Nuevo divisor púnico en Baria (Villaricos)

Hoy nos hacemos eco de la identificación de un nuevo divisor de la serie de monedas acuñadas en la púnica Baria (Villaricos), publicado en Aula Orientalis, la Revista de estudios del Próximo Oriente Antiguo (clicar sobre el nombre o alguna de las imágenes para acceder).

Duplo de Baria, imitación de la empresa Remoneda, muy conocida por este tipo de imitaciones que a veces se usan de forma fraudulenta, pero que nos ayuda a ver como eran estas acuñaciones.

Duplo de Baria, colección privada.

Hasta ahora se conocían solo dos tipos, el duplo y la mitad. En la fotografía superior, el duplo de Baria , con peso del doble de un shekel de unos 10-11 gramos, siguiendo la metrología de los acuñados en Ebusus (Ibiza). En Baria se emiten también mitades, de unos 5-5,5 gramos.  Para sus amonetaciones, las autoridades de una ciudad solían escoger un símbolo de la autonomía política de la ciudad e ilustrar o hacer propaganda de alguno de los elementos identitarios que les fueran más queridos. La iconografía de Baria es muy significativa, presenta una cabeza femenina velada mirando hacia la derecha y una palmera datilera en el reverso, como representación del árbol de la vida. Esta cabeza presenta a la diosa Astarté con un estilo egiptizante (identificada con la Isis egipcia).  La mitad representaba también un símbolo también claramente de influencia egipcia, un ureus (un sol con cobras reales) en el anverso y al igual que un duplo una palmera en el reverso.

La moneda superior muestra la mitad  (medio shekel) de Baria. En su anverso muestra un ureus de influencia egipcia, en el reverso, la palmera datilera. En el sistema monetario de Baria solo se usaron los dobles de la unidad (el shekel) y su mitad o divisor, algo que no era  inédito en el mundo púnico. Vendrían a ser como los billetes grandes y la moneda menuda para pequeños intercambios, y ya desde hace tiempo se planteaba la existencia de otro tipo de divisores, incluidos algunos en plomo.

Baria se ubicaba sobre la antigua ensenada formada en la desembocadura del río Almanzora, al pie de Sierra Almagrera, conocida por sus ricos recursos minerales, y controlando las fértiles vegas fluviales. Desde su posición en la costa, podía comunicarse con la Bastetania íbera. Su puerto era un punto de paso obligatorio hacia el estrecho de Gibraltar (Gadir) y el norte de África. Tras la toma de Qart Hadasht (Cartagena) por los romanos durante la segunda Guerra Púncia, Baria era el siguiente paso lógico, su control podría evitar la llegada de refuerzos desde Gadir y el norte de África. Dada la importancia estratégica de Baria para los cartagineses, ésta estaba bien defendida y disponía de una guarnición y fuertes murallas.

La toma de Qart Hadasht debió alertar a los habitantes de Baria, aliados de los cartagineses, que se aprestaron a la defensa. De hecho, fue Baria la única ciudad del sur de la península que resistió a los romanos, el resto, simplemente, capitularon.  Sin duda el asalto de Baria fue un mensaje claro de lo que pasaba a los que se les oponían al poder romano.

Las fuentes que nos hablan de este asedio son coherentes entre sí, además se ha podido documentar arqueológicamente este episodio, lo cual no es muy habitual. Según estas fuentes, Escipión puso asedio a las murallas de Baria, y mientras impartía justicia en su campamento (como era la costumbre), afirmó que al día siguiente impartiría justicia en el tempo situado tras las murallas de la ciudad, en el templo de Afrodita (equiparable a la diosa Astarté púnica) que dominaba la ciudad (en esa época era habitual impartir justicia en los templos).

A parecer, el asedio de la ciudad duró 3 días y la ciudad fue tomada al asalto. Los registros arqueológicos han confirmado esta destrucción de la ciudad, que fue realmente traumática. Estratos de ceniza con numerosos fragmentos cerámicos indican el suceso, rotas de forma voluntaria, junto a numerosos adobos descompuestos. Tras el ataque, quedaron amplias áreas abandonadas que no volvieron a ocuparse. Además, la ciudad dejó de acuñar moneda, a pesar de que contaba con numerosos recursos mineros. Otras ciudades de fundación fenicia siguieron emitiendo moneda con toda normalidad, pero el asalto romano paró la evolución de estas emisiones de Baria. Además, Siret excavó tumbas en las que se encontraron enterramientos colectivos, sin ajuares, en los que un cráneo estaba marcado por marcas de un arma blanca, sin duda una víctima del asalto.

Como decíamos, Baria fue la única ciudad fenicia que se resistió por la fuerza de las armas, todo el litoral hasta Gadir cayó en manos de Escipión sin lucha. En la batalla de Baecula en el 208 a. C., Escipión derrotó al hermano de Aníbal, Asdrúbal Barca; posteriormente vencería en la batalla de Ilipa, en el 206 a. C. a los últimos caudillos cartagineses en la Turdetania, Asdrúbal Giscón y Magón Barca. Así acaba el dominio cartaginés de la península.

Posteriormente Publio Cornelio Escipión acabaría derrotando a Aníbal en la batalla de Zama, cerca de Cartago, en el 202 a. C. poniendo fin al conflicto.

Nuevo divisor púnico. Colección J. M. Flores

El nuevo divisor completa un poco más la apasionante historia de Baria. El nuevo ejemplar fue hallado en las inmediaciones de la antigua Baria, en Villaricos. Es descrita por los autores del artículo como una acuñación oficial que seguía los prototipos cartagineses sicilianos y datándola en una fecha cercana a la conquista romana de Baria. Presenta en su anverso un Zeus barbado a derecha con una cinta en su pelo y en su reverso un prótomo de caballo con una gran crin a derecha.

Trinidad (Palomares): la fundición olvidada de Hilarion Roux

Volviendo al asunto de las fundiciones y sin abandonar el área de Palomares. En los primeros tiempos tras el descubrimiento del filón de plomo argentífero en Almagrera, se instalaron diversos establecimientos de fundición, no solo de los tradicionales “boliches” sino también de fundiciones basadas en hornos de cuba, como ya vimos en nuestro anterior artículo, cuyo coste no era tampoco especialmente exagerado. Muchas de estas primeras fundiciones, generalmente de pequeñas dimensiones, no fueron muy exitosas y rápidamente cerraron, como es el caso de Carmen de Bédar; San Juan (Los Gallardos); Los Pobres de Huércal (Huércal-Overa); Concepción en Vera, y las de Grima, la Encantada y Santa Rosalía en Cuevas del Almanzora.

La fundición que hoy analizamos forma parte de estas fundiciones del periodo que hemos denominado “de primera fase” y que hemos establecido entre el descubrimiento del filón de Almagrera en 1839 y 1850, con la crisis del mercado del plomo. Aunque no es muy conocido, en esta primera fase hubo un factor adicional que favoreció la instalación de fundiciones en toda la comarca: la presencia de antiguas escorias de fundición.

Inicialmente las escorias de fundición de trabajos antiguos eran despreciadas y consideradas perjudiciales para el cultivo de las tierras. Las primeras denuncias de concesiones para la explotación de escorias se realizaron en los distritos de Cuevas del Almanzora y Vera, tras encontrarse granos de plomo fundido entre algunas escorias en 1841. No fue, sin embargo, hasta 1843 que los fundidores de Cartagena consiguieron fundir escorias con éxito y aprovechar el plomo que todavía contenían, especialmente de los escoriales romanos y fenicios, que debido a los métodos más primitivos usados para su fundición (hornos de baja temperatura), podían obtener hasta un 17% de plomo. Rápidamente se reguló la concesión estas demarcaciones, de manera que para que se aceptara se exigió que se estableciera, en un plazo no superior a un año, el lugar en el que esos escoriales se iban a beneficiar.

Plano de 1904 de los terrenos propiedad de la Compañía de Águilas.

Los motivos por los que este punto del litoral delante de Palomares (playa de Quitapellejos y Vera-Playa) fue un punto de concentración metalúrgica desde mediados del siglo XIX y hasta principios del XX, es una de las cuestiones que no tiene una respuesta clara. Aparentemente demasiado lejos de la principal fuente de minerales. San Javier, Madrileña (no muy lejos), San Andrés y Don Guillermo/Santo Tomás, sin contar la fundición de la que nos ocupamos hoy y otra que estuvo casi a punto de construirse al lado de Don Guillermo por parte de la Sociedad Metalúrgica de Mazarrón, nos indican que era un punto propicio para los industriales que hicieron su inversión en dichos negocios.

La principal ventaja fue sin duda el tratarse de un punto de la costa con la profundidad suficiente para facilitar las tareas de cargas y descarga de vapores de cierto tonelaje. Estas fundiciones contaban con sus propios embarcaderos y, la aparente ventaja de la lejanía de las minas, debía verse compensada con no tener que transportar el combustible necesario, que llegaba usualmente en vapores desde Inglaterra. Tampoco tenemos que olvidar que el coto de Herrerías no está muy lejos, así como la zona minera de Los Pelados, y que la Compañía de Águilas acabó instalando un ferrocarril que conectaba Palomares con Herrerías.

Una de las chimeneas de la fundición San Javier a la izquierda con los restos de una de las galerías de humos. A la derecha, vista de un barco de carga de yeso desde Quitapellejos.

A la derecha, los restos del molino que se confunde muchas veces con un horno de fundición por su forma. A la izquierda, escorias cercanas a donde se encontraba la fundición Trinidad.

En el análisis de las fotografías aéreas de los vuelos americanos y gracias a la documentación consultada, nuestro equipo pudo identificar rápidamente las cuatro principales fundiciones: Madrileña, San Javier, Don Guillermo y San Andrés. Sin embargo, los restos de uno de los edificios, unas instalaciones con los típicos arcos que se instalaban en las baterías de cuba, seguían sin ser identificados.

La respuesta a la fundición sin nombre la encontramos finalmente en el Archivo Histórico Provincial de Almería, en la que pudimos documentar una fundición de nombre Trinidad que se instaló en Palomares, término de Cuevas, lo que deja clara su ubicación y lo diferencia de los restos de la fundición Don Guillermo, que se encuentran justo al lado, pero ya en el pago de Palomares del término de Vera.

Mención al «pago de Palomares» en el pleno de una sesión ordinaria del Ayuntamiento de Vera de 4 de julio de 1897.

La efímera fundición fue construida por el banquero e industrial de origen marsellés Hilarion Roux (1819-1898), que en 1842 se trasladó a España como corresponsal de la casa Rothschild y para gestionar sus propios negocios. Instalado en Cartagena, se fue introduciendo progresivamente en la minería y metalurgia, especialmente en la sierra de Cartagena-La Unión y en Mazarrón, además de otros negocios fura de España, creando la Compagnie Française des Mines et Usines de Escombrera-Bleyberg.

Esta, hasta ahora, desconocida fundición almeriense de Hilarion Roux estuvo muy poco tiempo activa, entre agosto y octubre de 1845, con una producción de tan solo 109 quintales con 2 libras de plomo argentífero, que fue transportado hasta la fundición San José de Cartagena para desplatarla, porque por su contenido en plata no podía exportarse. El objetivo de esta fundición está bien definido: “esta fábrica fue construida para fundir las horruras de las demás de este distrito, y no teniendo cuenta a sus dueños continuarla, fue abandonada el 27 de octubre.”

Fotografía aérea y reconstrucción artística de los restos de la fundición Trinidad junto a los de Don Guillermo en funcionamiento.

Los terrenos fueron adquiridos posteriormente por la Compañía de Águilas cuando adquirió la fundición San Javier, instalándose unos almacenes en donde se encontraba la fundición, tal y como podemos ver en el plano de las propiedades que adjuntamos.

Actualmente no queda absolutamente nada de esta fundición, tampoco hemos localizado fotografías de los restos. Las fotografías aéreas nos muestran varias estructuras alargadas con los típicos arcos de mampostería donde se instalaban los hornos de cuba como los que podemos ver en otras fundiciones de la zona y, posiblemente, se intuye también un patio. En los planos de la Compañía de Águilas se observan depósitos de “horruras” cerca de la misma, cerca de los restos del molino que, aún en día, se sigue confundiendo con los restos de un horno de fundición.

Y hasta aquí la historia de esta efímera, pero interesante fundición.

Reconstrucción artística de antiguo grabado que representa la fundición Carmelita en funcionamiento en Villaricos, con Sierra Almagrera a la derecha.

Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de un equipo de investigadores: Antonio González Jódar, M.ª Magdalena Navarro Arias  y José Berruezo García.

Juan Antonio Soler Jódar

30 de julio de 2023

La fundición San Andrés de Palomares (Vera)

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? Si echamos mano de la historiografía oficial del levante almeriense, bien podríamos estar contentos de vivir en esta época y no, por ejemplo, en el siglo XIX, época de miseria en las que los trabajadores esclavizados en las minas morían debido a las malas condiciones y a la desnutrición, cuando no echaban jornadas interminables en el campo para alimentar a sus numerosas familias.

Pero ¿era realmente así? En esa época era perfectamente posible viajar en tren desde Garrucha a Bédar y la costa estaba, literalmente, ocupada por establecimientos fabriles que daban trabajo a centenares de personas, especialmente en la costa de Cuevas del Almanzora. La mayor parte de las minas eran tomadas a partido por mineros a cuenta propia o por medio de contratistas y los principales pueblos alcanzaban sus máximos históricos de población con todo tipo de negocios ligados a la actividad minera, especialmente en Sierra Almagrera y Sierra de Bédar. Vera, convertida en el centro administrativo de la región, albergaba ni más ni menos que una de las Escuelas de Capataces de minas además de todo tipo de comercios, gestores, hostales y otras empresas que proporcionaban todos los servicios necesarios a los negocios mineros. Garrucha era un puerto de referencia en los que numerosos viceconsulados controlaban los muchos negocios, no solo de minerales, que tomaban Garrucha este pueblo como su base de operaciones.

Toda esta actividad ha dejado un enorme legado patrimonial en todo el levante que, desgraciadamente, se ha ido perdiendo bajo la voracidad de la actividad urbanística. Y eso no es lo peor, porque el recuerdo colectivo de esa época fue distorsionándose hacia un falso recuerdo de miseria, hambre y explotación laboral que ha hecho que la gente no pueda ni siquiera imaginar que en esa época las industrias y empresas mineras pudieran estar dotadas de los últimos adelantos tecnológicos.

Vista aérea de los restos de la fundición San Andrés y Don Guillermo

En término de Vera, a poca distancia de Vera-Playa se encuentra una de las reliquias de esta época. Los restos de la fundición de San Andrés se han salvado casi milagrosamente (por ahora) de la acción erosiva del urbanismo. De la treintena de fundiciones que se instalaron en el levante almeriense, ya son pocas las que conservan tantos elementos como San Andrés, pudiéndose equiparar solamente a las fundiciones de El Tomillar y Esperanza Segunda en Cuevas del Almanzora. 

El interés de estos restos, aparte de su excelente ubicación perfecta para un uso turístico, es el hecho que cuenta con todos los elementos característicos de una fundición de plomo típica de finales del siglo XIX y principios del XX. Cierto que ha perdido su chimenea principal, que era de sección circular, pero todavía conserva varias chimeneas secundarias y, sobre todo, unas impresionantes galerías de condensación de humos que, salvo error en nuestras mediciones, la elevan al récord absoluto de longitud de una galería de condensación en una fundición de este tipo, con unos impresionantes 4,2 km de longitud total en una disposición elíptica muy apretada, superando los 3,5 kilómetros que alcanzó la de la fundición Santa Elisa de Mazarrón.

Y, desde luego, su funcionamiento no es tan sencillo como se podría pensar. La misma distorsión histórica de la que hablábamos al principio puede llevar a pensar que se trataba de hornos rústicos de ladrillo y arcilla alimentados con atochas de esparto y leña, evocando más a los primitivos “hornos boliches” de fundición que tanto abundaron especialmente en sierra de Gádor. Pero nada más lejos de la realidad, porque aunque bien es cierto que, sobre todo en una primera fase, se construyeron hornos boliches y fundiciones para plomo sin muchos medios técnicos, rápidamente las fundiciones adoptaron todos los avances necesarios. Hablamos de maquinaria a vapor y modernos hornos de fundición y desplatación perfectamente adecuados para tratar los minerales plomizos y argentíferos del país, sin olvidar tampoco las numerosas menas cobrizas de la zona.

UNA LARGA HISTORIA, 40 AÑOS DE ACTIVIDAD: 1872-1912

La fundición San Andrés tiene también una larga historia. Instalada en 1872 por Francisco Bravo Alarcón, que fue alcalde de Cuevas del Almanzora, la construcción fue favorecida en su momento por un periodo de estabilidad del mercado iniciado en 1849-1950, tanto por la demanda de plomo como por un aumento de la demanda de cobre en el mercado de Londres. Este contexto favorable se vio reforzado en 1869 con el descubrimiento de la plata nativa de Herrerías. En esta primera fase, la fundición fue dirigida por la empresa Bravo y Compañía, fundiendo sobre todo minerales de Almagrera. La crisis del sector hizo que a principios de la década de 1890 la fundición cesara su actividad, siendo adquirida por los Sres. Manuel Campoy Sánchez y Manuel Giménez Sánchez en 1894. Los nuevos propietarios siguieron un tiempo en actividad beneficiando minerales argentíferos de la mina Virtud de San José de Herrerías. En 1898 falleció el director, Manuel Giménez Sánchez.

En 1901 la fundición fue adquirida por el industrial de origen francés afincado en Cartagena Luis Canthal, pasando a la Sociedad Metalúrgica de Almagrera, una filial de la Sociedad Argentífera de Almagrera, bajo la dirección de Fernando Villasante, que estuvo en el puesto hasta su cese en noviembre de 1903. La nueva sociedad inició los trabajos con el encendido de 10 de los 14 hornos de los que disponía la fundición el 19 de enero de 1902 en una ceremonia en la que el párroco de Cuevas, Santos Mulero, ofició una misa. En 1903 era ya la única fundición del levante en seguir en funcionamiento.

En 1902, la Sociedad Argentífera de Almagrera decidió instalar una dinamo para facilitar el alumbrado de las minas de Sierra Almagrera, así como para suministrar electricidad a Vera y el puerto de Garrucha. Esta instalación se puso en funcionamiento el alumbrado eléctrico de la fábrica, una novedad en la comarca, de manera que podían iluminarse los amplios patios de la fundición, además de la extensa galería de condensación. La fábrica proporcionaba energía también para el puerto de Garrucha. Además, la fundición San Andrés era la que abastecía a la Central eléctrica de Villaricos con el carbón necesario para el funcionamiento de sus máquinas.  Por lo que se comenta en los periódicos de la época, la imagen de las galerías de condensación iluminadas de la fundición era visible desde muchos puntos de la costa, a modo de serpiente luminosa. 

En 1907 se instala también en la fundición una nueva máquina de vapor locomóvil, posiblemente para asegurar el flujo de aire adecuado para los hornos. En 1907 la fábrica fundía con ocho hornos de manga, siempre activos, con un total de 4.806 toneladas de plomo fundido, la mayor parte de la producción de Sierra Almagrera.  También se recogen las quejas de los vecinos de Palomares por el riesgo de intoxicación al que se exponían a causa de las humaredas desprendidas por las calcinaciones al aire libre que se estaban realizando en esos momentos, lo que indica que seguía en plena actividad.

En 1910 se contabiliza la producción de 590.317 onzas de plata y hasta 1911 no encontramos otra noticia, la de la instalación de una caldera de vapor en la fábrica. En enero 1912 se recoge también la muerte de un carretero, Juan Egea Martínez, que conducía un cargamento de piedra hasta la fundición.

En un legajo conservado en el Archivo de Vera de marzo de 1915, se recoge un robo efectuado en el almacén de comestibles de la fundición de San Andrés, en la que, aunque sin indicar explícitamente que estaba en funcionamiento, se informa de un basculista que estaba trabajando, indicando también que el director de la fábrica era en esos momentos Juan Gómez Rodríguez.

Entre los diferentes productos ofrecidos por este almacén nos encontramos con cajas de tabaco, cigarros puros, cerillas, alpargatas, calcetines, petacas, sacos de harina, navajas de Albacete y francesas, botones, tijeras, agujas, anteojos, chocolates y latas de ternera con guisantes. Las instalaciones se completarían con edificios administrativos, almacenes y laboratorio, de los que no quedan restos, seguramente por formar parte de la parte de la fundición afectada por la carretera.

Reconstrucción del aspecto de la fundición de la Atalaya en Garrucha.

BREVE RESEÑA SOBRE LA METALURGIA DEL PLOMO Y DE LA PLATA

Aunque no entraremos en una descripción en profundidad de la tecnología de fundición de plomo y recuperación de plata en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX, sí que daremos algunos datos para comprender el estado de esta tecnología y de la evolución que experimentó, mucho más compleja de lo que se pudiera pensar.

Los hornos de fundición que prevalecieron durante la fase de minería anterior en sierra de Gádor y en las primeras fases en el levante almeriense, fueron los conocidos como “boliches”. Se trataba de hornos llamados de reverbero (en el que el combustible no se mezcla con el mineral), en los que se obtenía el plomo metálico por una reacción de “reducción por aire” gracias a los cambios de temperatura y control de los accesos de oxígeno por parte de hábiles maestros fundidores. Eran de fácil construcción y no precisaban de un combustible específico, por lo que se podía usar tanto leña como atochas de esparto. Sin embargo, no eran los más efectivos y mucho del plomo quedaba en las escorias (horruras), pero su bajo coste los hizo proliferar ampliamente.

Los boliches precisaban de minerales ricos y desaprovechaban tanto plomo en las horruras que se tuvieron que completar con hornos de cuba (el mineral se mezcla con el combustible) para tratar las horruras de los boliches. Estos hornos, sin embargo, precisaban de carbón exento de elementos volátiles (coque o carbón vegetal) para evitar interferencias en la reacción y también era necesario que el mineral estuviera oxidado (como pasaba con las horruras) y no en estado “crudo” en forma de sulfuro de plomo (galena). Estos hornos también precisaban de una corriente de aire forzado, que se introducía con fuelles (llamadas pavas) por medio de una manga, por lo que también eran conocidos como “hornos de manga”.

Paralelamente a estas fundiciones sencillas (boliches y boliches/hornos de manga), se empezaron a construir otras fundiciones mejor equipadas y que utilizaban como horno principal los más eficaces hornos de cuba en su versión “horno de manga”, además de otras instalaciones accesorias para desplatación o fabricación de productos manufacturados como son los perdigones.

En el levante almeriense, aunque se construyeron también los tradicionales boliches, fueron estas fundiciones más completas las que rápidamente proliferaron, por el sencillo motivo que la galena de Sierra Almagrera era muy rica en plata y era realmente la plata el principal producto. Para obtener esa plata primero se debía obtener el plomo metálico, y para ello no podían permitirse que parte de ese plomo (y la preciada plata que contenía) pasara a las escorias. Como el mineral crudo (la galena, un sulfuro de plomo) no podía usarse directamente, primero tenía que oxidarse en hornos de calcinación con leña, lo que podía hacerse al aire libre en pilas, en recintos o en hornos de reverbero. Ese mineral calcinado se conocía como “parva”, compuestas de óxidos de plomo a la que se añadían fundentes, conformando la carga de los hornos, que se completaba, generalmente, con coque (carbón destilado) de origen inglés o bien producido en las mismas fundiciones en unos hornos de cuba especialmente diseñados para ello. El óxido de plomo junto al carbono aportado por el coque eran los que aseguraban la reacción de reducción y liberación del plomo metálico.

Los hornos para desplatación de esa época eran las “copelas”, que podían ser por el sistema inglés o alemán (variando en la forma en como se accedía a la copela) y en la cual la desplatación consistía en aplicar una corriente de aire caliente sobre la superficie que iba eliminando el plomo en forma de óxidos (litargirios) dejando al final una “torta” de plata como resultado. Estos litargirios aún se trataban en otros hornos, esta vez de tipo reverbero, en los cual se obtenía el plomo metálico que contenían, para aprovechar el plomo como producto secundario a la desplatación.

Las fundiciones producían, por lo tanto, galápagos de plomo (pobre o rico en plata) y tortas de plata sin refinar. A partir de 1850 estas fundiciones empezaron a tratar también minerales de cobre, aprovechando un contexto favorable del mercado, produciendo cobres en mata sin refinar que eran exportados a fundiciones provistas con el resto de hornos necesarios para completar el refino del mineral, ya fuera en Inglaterra o Murcia. La posibilidad de obtener estas matas de cobre es gracias a que la tecnología necesaria era la misma que la utilizada para producir plomo.

La fundición San Jacinto en Vera/Garrucha.

¿ULTIMAS TECNOLOGÍAS?

Nos encontramos, pues, con tres tipos de hornos básicos en estas fundiciones: los de calcinación, los de fusión (hornos de cuba) y los de desplatación (copelas).

Mientras sierra Almagrera fue produciendo plomos ricos en plata todo fue perfectamente, pero cuando las leyes de plata empezaron a disminuir y los precios del plomo empezaron a no ser tan favorables, las fundiciones empezaron a verse obligadas a adaptarse. Esta evolución tecnológica la vemos en los tres tipos de hornos descritos y lo analizaremos uno por uno.

HORNOS DE FUSIÓN

A a la derecha, un horno de manga de la fundición San Jacinto (Garrucha/Vera). A la derecha, un horno Piltz

A la izquierda, esquema de un horno de gran tiro o atmosférico. A la derecha, un horno americano «water-jacket».

Inicialmente, las únicas mejoras en los hornos de fusión fueron las que experimentaron los sistemas de aire forzado, que pasaron de ser accionados por fuelles por medio de sufridos trabajadores a utilizar ventiladores movidos por mulas y, finalmente, eficaces máquinas de vapor.

En cuanto a los hornos, pronto empezaron a producirse avances que permitieron hornos de cuba mucho más eficaces que los tradicionales de manga. La introducción de los hornos de gran tiro o hornos atmosféricos durante la segunda mitad del siglo XIX aportaron la novedad de no necesitar aire forzado, pero pronto fueron desechados por consumir demasiado combustible. Más éxito tuvieron nuevos hornos que empezaron a utilizar refrigeración con agua de las toberas, como fueron los hornos Raschette o Kast, pero fueron los hornos alemanes tipo Piltz los que resultaron más eficaces, empezando a sustituir a los de manga en el levante almeriense hacia finales del siglo XIX. Su eficacia era incontestable, un solo horno Piltz era capaz de fundir tanto como 13 hornos tradicionales de manga. En San Andrés, estos hornos se instalaron hacia 1901 con el nuevo propietario, Luis Canthal, aunque todavía conservaron algunos de manga. Los nuevos hornos precisaron de nuevos sistemas capaces de proporcionar el agua necesaria, algo que ya comenzó a ser preciso con la instalación de las máquinas de vapor.

Posteriormente se introdujeron otros hornos que también utilizaban refrigeración por agua, los hornos americanos “water jacket”, de los cuales tenemos un ejemplo en el levante en la fundición Santo Tomás de Palomares hacia finales del siglo XIX.

HORNOS DE CALCINACIÓN

La evolución tecnológica también llevó a desarrollar nuevos hornos capaces de una calcinación más perfecta y con el menor gasto de combustible, aunque nos consta que el levante almeriense aún se usaban simples recintos rectangulares o incluso se continuaba calcinando en montones al aire libre.

A partir de 1900 se introdujeron nuevos sistemas de calcinación por medio de hornos de reverbero, concretamente los de Huntington y Heberlein. Sabemos que en 1902 se instaló en San Andrés un nuevo “horno reverbero, para poder atender con más grande eficacia y perfección á la producción de calcinar los minerales”, sin duda uno de estos dos nuevos hornos.

Batería de hornos de calcinación muy similar al de la fundición San Andrés.

HORNOS DE DESPLATACIÓN

Sin duda estos hornos son los que sufrieron una mayor evolución. Las tradicionales copelas pronto empezaron a ser insuficientes cuando las leyes de plata empezaron a disminuir. Estas copelas eran completamente ineficaces para el tratamiento de los “plomos pobres”, que por lo general se enviaban a otras fundiciones, en Almería o Inglaterra, con fundiciones capaces de tratarlos.  

Para tratar estos minerales pobres en plata, incluidas las tierras argentíferas pobres de Herrerías, solo había dos opciones, o implementar nuevas tecnologías de desplatación o enriquecer los plomos previamente para poder seguir utilizando las copelas.

Una de las primeras novedades fueron los hornos sistema Pattinson, que recuperaban la plata por cristalización, siendo la fundición San Andrés de Adra la primera que instaló uno de ellos, aunque nos consta que también se instalaron en algunas de las fundiciones del levante almeriense.  Lo que sí está suficientemente documentado es que en la fundición La Española, instalada en 1882 en la playa de Vera, se aplicó el proceso Parkes para la desplatación (por medio de zinc), sistema introducido por primera vez en Marsella en 1852. También sabemos que en 1899 se creó una sociedad anónima de nombre La Argentina para instalar una planta de lixiviación por cianuro en la antigua fundición Araucana de Herrerías (Cuevas del Almanzora).

Calderas para afino del plomo por el sistema del zinc de la fundición La Española (Vera)

A pesar de la implantación de estos nuevos hornos de tratamiento de minerales pobres en plata, en muchas fundiciones y, especialmente en el objeto de nuestro estudio, la de San Andrés, se seguían sistemas de enriquecimiento previo. Estos sistemas consistían en realizar fundiciones incompletas para obtener productos ricos en plata: las conocidas como matas. Estas matas no eran propiamente escorias, más bien productos mal fundidos pero que podían contener altas concentraciones plata, y de ahí su interés.

En general, el objetivo en los hornos de fusión era el de evitar estas matas, lo que solía deberse a una mala calcinación previa. La persistencia de sulfuros u otros productos indeseables en las parvas interfería en la reducción del óxido de plomo y generaban productos intermedios, que incluían muchos elementos indeseables además de grandes proporciones de plomo y plata. Esto obligaba a tener que tratar las matas de nuevo para extraer los minerales aprovechables que contenían.

Sin embargo, algunas veces el objetivo del procedimiento metalúrgico era, precisamente, la obtención de estas matas como producto deseado, lo que se conocía como «fundir por mata«. Esto lo vemos especialmente en los minerales cobrizos, en los que lo que se pretendía era obtener productos ricos en cobre y no cobre fundido refinado (ya se refinaría posteriormente en otras fábricas) y también interesaba obtener matas como procedimiento de enriquecimiento del plomo argentífero pobre, ya que estas matas argentíferas luego podían añadirse a parvas de plomo calcinado para aumentar su ley en plata.

El procedimiento era sencillo, y su descripción la obtenemos precisamente de las operaciones que se realizaban en San Andrés de Palomares.  En 1897 se utilizaban minerales argentíferos de una ley ínfima, hasta de 30 céntimos de onza en quintal castellano, de los vaciaderos de la minas Virtud de San José de Herrerías, logrando su concentración en matas con las que enriquecían los plomos que fundían en otros hornos  y que fluctuaba entre 90 a 100 onzas por tonelada. En 1902 se plantea en San Andrés la construcción de dos hornos más para “dar más extensión a la producción de matas”. 

Además de en San Andrés, se han documentado en varias fundiciones almerienses otros ejemplos de estas estrategias de enriquecimiento previo de los plomos por matas. Pero a pesar de todo, estos sistemas no debían ser muy eficientes y ya eran criticados en la época, como se recoge en la prensa en un premonitorio artículo publicado el 27 de agosto de 1899 en “El Ferrocarril” de Almería: “no es posible sostener los añejos hábitos de aquel distrito, pagando los minerales pobres de Herrerías y Almagrera a precios excesivos, fundiendo por mata sin plomizos, haciendo plomos demasiado ricos en plata, tratando menas argentíferas muy pobres (hasta de 0,15 y 0,20 onzas) en hornos minúsculos, etc., etc. Así no se puede fundir hoy, y nosotros, que lamentamos mucho lo que está ocurriendo, no podemos menos de recordar a los mineros y metalurgistas de Almería que hoy, y cada día más, lo que no progresa, muere.” Podemos afirmar que estos sistemas nunca llegaron a ser tan eficientes como los nuevos hornos diseñados para plomos pobres.

¿QUÉ APORTAN LOS RESTOS ACTUALES DE LAS FUNDICIONES EN EL LEVANTE?

En el levante almeriense quedan varios ejemplos de estas típicas fundiciones que, casi milagrosamente, se han conservado, pero que todavía no se han puesto en valor como merecen.  

Sin contar que todavía quedan diversas chimeneas de fundiciones casi completamente desaparecidas, hemos de destacar como las mejores conservadas las fundiciones Encarnación (El Tomillar), Esperanza Segunda y la Invencible en Cuevas del Almanzora, la fundición del coto de la Atalaya en Garrucha, la fundición Carmen en Bédar, y la de San Andrés en Palomares, en término de Vera.

Si tenemos en cuenta la accesibilidad y la cantidad de restos conservados, las fundiciones de Esperanza Segunda y San Andrés presentan unas condiciones excelentes para convertirlas en referentes de un tipo de establecimiento tan característico de nuestra comarca y que no deberíamos dejar desaparecer.

Sobre Esperanza Segunda ya hemos preparado un trabajo que no tardará en salir a la luz, por lo que nos centraremos en San Andrés de Palomares.

GALERÍAS DE CONDENSACIÓN DE HUMOS

El objetivo de estas galerías era el de proporcionar el tiro suficiente para el horno, alejar los humos tóxicos de los trabajadores y recoger en sus paredes el plomo que por un mecanismo de sublimación (paso directo de vapor a sólido) se iba depositando.

Claro que en esa época no se sabía exactamente por qué el plomo se depositaba en las paredes de la galería, ya que, no alcanzando las temperaturas de fusión del mismo, no esperaban que circularan vapores por ellas. Pero como era evidente que el plomo sí que circulaba, se creía que éste lo hacía en suspensión en las corrientes de aire, lo que motivó que se idearan diversos sistemas de recogida o “trampas de humo” para recolectar más plomo (ramas, rejas, cortinas de agua, etc.). Pero estos sistemas nunca dieron los resultados apetecidos porque, realmente, el plomo tiende a generar vapores a temperaturas por debajo de su punto de fusión.

Lo único que se demostró cierto fue que a más longitud más plomo se recolectaba, pero a cambio de reducir el tiro del horno (a más longitud de la galería, menos tiro) y tener que compensar gastando más combustible para compensar la falta de tiro y conseguir la fusión de los minerales. Es por eso que se buscaban emplazamientos elevados donde instalar las chimeneas (a más diferencia de altura más tiro), para aumentar así el tiro de los hornos y permitir galerías más largas y mejores recolectas de humos sin que supusiera un coste privativo de combustible. Es por este motivo que las chimeneas solemos encontrarlas en puntos elevados, como por ejemplo la chimenea del Calvario de Garrucha. Por el contrario, si estaban obligados a construir las chimeneas a la misma altura de la fundición, éstas debían ser bastante más altas, como ocurría con San Jacinto y La Española.

Estos principios explican el por qué las galerías son tan extremadamente largas y provista de puertas de entrada que permitían a los operarios entrar y “limpiar los humos”, una tarea peligrosa que se realizaba normalmente una vez al año, en la que los operarios los recogían con escobas y espuertas. La galería de San Andrés está especialmente bien conservada, en algunos puntos aún se ven masas grisáceas de humos apelmazados y la longitud, que supera los 4 kilómetros, puede considerarse como récord en este tipo de establecimientos.

La chimenea principal ha desaparecido, pero quedan varias secundarias pequeñas y la galería, de forma espiral muy apretada, conserva los restos de compuertas y otros sistemas que hacen pensar en una auténtica red modificable que podía adaptarse para alargar o reducir la galería en función del número de hornos que estuvieran funcionando. La red estaba también conectada a las baterías de hornos de calcinación y, posiblemente, a los de desplatación, en una red compleja que claramente muestra que se completó en diferentes épocas.

LOS HORNOS Y OTRAS INSTALACIONES

En cuanto a los hornos, se conservan varios hornos de cuba, posiblemente Piltz en los que, obviamente, han desaparecido todos los elementos metálicos. Se conserva también una batería de hornos rectangulares abiertos de calcinación y dos hornos de coquización, con numerosos restos de coque y hulla en los alrededores. Otras instalaciones hacen pesar en los edificios que albergaban las máquinas de vapor y los hornos de copelación y aprovechamiento de litargirios.

A la izquierda, los restos de uno de los hornos de cuba de San Andrés. A la derecha, un crisol de ensayo para minerales de cobre.

Parte de las instalaciones han desaparecido bajo la carretera y las edificaciones de Vera-Playa, pero todavía quedan los restos de una parte esencial de esta fundición, en un lugar privilegiado, que esperamos que se proteja y ponga en valor como es debido, como parte importante del patrimonio de Vera y del Levante almeriense con grandes posibilidades desde un punto de vista turístico.

Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de un equipo de investigadores: Antonio González Jódar, M.ª Magdalena Navarro Arias  y José Berruezo García.

Juan Antonio Soler Jódar

22 de julio de 2023

Espectacular reconstrucción del escritorio del director de las minas de Bédar: Fritz Beuther, Guillermo Bobrzyk y Alfredo Dörn

Uno de los objetos que más llamó la atención en la pasada exposición «Luces y Sombras» de Vera fue la reconstrucción de un despacho de un director de minas con diversos elementos originales que estimamos que serán muy difícil de ver de nuevo juntos.

Se pude observar Una vieja máquina de escribir y diverso material de oficina, un viejo globo terráqueo en miniatura, un tintero, diversos sellos de compañías mineras, libros de registros de mineros y de concesiones mineras. Anuarios de minas y diversas revistas científicas de la época. Una silla usada por uno de los ingenieros de El Pinar de Bédar , una maleta metálica para planos y un pantómetro original de los usados en las minas de Bédar son varios de los efectos, no menos curiosos, que acompañan a esta singular mesa. En la pared, destacan un reloj inglés que marcó la hora durante muchos años en las Oficinas del poblado minero de El Pinar de Bédar y una rara acción minera de las minas ricas de Sierra Almagrera, que completan esta impresionante escena que rezuma historia minera por todos lados y con un más que marcado sabor bedarense.

En uno de los cajones de esta mesa se puede observar todavía una vieja etiqueta, muy esclarecedora del uso que se le dio a la misma:

Con alguna dificultad, se puede leer todavía «Rapports de las minas de Serena», minas que fueron de la filial de la «Compañía de Águilas», de la que fue director el ingeniero de origen alemán Alfredo Dörn. Pero la historia nos da sorpresas, y la robusta mesa de pino canadiense nos reservaba todavía alguna sorpresa más.

En efecto, entre la documentación consultada, se recoge cómo el mobiliario de Alfredo Dörn estuvo en la vivienda de la vieja fundición de San Jacinto, en Garrucha/Vera, que fue propiedad de la Compañía de Águilas. Gracias a la necesidad de realizar un peritaje de los efectos con ocasión de la liquidación de la Unión Bedareña, se realizó un listado de los muebles del ingeniero, incluyendo el presente escritorio, y una carta del mismo Alfredo Dörn que pretendía confirmar la tasación de dichos muebles. Y es aquí donde nos encontramos con la historia de esta centenaria mesa:

Literalmente «…los muebles compré en el año 1894 la Sdad de Don Guillermo Bobercky, quien los había adquirido en su tiempo del Sr. Beuther.« Guillermo Bobrzyk fue un ingeniero de minas de origen polaco muy implicado en la minería del levante durante el siglo XIX. Entre otros, Bobrzyk fue director de la fundición San Jacinto con la Compañía de Águilas, instaló una fábrica de esencias en Sierra Cabrera y se hizo cargo de la desecación de las Rozas de Herrerías por parte de la casa Borner, tomando en arrendamiento Santa Matilde y Virgen de las Huertas. El ingeniero polaco falleció de forma inesperada en 1897.

Pero antes de Bobrzyk, la mesa perteneció al Sr. Beuther. Fritz Beuther fue otro ingeniero de minas alemán afincado en Almería, fue cónsul de Alemania en Almería y representante de la sociedad alemana Stolberg & Westfalia, empresa que explotó minas en diversos cotos como el de San José en Cabo de Gata (Níjar) y en Sierra Almagrera (Cuevas del Almanzora).

Sin duda no se le puede pedir más a tan digna mesa, y es difícil imaginar cuantos planos de minas, contratos, cartas e informes habrán pasado por ella o se habrán alojado en sus cajones. ¿Acabará, como merece, en un museo? El tiempo dirá, pero nos parece que su historia todavía no ha acabado…

Más de 4000 registros de mineros de la provincia de Almería: descárgate ahora el listado

Tras el fin de la exposición «Luces y Sombras» celebrada en Vera y como prometimos, procedemos a publicar el listado actualizado de registros sobre mineros de la provincia de Almería entre 1850 y 1875 recopilados en centenares de documentos inéditos de empresa y certificados, publicaciones de época y otras fuentes de diferente procedencia.

PULSAR PARA DESCARGAR

Si alguien localiza a un posible familiar puede ponerse en contacto con nosotros por medio del mail bedar.asociacion@gmail.com para obtener toda la información complementaria y copias de los documentos conservados, si es el caso. También pueden indicarnos los nombres de mineros no incluidos en la misma. La lista se irá ampliando conforme avancen las investigaciones, nuevas actualizaciones ser irán publicando periódicamente.

En cuanto a Bédar, aprovechamos que nos acercamos a tiempos de campaña política, la época de la promesa por excelencia, para pedir que se piense en contactar con los propietarios del Jesús del Sagrado Corazón de Jesús expuesto en la dicha exposición «Luces y Sombras», uno de los que sobrevivió a nuestra Guerra Civil escondido en una casa-cueva de El Pinar de Bédar.

Nuevos aportes a la historia del descubrimiento del filón de plomo argentífero en Sierra Almagrera en 1839

Ha salido en número 4 de la revista REAL, la Revista de Estudios Almeriense, correspondiente al primer semestre del presente año 2023 (se puede acceder pulsando sobre la imagen). En este número se publica un artículo de investigación sobre uno de los hitos históricos del Levante: el descubrimiento del filón de galena argentífera del barranco Jaroso de Sierra Almagrera (Cuevas del Almanzora).

Mucho se ha escrito sobre este acontecimiento histórico, y seguramente se escribirá todavía mucho más. En este caso, el artículo realiza un repaso a las fuentes originarias en busca de los datos más objetivos sobre el descubriento del famoso filón de plata (archivos históricos, protocolos notariales, registros de concesiones mineras, etc.) sin olvidar la historias que empezaron a gestarse, desde casi el mismo momento del descubrimiento. Se hace un repaso a los pioneros que participaron en los hechos en ese inicio del año 1839 y se comentan, como no podría ser de otra forma, las historias más conocidas que se generaron a raíz del descubrimiento como son la del Perdigón y otras que no lo son tanto como la de Pedro Valentín de Rosa. En la actual exposición que se celebra en Vera (hasta el 7 de mayo) se expone la mítica barrena que según la familia utilizó Pedro Valentín de Rosa para el descubrimiento del famoso filón.

El artículo incluye una recopilación de datos históricos precedentes al hallazgo, en la que hay una pequeña sorpresa en lo que respecta a la historia minera de Bédar, pues la fecha hasta ahora establecida como inicio de la minería moderna en el Pinar de Bédar en 1843 (inicialmente se consideraba que era 1846) ha de establecerse hoy en día en la década de 1820 a cargo de Emiliano Mc Donnell.

Minas de Bédar: nuevos descubrimientos

El 27 de diciembre del ya pasado año 2022 se celebró en el teatro municipal de Bédar una presentación para dar a conocer los últimos descubrimientos sobre la minería de Bédar después de la publicación en 2020 del libro sobre minería. Sin embargo, no se trata solamente de la minería bedaranse, ya que las compañías estudiadas tuvieron actividad en otros lugares tan dispares como Almagrera, Níjar, Mazarrón y hasta en el Protectorado Español de Marruecos. Intensa fue también la relación de otros municipios del levante almeriense, como Los Gallardos, Lubrín, Cuevas del Almanzora, Turre, Garrucha, Mojácar y, especialmente Vera, lugar donde se halló el archivo empresarial posiblemente más completo de la minería almeriense, cubriendo especialmente el periodo entre 1910 hasta 1942, una fase muy desconocida de la minería en la comarca, incluyendo todas las vicisitudes acaecidas durante la guerra civil, todas desde el punto de vista de la minería comarcal.

La conservación de los miles de cartas, balances, recibos, estudios, registros de mineros, incluidas fotografías y diferentes objetos mineros, lo debemos a la familia del ingeniero Don Ismael Fernández, además de otra documentación recuperada de la empresa TRAMESA, que realizó estudios topográficos y análisis en la zona del Pinar de Bédar. En dicha presentación, que podrán visualizar pulsando en la fotografía siguiente (gracias a Iron Mountain Bédar).

Con la inestimable colaboración de Magdalena Navarro, investigadora veratense, se expone tanto el material como se describen los principales personajes relacionados con el archivo (los hermanos Ismael y Ovidio Fernández, Alfredo Dörn, Carlos Bahlsen y muchos otros). Todo el material será expuesto en Vera durante una exposición de minería que se celebrará durante los meses de marzo y abril próximos y de la que ya iremos dando más información.

Para completar dicha presentación, incluimos una de las cartas, que nos ha parecido especialmente curiosa y que mostramos a título de ejemplo:

A continuación, una galería de varios de los numerosos sellos de estas cartas, también a título de ejemplo de la variedad de la información que contienen:

EL FERROCARRIL MINERO DEL SOCAVÓN SANTA BÁRBARA (SIERRA ALMAGRERA)

Hoy presentamos otro de los trabajos de nuestro equipo de investigación sobre patrimonio e historia de Vive Levante Almeriense. En este caso nos ocupamos de una de las obras de ingeniería más impactantes, el túnel de 4 km de Santa Bárbara. De la mano de uno de los mejores conocedores de Sierra Almagrera, Antonio González Jódar, con la ayuda de los mejores conocedores de la historia ferroviaria almeriense, utilizando abundante documentación y con el soporte de una buena selección de fotografías inéditas de la época de MASA, recordamos las visicitudes de la construcción de este túnel ferroviario de transporte. Atravesando 4 Km de una sierra y con la dificultad de atravesar terrenos minados desde hacía más de 100 años, se trata de una verdadera proeza técnica que merece ser recordada.

Nuestro agradecimiento a todos los que han colaborado: Antonio González Jódar, Ine Thijs, José Berruezo García, Magdalena Navarro, Juan Antonio Soler, Mario López, Antonio Aguilera Cantón y José Antonio Gómez Martínez. Pueden descargar el documento pulsando sobre cualquier imagen. Para más información sobre la Sierra de Almagrera y su patrimonio recomendamos visitar la página web BAJO LOS ESPARTALES gestionada por Antonio González.

Resumen:

En el presente artículo analizamos la fase minera protagonizada por Minas de Almagrera Sociedad Anónima (MASA) entre 1945 y 1958 en este mítico coto minero almeriense. Considerada generalmente como una inversión fallida por falta de previsión, MASA consiguió lo que nunca antes se había conseguido: la unificación de un coto minero tradicionalmente muy dividido, un desagüe efectivo y un socavón único de transporte. Existiendo ya estudios extensos de los aspectos económicos y sobre el desagüe, en el presente trabajo nos centramos en la construcción del socavón de transporte, de más de 4 km de longitud, todo un logro tecnológico; incidimos en las características del ferrocarril; y analizamos las técnicas mineras y la tecnología utilizadas para su construcción y para la explotación de las minas y escombreras, con base en la documentación existente y diferentes trabajos de campo.

Agosto de 2018, Baria: un milenio de historia en el Valle del Almanzora

En nuestro repaso de fin de semana de las conferencias promocionadas por la Asociación Amigos de El Argar, le toca el turno a la magistral conferencia del Dr. Jose Luis López Castro que les llevó a cabo el 24 de agosto de 2018, incluida en las IV jornadas «hablando con Siret».

Realiza el resumen Juan Antonio Soler Jódar, miembro de la asociación de Amigos de El Argar:

Esta vez, como novedad, decidí registrar la conferencia con la ayuda de mi teléfono móvil. No estaba previsto ni disponía del material adecuado, por lo que la calidad deja mucho que desear con los continuos ajustes y pequeños movimientos. Me comprenderán bien si alguna vez han intentado grabar un vídeo con un móvil de una hora y media de duración… a pulso. Al menos permite por lo menos ver y escuchar esa intersante conferencia todas las veces que se desee.

BARIA FENICIA

La Conferencia fue presentada por el concejal delegado de Cultura y Turismo del ayuntamiento de Cuevas en esos momentos, Indalecio Modesto; el presidente de la Asociación Amigos de El Argar, Julián Pérez Flores y el arqueólogo Domingo Ortíz Soler.

En la presentación se planteó un tema que no deja de ser curioso, y es que parece que sigue habiendo gente, supuestamente «ilustre» que considera al arqueólogo Luis Siret como un «expoliador». Esto, desde luego, solo se puede decir desde la ignorancia, sobre todo cuando aun hoy en día sus escritos y hallazgos siguen siendo la base de trabajo de los arqueólogos hoy en día.  Siret no solo donó todo lo que encontró al gobierno español (extraño expoliador) sino que todos las libretas con anotaciones de su capataz, Pedro Flores, quien llevó a cabo muchas de la excavaciones, son documentos todavía necesarios hoy en día. En el vídeo podrán comprobar como el Dr. José Luis López Castro lo deja mucho más claro y zanja, a mi parecer, esta cuestión.

La historia fenicia de Baria es la historia de la fundación de la Ciudad hasta su toma por el general Escipión. Lejos de tratarse de una conferencia técnica pensada para otros arqueólogos e historiadores, se trata de una reunión de divulgación general.  Aunque la afluencia de profesionales del tema es algo esperable, dada la calidad del conferenciante, la Asociación Amigos de El Argar siempre prepara conferencias dirigidas para que gente sin mucha preparación en el tema (como yo mismo) puedan entender perfectamente de que se trata y seguir los argumentos. Lejos de estereotipos de arqueólogos estrictos y que solo dicen cosas incomprensibles para el común de los mortales, la mayor parte de los arqueólogos e historiadores son gente muy normal y deseosa de poder transmitir a la gente sus últimos descubrimientos y, sobre todo, su pasión por los temas que estudian. El Dr. José Luis López Castro es un claro ejemplo de ello.

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Calco de Baria

A parte de esta introducción, todo lo yo pueda decir está de más teniendo la posibilidad, como tienen, de ver el video y dejar que el conferenciante os transporte a esa lejana época de la Baria fenicia. Los fenicios llegaron aquí en la búsqueda del estaño necesario para la fabricación del bronce. El estuario del río Almanzora, en esos entonces ideal como refugio para sus embarcaciones, y la riqueza minera y agrícola de la zona, les impulsó a la creación de la colonia después de una serie de asentamientos más pequeños, que sería la ciudad de Baria. El intercambio entre los fenicios y los habitantes locales, los íberos, fue de lo más fructífero. Los fenicios aportaron nuevos cultivos y técnicas metalúrgicas, como la del hierro, desconocida por los íberos. Baria, convertida en la cabecera de toda la región, dispuso de templos para el culto de sus divinidades fenicias y llegó incluso a acuñar moneda propia. La conquista por los romanos en el 209 antes de Cristo, no supuso el fin de la ciudad ni mucho menos, ésta continuó siendo una importante ciudad romana que todavía daría mucho que hablar.

El interés de estas conferencias es la de dar a conocer el enorme legado histórico y arqueológico del levante almeriense. Baria, junto a los yacimientos argáricos de Antas, pueden y deben ser los referentes arqueológicos del levante almeriense, que vertebraría sin duda una oferta mucho más amplia gracias todos los yacimientos y puntos de interés de toda la comarca (no hay que olvidar proyectos como las excavaciones en Mojácar la Vieja, por ejemplo), muchos de ellos olvidados, muy deteriorados o incluso destruidos de forma irreparable a causa del urbanismo y las roturaciones agrícolas.

Muchas otras zonas desearían disponer de yacimientos de tal relevancia nacional e incluso internacional como las que aquí tenemos, podrían convertirse en motores del turismo cultural y de calidad que tanta falta nos hace. No podemos depender únicamente de fiestas, festivales y playa, somos mucho más que eso.

Por otro lado, la Confederación de pueblos argáricos que coordina la asociación Amigos de El Argar avanza, con la incorporación de los ayuntamientos de Puerto Lumbreras y el de Galera. Lejos de cualquier nacionalismo que, desgraciadamente, tanto abunda hoy en día, la Confederación de pueblos argáricos solo busca la unión para la colaboración en la preservación del importante legado arqueológico que se atesora en diversas provincias.

Juan Antonio Soler Jódar

La Asociació de Amigos de El Argar en la Segunda jornada arqueológica «Hablando con Siret»

Seguimos recordando los eventos patrocinados o en los que ha participado la Asociación de Amigos de El Argar. El 27 de agosto de 2016, se llevó a cabo la segunda jornada arqueológica “Hablando con Siret” en la iglesia que diseñó Luis Siret situada en la localidad de Herrerías (Cuevas de Almanzora, Almería). En ella participaron como conferenciantes Julián Pérez Flores, arquitecto, presidente de la asociación y biznieto de Pedro Flores (colaborador de Luis Siret) y Domingo Ortiz, arqueólogo y director del museo de Vera.

Luis-Siret

El acto que se desarrolló con una amplia asistencia de público estuvo presentado por el alcalde del municipio, Antonio Fernández Liria y el entonces concejal de cultura y turismo Indalecio Modesto Alonso.

Julian Pérez Flores habló de la figura del gran arqueólogo belga Luis Siret y de su trabajo científico que realizó que realizó en la comarca del bajo Almanzora y la cuenca de Vera, así como los trabajos de minería que desarrolló en Cuevas de Almanzora y pueblos de Murcia, también de la figura del antense Pedro Flores, resaltando los 50 años que junto a Siret estuvo trabajando en más de 500 yacimientos. Ambos personajes estuvieron excavando yacimientos en Almería, Murcia, Granada, Alicante, Córdoba, Sevilla, Huelva, Valencia y Extremadura.

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Los dos, fueron los verdaderos descubridores del yacimiento de los Millares ( cultura calcolítica) y del yacimiento  del Argar (época del bronce) y además excavaron yacimientos de culturas posteriores.

El presidente la  asociación “Amigos del Argar”, agradeció públicamente el “Premio Levante” que recientememente se había otorgado a la asociación y resaltó la participación y colaboración presta a la Cultura y específicamente a la arqueología. Después revindicó nuevamente, que la cultura del Argar sea declarada Patrimonio de la Humanidad y que dicha cultura alcance el estatus de las TRES AS (Atapuerca, Altamira, Argar). También informó sobre el proyecto para la creación de una confederación de pueblos agáricos en todo el ámbito donde se desarrolló la cultura del Argar.

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Domingo Ortiz, expuso de una manera detallada la figura de Luis Siret y su obra así como la de su colaborador Pedro Flores. Explicó que en el Museo arqueológico nacional de Madrid se encuentra lo que se conoce como “El legado Siret” y dentro del mismo legado se encuentran los más de 170 cuadernos de campo de Pedro Flores. Resaltó la labor de ambos que conjuntamente realizaron y  la complicidad y confianza que existía entre ambos.

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