Nueva guía para las rutas mineras de Bédar y Los Gallardos

Desde el 11 de febrero está a la venta la nueva guía para las rutas mineras de Bédar y Los Gallardos. Se trata de unas rutas muy transitadas que transcurren por algunos de los principales núcleos mineros existentes en la sierra de Bédar.

Animación con inteligencia artificial (MyHeritage) de una fotografía de 1903 de Tres Amigos, la primera en la que vemos la locomotora y la tolva de Tres Amigos en su configuración inicial.

Desde su inauguración oficiosa en 2008 la ruta no ha sido puesta al día y, con el tiempo, las explicaciones que dan los guías (cuando hay guías y cuando las dan) están obsoletas y son muy incompletas. Pero la investigación ha avanzado mucho y, para volver a ponerla al día, el autor se ha decidido a publicar este pequeño libro-guía de 132 páginas, profusamente ilustrado con más de 180 fotografías, dibujos y planos.

Hablamos, sin duda, de la persona que mejor las conoce estas rutas. Fue quien realizó el diseño de la ruta minera de Bédar y que además indagó en la historia de todos los elementos que se pueden ver, de manera que el visitante no solo puede observar una gran variedad de elementos del patrimonio minero sino que además puede comprenderlos y conocer su historia como muy pocas rutas del mismo tipo permiten hoy en día.

Interior de la tolva-depósito de Tres Amigos. La tolva inicial fue construida en 1896 por la compañía del ferrocarril y en su ampliación de 1919 se utilizó una mezcla de cemento Portland y arena, una fórmula especificada por el ingeniero bedarense Francisco Nieto. La ampliación se hizo siguiendo los planos elaborados en La Maquinista, completando la trinchera inicial con una bóveda, configurando así un túnel que permitía cargar en el interior y, además por el exterior, haciéndola más versátil y permitiendo una carga mucho más rápida que con la única compuerta inicial.

Como ya saben los que la han visitado, estas rutas incluyen estrechos senderos junto a barrancos, túneles, el paso por trincheras, la visita a tolvas monumentales y todo tipo de infraestructura minera, incluidos ferrocarriles y cables aéreos de transporte. Aunque la ruta de por sí es muy atractiva visualmente, es una experiencia muy diferente cuando conocemos la historia de todos esos elementos patrimoniales y aún mejor si, como el autor hace, nos explican las curiosidades y secretos que esconde, que no son pocos.

¿Sabe usted dónde tuvo lugar el peor accidente minero en la sierra de Bédar? ¿sabe lo que significan las cruces grabadas a la entrada del túnel del Servalico? ¿sabe en qué consistía el trabajo de un galguero y los riesgos que corría? ¿sabía usted que la tolva de Tres Amigos actual no era antes como la vemos hoy? ¿sabe cómo acabaron las locomotoras gemelas o la diésel del ferrocarril de Bédar a Garrucha?

Y no se queda ahí el interés de esta obra. El autor nos avanza importantes novedades, fruto de sus más de 20 años de investigaciones sobre la minería y metalurgia levantina, que vienen a completar muchas incógnitas y lagunas de la historia, que afectan a muchos de los restos que se pueden visitar en estas rutas. Entre otros, el autor desvela la identidad de los constructores de las tolvas de la trinchera Villalta, la tolva-depósito de Tres Amigos, las tolvas de Vulcano y la tolva Esperanza, además de las fechas y hasta el coste que tuvieron tales trabajos. También se desvelan los misterios referentes a la renombrada vía Vulcano, sus orígenes y evolución en el tiempo, con aclaradores planos y nueva información.

Impresionante vista del pozo P captada con una cámara con cabria por Antonio González Jódar.

Y no se queda ahí el interés de esta obra. En sus más de 20 años de investigación sobre la minería levantina, el autor nos avanza importantes novedades, fruto de sus investigaciones, que vienen a completar muchas incógnitas y lagunas de la historia, lo que incluye a muchos de los restos que se pueden visitar. Entre otros, el autor desvela la identidad de los constructores de las tolvas de la trinchera Villalta, la tolva-depósito de Tres Amigos, las tolvas de Pobreza, Vulcano y la de la mina Esperanza, además de las fechas y hasta el coste que tuvieron los trabajos. También se desvelan los misterios referentes a la renombrada vía Vulcano, sus orígenes y evolución en el tiempo, con aclaradores planos y nueva información. Entre todo, no podemos dejar de destacar una fantástica panorámica de Tres Amigos en 1903, la primera fotografía conocida de la Estación de Tres Amigos de la sociedad de Víctor Chávarril. En definitiva, un libro que todo buen aficionado a estas rutas, y a la historia y el patrimonio minero en general, no debe perderse.

Para ilustrar sus explicaciones, el autor incluye cartas y planos originales y un interesantísimo catálogo visual de objetos encontrados localizados durante las exploraciones sobre el terreno y las visitas a familiares de ingenieros y mineros. Este catálogo incluye, entre otros, un curiosísimo magnetómetro sueco de Thalen-Tiberg de 1901 con el número de serie 161, de los que creemos que se conservan muy pocos ejemplares.

La antigua vía del ferrocarril Bédar-Garrucha pasando junto a los restos de la caseta de guardavías n.º 1. cerca del Trinchera Villalta.

Ya en la portada vemos un ejemplo de hasta donde ha llegado la investigación, pues nos muestra la plaquita con filigrana del álbum que los trabajadores de la Compañía de Águilas regalaron al director de la sociedad minera en 1891 cuando dejó el cargo para volver a su país, Noruega. El álbum, que contiene fotografías de gran valor histórico, acabó en una rama de la familia que emigró a Estados Unidos, donde fue localizado gracias a una increíble combinación de casualidades. El resultado es un pequeño libro, de fácil lectura y muy ilustrado, que está en venta en Amazon desde el día por el módico precio de unos 14 euros (en función del país y tasas varias).

Visitantes en la ruta de prueba de 2009, en la que antes de empezar el recorrido se visitó la tolva-embudo y los restos de la mina Unión de Tres Amigos.

Para acabar, nos enteramos de que hace poco se han iniciado el pasado día 13 unas obras de mantenimiento y reparación de la ruta minera de Bédar en su tramo entre San Manuel y el puente sobre el barranco de Hoya. Tenemos que decir que la casi coincidencia con la publicación de estra guía no tiene absolutamente nada que ver con el inicio de estas obras, tan solo es una muy curiosa casualidad. En todo caso, nos alegramos de que se realicen estos trabajos porque algunos tramos de la vía vulcano y el plano inclinado que conecta con la vía Esperanza necesitaban algunas mejoras y unos paneles informativos vendrían muy bien.

En cuanto a la ruta minera de Los Gallardos, hemos de decir que está muy cuidada y con buenos paneles informativos. El derrumbe que existía en uno de los terraplenes cerca de la primera caseta de guardavías ha sido correctamente reparado y tan solo esperamos que se pueda pueda poner prontamente a punto el paso por el puente de la Cueva de la Barrilla que, en el día de hoy, está impracticable y obliga a descender y subir por el barranco.

La memoria viva de la historia de Bédar: la fotografías históricas de Bédar en movimiento

Como siempre, estamos atentos a las últimas novedades en reparación y animación de fotografías históricas que ofrece la página myHeritage con los últimos avances de la IA. Ya presentamos varias fotografías animase de reconocidos ingenieros y personajes relacionados con la historia de Bédar y hoy presentamos la última novedad: LiveMemory (https://www.myheritage.com/livememory/).

Las primeras pruebas dan resultados realmente espectaculares, y aunque no son perfectas, son una nueva forma de mostrar nuestra historia. Veamos algunos ejemplos y juzguen ustedes mismos:

Un clásico de la historia de Bédar, la locomotora n.º 1 del ferrocarril Bédar-Garrucha hacia 1903 en la estación de Garrucha… es impresionante ver como la chimenea vuelve escupir humo.
El motor del cable aéreo de la mina Pobreza de Bédar vuelve a girar de nuevo…
Volver a ver al perrito pasearse ante el tren a punto de partir de la estación de Garrucha no tiene precio.
Los ingenieros Wilhelm Dietrichson y Ferdinand Putz conversando entre ellos y rodeados de otros ingenieros en las instalaciones de la Compañía de Águilas en El Pinar de Bédar en 1888. Sin palabras.
Mineros preparándose para una histórica foto en las instalaciones de las minas en Serena, rodeando a su director, Juan Pié y Allué hacia 1893.

Bédar: más de 60 años de historia minera en la cabecera de su correspondencia.

Aunque la historia minera de Bédar se remonta hasta la antigüedad, la explotación a gran escala empezó con la llegada de la Compañía de Águilas para la explotación de varias minas de plomo en Almagrera y Bédar. Fue la 2ª División de la Compañía de Águilas la encargada de gestionar estos negocios. Arriba, una de las cabeceras utilizadas en 1889, una de las más antiguas conservadas. Abajo, otra de ellas, especificando que se trataba de una sociedad anónima, hacia 1900.

Arriba, otra de las cabeceras de la 2ª División de la Compañía de Águilas a finales del siglo XIX, esta vez indicando la dirección telegráfica de contacto.

No hay que olvidar que la matriz de la Compañía de Águilas era francesa, con su sede social en el número 5 de la calle Jules Lefebvre de París, contando, además, con una oficina en Madrid para sus negocios españoles. Capital social: 7.500.000 francos.

La Compañía de Águilas creó una filial para la explotación de las minas de hierro de Serena, tras no dar los resultados esperados la de las minas de plomo. Como se observa en la imagen superior (finales del siglo XIX), aunque las oficinas estaban en El Pinar, también disponían de oficinas en Vera.

Como filial de la Compañía de Águilas, la Sociedad de explotación de minas de hierro de Bédar también tenía sus oficinas en Madrid, donde estaba el domicilio social. Vemos su capital a principios del siglo XX, 50.000 pesetas.

La otra sociedad minera en Bédar fue la empresa del industrial Víctor Chávarri, estableciéndose en 1896 con la instalación de un ferrocarril a la playa de Garrucha (Mojácar), donde estableció sus oficinas.

Inicialmente con la denominación Chávarri Lécoq y Cía, pasó a denominarse Chávarri Hermanos tras el fallecimiento de Víctor Chávarri en 1900. Las oficinas estaban en la conocida como finca del Moro Manco. Aunque se indica Garrucha, realmente el palacio de los Chávarri estaba ubicado en el término municipal de Mojácar, pero Garrucha no dejaba de ser el principal puerto de exportación y, por lo tanto, el más conocido internacionalmente.

La creación de la Unión Bedareña en 1916 fue un intento de asegurar una continuación de la explotación con la unión de la empresa de Chávarri y la filial de la Compañía de Águilas. Aunque el domicilio estaba en El Pinar de Bédar, en las oficinas de La Compañía de Águilas y de su filial para la explotación de las minas de hierro de Bédar, también disponían de oficinas en Vera y, en un momento determinado, su sede social pasó a estar ubicada en Vera.

Tras la paralización de la actividad minera en Bédar hacia 1923 (cese de la actividad pero no liquidación de la sociedad), y mientras se dedicaban a realizar tareas de mantenimiento de las minas de Bédar mientras esperaban que la situación mejorara, se iniciaron otros negocios en la provincia y fuera. Destaca la explotación de las minas de Mazarrón en los años 30, creándose de esta manera el Servicio de Mazarrón de la Sociedad de explotación de las minas de hierro de Bédar, que se mantuvo hasta que, finalmente, la guerra civil puso fin a la actividad.

Tras el fin de la guerra civil y a causa de la situación del mercado y el expolio del material de las diversas compañías, las compañías mineras comprendieron que la explotación ya no tenía futuro y empezó la desinstalación y venta de toda la maquinaria y efectos, siendo liquidadas las empresas en la década de 1940.

El hermanamiento de Vera, Cuevas del Almanzora y Mazarrón

En el evento han estado presentes el alcalde de Mazarrón, Ginés Campillo Méndez, el alcalde de Vera, Alfonso García Ramos, y el alcalde de Cuevas del Almanzora, Antonio Fernández Liria, acompañados por concejales y cronistas de las respectivas corporaciones municipales y numerosos vecinos.

Magda Navarro Arias y nuestra el cronista de Mazarrón, Mariano Guillén Riquelme.

Estuvieron presentes los cronistas Mariano Guillén Riquelme (Mazarrón), Enrique Fernández Bolea (Cuevas del Almanzora) y Gabriel Flores Garrido (Vera).

Los alcaldes y cronistas de los tres pueblos posando para las fotografías con los ejemplares de nuestros libros.

En la ceremonia se rendió tributo a los mineros que marcaron nuestra historia con su esfuerzo y sacrificio, manifestando la oportunidad que este acuerdo representaba para estrechar lazos en temas de turismo, cultura y desarrollo local. Es sin duda launa muestra de la voluntad de trabajar entre pueblos hermanos para preservar la nuestra memoria histórica y el patrimonio que conecta a estos pueblos.

Magda Navarro, Guillén Riquelme, Gabriel Flores y Manuel Caparrós, el técnico responsable del Archivo Municipal de Vera, posan con los libros que intercambiaron durante la ceremonia de hermanamiento.

Durante el acto, los alcaldes se intercambiaron varios presentes característicos de dichos pueblos, pero desde nuestro humilde blog queremos dar las gracias a la representación de Vera por regalar ejemplares de dos de nuestros libros: «Trenes, Cables y Minas de Bédar, Los Gallardos, Garrucha y Mojácar» y nuestro último trabajo «Atlas ilustrado de las fundiciones del Levante Almeriense (ss.XIX-XX)«, que está en venta todavía en Amazon. Adjuntamos algunas fotografías cortesía de nuestra amiga y colaboradora, la investigadora histórica de Vera Magda Navarro Arias.

A nuestro parecer, pueblos como Bédar y Garrucha, con un gran pasado y patrimonio minero, también deberían estar participando de este hermanamiento. Especialmente Bédar tuvo una gran relación con la minería, no solo de Vera y de Cuevas del Almanzora, sino también de Mazarrón. Esperamos que no se olviden de ellos en todos los proyectos que surgan de este hermanamiento, que esperamos que sean muchos y muy fructíferos.

Documentos para la historia de Bédar (3): vestigios documentales de la Oficina del antiguo poblado minero de El Pinar

En el poblado minero de El Pinar de Bédar se encontraban las oficinas y casas-dirección de la Compañía de Águilas, la Sociedad para la explotación de las minas de hierro de Bédar y la Unión Bedareña. Durante su larga existencia (1875-1940), llegaron a acumularse en oficinas y almacenes grandes cantidades de documentación, incluidos libros, catálogos, planos… Aparentemente todo se había perdido, salvo contados documentos milagrosamente conservados, aunque a veces la insistencia da sus frutos y encontramos algunas cosas interesantes. Veamos algunas.

Aquí tenemos un copiador de una factura emitida el 22 de mayo de 1938 por parte de la Unión Bedareña, firmada por quien en esos momentos estaba al cargo de las instalaciones: el ingeniero Ismael Fernández. Se trata de la venta a Amador Requena y Félix Rosa de una serie de objetos que, claramente, provienen del laboratorio y hospital minero instalados en El Pinar, sin duda destinados al hospital militar de Vera, ya que nos encontramos en plena guerra civil.

Tenemos que destacar los efectos vendidos del «Servicio Accidentes», que nos deja echar un vistazo al material con el que se contaba para los accidentes de los mineros. Así nos encontramos con pastillas de malvavisco, una planta medicinal conocida por sus efectos contra la inflamación y la tos. También contaban con quinina y vaselina. Se incluyen algunos utensilios como bombonas de esterilización y una damajuana. Otro elemento interesante son las bañeras de cristal para ojos, pequeñas copas de cristal adaptables a los ojos y que servían para dar baños para tratar ojos secos e irritados.

Otro elemento interesante es un tomo de la Estadística de Obras Públicas de 1895 y 1896. Curiosamente, alguien escribió a lápiz en su portada lo siguiente «recuperado de la carbonera de la Máquina del Desagüe», lo que indica claramente que, por algún motivo, acabó en la carbonera de la estación de desagüe principal del El Pinar, que contaba con una máquina Klein con balancín, y que algún empleado de la compañía minera recogió y devolvió a las oficinas. No cabe duda de que se trata de uno de los libros de la biblioteca que la Compañía de Águilas poseía en su oficina, porque en su interior se aprecia claramente el sello y fecha de la misma: «Compañía de Águilas. 27 Jun. 1898, Bédar».

Y acabamos con un documento no menos curioso, que da una idea de los interesantes volúmenes de los que debía estar provista la biblioteca de la Compañía de Águilas. En este caso es un precioso tomo de de las instalaciones mecánicas de la Exposición Universal de París de 1900, con interesantes ilustraciones. El sello no deja lugar a dudas de la procedencia de este bonito volumen.

La desconocida (hasta ahora) tolva de Tres Amigos del ferrocarril Bédar-Garrucha: las últimas novedades

Hoy volvemos para dar a conocer el avance de la investigación y las últimas novedades concerniente a la historia minera de Bédar-Los Gallardos y en especial al icónico paraje conocido como los Tres Amigos, antigua estación de partida del ferrocarril Bédar-Garrucha (o Mojácar, para que no se enfade nadie).

Revisando lo realizado hasta ahora, no podemos menos que asombrarnos del hecho que se conozca mucho mejor el periodo entre 1850 hasta 1910 que el transcurrido entre esta última fecha y el cese total de la minería del hierro, hacia 1942. Los motivos de este agujero negro o periodo olvidado son muy variados, entre otros la falta de interés de casi todos los investigadores históricos en los periodos más recientes (como si el hecho de que no ocurriera en el siglo XIX lo hiciera menos interesante), la frustrante ausencia de documentación sobre la época y la concienzuda y sistemática destrucción de todo resto minero que sufrió la zona, especialmente desde 1990 hasta que la crisis del ladrillo puso fin a las proyectos mega-urbanísticos más megalómanos que realistas.

Interior de la tolva-depósito. Fue construida con la mezcla de cemento Portland y arena especificada por el ingeniero bedarense Francisco Nieto.

Observamos con cierta esperanza los esfuerzos por parte de algunos municipios por poner en valor su patrimonio minero y geológico, espoleados en gran parte por el tirón del gran éxito publicitario y económico que está cosechando la Geoda Gigante de Pulpí y por sus ambiciosos proyectos de poner en valor sus minas y patrimonio. Cuevas del Almanzora parece que empieza a tomar en serio el potencial de su enorme patrimonio minero y metalúrgico, aunque les queda mucho por hacer. Vera, por su parte, ha pasado de negar todo resto minero en su territorio a reconocer que cuenta con algunos de los restos metalúrgicos más impresionantes del levante y con su propio coto minero, por no hablar del hecho que fue el centro administrativo y formador de la minería levantina… ya solo falta que, además de saberlo, lo pongan en valor. Garrucha también parece despertar del letargo, aunque los problemas económicos por los que atraviesa dificultan toda iniciativa. En cuanto a Bédar… ¿qué vamos a contar de Bédar que no hayamos dicho ya? Es de destacar los esfuerzos por poner en valor la mina Mulata pero hoy en día existen impedimentos burocráticos (maldita burocracia) que impiden su avance. Esperemos que se solucionen pronto.

Afortunadamente, la investigación avanza satisfactoriamente y de la que ya hemos dado cuenta en lo que respecta al patrimonio metalúrgico, que analizamos y pusimos al día con el catálogo de fundiciones publicado recientemente.

Y vamos a por las novedades. De todos en Bédar y de sus visitantes es conocida la tolva de carga-regulación de Tres Amigos, antigua estación de partida del ferrocarril de Bédar y también punto de inicio de la ruta minera de Bédar. Raro es el día que no se vea coches e incluso autobuses en el aparcamiento junto la tolva. El edificio está asombrosamente bien conservado, con sus tolvas superiores y su doble sistema de carga, con un túnel interior y compuertas en su parte externa, del que hemos hablado en numerosas ocasiones.

Representación artística del aspecto de la tolva de Tres Amigos en su configuración inicial, antes de 1920.

Se daba por hecho de que tal configuración de la tolva era la original concebida por los ingenieros de la Chávarri, Lecoq y Compañía en 1896. No había motivos para pensar otra cosa, dada la calidad del resto de los faraónicos trabajos de obra de la línea del ferrocarril. Pero la documentación recuperada y que estamos analizando en estos momentos, que viene a cubrir el «periodo olvidado» entre 1910 y 1942, y entre otra muchas sorpresas y novedades, nos ha hecho comprender que, en realidad, lo desconocíamos casi todo referente a esta icónica tolva de Bédar. Aunque lo trataremos todo con la profundidad y el rigor documental que solemos exigirnos, vamos a avanzar algunos datos sorprendentes y totalmente desconocidos sobre este importante elemento patrimonial.

Hasta el momento, no se conocía ninguna fotografía histórica de esta tolva, y cuando finalmente y tras muchos años de esfuerzos conseguimos una, que data de 1903, resulta que nada era como lo pensábamos. Ya entraremos en lo que respecta a la tolva-embudo y el cargadero de Cuatro Amigos, pero casi no creíamos lo que veíamos. O más bien lo que no veíamos: nuestra icónica tolva, simplemente, no estaba. En su lugar solo había una simple trinchera delimitada por dos muros, con algunos contrafuertes, que se ubicaba en la parte inferior de una rampa-tolva, aprovechando la pendiente del cerro. La configuración es asombrosamente sencilla, sin compuertas que podamos apreciar ni muros que actúen como depósito. Adjuntamos unos esquemas sencillos que muestran las diferencias:

Configuración inicial de la tolva de Tres Amigos. Se trataba de una simple trinchera en la que se cargaban los vagones aprovechando la pendiente del cerro.
Ampliación de la tolva de Tres Amigos en 1920-1921. La instalación de una tolva en su parte superior y un doble sistema de carga en los vagones buscaba una mayor capacidad de almacenamiento y rapidez en la carga.

La pregunta lógica era ¿cuándo se construyó la icónica tolva-depósito que actualmente conocemos? Afortunadamente, no tardamos mucho en encontrar la respuesta, gracias a la documentación recuperada de la Compañía de Águilas y la Unión Bedareña.

Aunque se cree que, prácticamente, la actividad minera en Bédar tras la Primera Guerra Mundial fue poco importante y que no duró mucho, La documentación recuperada nos habla de una importantísima inversión tras la fusión de las compañías mineras existentes y la creación de la Unión Bedareña. Durante el conflicto se habían realizado las obras de mantenimiento necesarias para las minas y la vía férrea y se creyó necesario modernizar y actualizar el sistema de transporte, en especial desmantelar parte del cable aéreo, de menor capacidad, y redirigir el mineral de todas las minas hacia el ferrocarril. Estas obras comportaron la construcción de la monumental tolva de la trinchera Villalta, conexión entre lo que quedaba de cable para el mineral de Serena, la instalación de un plano inclinado y unas tolvas de carga al ferrocarril para la mina Pobreza (antes conectada por un cable aéreo), la adquisición de una pequeña locomotora-tractora diésel de la marca Austro-Daimler de 6 HP para la vía Vulcano y el transporte por el ramal de Santa Catalina, relevando así las tareas de una de las locomotoras gemelas de vapor, la «Angelita».

Escalera de servicio en un lateral de la tolva que permitía a los operarios el acceso a la parte superior.

Este cambio de configuración del sistema de transporte tuvo otra consecuencia lógica: la necesidad de ampliar la tolva de Tres Amigos, ya que la conexión de la mina Pobreza, que era entonces una de las más productivas, hizo necesario disponer de una tolva de más capacidad y que pudiera cargar dos convoyes a la vez.

Todos estos trabajos se hicieron en un tiempo récord, entre 1921 y 1922, dejando una configuración de transporte y unas instalaciones cuyos restos son los que han llegado a nosotros y que tan familiares nos resultan. Incluso sabemos quiénes fueron responsables de su concepción y construcción. Aquí nos encontramos con unos viejos conocidos en la historia minera de Bédar: Carlos Bahlsen y su hijo Alfredo, dueños de la Maquinista de Almería, que se encargaron de la fabricación e instalación de las nuevas tolvas metálicas, del cable aéreo para conectar con la trinchera Villalta y vías de transporte. El ingeniero de origen bedarense y empleado de Bahlsen, Francisco Nieto, dirigió las obras de ampliación de la tolva de Tres Amigos.

La modificación de la tolva consistió en aprovechar los dos muros de la trinchera originaria, añadiendo una bóveda que conformaría el actual túnel y en añadir unos muros de retención aprovechando la pendiente del cerro conformando así varias tolvas superiores. Se dispusieron dos hileras de compuertas de carga con sus respectivos sistemas de apertura. Una escalera de servicio en un lateral permitía a los operarios acceder a la parte superior. Tenemos así la tolva-reguladora tal y como la conocemos actualmente.

Modelo a escala 1:25 de una de las locomotoras de Bédar con uno de los vagones de carga que se mostró en la exposición Luces y Sombras de 2023.

Como resumen, y para ir finalizando, concluimos que la tolva-cargadero de Tres Amigos actual se conformaría de los muros de la base, que serían los originales construidos en 1896 por la empresa del industrial Víctor Chávarri, con una ampliación en 1921-1922 con la creación de la bóveda, tolvas y compuertas de carga (permitiendo cargar a la vez dos convoyes). Los responsables de la ampliación fueron los empleados de la Maquinista de Almería, Carlos y Alfredo Bahlsen y el ingeniero de Bédar Alfredo Nieto.

Llamamos la atención sobre estos personajes, tan importantes para la historia de Bédar y del que haremos de nuevo mención en próximas ampliaciones: Carlos Bahlsen, Alfredo Bahlsen y nuestro ingeniero local Francisco Nieto.

Fundiciones del Levante almeriense

Hoy damos la exclusiva de la publicación prevista de una nueva obra sobre el rico patrimonio minero-industrial de nuestra comarca del Levante. El título de la obra es muy esclarecedor al respecto: «Atlas ilustrado de las fundiciones del Levante almeriense, ss. XIX-XX» y los autores son ya conocidos autores muy conocedores del patrimonio y la historia minera y metalúrgica: Juan Antonio Soler Jódar, Antonio González Jódar, Magda Navarro Arias y José Berruezo García.

Según nos indican los autores, estará disponible a partir del próximo mes de agosto, y consta de más de 400 páginas y más de 600 ilustraciones, entre gráficas, fotografías y reconstrucciones de las diferentes instalaciones. Se tratan los antecedentes históricos y se actualiza la información sobre todas las antiguas fundiciones instaladas en nuestra comarca desde 1839, con un catálogo de restos conservados, con su correspondiente interpretación tecnológica, sus propietarios y todo lo necesario para poder visitarlas (rutas incluidas), interpretarlas y conocer todos sus secretos.

El completo catálogo, profusamente ilustrado, recorre todas las fundiciones instaladas en Cuevas del Almanzora, Pulpí, Huércal-Overa, Vera, Garrucha, Turre, Los Gallardos y Vera. Es una historia muy ligada a la minería en la comarca, y una muestra evidente del gran dinamismo e iniciativa en el Levante almeriense en una época (mediados del siglo XIX y principios del XX) que se considera, generalmente, un periodo de miseria, penalidades y poco interés desde el punto de vista histórico. Nada que ver.

Sin duda, una obra que será indispensable para todo aficionado al patrimonio histórico-industrial y minero y, en general, a todo el que quiera saber un poco más sobre su comarca. Iremos informando en cuanto tengamos más detalles sobre las fechas de publicación.

Exposición «Montañas al Sur. Sierra Nevada en la mirada europea»

El pasado 15 de abril se inauguró en Granada la exposición «Montañas al Sur. Sierra Nevada en la mirada europea», una exposición conmemorativa del XXV aniversario de la declaración de Sierra Nevada como Parque Nacional (1999-2024). Esta exposición abarca un conjunto amplio y variado de relatos, impresiones, estudio e imágenes elaborados por viajeros, pintores y científicos procedentes de países extranjeros que viajaron al Reino de Granada, adentrándose en sus territorios y sierras y dejaron testimonio de su visita.

En esta importante exposición, que estará abierta hasta el mes de julio, el pueblo de Bédar ha hecho su pequeña aportación, prestando un álbum de fotografías de 1898 de la visita de una expedición minera al Sudeste español y Portugal promovida por la sociedad minera francesa Schneider y Compañía. La riqueza mineral del Sudeste español hizo muy habitual la organización de expediciones de prospección, integradas por ingenieros de minas y personal de las empresas interesadas en su explotación, que se hacían acompañar por guías locales. Las memorias técnicas que elaboraban solían acompañarse de un registro fotográfico más o menos amplio, que incluía no solo los yacimientos visitados, sino las localidades recorridas, las gentes que las poblaban y el recuerdo de las visitas turísticas que complementaban el viaje.

El álbum prestado a la exposición es particularmente rico en este tipo de material. Con más de 300 fotografías, realizadas en 1898, se muestran diferentes lugares desde Murcia hasta Moncorvo, en Portugal, incluyendo diferentes pueblos y grandes capitales como Almería, Granada, Córdoba, Sevilla y Madrid. Con excelentes fotografías, sobre todo de los pueblos de la Alpujarra Granadina, Motril, Berja, Rodalquilar… y por supuesto Bédar y Serena. Los ingenieros de la sociedad francesa buscaban yacimientos de hierro que poder explotar para alimentar sus fundiciones en Cette (la actual Sète), por lo que visitaron las minas de Clifton Pecket en la sierra de Bédar, incluidas las minas Mulata y Santa Catalina.

La minería en las nuevas calles de Vera: la Escuela de Capataces y Juan Pié

Con sana envidia recibimos la noticia de los nuevos nombres de calles aprobadas en la sesión ordinaria del Pleno del Ayuntamiento de Vera el 29 de septiembre pasado para el nuevo polígono industrial proyectado en el municipio. Con emoción, hemos visto como la pasada exposición “Luces y Sombras” ha despertado la memoria olvidada del patrimonio histórico-minero, proponiendo como nombres de las calles de la futura zona industrial los de prohombres de la industria minera relacionadas con la ciudad y, como principal, la Escuela de Capataces y Maestros Fundidores de Vera.

No podemos menos que aplaudir y felicitar al Ayuntamiento de Vera por la iniciativa, así como a todos los grupos políticos, que apoyaron por unanimidad el proyecto. Pero mejor véanlo ustedes mismos:

Una de las calles se dedicará muy merecidamente a Juan Pié y Allué, que también merecería una calle en Bédar. Juan Pié, nacido en 1858 en Zaragoza, completó de manera sobresaliente la carrera de ingeniero de minas, ingresando en el Cuerpo de Ingenieros a los 21 años. Tras realizar prácticas durante algunos meses en Almadén, pasó al distrito de Almería, donde trabajó en la enseñanza privada en La Compañía Peninsular Azucarera. Su llegada al levante almeriense fue de mano de la empresa The Union Bank of Spain and English Ltd para la explotación de algunas minas en sierra Almagrera, instalándose en la mina Guzmana, donde se encargó de la dirección técnica.

Juan Pié fue durante un corto periodo de tiempo jefe del distrito de Albacete hacia 1886, pasando a fundar la Escuela de Capataces en Vera, de la que fue nombrado subdirector en marzo de 1890, ocupándose también en empresas industriales de la localidad. En 1894 ascendió a ingeniero primero del cuerpo de minas y, tras ofrecerle el puesto de director de la Sociedad de explotación de las minas de hierro de Bédar, pidió licencia para ocupar el cargo, que mantuvo hasta 1897.

Juan Pié compaginaba su carrera de ingeniero con diferentes aficiones. Era músico y tocaba varios instrumentos; hablaba inglés y francés correctamente; era un buen fotógrafo; fue uno de los primeros en España en usar el taquímetro y la máquina de escribir, y a ratos perdidos ensayaba un excelente microscopio que había adquirido. Era además un agudo polemista que nos ha dejado numerosos escritos profesionales (entre ellas las conocidas Tablas Taquimétricas Universales, varios trabajos sobre los criaderos de hierro y plomo del Levante de España) y artículos de opinión en diferentes medios.

A pesar de la importancia del personaje, la falta de descendientes directos hizo que su enorme legado se perdiera inexorablemente, por lo que no ha sido hasta hace muy poco que han podido ser identificado (con una alta probabilidad) en dos fotografías, en las que por la fecha, lugar y posición que ocupa dicho personaje, nos hace pensar con una muy alta probabilidad de que se trate de este ingeniero. No hay que olvidar que se conservan fotografías bien identificadas de todos los directores de las minas de Bédar, de todos salvo de Juan Pié, Herman Leonhardt y Andrés López de La Presa. Hemos de añadir a esta lista de directores con fotografía a Juan Pié.

Juan Pié falleció relativamente joven en Madrid a causa de una enfermedad, en la madrugada del 23 de enero de 1900. La viuda de Juan Pié, Magdalena Benítez, falleció el 11 de diciembre en Almería y su única hija, Antonia Pié Benítez, falleció soltera y sin hijos, víctima de una enfermedad incapacitante. A raíz de su muerte, se entabló una pugna judicial por la enorme herencia que dejó este ingeniero, valorada en 200.000 pesetas de la época, que se disputaron la orden de los jesuitas y una tía de la mujer de Juan Pié, Antonia Benítez Cano.

Los efectos personales, escritos, fotografías, etc, fueron recogidos por los familiares de la oficina de Juan Pié en El Pinar de Bédar y desconocemos donde pudieron acabar. Y es aquí que le perdemos la pista a este ingeniero, aunque la huella que ha dejado es imborrable y se hace justicia dándole su nombre a una calle en Vera. ¡Qué menos!