«Luces y Sombras», minería y religión: la capilla de El Pinar de Bédar y el báculo de la Virgen de las Angustias

En estas fechas de Semana Santa son las perfectas para hacer una pequeña referencia a otras de las joyas que se pueden observar en la exposición «Luces y Sombras» de Vera, que sobrepasa ya los 3000 visitantes y que, gracias a las aportaciones particulares, ha aumentado los objetos expuestos.

«Minería y religión» es una de las secciones que se pueden ver esta exposición, que pone en evidencia la fuerte vinculación entre creencias religiosas y el mundo minero almeriense, en especial la Virgen del Carmen, patrona de los mineros y transportadores. En la exposición destaca una talla de un Sagrado Corazón con una historia más que interesante, muy ligada a la minería bedarense. El que fue el antiguo poblado minero de El Pinar de Bédar, actualmente una pedanía bedarense muy implicada en la recuperación de su pasado minero, fue creado en los años 1870 por la poderosa Compañía de Águilas tras adquirir el coto de minas de plomo y cobre.

Cuando la Compañía se centró finalmente en las minas de hierro de Serena, aprovechó sus instalaciones en El Pinar, desarrollando un completo poblado minero, alrededor de la bomba de suministro de agua que llegó a albergar además un hospital y un cuartel de la Guardia Civil.

Ruinas de la iglesia de El Pinar marcada sobre una fotografía aérea de 1973

Como no podía ser de otra manera y para asegurar también el bienestar moral de sus mineros, la Compañía instaló una capilla dedicada a San Fernando, que sería el patrón oficial de esta pedanía, celebrando unas ostentosas fiestas patronales en su honor. No poseemos muchos datos de como era esta iglesia, a pesar de ser las pocas que se salvó de la destrucción durante los tristes episodios ocurridos durante la guerra civil española, no escapó sin embargo al cierre y desmantelamiento del poblado tras el cese de la actividad.

Al tratarse de una iglesia de titularidad privada, los directores de la Unión Bedareña consiguieron evitar su destrucción, especialmente de las tallas religiosas, escondiéndolas en una de las muchas casas-cueva que había entonces. Tras la contienda, y ante la falta de elementos religiosos, diferentes parroquias solicitaron a la compañía minera que les prestaran los objetos litúrgicos necesarios para realizar los oficios o celebrar fiestas religiosas, en especial la de Los Gallardos y la de Turre.

Sagrado Corazón de Jesús original de la capilla de El Pinar. Delante de él se expone un lampadario del panteón de la familia Anglada

La desmantelación de los edificios del poblado se realizó durante los años de la posguerra, sin embargo, la presencia de algunos guerrilleros por la zona aceleró la partida de los últimos encargados que quedaban en El Pinar, por lo que muchos de los elementos de esta iglesia fueron vendidos, algunos cedidos y una parte fueron adquiridos empleados de la compañía.

Sabemos, por ejemplo, que el confesionario fue adquirido por la iglesia de Turre, mientras que el retablo fue cedido a la iglesia de Bédar, que es el que actualmente podemos ver allí. La iglesia de Bédar también recuperó la imagen de San Fernando y una pequeña talla de la Virgen de Lourdes. El San Fernando se rompió durante una procesión cuando se utilizaba como sustituto de San Gregorio, por entonces se comentaba que estaba en mal estado y no fue reparado; la virgen aún se conserva. El resto de los efectos fueron también vendidos, incluida la campana de la capilla, por la que sabemos que se interesó una hermandad de Vera.

Afortunadamente, una talla de un Sagrado Corazón y un copón de eucaristía fueron adquiridos por un empleado de la Compañía y ha sido conservados hasta hoy en día, pudiendo contemplarse de nuevo en la exposición «Luces y Sombras» junto a otro objeto sorprendente, el copón de eucaristía de la iglesia.

Copón de eucaristía de la iglesia de El Pinar a la izquierda. Punzón de la casa del orfebre francés Placide Poussielge-Rusand y su fotografía a la derecha. Placide Poussielgue-Rusand (1824-1889) fue un importante orfebre francés, cuyo negocio fue seguido por su hijo y nieto hasta su cierre en 1963

El copón nos indica que la Compañía realizó una inversión importante en la capilla para sus mineros. Por lo que parece, todo el conjunto fue adquirido en París en la casa de un prestigioso orfebre, la casa de Placide Poussielge-Rusand, que fue orfebre de su Santidad el Papa. En efecto, la patena presenta el sello de esta prestigiosa casa, no así el copón, por lo que creemos que en algún momento se perdió, siendo substituido por otro de menor calidad pero apto para seguir celebrando los oficios. Este copón con la patena original. Este copón se expone también en la citada exposición «Luces y Sombras», otra de las reliquias expuestas ligadas a la historia minera de la provincia.

Báculo de la Virgen de las Angustias realizada con plata sin refinar de la fundición Esperanza

Para acabar, queremos resaltar también un objeto realmente remarcable. Se trata de un báculo realizado con plata no refinada con un origen realmente asombroso: se trata de la primera plata copelada en la fundición Esperanza de Villaricos, procedente de la mina del mismo nombre del barranco Jaroso, una de las míticas minas ricas de Almagrera.

Os recordamos que debido al éxito de visitas a la exposición «Luces y Sombras. La sociedad del Sureste de España en tiempos mineros. S. XIX y S. XX», se ha acordado ampliar el horario de apertura hasta las 21’00 horas. El horario de visitas será de Lunes a sábado de 10’00 a 14’00 h y de 17’00 h a 21’00h y domingos por la mañana. El jueves Santo por la tarde y viernes Santo ( mañana y tarde), la exposición estará cerrada. Se volverá a abrir en su horario habitual el sábado 8 de abril hasta el 7 de mayo. ¡Os esperamos!.

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La iglesia-fortaleza de Bédar

Aprovechando la creación de la nueva ruta urbana de Bédar, hoy vamos a hablar de uno de los puntos de interés de la misma, la iglesia parroquial de Santa María de la Cabeza.

 

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La parroquia de Bédar se creó el año 1505 con la conversión forzosa de la población musulmana (mudéjares), convertidos así en moriscos. La cristianización del antiguo reino musulmán de Granada supuso en la práctica que se utilizaran las antiguas mezquitas para el culto católico. Así pasó con las de Bédar y Serena. Tras un periodo de utilización se decició la construcción de nuevas iglesias. Así, en 1501 se promulgó una Bula para la construcción de las iglesias del Arzobispado de Granada, haciéndolo en 1505 las de la diócesis de Amería. La mayoría ya estaban construidas cuando se produjo la sublevación de los moriscos.

 

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Se trataban de pequeñas iglesias rurales que, a parte de ofrecer los servicios religiosos, sirvieron de refugio ante ataques de piratas o monfíes. Su función de fortaleza es evidente. El orificio original, sin las ampliaciones posteriores, daba una impresión de solidez, con sus muros altos sin grandes ventanas y con su sólida torre provista de saeteras defensivas.

 

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Con la sublevación de los moriscos de 1568 muchas de estas iglesias fueron parcialmente destruidas o incendiadas, por lo que tuvieron que ser reconstruidas a partir de 1570, cuando finaliza el levantamiento. Es por eso que varias de estas iglesias de la diocesis de Almería ostenten el escudo del obispo de Almería Antonio Corrionero (1558-1570). Con respecto a las iglesas de Bédar, el LAR es claro en este sentido: se indica que la iglesia de Bédar era nueva y buena para que se pudiera celebrar el culto divino, y otra “iglesia vieja” que se menciona al describir las propiedades de moriscos y cristianos viejos. Esta «iglesia vieja» se corresponde con la antigua mezquita de Bédar, que se ubicaba no lejos de a actual iglesia, aunque su ubicación exacta no la conocemos.

Conforme fue aumentando la población estas iglesias se empezaron a quedar pequeñas, por lo que tuvieron que ser ampliadas la mayoría de ellas durante los siglos XVII y XVIII. Las ampliaciones en la de la iglesia de Bédar datan de esa época.

 

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El origen de Bedar y Serena: mitos y realidad

Desde hace tiempo cuando se habla del origen de Bédar se cuenta la historia de Ben Beder, un musulmán importante que vivió en el pueblo y que le dio el nombre tal y como lo conocemos.

No sé de donde proviene este supuesto origen etimológico del nombre Bédar, antes simplemente no se sabía, y un buen día apareció ben Beder de la nada. Bien es cierto que es muy útil tener una buena historia sobre el origen del nombre del pueblo de cara al turismo, y si no hay nada se ha de buscar.

Inicialmente pensé que podría proceder del árabe Badr, «luna llena», que creo que se utilizaba también como nombre. Ben Badr o Ben Beder sería, por lo tanto «hijo de la luna llena». No se puede negar que es muy bonito, recuerda a la canción de Mecano. Demasiado bonito quizás.

Lo primero que llama la atención al entrar en Bédar es la iglesia, que ostenta el escudo del obispo Antonio Carrionero (1558-1570), y aunque con diversas modificaciones, la torre de planta cuadrada corresponde a la etapa constructiva inicial. Se trataba de una iglesia-fortaleza por si aparecían piratas u otros invitados no esperados, poder refugiarse en ella. Pero ésta no fue la única iglesia de Bédar, el LAR de Bédar habla de la Iglesia Vieja, ýa en ruinas después de la guerra de los moriscos. Esta iglesia vieja no era más que la vieja mezquita de Bédar, que fue reconvertida en iglesia.

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No se puede dudar del la importante impronta de época musulmana de Bédar y Serena. Según indica el historiador Juan Grima, el origen de ambas debió tener lugar entre los siglos VIII y X, cuando la inestabilidad tras la conquista musulmana obligó a la población mozárabe (cristianos no convertidos bajo dominio musulmán) a esconderse en la Sierra. Bédar, Serena, Teresa y Cabrera debieron fundarse en esa época. Se han recogido algunas palabras en Bédar de origen mozárabe,como por ejemplo la forma payuelas (viruelas) o el topónimo Fornos. La recogida de estas palabras usadas en Bédar la debemos, entre otros, a Joan Corominas, famoso filólogo español que estaba casado con Bárbara de Haro, nacida en Bédar y a la que debemos que el filólogo y etimólogo catalán recogiera diversas palabras singulares utilizadas en Bédar, como son latonero, présul, figüelo, sólsa, etc.

Los mozárabes de Bédar y Serena marcharon seguramente en 1125 con la incursión del rey aragonés Alfonso I el Batallador, y los que no huyeron con él fueron expulsados por los almorávides. Los nuevos pobladores musulmanes del peublo son los que hicieron la Bédar que conocemos, los sistemas de riego en terrazas, las norias, las acequias y balsas…

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Pero ¿es cierto que el origen etimológico de Bédar y de Serena procede del grupo de mozárabes que buscaban un lugar seguro en la Sierra? ¿fueron los posteriores pobladores mudéjares o árabes? ¿cabe pensar que ya hubiera alguna población anterior en estos lugares del que pudieran provenir estos nombres? Muchas veces nos olvidamos de Serena, pero en su tiempo fue una población incluso más grande que Bédar, con su mezquita-fortaleza y su propio hisn. Por cierto que durante un tiempo pusieron un cartel informativo delante de la mezquita que rezaba «ermita árabe de Serena» y hasta hoy en día se refieren a ella como ermita árabe, entre ellos nuestro alcalde y sin ir más lejos en la última resolución para su protección se la siguen llamando «ermita de Serena.» Pero ¿qué es una ermita árabe? decir eso tiene tan poco sentido como decir «mezquita católica». Es una mezquita y musulmana, por supuesto y depués reutilizada como iglesia, y posteriomente almazara. Nunca fue ermita.

Según me contaron algunas personas, alguien en Bédar entendido en la materia afirmaba que una parte de la mezquita de Serena estaba construida con piedras procedentes de otra construcción de época romana. No es la única referencia a los romanos, diversos autores ya mencionan que las minas de plomo argentífero de el Pinar de Bédar ya eran explotadas por los romanos. No hay, sin embargo, pruebas que lo demuestren, pero… pero Tapia Garrido apunta en su Historia General de Almería y su provincia que Schulce cree que Serena es un derivado del latín Serius. ¿Podría haber existido una antigua casa de campo romana en la zona? es una posibilidad,no hay que olvidar que existían, tanto en Bédar como en Serena, fuentes de agua potable.

Pero es más, incluso nos podemos remotar más atrás, el término Bédar podría ser de origen íbero, Joan Corominas y Josep María de Casacubierta escriben en su Onomasticon Cataloniae que las terminaciones átonas -ar y -al están muy extendidas en la toponímia que se considera ibérica… como Bédar. ¿Por qué no?

Que cada cual piense lo que quiera, pero me parece mucho más intrigante y atractivo el misterio de no saber exactamente su origen, quizás algún día quede claro de donde proviene el nombre, quizás por alguna inscripción o algún antiguo documento. De momento prefiero apostar por Joan Coromines, Schulce, Tapia Garrido y Juan Grima.