Empezamos este nuevo post de nuevo con un recuerdo a todos aquellos familiares, amigos y conocidos que nos han dejado en estos momentos tan difíciles y mandamos un abrazo a todas sus familias. Sin duda habrá cosas que cambiarán después de los terribles acontecimientos que vivimos, o al menos debería. Como muchos en estos días, hemos recurrido al pasado con fotografías, ya sea en blanco o en color, que nos retrotraen a tiempos quizás más felices. Pretendemos, sin embargo, poner un punto positivo e intentar hablar de proyectos para el futuro… aunque basadas en el pasado.
Almería y el levante almeriense volverá a ser sin duda ese lugar privilegiado de turismo, pero queda pendiente avanzar y adaptarse, no sería buena idea quedarse tan solo en el turismo de playa y chiringuito, con hoteles abarrotando la costa. La rehabilitación y reciente abertura al público de la geoda gigante y la mina Rica de Pulpí, con gran éxito, parece haber abierto la veda para una actividad inédita en Almería, la del turismo geominero. No es nada nuevo, sin embargo, y Bédar desde hace años se plantea y se trabaja por realizar proyectos de visita de dos de sus minas emblemáticas: la Higuera y la Mulata.

En la parte superior mostramos un esquema de la mina Mulata y sus labores en relación a Bédar. Como se puede observar están literalmente junto al núcleo poblacional y, algunas, hasta por debajo. Además, esta mina es el punto de partida de uno de los ramales del ferrocarril de Bédar a Garrucha, de lo que en un futuro podría ser un cordón umbilical que uniera Bédar y su sierra a Garrucha y la zona de playa y fiesta, tal y como proponen Andrew Devey y Juan Antonio Soler en el trabajo sobre el cable aéreo y el ferrocarril Bédar-Garrucha que pronto verá la luz.
Si la mina Higuera se encuentra en una posición privilegiada junto a la ruta de la minería de Bédar, la mina Mulata tiene la ventaja de encontrarse junto (y debajo) de Bédar, lo que facilita y abre numerosas posibilidades turísticas. Un proyecto preliminar de estudio de las posibilidades turísticas fue ya realizado y presentado al Ayuntamiento de Bédar, que hasta el confinamiento obligado estaba planeando ya el inicio de sus primeras fases.

Plano de las galerías y niveles de parte de la mina Mulata, procedente del estudio realizado en 2018 por Thomas Pesenti y Maxence Regnault.
Entre las muchas y variadas posibilidades de aprovechamiento turístico de esta enrevesada red de salas y galerías subterráneas, lo suficientemente impresionantes como para que fueran elegidas como lugar para esconder el tesoro de Flint, en la conocida película La Isla del Tesoro de 1972, que contaba con el célebre Orson Welles como Long John Silver. En la película se aprecia perfectamente las escenas rodadas en la mina Mulata, en unas escenas rodadas en la entrada superior y en una de las salas más grandes de la red de labores.


Dos fotogramas de La Isla del Tesoro de 1972, en los que se ve a Orson Welles en una de las «salas» de la mina, concretamente a la que se accede por la entrada número 3 en el plano superior.
No trataremos aquí de los muchos y diversos tipos de aprovechamiento turístico que se proponen en el estudio de 2018, nos ceñiremos al tipo de turismo más típico y que se espera de una mina cargada de historia, pues empezó a explotarse en 1896: las reconstrucciones históricas. De este tipo de adaptaciones tenemos numerosos ejemplos en toda España y Europa, galerías preparadas para mostrar el trabajo en la mina, visitas guiadas por las galerías, trenes turísticos de exterior y de interior, efectos de luz… muchos son los tipos de actividades que se pueden llevar a cabo y de los que haremos un recorrido.

Los trenes turísticos son un recurso habitual para acercar a los turistas a las minas algo alejadas. En Bédar casi no sería necesario dada la cercanía al pueblo, pero no estaría de más algún tipo de circuito, sobre todo en un municipio como Bédar, con una extensa historia ferroviaria que no se espera en una población tan pequeña. En la fotografía superior tenemos un tren turístico en una mina de La Unión (Murcia).

Los trenes mineros que recorren el interior de las labores son más raros, pero en Bédar sería posible, al menos teóricamente, contar con uno. En la fotografía superior tenemos un montaje de uno de estos ferrocarriles en una de las galerías reales de la mina Mulata para poder hacernos una idea de lo que significaría. Como bien dicen una imagen vale mil que mil palabras, así que nos vamos a ayudar de muchas de estas reconstrucciones para que no haga falta ni imaginar cómo podría quedar realmente.

La iluminación de edificios emblemáticos del patrimonio siempre consigue unos efectos remarcables. En la fotografía superior tenemos unas instalaciones mineras iluminadas en Linares. En la Mulata de Bédar los efectos de iluminación sería otra de las posibilidades.

Las posibilidades de iluminación son muchas, tanto para apreciar bien los detalles como para recuperar el ambiente original con la iluminación, como en el caso de la reconstrucción superior de una galería de la mina Mulata, de la luz característica de un carburo en una oscura galería.

La recreación de escenas mineras, con material de la época (auténtico restaurado o reconstrucciones) es otra de las posibilidades, quizás la más clásica y muy apreciada por los que quieren conocer la historia de la mina y zambullirse en la sensación y el ambiente que se vivía en estos lugares. En la fotografía superior tenemos una de estas galerías preparada en las minas de sal de Wieliczka, en Polonia.

Esta es otra fotografía de una galería preparada para visitas de una mina española, con una vía y una vagoneta volquete, el suelo está cubierto con grava para evitar el polvo y una iluminación adecuada permite apreciar todos los contrastes y texturas de las galerías que se visitan.

Otra visita guiada, esta vez en las minas de Almadén, donde se muestra la figura de un minero en pleno trabajo.
¿Cómo quedarían estas escenas en la mina Mulata de Bédar? Veamos algunas reconstrucciones:

Sin duda lo que todo visitante espera encontrar en una mina son vagonetas. En la Mulata se usaron las típicas vagonetas basculantes, de las que hubo numerosos modelos. Aunque no se ha conservado ninguna, no sería descabellado conseguir alguna de ellas o incluso reconstruirla, se conservan fotografías de época de esta mina donde se ven dichas vagonetas, por lo que su reconstrucción más que exacta históricamente es perfectamente posible. En la fotografía vemos dos de estas vagonetas acompañadas del maniquí de un minero en uno de los pasos interiores de la mina Mulata, junto a varios de los pilares de mampostería de la mina.

Otra de las posibilidades es mostrar la fauna típica cavernícola, tanto salvaje como la utilizada en las labores mineras. En la imagen superior, el maniquí de una mula arrastra unas vagonetas por una de las galerías de la mina Mulata, en lo que se conocían como «ferrocarriles de sangre». Las minas podían contar con establos improvisados y muchos de estos animales no veían el sol con mucha frecuencia.

Una buena colección de minerales y rocas es otra de las posibilidades, ya sean típicas de la zona o recogiendo curiosidades de la región. En Bédar ya se cuenta con una colección geológica, per no cabe duda que una mina real, como la Mulata (la que se muestra en la fotografía superior) sería el marco perfecto para exponerlas.

Pero no hay mina sin mineros, y el trabajo quizás más duro era el del picador, como en la reconstrucción superior, en el que el maniquí de un minero arranca el mineral a pico en un frente de corte de una mina. Unos carteles explicativos en varios idiomas serán de gran ayuda para el visitante.

Pero no todos los mineros usaban el pico. Los barreneros se encargaban de hacer los agujeros para las cargas de dinamita. En la Mina Mulata, que cerró hacia 1926, la evolución de las técnicas mineras permitió el uso de martillos neumáticos y otros avances tecnológicos como las barrenadoras. Estos operarios realizaban las barrenas en las zonas con mineral de forma estratégica para poder arrancar la máxima cantidad posible. Una vez preparados los explosivos se avisaba mediante el sonido de una caracola que se iba a proceder a la explosión para que todos pudieran ponerse a salvo. Un maniquí barrenando un frente de mineral en la mina Mulata sería una posibilidad para mostrar estas tareas tan típicas de las minas.

Sin duda, una de las cosas más terribles es el trabajo infantil, que pese a lo que se piense se prolongó mucho más allá de principios del siglo XX. Y, desgraciadamente, sigue practicándose en otros países. En la Mulata también fue una práctica habitual el trabajo de los «muchachos», como en todas las minas de la época. Cuentan que los niños llevaban el mineral a la espalda en cestas de esparto de una arroba, sobre una chapa de hierro para evitar que el mineral, casi siempre húmedo, empapara la ropa del muchacho. Con ellas a la espalda subían y bajaban las estrechas trancadas, escalas y rampas. Una escena muy dura, pero necesaria, sería la de un maniquí de un niño de los de entonces en pleno trabajo, como el que se representa en la escena, con un niño cargado subiendo por una precaria escalera de pitas por un pozo casi vertical. Para que la experiencia sea más interactiva, un cesto cargado con una arroba exacta de mineral puede servir para que visitante experimente lo que debía ser llevar esa carga.

Reconstrucción artística de las cestas de mineral tal y como se describe por los testigos que hemos consultado. La cesta de esparto estaba fijada a una placa de chapa, que permitía sujetarla al cuerpo por medio de sogas y cuya función principal era la de evitar que el mineral húmedo empapara la ropa, lo que podría hacer enfermar rápidamente al usuario.