonces era todavía concejal de Bédar y pude experimentar como el alcalde eludía mis preguntas y peticiones al respecto de la mezquita y otros temas en un famoso pleno del que ya hablé en su momento (todavía no me ha contestado, por cierto.) Por todo esto me sorprende leer en la prensa como afirma sin ningún pudor que la mezquita siempre ha sido una prioridad para su gobierno. Pues menos mal. Vivir para ver.
Pues bien, la mezquita ya va camino de ser BIC, y me alegro por la parte que me toca, y sobretodo porque es una de las cosas que en su momento prometimos hacer cuando Levante Sostenible era todavía un partido político en activo, y recuerdo exactamente lo que dijimos entonces en nuestro programa:
Mezquita de Serena
Desde el Ayuntamiento se realizarán negociaciones tendentes a la adquisición para el pueblo de la antigua mezquita/iglesia de Serena, o bien a proceder a su expropiación mediante justiprecio establecido por tasadores imparciales. Queremos restaurar este edificio, declararlo BIC y darle una aplicación, como ubicar temporalmente el Museo arqueológico y etnográfico
Ahora ya tenemos a nuestro alcalde declarando a la prensa que está inmerso en negociaciones para su adquisición. Pero una vez pasada la tormenta estoy seguro que volverán a las andadas y volverán a dejar dormido el tema, que es lo que mejor saben hacer, a ver si hay suerte y se cae esa mezquita tan molesta. Pero bueno, ahí estaré para ir dando empujoncitos.
Lo más importante de todo es que a pesar de tenerlo todo en contra, con constancia y tenacidad se pueden conseguir muchas cosas.
Al fin y al cabo, yo no gano nada con todo esto. Realmente, y pese a quien pese, es Bédar la que ha ganado. La mezquita es de Bédar y para Bédar debe ser.
Para finalizar este tema adjunto algunas cosillas que tenía publicadas en mi antigua página web, además de los bocetos que hice en su momento (creo que por 2004), cuando la mezquita no importaba a nadie. Solo quiero añadir a lo que dije en su momento es que se trata de una mezquita-fortaleza, al igual que la iglesia de Bédar era una iglesia-fortaleza, donde los musulmanes se escondían cuando atacaban asaltantes cristianos. De ahí la austeridad en la decoración y la solidez de la construcción.
El edificio impresiona por su austeridad, los fuertes muros de mampostería de piedra y ladrillo dan un aspecto de solidez. En la fachada principal se observa una entrada con un arco de medio punto con un alfiz de ladrillo que sobresale ligeramente de la fachada en el cual no se aprecian restos de ningún tipo de decoración. Las fachadas laterales son anodinas, solo hay una pequeña ventana rectangular en la fachada izquierda.

La sala de oración es un espacio rectangular dividido en tres naves por dos sencillos arcos de medio punto. Hay dos aberturas en sendas naves laterales que dan paso a la parte posterior de la mezquita, también rectangular y más pequeña donde se instalaron los atroces para el almacenamiento de la oliva. El interior está bastante deteroriado, por los largos años de uso como almazara y por su posterior abandono. En la actualidad está cubierto de matojos y es usado como trastero para muebles viejos entre los cuales se pueden ver todavía los diferentes elementos que componían la almazara.
No queda ni rastro de las cubiertas originales, debió estar provista de una cubierta a dos a dos aguas provista de teja curva o árabe. Posteriormente fue provista de otra cubierta más baja que cuya parte central se acabó derrumbando, todavía se mantiene el de las naves laterales. Esta techumbre posterior cruza a nivel de la ventana lateral, tal y como se puede observar en la fotografía que acompaña a este texto. en la estancia posterior de la mezquita se pueden observar dos cubiertas a diferente nivel, aproximadamente el tercio derecho tiene una techumbre que comienza en la parte más alta parte del muro posterior de la sala de oración, en los dos tercios de la izquierda comienza en cambio a un nives más bajo del mismo muro.

Hay todavía muchos lugareños que recuerdan como funcionaba esa almazara. Según recuerdan, las bestias cargadas con las olivas pasaban por la anteriormente citada puerta en su parte lateral, una vez dentro y por medio de una abertura a la izquierda pasaban a un pasillo donde se encontraban una serie de recipientes llamados «atroces», en ellos se almacenaba la oliva, a la espera de que le llegara su turno para ser convertida en aceite.
Al fondo de la nave principal se encontraba el molino, con tres piedras cónicas y que, movidas por una mula o burro, trituraba la oliva que se iba colocando sobre la solera. La pulpa resultante se colocaba en unos cojines fabricados con esparto esparto, eran redondos y con un agujero en medio que encajaba con el tornillo de la prensa, sus bordes se curvaban hacia arriba formando un fondo de saco donde se colocaba la pulpa. Se colocaban varios de estos cojines en el tornillos de la prensa, que se encontraba más hacia el centro de la nave y una vez así dispuestos varios hombres se encargaban de accionar la prensa obteniendo del prensado un líquido que iba a caer a un depósito situado al pie de la prensa.
Una vez prensada la pulpa el líquido resultante se lavaba con agua caliente para separar el aceite de los turbios, para calentar el agua se disponía de una caldera que era alimentada con leña o con la sipia resultante del prensado que quedaba en los cojines. Los turbios se echaba por una acequia que pasaba por un agujero practicado en la vieja entrada tapiada de la mezquita e iba a parar al exterior. Estos turbios podían ser recogidos para hacer jabón. El aceite se guardaba en unos cántaros de aceite de hojalata que se usaban para su transporte pues eran más resistentes en caso de caídas evitando en tales casos la pérdida del preciado líquido.
Se podía pagar al almazarero con una parte del aceite (la maquila) o en dinero, y el dueño del aceite se llevaba la sipia, si no se había gastado para calentar el agua ya que algunos llevaban leña para tal menester, que podía ser utilizada como pienso para el ganado (para cerdos o gallinas, mezcladas con harina de cebada o de maíz) o también como abono.