El Hoyo Júpiter de Bédar (Serena), algo más que una simple roza

A pocos días de navidad de este atípico año, volvemos a los temas clásicos que tratamos en en este blog y, concretamente, a la joya de la minería de Bédar, el Hoyo Júpiter de Serena.

Es uno de los puntos estrella de la ruta minera de Bédar, cuando ya cerca de Serena queda a la vista un enorme hoyo de unos 200 metros de largo y 50 de ancho en la que se vilsumbran los restos de algunos edificios. Si tiene la suerte de ir con un guía o con alguien que conozca la historia minera de Bédar, posiblemente le cuente cómo en ese lugar se ubicaba un cerro que fue completamente explotado por la Compañía de Águilas, y su mineral transportado por el cable aéreo hasta Garrucha, desde donde se distribuyó entre diferentes acerías inglesas, alemanas e incluso norteamericanas.

Se calcula en más de dos millones de toneladas de mineral de hierro lo que se extrajo del «Hoyo» durante toda su historia minera, con una cantidad desconocida de estériles que tuvo que ser movilizado para permitir el avance de la explotación.

Si bien ha quedado muy poco material documental, hemos podido recoger los suficientes para dibujar con bastante exactitud la planificación y avances de esta mina (en realidad tres, Porfiado), que fue siempre el «buque insignia» de la Compañía de Águilas. Si bien se conoce actualmente como Hoyo Júpiter, realmente el Hoyo se extiende por las concesiones de Porfiado, Mahoma y Júpiter, donde existían gruesas capas de mineral de hierro oxidado con bastante manganesa y muy poco fósforo, lo que lo hacía especialmente interesante para la fabricación de acero. La presencia de de grandes «conchas» de estériles siempre puso a prueba la competencia de los ingenieros que se encargaron de su explotación, preocupados siempre en poder evacuar los estériles y depositarlos sin poner en riesgo el avance de la explotación.

Es por eso que, a pesar del aparente caos que se observa hoy en día, se trata de una explotación muy planificada, desde que en 1895 los ingenieros Putz y Dietrichon planearon el ataque inicial a la montaña de hierro que ocupaba el lugar, a partir de una serie de pocillos de exploración. La explotación se llevó a cabo a cielo abierto durante sus primeros años, donde llegaron a emplearse 480 operarios (incluida la vecina mina San Manuel, donde se encontraba la estación del cable aéreo). La explotación, dividida en diferentes zonas de trabajo o «Hoyos», semejaba un hormiguero, con numerosas vías mineras de superficie, con planos inclinados y sus correspondientes máquinas de vapor para salvar los diferentes desniveles. Un plano conservado de 1895 nos muestra el complejo sistema de vías superficiales del Hoyo (plano adjunto), donde se aprecian, al menos dos planos automotores y varios de los «hoyos» o rozas en explotación en esos momentos.

Es díficil imaginar como pudieron trasladar hasta esas minas las calderas y maquinaria necesaria para los planos inclinados, sin contar la ingente cantidad de traviesas y raíles necesarios para toda la infraestructura. Como para la construcción del cable aéreo, debió utilizarse la vía natural de acceso a esa zona, el cauce del río Jauto, por medio de carretas tiradas por bueyes. Sin embargo, el subirlos al cerro donde se encuentran las minas y emplazarlos en la parte superior de las crestas y relieves no debió ser nada fácil.

Sobre los trabajos no sabemos gran cosa, a parte de algunos de los nombres de las rozas. Así tenemos la roza de San Marcos, la del Teléfono y la de Porfiado en la concesión de Porfiado y la roza Colorada, la roza Negra y los diferentes planes del «hoyo Júpiter». En algunos documentos se mencionan las malas condiciones en las que tenían que trabajar en ocasiones, como cuando se comenta en 1906 cómo los operarios trabajaban en la roza de San Marcos colgados de cuerdas por la cintura en los cortes de la misma. Sin embargo, no todos eran jornaleros a sueldo de la Compañía. Muchos de los mineros eran autónomos (contratistas), pequeñas cuadrillas a las que se les encargaba trabajos muy concretos (cortar cierta cantidad de mineral, la construcción de una galería, un pozo…), muchos de ellos originarios de Bédar. Así sabemos por ejemplo que en 1898 en la roza de San Marcos trabajaba en contratista Felipe Guirao Ródenas, en la de San Manuel Francisco Crespo Campoy y Francisco Quilés Caparrós y en la de Mahoma Antonio Martínez López, Juan Guerrero Yáñez, Andrés Caparrós y Nicolás Collado Gómez.

Cuando el Hoyo alcanzó cierta profundidad, se habilitó una galería a la cota 365 que recogía el mineral de forma más económica y la llevaba hacia el cargadero del cable aéreo. Finalmente, cuando los costes de extraer el estéril superaron al beneficio del mineral, empezaron a realizarse explotaciones subterráneas, que partían de la periferia del Hoyo, aunque siguieron los trabajos a cielo abierto. Pero esto ya es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.

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El «mineral de la Garrucha»

Ya está accesible al público en general el número 32 de la revista De Re Metallica, publicada por la Sociedad Española para la defensa del patrimonio Geológico y Minero (SEPDGYM), cuyo objetivo es dar a conocer todas las cuestiones relacionadas con la promoción, difusión del estudio, inventario, proteccción, conservación y restauración del patrimonio geológico y minero-metalúrgico.

 

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Portada De Re Metallica nº 30. En la portada se representan precisamente los perfiles de las minas de la Cueva del Pájaro (Carboneras), Fraternidad (Mojácar), Prima de Faraón (Terreros-Pulpí) y Felicidad y Unión (Garrucha.)

En este número se presenta un artículo que trata de los inicios de la minería del hierro en la costa de Almería, a mediados del siglo XIX, cuando la industria requería de minerales de hierro sin fósforo. Los autores José Berruezo García y Juan Antonio Soler Jódar, tratan a fondo la historia de estas minas que producían un mineral de muy buena calidad y que era muy demandado en la época en las industrias francesa e inglesa.

Se cuenta la desconocida historia de varias minas ubicadas en Garrucha, Mojácar, Carboneras y Pulpí, en unos inicios que se están demostrando más intenso de lo que generalmente se creía, con una importante participación de compañías francesas.

Entre otras, quedan desveladas la identidad de varias minas de las que se desconocía casi todo, en especial la mina «de las Menas» de Mojácar (mina Fraternidad), junto a la conocida ruta turística de senderismo que pasa por la playa de Macenas o la más escondida «La Mina» de Garrucha (la que fue primero mina Felicidad y Unión y más tarde Melilla).

Pueden descargarlo pulsando sobre la imagen de portada, en la sección Biblioteca de este blog o desde la página del SEDPGYM:

DESCARGA SEDPGYM

Minas de Bédar: la cabecera del plano de Santa Catalina

Tres Amigos

 

La estación de Tres Amigos, punto de partida del ferrocarril minero a Garrucha, comprende las tolvas reguladoras de los ramales de la mina Mulata y Santa Catalina. Ambas tolvas, muy diferentes en concepción y funcionamiento, aprovechaban el hecho de que ambos ramales se encontraban por encima del nivel de la estación.

Sin embargo, para hacer descender los vagones cargados desde las cabeceras de los ramales hasta las respectivas tolvas, se precisaban de planos inclinados. Se trataba de unos sistemas que estaban pensados para frenar en su descenso la vagoneta cargada y, de paso, aprovechar el empuje para hacer subir una vagoneta vacía. El cable de arrastre estaba enrollado en torno a un tambor, que solía estar instalado en la parte superior del plano. El sistema de freno era por fricción, por medio de un cable o cinta que, sujeta al tambor, podía tensarse o destensarse a voluntad, mediante un pesado volante ubicado sobre un pivote, que hacía ascender o descender un enorme tornillo.

 

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Edificios de la cabecera del plano del ramal de Santa Catalina.

 

Lo que se descendía y ascendía eran los mismos vagones del ferrocarril, con capacidad para 3 toneladas y media. Era importante disponer de un freno seguro, ya que en el caso de que una vagoneta cargada descendiera sin control, el accidente podría tener graves consecuencias, algo que ya ocurrió en uno de los planos de la Mulata.

Por desgracia, la cabecera del plano de la tolva del ramal de la vía Mulata, el de la tolva embudo, ha sido prácticamente arrasado, a excepción del pequeño taller de fraguas. El de Santa Catalina, sin embargo, ha permanecido sin tocar, olvidado gracias a la derivación que se realizó durante Hierros de Garrucha para el paso de camiones. Esta cabecera de Santa Catalina se componía según la documentación disponible de un pequeño taller para la fragua, un edificio para una báscula de 8.000 kilos y del castillete que albergaba el freno y el cabrestante para el servicio del plano inclinado.

 

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Las imágenes de satélite nos muestran los restos de estos tres edificios donde los documentos indican que estaban, así como el trayecto del antiguo plano inclinado, lo que deja la posibilidad de realizar algún tipo de actuación que ponga en valor estas estructuras, tan ligadas a la icónica tolva-depósito de Tres Amigos. Además, y esto es realmente excepcional, se ha conservado el volante del freno de este castillete, que estaba instalado en este punto, gracias a que se reconvertió en prensa artesanal de vino por su peso, utilizando el tornillo original que accionaba el cable de freno, con cierto parecido al timón de un navío.

 

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Volante y tornillo del freno del plano inclinado de Santa Catalina.

 

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Las vagonetas de 3,5 toneladas iban numeradas y con la marca CLCº, es decir, Chávarri, Lecoq y Compañía.

 

Minas menores de Bédar: la mina Cuaresma

Seguimos con los trabajos de catalogación del patrimonio minero de Bédar, en concreto con la difícil identificación de lo que hemos dado en llamar «minas menores».

En muchas de las miles de concesiones mineras que se registraron en el término de Bédar no pasaron de ser meros planos y sus correspondientes sociedades, simple «minería de papel». La especulación, en especial tras la instalación del ferrocarril de Chávarri, solo dio frutos en algunas contadas ocasiones, fuera de las minas más ricas.

La mina Cuaresma podría haber sido otra de otras tantas concesiones mineras de mineral de hierro sin más de interés. La concesión minera, que ostenta el número 14.281, se representó en algunos planos que se conservan y la documentación parece indicar como interesado a Manuel Caravaca Alarcón, un vecino de Garrucha conocido por su actividad registradora en la provincia (lo que se puede traducir por «especuladora») y que en Bédar se encuentra especialmente relacionado como propietario de una de las minas importantes, la mina Alerta. También aparece relacionado, no sabemos si como un propietario más o fruto de algún arrendamiento, el vecino de Bédar Rafael Jordá Pérez, del que se poseen menos datos, con cierta actividad registradora también en la provincia.

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La concesión minera no hubiera tenido mayor interés, a pesar de haber sido mencionada por el ingeniero de minas S. Czyszkowski en 1897, colindante de la concesión Segunda Mulata, aunque reconociendo su poca importancia, con solo algunas trazas de mineral.

El reconocimiento de la mina, que se encuentra cercana a las ruinas del Cortijo Alambre de Bédar, muestra sin embargo cierta actividad minera, pero de escasa entidad, sobre unos pequeños crestones de mineral que parece que se abandonó por no continuarse en profundidad. Algunos muros de mampostería seca, unas pequeñas escombreras y un pozo de unos 3 metros de profundidad son los restos más notables. A pesar de su escasa entidad, la presencia de trabajos permite que esta concesión minera adquiera el estatus de mina y se incorpore al catálogo de las de Bédar.

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Los crestones de mineral de hierro de la mina Cuaresma son la continuación de otros que se encuentran en el límite de las concesiones Mozambique y Segunda Mulata, las concesiones colindantes y que se observan al otro lado de la carretera de Bédar a Serena.

 

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Crestones de mineral de la mina Cuaresma con Bédar al fondo.

 

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Pequeños muros de mampostería seca y escombreras de la mina.

 

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Pequeño pozo sobre la zona mineralizada que deja al descubierto una pequeña masa de mineral.

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Bédar: El ramal de la mina Mulata y la Cueva Oscura

Antes de empezar el tema de hoy, nuestra más sincera felicitación para el grupo de bordado que ha llevado a cabo el manto de la virgen, bajo la dirección de Juan Luis González Gallardo, cuya labor fue reconocida el pasado día de Andalucía.

 

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Entrega del reconocimiento el 28 de febrero de 2019

 

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Presentación del manto en una exposición en Olula del río y nuevo proyecto previsto para la Virgen de los Dolores. En la fotografía, el alcalde de Olula del río, Antonio Martinez junto a un concejal del ayuntamiento.

 

Siguiendo con con el tema que nos ocupa, en el anterior post comentábamos el proyecto de la vía verde Garrucha-Bédar de la que se oye hablar desde hace tiempo. En interés que Los Gallardos y Bédar podrían tener en este proyecto es más que evidente, pues facilitaría enormemente el flujo de visitantes desde las playas. El problema es, como casi siempre, saber aprovechar de estas oportunidades.

En Bédar, la ruta verde acaba oficialmente en la antigua estación de Tres Amigos, punto de partida de la ruta de las minas de este municipio, que aprovecha el antiguo ramal minero que provenía de la mina Santa Catalina, junto a la pedanía de Serena. Sin embargo, la segunda vía, la de la mina Mulata, ha prácticamente desaparecido bajo nuevas construcciones y campos de cultivo.

 

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La Cueva Oscura en 2004. Gran parte de la entrada se encuentra cubierta con escombros que han sido arrastrados por el barranco.

 

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Aspecto de la mina en 1898. Dado que la locomotora no podía subir por el plano inclinado, desde la bocamina hasta el plano inclinado los vagones del tren tuvieron que ser conducidos por medio de caballerizas.

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Imagen actual de la Cueva Oscura de Bédar, punto de partida del ramal de la vía Mulata. Actualmente está en gran parte cubierta por el material arrastrado por el barranco, pero en su momento la mina disponía de dos galerías de transporte.

 

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Galería de transporte de la mina Mulata, Cueva Oscura.

 

El abandono de este antiguo ramal de la mina Mulata es un problema para el pueblo de Bédar, pues se trataría de la vía de acceso perfecto hacia la mina Mulata y hacia el mismo pueblo y su zona comercial. En efecto, el antiguo trazado del ramal de la mina Mulata se ve interrumpido en numerosos tramos por parte de edificios y campos de cultivos. El puente que cruzaba la antigua carretera a los Gallardos está prácticamente destruido e impracticable, mientras que el otro puente que se ubicaba a la altura del paraje de la Palmera todavía presenta los estribos, lo que permitiría el emplazar un nuevo tablero. La rehabilitación de esta vía, con las modificaciones necesarias, sería uno de los puntos importantes a tratar para poder reconducir el flujo de visitantes hacia el pueblo.

La propia mina, la Mulata, ha sido objetivo de estudio de cara a su explotación turística, estudio que ya está en manos del ayuntamiento. Esta mina, origen del otro gran ramal minero del ferrocarril junto al de la mina Santa Catalina, parte desde el punto conocido como Cueva Oscura, antiguo punto de partida del ramal. Un plano inclinado se encargaba de hacer descender los vagones cargados del ferrocarril hacia un punto ubicado a un nivel inferior en el barranco de Bédar, en el punto conocido como la Palmera, desde donde la pequeña locomotora 020T «Mulata» podía conducirlos hacia la gran Tolva en embudo de Tres Amigos.

 

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Tramo conservado del ramal de la mina Mulata.

 

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Sólidos estribos del puente de la Palmera.

 

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Vista de Bédar y la mina Mulata desde la Palmera. Frente a la fotografía, el desnivel que salvaba el plano inclinado.

Bédar: mina La Fe

Estamos en el punto culminante de las fiestas de agosto en Bédar, en plena fiesta de Los Moriscos, que ya debe ir por la décima edición. No publicamos fotografías de esta fiesta ya que hay muchas, junto a videos, que circulan por las redes sociales.

Sí que recordamos que este domingo 5, a las 22:00, se realiza la función teatral en la plaza del ayuntamiento, «El Club de las Solteras», que promete ser muy divertido. Intentaremos conseguir alguna grabación para los que no puedan ir a verlo, pero por el momento no hemos encontrado a nadie que nos quiera «prestar» tal servicio, son de esas cosas típicas que pasan en Bédar.

Sí que nos ha llamado la atención un «spot» de un video promocionado por el Ayuntamiento de Bédar, con el nombre de «Regreso» por parte de ActúaCórdoba, que pueden ver a continuación:

 

Este video es la confirmación de que, con el tiempo, el municipio se ha ido concienciando en el potencial turístico de su pasado minero…»las posteriores generaciones no han ocultado tu pasado».

Y ciertamente el pasado, aunque no ocultado, sí que ha estado bastante olvidado. Durante estos últimos 14 años hemos realizado avances importantes, aunque todavía falta trabajo por realizar. Aún todavía quedan aspectos de la historia minera de Bédar totalmente olvidadas, como es el caso que nos ocupa, la mina de La Fe.

 

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Plano que indica la posición de la concesión minera de La Fe con respecto a Bédar. Su posición entre minas que fueron explotadas intensamente como Unión de Tres Amigos o El Negrito, hacía prever la presencia de mineral.

 

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Indicios de óxidos de hierro en las paredes de roca del barranco.

 

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Vista de Bédar desde la mina Unión de Tres Amigos.

 

Esta concesión minera se demarcó en el paraje de la Loma de las Yeseras, en febrero de 1884, y se encontraba junto a la importante concesión de Unión de Tres Amigos, con la que compartía linde.

No era propiedad de ninguna de las grandes compañías mineras que explotaron las minas de Bédar. La mina pertenecía a Francisco Ruiz Carrillo, un contratista local de Bédar, uno de los diversos mineros locales que aprovechaban la presencia del ferrocarril y el cable aéreo para explotar minas que, de otra forma, no hubieran sido rentables.

En este tipo de minería, de la cual conocemos varios ejemplos en Bédar, dependía financieramente de las grandes compañías, que o bien ponían a disposición el material necesario, o avanzaba dinero a cuenta del mineral que posteriormente extraían. Para las grandes Compañías era un negocio rentable, pues se ahorraban el tener que utilizar sus propios jornaleros, y solo pagaban por el mineral extraído, evitando así todo riesgo.

 

 

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Terrenos que ocupaba la antigua concesión minera de la Fe. Las zonas con restos de explotaciones se encuentran a muy poca distancia del antiguo camino de Bédar a Vera, que seguía la dirección del carril que se dirige hacia la derecha en la fotografía.

 

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Vista de El Curato y al fondo Mojácar y Turre desde terrenos de la concesión.

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Labores mineras junto al barranco.

 

Sin embargo, la explotación de esta mina no parece que fuera muy exitosa. en 1897 el ferrocarril de los Chávarri se puso en marcha, cantidades importantes de mineral de hierro eran extraídas de la mina Unión de Tres Amigos. Fue entonces cuando Francisco Carrillo quiso reclamar como suya parte de esta mina de Unión de Tres Amigos, justificándose en el hecho de que ésta estaba mal demarcada. Pero poco pudo hacer Francisco Ruiz contra la todopoderosa sociedad minera vizcaína.

Podría creerse que su posición justo al lado de una mina rica daba esperanzas de poder encontrar grandes cantidades de mineral. Sabemos que Francisco Ruiz firmó un contrato con la Compañía de Águilas por la que recibió 1000 pesetas a cuenta de minerales, pero llegado el mes de julio de 1897, todavía no habían podido dar con cantidades explotable. Si había hierro, sin duda estaba a gran profundidad, y solo con la ayuda de la sociedad Chávarri, que ya había avanzado bastante en Unión de Tres Amigos, podía tener alguna posibilidad de llegar a él.

Esta es  toda la información que hemos podido recuperar con respecto a esta mina, lo que no está nada mal si tenemos en cuenta la poca documentación que se ha conservado. Faltaba la obligada investigación de campo, tanto para confirmar esta historia como para poder hacerse una idea de si finalmente la explotación de Francisco Ruiz pudo pasar de un mero intento.

 

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Pequeña explotación a cielo abierto en el punto 1. Se trata de la explotación de un pequeño afloramiento de óxidos de hierro que no tuvo continuidad a tenor de lo observado.

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Galería número 3 efectuada sobre unos indicios de mineralización en la ladera del barranco.

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Frente de la galería número 3 en estéril, tras un recorrido de unos 6-7 metros.

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Galería número 2, también sobre indicios de mineralización, con los mismos resultados que la galería número 3.

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Frente de la galería número 2.

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Cantera en el punto número 4.

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Marcas de martillo neumático en la cantera del punto número 4.

 

La localización de la mina fue fácil dado a su posición a la importante y bien conocida Unión de Tres Amigos. La exploración del terreno no nos decepcionó, con la localización de dos pequeñas labores a cielo abierto, dos galerías de exploración de pocos metros de desarrollo y algo que no habíamos encontrado antes, los vestigios de un antiguo sondeo.

En el plano indicamos la posición de estos restos mineros. Con los números 1 y 4 identificamos las pequeñas explotaciones a cielo abierto, realizadas en dos zonas con indicios de mineralización de hierro en superficie, pero que tal y como parece resultaron de muy poca importancia. El número 4, en particular, se encuentra en la parte superior de un cerro.

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Agujero de perforación de la sonda ante la galería número 2, que dejaron sin tapar. Alguien se ha preocupado en protegerla con un ladrillo decorativo de cemento para evitar que pequeños animales caigan dentro.

 

Con los números 2 y 3 se indican las dos pequeñas galerías. Justo delante de la galería número 2 es donde encontramos una perforación vertical en una pequeña plataforma junto al barranco, con un diámetro de unos 30-40 centímetros y con una profundidad que no hemos podido calcular, pero que debe superar los 20 metros.

Los restos, una vez más, confirman los datos documentales. Al parecer, tras realizar los trabajos sobre los crestones de mineral en superficie, pronto vieron que no tenían continuidad. Las dos galerías de exploración también dieron con una capa estéril. Ante estos decepcionantes resultados, solo quedaba ver si realmente había mineral en profundidad, de ahí a que realizaran el sondeo, que no debió ser para nada satisfactorio. Por la cantidad de mineral de hierro que se pudo haber extraído de las dos pequeñas canteras que se observan, difícilmente se pudo haber compensando ni siquiera la cantidad de dinero adelantada por la Compañía de Águilas.

 

Centro de interpretación de la minería en Bédar

Estamos a la espera de que se pueda confirmar la organización del 2º curso de geología en Bédar en 2015. Visto el éxito del primer curso, esperamos se pueda aumentar tanto el periodo de estancia como la cantidad de participantes.

También sería interesante que se pueda formalizar desde la oficina de turismo de Bédar, o desde la misma concejalía de turismo, una oferta completa para otros grupos de geólogos que suelen realizar estancias anualmente por la zona. Teniendo en cuenta que se trata de grupos que suelen venir en temporadas poco turísticas, no hace falta que explique el tremendo beneficio que supondría para todos los negocios de Bédar el poder contar con este tipo tan especial de visitantes. La asociación Bédar Sostenible volverá a promocionar el evento en las mismas condiciones que para el primer curso.

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Vagoneta con mineral expuesta en el centro de interpretación de la minería de la isla de Elba (Italia). Fotografía cortesía de Christian Hibsch para dar idea del tipo de actuaciones que se podrían llevar a cabo en Bédar.

Puede ser muy beneficioso también para el pueblo la participación en la asociación de amigos del ARGAR-FUENTE ÁLAMO, de la misma manera que van a hacer otros municipios del entorno con importantes yacimientos arqueológicos, como Turre, por ejemplo. Esperamos tener noticias muy pronto en este sentido.

Pero los beneficios no acaban ahí. Cuando hablamos de estudiantes de una universidad de la categoría de la Université de Lorraine, no hablamos de simples turistas o coleccionistas que vienen recoger muestras. Hablamos de científicos y futuros científicos, en mayúsculas. Muchos municipios jamás podrían pagar que un grupo de científicos de categoría dedicaran su tiempo y los más modernos equipos de análisis para estudiar su geología.

Una adecuada información científica sobre la formación geológica y, más concretamente, sobre la formación de los yacimientos de hierro y plomo que tanto han marcado la historia de Bédar y Serena, es de vital importancia para el diseño de los elementos didácticos que todo centro de interpretación minera necesita para ser considerado como tal.

Otros grupos de geólogos que actúan por la zona de Mojácar y Sorbas sin duda obtienen valiosa información sobre el modo en el que se formaron los diferentes elementos geológicos y yacimientos mineros de la zona que estudian. Pero si esos conocimientos e información luego no pasan a manos de los coordinadores turísticos de la población «estudiada», o si no saben luego que hacer con eso, el beneficio se limita solo al impacto. Es decir, no basta con recibir esos datos científicos. Hay que saber interpretarlos y, sobre todo, saber qué hacer con ellos.

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Panel informativo en varios idiomas sobre la génesis de los yacimientos de hierro de la isla de Elba. Para realizar estos paneles didácticos necesitamos información científica de calidad. Cortesía de Christian Hibsch.

Tengo que decir que me han impresionado muy positivamente el equipo de científicos franceses que visitó Bédar esta primavera. A pesar de ser científicos de primera línea, no mostraron en ningún momento la soberbia que sí he observado en muchos científicos españoles. Aunque lo que más me ha sorprendido es que no solo han visto Bédar como un mero objeto de estudio, además se preocupan sinceramente por el beneficio que su actividad puede comportar para el desarrollo turístico del pueblo.

Tanto es así, que no han dudado en facilitar todo tipo de datos científicos sobre sus estudios en Bédar. Pero es que además no paran de dar ideas y facilitar información sobre yacimientos similares a los de Bédar en Francia que ya cuentan con minas musealizadas o centros de interpretación.

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Un tren turístico minero sería el broche perfecto. Hay diferentes posibilidades, como este sencillo tren turístico de Elba. Sin embargo, para los amantes de los ferrocarriles no hay nada como el auténtico «chemin de fer». Fotografía cortesía de Christian Hibsch.

Cuando digo información científica, no me refiero solo a refritos sobre explicaciones geológicas de autores decimonónicos. Sería fácil crear carteles explicativos y maquetas de un centro de interpretación a base de los escritos de geólogos de finales del XIX, pero serían anticuados y poco fiables. Cuando hablo de información científica, me refiero a datos obtenidos con las más rigurosas técnicas y con análisis en los laboratorios mejor equipados de Europa. Estudios, en definitiva, que no tienen precio. ¿Alguien sabe cómo se pueden datar los yacimientos de mineral estudiando las inclusiones fluidas de los cristales? Seguro que les suena tan a chino como a mí, pero eso es precisamente lo que han hecho en Bédar.

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No puede faltar nunca un buen plano geológico. Y si es tan impresionante como éste, mucho mejor. Fotografía cortesía de Christian Hibsch.

¿Y dónde está esa información? Pues ya empieza a llegar, en forma de tesis doctoral de Vanesa Dyja, del equipo de Christian Hibsch. El documento es absolutamente impresionante, y el estudio sobre la formación de las capas de mineral de hierro y cobre-plomo en Bédar es algo que jamás había visto:

El documento lo pueden descargar en este enlace (peso aproximado 18 megas):

http://docnum.univ-lorraine.fr/public/DDOC_T_2014_0029_DYJA.pdf

Si saben francés y les gusta Bédar, sin duda disfrutarán mucho de él. Si no saben, al menos podrán ver fotografías interesantes (sin duda). Prometo hacer en cuanto pueda algún resumen del mismo, con mis limitados conocimientos de francés y de geología.

El problema con este documento es que se trata de un documento científico, y como tal solo gente entendida en esa materia puede comprender bien. El otro problema es que está en francés, y con mis conocimientos reducidos de la langue française y por tratarse de un documento técnico, me cuesta horrores de leer. Hace falta poder extraer de este documento los datos que nos interesan sobre la formación de nuestro subsuelo, y traducirlo al lenguaje que el común de los mortales pueda entender, de cara a poder dotar de material didáctico de calidad el centro de interpretación minera que se pretende crear en Bédar.

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Una actividad novedosa y que sería aplicable en Bédar es la de realizar salidas a las minas para que los visitantes pudieran buscar sus propias muestras de mineral. En zonas controladas y seguras, los visitantes sin duda se llevarían uno de los mejores recuerdos. En Elba se hace así. Fogografía cortesía de Christian Hibsch.

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Pozo de las minas de plata de la mítica Laurion. Pueden leerlo en la siguiente dirección:

http://factuel.univ-lorraine.fr//node/268

Para entender el nivel de los científicos de la Universidad de Lorraine, tenemos la noticia del descubrimiento, por parte de científicos de esta universidad dirigidos por el arqueólogo Denis Morin, de una antigua mina de plata en la mítica Laurion. Estas minas, que proporcionaron la plata que hizo grande a la no menos mítica Atenas, están datadas entre el IV y V siglo antes de Cristo. Con pozos perfectamente excavados de hasta 120 metros de profundidad, una barbaridad para esa época, se trata de uno de los descubrimientos más impresionantes, al tratarse de una de las minas más míticas de la Antigüedad.

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Antes de entrar en tema del patrimonio minero de Bédar, quiero hacer referencia a una noticia curiosa publicada en ELALMERIA de 17/08 y titulada «Apuestan por impulsar el turismo arqueológico través de los yacimientos». La noticia dice así:

El Servicio Provincial de Turismo tiene el objetivo de poner en valor la cultura argárica. El yacimiento arqueológico de El Argar, junto a La Gerundia, ubicados en Antas, constituyen el poblado prehistórico de la Edad del Bronce del sudeste ibérico que da el nombre a la cultura argárica. Levantado sobre una meseta con abruptas pendientes en su lado occidental y laderas más suaves en el resto, el yacimiento de El Argar se considera un asentamiento de nueva fundación, sin antecedentes calcolíticos.

El Servicio Provincial de Turismo, de la Diputación de Almería, ha apostado una vez más por la puesta en valor de una de las zonas que más curiosidad despierta entre los visitantes, ya que los amantes de la historia encuentran en estos emplazamientos un motivo para adentrarse en el apasionante mundo de los ancestros.

Sorprende un poco la poca difusión de una noticia como ésta, y no parece casual, sobre todo tras la reciente campaña de conferencias organizadas por la Asociación ARGAR-FUENTE ALAMO para poner en valor precisamente estos importantes yacimientos. Tampoco puedo dejar de recordar la reciente apertura al público de los yacimientos de Baria. No creo necesario recordar lo importante que será para todo el levante almeriense que se lleven adelante estos proyectos, aunque espero ver todavía hasta qué punto nuestros gestores políticos se van a implicar en ellos, no se podría entender que dejaran pasar esta gran oportunidad.

Y ahora vamos a las minas. En otros posts he hablado de los minerales de El Pinar. Es normal, pues son bonitos y coloridos, muy apreciados por los coleccionistas. Muchos son coleccionados y debidamente identificados, y no deparan pocas sopresas. Sin embargo, a veces (y no pocas) me han preguntado por los minerales de hierro que se explotaban en Bédar. No soy quizás la persona más indicada para responder a esto, ni soy geólogo, ni ingeniero de minas, ni tampoco soy especialmente aficcionado a la mineralogía. Pero sí puedo responder, en cierta manera, basándome en los conocimientos que los mismos mineros tenían y que han quedado reflejados en algunos documentos.

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Diversas muestras de óxidos de hierro con inclusiones de cristales de barita. Por orden, se trata de mineral procedente de la mina Higuera, hierro «colorado» procedente de la mina Júpiter, y mineral procedente de la mina Nunca es tarde.

En las minas de hierro de Bédar se han explotado principalmente óxidos de hierro (hematites) más o menos manganesíferos. Suelen ser grandes masas amorfas de rocas que van desde un color pardo, con tonos rojizos o de un negro azulado. Se incluyen oligistos, ocres, «hierros de los pantanos» (hematites pardas y limonitas)y otros como magnetitas, goethitas, etc. Resumiendo, grandes masas de mineral de un aburrido color oscuro.

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En las fotografías superiores, diversas muestras de minerales de hierro procedentes de la mina Cuatro Amigos, la primera se trata de una limonita, las dos siguientes son muestras de hematites típicas de esta mina.

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Dos muestras más de óxidos de hierro procedentes de Cuatro Amigos, en una parte del yacimiento cercana a la cortijada de Centinares.

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El barranco de los Burgos en su trayecto por el curato de los Bolea de Bédar. Estos agrestes parajes, que escaparon por muy poco de las avariciosas garras de los «ladrilleros» (llegó a proyectarse por aquí una enorme urbanización y un campo de golf), es uno de los parajes más bonitos y desconocidos de toda la sierra de Bédar.

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Otra panorámica del Curato de los Bolea. Es difícil poder contemplar parajes de cerros como éstos sin la presencia de chalets ilegal… perdón, de aljibes y corrales de ganado en sus cumbres y laderas.

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En la fotografía podemos observar el cargadero del ramal de cable de la mina Cuatro Amigos, en el Curato de los Bolea. Esta mina, más conocida en la zona como «Majá la Cana» era propiedad de la Garrucha Iron Mining Company. Sus minas conectaban mediante un ramal de cable de 1,5 km de longitud con Tres Amigos.

En las minas de Serena en las últimas décadas del siglo XIX se reconocían dos tipos de mineral de hierro. Un mineral negro-azulado (muy rico en hierro, húmedo y con poco fósforo) y un mineral rojizo con menor ley en hierro (más seco y con algo más de fósforo). En la Higuera se hablaba de grandes masas de hematites pardas, con una ley menor en hierro pero en grandes cantidades. En la Mulata, con grandes cantidades de hematites pardas y pequeñas zonas de mineral más rico, incluyendo magnetitas.
También se pueden encontrar hematites rojos o negros con cristales blancos de Barita, que se encuentran con facilidad en las minas de Serena (Júpiter, Porfiado, Nunca es tarde, Higuera…)

Hay numerosas minas que por dimensiones y cantidad explotada considero como «menores» y de las que todavía no he hablado mucho. Hace poco se publicó en el MTI-Blog un artículo sobre la desconocida mina «Nunca es tarde», una mina que seguro que todos en Serena han visto muchas veces como una pequeña escombrera en la cima de uno de los cerros.

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Dos fotografías, una del interior y otra de los trabajos en el exterior, en la mina San Antonio Segundo, junto al trayecto del ferrocarril a Garrucha.

Pero una mina tan pequeña como desconocida es la de San Antonio Segundo, ubicada justo al lado del trazado de la vía de ferrocarril. Es muy posible que se trate de la mina explotada por Agustín Flores Zamora, que empezó a trabajarse en el año 1914 y en la que contó con varios empleados, entre ellos sus hijos. Aunque el yacimiento explotado no era importante, la cercanía del ferrocarril facilitaba mucho el transporte del mineral. El arrendamiento, e incluso sub-arrendamiento de minas por parte de la sociedad Chávarri a pequeños explotadores era una práctica habitual, como está documentado ampliamente en la mina Gracia. El negocio era rendondo, sin hacer ninguna inversión la empresa arrendaba al minero la mina y tan sólo se ocupaba de transportar el mineral, comprándole el mismo a un precio ya establecido.

En San Antonio Segundo se explotaban las ya habituales hematites pardas, pero como siempre, hay sorpresas. Junto a las labores de la mina pude detectar manchas verdes y negras correspondientes a carbonatos de cobre y manganeso, unos minerales que si no fuera porque los encontré allí «in situ», juraría que proceden de El Pinar. Otro pequeño misterio que corresponde a los científicos estudiar.

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Carbonatos de cobre y «flores» de manganeso en una muestra de mineral procedente de la mina San Atonio Segundo y que no se encuentra, aunque lo parezca, en El Pinar de Bédar.

Hay otras minas con estructuras muy curiosas, como la mina Los Rincones, de la que hablaré en otra ocasión. Hay más, está Mi Gitana, Angustias y Leonor, SilencSe sabe también que en las minas de El Pinar se explotaba el mineral de cobre, pero de una forma complementaria a la del plomo y en mucha menos cantidad. Sin embargo se pueden encontrar los restos en el barranco de San Marcos de lo que vendría a ser una explotación dedicada, en exclusiva, a la explotación de cobre. El mineral de cobre (malaquita y azurita), se explotaba por medio de pequeñas galerías y era posteriormente triturado y garbillado, a tenor de los restos que se pueden observar. Desconocemos el nombre de la mina y a que compañía pertenecía, pero es la única de la zona que se dedicaba a la explotación en exclusiva de este mineral. Todavía es posible recoger parte del mineral que explotaban:

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Carbonatos de cobre explotado en una de las minas del barranco de San Marcos, en El Pinar de Bédar.

De estas minas menores es muy difícil encontrar datos. Los mineros de El Pinar llamaban «cacaruca» a un tipo de galena que se encontraba en la mina Suerte. El nombre viene a significar algo así como «difícil de realizar», y que viene al pelo para definir este tipo de yacimiento compuesto de diminutos fragmentos de galena dismeninados por las grietas del mineral y que debía ser especialmente difícil de separar. Sin duda tiene cacaruca el estudiar estas minas menores, y se me antoja que tiene mucha más cacaruca conseguir que alguna vez el patrimonio de Bédar pueda ser valorado en la medida de su importancia. Y por no decir de la cacaruca que tiene conseguir que alguna vez los políticos de este Levante Almeriense dejen de mirarse el ombligo y empiecen a preocuparse por su tierra.

No puedo acabar este post sin mencionar la barriada abandonada de Los Olivicos, ubicada en la cañada del Buitre y con unas fantásticas vistas hacia el Jauro… testigo mudo de otra época:

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Visita a la mina la Higuera 22-23 de marzo de 2014

Los días 22 y 23 de marzos se llevó a cabo la visita programada a la mina La Higuera por parte de los estudiantes en prácticas de geología de la Universitat de Lorraine.

La estancia del grupo está a punto de acabar y todo ha salido tal y como fue planeado, incluso el tiempo ha acompañado a esta primera experiencia que esperamos se repita año tras año y que atraiga, cada vez más, a más estudiantes y durante más tiempo.

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La mina La Higuera ha sido la elegida para la visita por varias razones. En primer lugar, es una de las minas con más recorrido explorado, está excavada en la dura caliza y presenta dos entradas a distinto nivel y «patios de luces» que aseguran una buena ventilación.

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En segundo lugar, se trata de un auténtico museo-reliquia de lo que fue la minería del hierro a finales del siglo XIX y principios del XX. La galería de transporte principal, de unos 240 metros de recorrido (visitables en casi su totalidad) era utilizado para el transporte del mineral desde la vecina mina de Santa Catalina. Como en el camino natural desde Santa Catalina hasta Tres Amigos se interponía Serena, se tuvo que excavar este túnel, que según cuentan fue iniciado desde ambos extremos por dos grupos de trabajadores, encontrándose en el centro de la montaña, allá por 1896.

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En uno de los patios de luces de este túnel se encontraba el cargadero de Santa Catalina, con sus 9 compuertas. Todas las labores que se desarrollaron a partir de este túnel convergían en él, ya bien sea por pequeñas vías de transporte o por buzones de distintos tamaños que llevaban el mineral al túnel principal o hacia el cargadero de Santa Catalina. En la parte superior de esta mina se desarrolló una gran explotación en huecos y pilares, en lo que parece una fase más tardía de explotación de esta mina.

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Desde la parte superior de la explotación el mineral se sacaba a la parte superior de la montaña, donde mediante un plano inclinado se llevaba el mineral hasta la misma entrada del túnel por la parte Este, donde aprovechando cuando la locomotora salía del túnel arrastrando los vagones, se cargaba el mineral en éstos. Los estériles se desviaban por dos vías, acumulándose todo el material a un extremo de la salida del túnel, donde se formó con el tiempo dos inmensas montones que actualmente han sido reaprovechados en parte.

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La visita a la mina Higuera es, por tanto, una visita a una red casi laberíntica de galerías y trancadas, donde podemos observar gigantescos «buzones» para el transporte del mineral, inmensas salas sustentadas por pilares y los estragos de las últimas explosiones de dinamita cuyo mineral no llegó a ser extraído.

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No falta la fauna habitual en estas minas, como son los pequeños insectos, escarabajos, alguna que otra serpiente que ha buscado refugio y los habituales «morciguillos» -pues así llaman a los murciélagos-. Pero en esta última visita nos encontramos además con un sapo, que se vio seguramente sorprendido por tan inesperados visitantes en un lugar que, sin duda, consideraba muy tranquilo.

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Como ya he comentado alguna vez, La Higuera, junto a la mina Mulata, son perfectas para ser «musealizadas».

Las minas Jupiter y Porfiado

Hoy visitaremos una de las minas más importantes de toda la sierra de Bédar y uno de los puntos culminantes de la ya conocida «ruta minera» de Bédar, uno de los miradores de parada obligatoria. Pocos nombres despiertan tan malos recuerdos entre los viejos mineros de Hierros de Garrucha que el de «Hoyo Júpiter», y no de extrañar, solo hay que adentrarse por esas galerías para entender lo que debía ser trabajar allí dentro jornadas enteras…

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La mina es también una de las más antiguas, las Peñicas Negras, en las «Cañadicas», no muy lejos de Serena. Estoy seguro que muchos de los que ya han hecho la ruta se acordarán del mirador del Hoyo Júpiter. Pero si quieren ver lo que hay en ese inmenso Hoyo, no se pierdan estas fotografías.

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No quiero aburrir con muchos datos históricos, que los hay, sobre esta mina en concreto. Junto a San Manuel, Porfiado y Mahoma, son las más importantes del «grupo de Serena» y las grandes cantidades de hierro que contienen (o contenían) fueron el motivo de que se construyeran dos cables aéreos de transporte. Se calcula que, de estas minas de Serena, se extrajeron cerca de 3.000.000 de toneladas, gran parte de este mineral se extrajo a «cielo abierto», y donde antes había una montaña, ahora hay un enorme agujero de unos 200 metros de largo y 50 de ancho, que recorre las concesiones mineras de Porfiado y Júpiter. Y si impresionante es verlo desde arriba, más sobrecogedor es, si cabe, verlo desde abajo, desde la famosa cota 360.

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Para facilitar el transporte, una galería recorría todo el fondo del Hoyo hasta salir en lo que era la cabecera del gran plano inclinado que llevaba el mineral al cargadero del cable. Todo este fondo del Hoyo está surcado por numerosas cicatrices y depresiones, los restos de las antiguas labores de extracción y vías de transporte superficial. Así podemos diferenciar antiguas depresiones que se corresponden con los tres planes de Hoyo de Júpiter, dos de ellos conocidos como roza Colorada y roza Negra. Los hoyos de San Marcos y de Porfiado y la roza del Teléfono, en Porfiado.

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Si descendemos al fondo del hoyo, podemos llegar con algo de dificultad al «socavón general», pero hay que saber cual es, pues en el hoyo hay multitud de bocaminas. Cuando el Hoyo llegó a la cota 360, debido a que las capas de mineral profundizaban en la tierra siguiendo un ángulo, era tal la cantidad de estéril que se tenía que movilizar que la Compañía minera se vio obligada a iniciar labores subterráneas. Estas labores se extienden como una red en todas direcciones, pero principalmente se desarrollaron en dirección al barranco de la Hoya, en la concesión de Mahoma.

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Una vez dentro, diferentes trancadas llevan a los diversos niveles de la mina. La red de galerías es compleja, y se encuentr a diversos niveles. Desgraciadamente no existen muchos planos de estas minas ni tampoco son muy fiables, como hemos podido comprobar. Los diversos periodos de explotación en un periodo de tiempo tan dilatado y el posterior reaprovechamiento por parte de Hierros de Garrucha, hace difícil la tarea. A Pesar de todo estamos bastante seguros que nos movemos por el antiguo sector de San Jacinto, internándonos en la concesión de Mahoma.

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Nos movemos por galerías que ya han sido visitadas, en alguna ocasión, por buscadores de minerales, aunque no es buen sitio para minerales, dada la presencia masiva de óxidos de hierro con pocos minerales «bonitos». Podemos encontrar, eso sí, diferentes restos que dejaron los mineros de Hierros de Garrucha, como espuertas, puntas de barrena rotas, fragmentos de vagonetas, etc. También impresiona un fragmento de vía de transporte que no pudieron llevarse para reaprovechar el hierro porque fue atrapada, creo que para siempre, por una enorme piedra desprendida del techo de la galería.

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Las galerías dan acceso a las zonas de explotación´, gigantescas e impresionantes cavidades excavadas a base de explosivos.

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Diferentes «trancadas» conectan los niveles, así se conocían las galerías de acceso para los mineros desde el exterior o las conexiones entre diferentes galerías. Entre los diferentes pisos de la minas se observan lo que se conocían como «pocillos», o pozos que conectaban galerías a diverso nivel y que servían para transportar el mineral. Los pozos inclinados que conectaban zonas de explotación a diverso nivel, recibían el nombre de «chimeneas», mientras que los «buzones» eran también conexiones a diferente nivel, pero diseñadas específicamente para el transporte entre niveles, en forma de embudo generalmente y provistos por lo general en su parte inferior de compuertas de carga.

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Avanzamos por las galerías, aunque nos es imposible saber si es la vieja galería de San Andrés o la de San Augusto. Sabemos, sin embargo, que avanzamos hacia el Pozo P, pozo de extracción con castillete que se encuentra en el barranco de la Hoya. Pero no conseguimos alcanzar el objetivo, un derrumbe lo impide. A pesar de todo, encontramos restos que nos indican claramente que nos encontramos cerca de alguna de las salidas al barranco de la Hoya.

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La única forma de continuar es por medio de un «pocillo» provisto de una escalera metálica y los restos de un cabrestante, pero como observarán en las fotografías, no parecía estar en perfectas condiciones como para ser utilizado. Aquí finalizaba nuestra aventura.

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