La desconocida (hasta ahora) tolva de Tres Amigos del ferrocarril Bédar-Garrucha: las últimas novedades

Hoy volvemos para dar a conocer el avance de la investigación y las últimas novedades concerniente a la historia minera de Bédar-Los Gallardos y en especial al icónico paraje conocido como los Tres Amigos, antigua estación de partida del ferrocarril Bédar-Garrucha (o Mojácar, para que no se enfade nadie).

Revisando lo realizado hasta ahora, no podemos menos que asombrarnos del hecho que se conozca mucho mejor el periodo entre 1850 hasta 1910 que el transcurrido entre esta última fecha y el cese total de la minería del hierro, hacia 1942. Los motivos de este agujero negro o periodo olvidado son muy variados, entre otros la falta de interés de casi todos los investigadores históricos en los periodos más recientes (como si el hecho de que no ocurriera en el siglo XIX lo hiciera menos interesante), la frustrante ausencia de documentación sobre la época y la concienzuda y sistemática destrucción de todo resto minero que sufrió la zona, especialmente desde 1990 hasta que la crisis del ladrillo puso fin a las proyectos mega-urbanísticos más megalómanos que realistas.

Interior de la tolva-depósito. Fue construida con la mezcla de cemento Portland y arena especificada por el ingeniero bedarense Francisco Nieto.

Observamos con cierta esperanza los esfuerzos por parte de algunos municipios por poner en valor su patrimonio minero y geológico, espoleados en gran parte por el tirón del gran éxito publicitario y económico que está cosechando la Geoda Gigante de Pulpí y por sus ambiciosos proyectos de poner en valor sus minas y patrimonio. Cuevas del Almanzora parece que empieza a tomar en serio el potencial de su enorme patrimonio minero y metalúrgico, aunque les queda mucho por hacer. Vera, por su parte, ha pasado de negar todo resto minero en su territorio a reconocer que cuenta con algunos de los restos metalúrgicos más impresionantes del levante y con su propio coto minero, por no hablar del hecho que fue el centro administrativo y formador de la minería levantina… ya solo falta que, además de saberlo, lo pongan en valor. Garrucha también parece despertar del letargo, aunque los problemas económicos por los que atraviesa dificultan toda iniciativa. En cuanto a Bédar… ¿qué vamos a contar de Bédar que no hayamos dicho ya? Es de destacar los esfuerzos por poner en valor la mina Mulata pero hoy en día existen impedimentos burocráticos (maldita burocracia) que impiden su avance. Esperemos que se solucionen pronto.

Afortunadamente, la investigación avanza satisfactoriamente y de la que ya hemos dado cuenta en lo que respecta al patrimonio metalúrgico, que analizamos y pusimos al día con el catálogo de fundiciones publicado recientemente.

Y vamos a por las novedades. De todos en Bédar y de sus visitantes es conocida la tolva de carga-regulación de Tres Amigos, antigua estación de partida del ferrocarril de Bédar y también punto de inicio de la ruta minera de Bédar. Raro es el día que no se vea coches e incluso autobuses en el aparcamiento junto la tolva. El edificio está asombrosamente bien conservado, con sus tolvas superiores y su doble sistema de carga, con un túnel interior y compuertas en su parte externa, del que hemos hablado en numerosas ocasiones.

Representación artística del aspecto de la tolva de Tres Amigos en su configuración inicial, antes de 1920.

Se daba por hecho de que tal configuración de la tolva era la original concebida por los ingenieros de la Chávarri, Lecoq y Compañía en 1896. No había motivos para pensar otra cosa, dada la calidad del resto de los faraónicos trabajos de obra de la línea del ferrocarril. Pero la documentación recuperada y que estamos analizando en estos momentos, que viene a cubrir el «periodo olvidado» entre 1910 y 1942, y entre otra muchas sorpresas y novedades, nos ha hecho comprender que, en realidad, lo desconocíamos casi todo referente a esta icónica tolva de Bédar. Aunque lo trataremos todo con la profundidad y el rigor documental que solemos exigirnos, vamos a avanzar algunos datos sorprendentes y totalmente desconocidos sobre este importante elemento patrimonial.

Hasta el momento, no se conocía ninguna fotografía histórica de esta tolva, y cuando finalmente y tras muchos años de esfuerzos conseguimos una, que data de 1903, resulta que nada era como lo pensábamos. Ya entraremos en lo que respecta a la tolva-embudo y el cargadero de Cuatro Amigos, pero casi no creíamos lo que veíamos. O más bien lo que no veíamos: nuestra icónica tolva, simplemente, no estaba. En su lugar solo había una simple trinchera delimitada por dos muros, con algunos contrafuertes, que se ubicaba en la parte inferior de una rampa-tolva, aprovechando la pendiente del cerro. La configuración es asombrosamente sencilla, sin compuertas que podamos apreciar ni muros que actúen como depósito. Adjuntamos unos esquemas sencillos que muestran las diferencias:

Configuración inicial de la tolva de Tres Amigos. Se trataba de una simple trinchera en la que se cargaban los vagones aprovechando la pendiente del cerro.
Ampliación de la tolva de Tres Amigos en 1920-1921. La instalación de una tolva en su parte superior y un doble sistema de carga en los vagones buscaba una mayor capacidad de almacenamiento y rapidez en la carga.

La pregunta lógica era ¿cuándo se construyó la icónica tolva-depósito que actualmente conocemos? Afortunadamente, no tardamos mucho en encontrar la respuesta, gracias a la documentación recuperada de la Compañía de Águilas y la Unión Bedareña.

Aunque se cree que, prácticamente, la actividad minera en Bédar tras la Primera Guerra Mundial fue poco importante y que no duró mucho, La documentación recuperada nos habla de una importantísima inversión tras la fusión de las compañías mineras existentes y la creación de la Unión Bedareña. Durante el conflicto se habían realizado las obras de mantenimiento necesarias para las minas y la vía férrea y se creyó necesario modernizar y actualizar el sistema de transporte, en especial desmantelar parte del cable aéreo, de menor capacidad, y redirigir el mineral de todas las minas hacia el ferrocarril. Estas obras comportaron la construcción de la monumental tolva de la trinchera Villalta, conexión entre lo que quedaba de cable para el mineral de Serena, la instalación de un plano inclinado y unas tolvas de carga al ferrocarril para la mina Pobreza (antes conectada por un cable aéreo), la adquisición de una pequeña locomotora-tractora diésel de la marca Austro-Daimler de 6 HP para la vía Vulcano y el transporte por el ramal de Santa Catalina, relevando así las tareas de una de las locomotoras gemelas de vapor, la «Angelita».

Escalera de servicio en un lateral de la tolva que permitía a los operarios el acceso a la parte superior.

Este cambio de configuración del sistema de transporte tuvo otra consecuencia lógica: la necesidad de ampliar la tolva de Tres Amigos, ya que la conexión de la mina Pobreza, que era entonces una de las más productivas, hizo necesario disponer de una tolva de más capacidad y que pudiera cargar dos convoyes a la vez.

Todos estos trabajos se hicieron en un tiempo récord, entre 1921 y 1922, dejando una configuración de transporte y unas instalaciones cuyos restos son los que han llegado a nosotros y que tan familiares nos resultan. Incluso sabemos quiénes fueron responsables de su concepción y construcción. Aquí nos encontramos con unos viejos conocidos en la historia minera de Bédar: Carlos Bahlsen y su hijo Alfredo, dueños de la Maquinista de Almería, que se encargaron de la fabricación e instalación de las nuevas tolvas metálicas, del cable aéreo para conectar con la trinchera Villalta y vías de transporte. El ingeniero de origen bedarense y empleado de Bahlsen, Francisco Nieto, dirigió las obras de ampliación de la tolva de Tres Amigos.

La modificación de la tolva consistió en aprovechar los dos muros de la trinchera originaria, añadiendo una bóveda que conformaría el actual túnel y en añadir unos muros de retención aprovechando la pendiente del cerro conformando así varias tolvas superiores. Se dispusieron dos hileras de compuertas de carga con sus respectivos sistemas de apertura. Una escalera de servicio en un lateral permitía a los operarios acceder a la parte superior. Tenemos así la tolva-reguladora tal y como la conocemos actualmente.

Modelo a escala 1:25 de una de las locomotoras de Bédar con uno de los vagones de carga que se mostró en la exposición Luces y Sombras de 2023.

Como resumen, y para ir finalizando, concluimos que la tolva-cargadero de Tres Amigos actual se conformaría de los muros de la base, que serían los originales construidos en 1896 por la empresa del industrial Víctor Chávarri, con una ampliación en 1921-1922 con la creación de la bóveda, tolvas y compuertas de carga (permitiendo cargar a la vez dos convoyes). Los responsables de la ampliación fueron los empleados de la Maquinista de Almería, Carlos y Alfredo Bahlsen y el ingeniero de Bédar Alfredo Nieto.

Llamamos la atención sobre estos personajes, tan importantes para la historia de Bédar y del que haremos de nuevo mención en próximas ampliaciones: Carlos Bahlsen, Alfredo Bahlsen y nuestro ingeniero local Francisco Nieto.

El patrimonio de Bédar en venta: «Tres Amigos» a precio de saldo

Hace poco nos ha llegado la noticia de que uno de los iconos de Bédar está a la venta, y encima con rebaja. En efecto, en algunos portales especializados hemos confirmado que por la módica suma de 178.000 euros (casi 30.000 euros de rebaja) puede usted aquirir un terreno urbanizable que incluye este elemento, inscrito debidamente en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz. Este terreno es urbanizable, herencia de la locura provocada por la fiebre del ladrillo que acabó tan dolorosamente en 2008, y ocupa más de 61.000 metros cuadrados, ubicados junto a la carretera de acceso al pueblo.

El cargadero de Tres Amigos en un símbolo muy reconocido de Bédar y punto de origen y aparcamiento ideal para la ruta minera. A día de hoy se reconocen dos fases constructivas, la primera en 1896 como origen del ferrocarril Bédar-Garrucha, parte de la conocida como Estación de Tres Amigos, Una segunda fase de remodelación se llevó a cabo hacia 1920, tras el fin de la Gran Guerra, en la que el elemento patrimonial adoptó la forma que tan bien conocemos hoy en día.

Tal y como habíamos analizado no hace tanto en los programas de los diferentes grupos políticos que se presentaron a las pasadas elecciones municipales, todos incluian el desarrollo turístico, no pensábamos que esta voluntad se vería a prueba tan rápidamente. Desconocemos lo que comportaría la compra y desarrollo del «potencial urbanístico» de tal parcela por un propietario particular, por lo que el municipio debería hacer el esfuerzo de adquirir para el pueblo este bien patrimonial único, lo que permitiría además completar los planes de conectar dicho punto con las rutas del núcleo urbano de Bédar y El Pinar, algo que cada vez se muestra más necesario.

El potencial turístico de Bédar es enorme si se sabe gestionar bien el enorme patrimonio que atesora. El desarrollo de recuperación y puesta en valor de elementos del patrimonio minero-industrial avanza a pasos agigantados en toda la comarca. El nuevo y flamante equipo de gobierno municipal tiene aquí la primer oportunidad de empezar a cumplir su programa electoral.

Minas de Bédar: la cabecera del plano de Santa Catalina

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La estación de Tres Amigos, punto de partida del ferrocarril minero a Garrucha, comprende las tolvas reguladoras de los ramales de la mina Mulata y Santa Catalina. Ambas tolvas, muy diferentes en concepción y funcionamiento, aprovechaban el hecho de que ambos ramales se encontraban por encima del nivel de la estación.

Sin embargo, para hacer descender los vagones cargados desde las cabeceras de los ramales hasta las respectivas tolvas, se precisaban de planos inclinados. Se trataba de unos sistemas que estaban pensados para frenar en su descenso la vagoneta cargada y, de paso, aprovechar el empuje para hacer subir una vagoneta vacía. El cable de arrastre estaba enrollado en torno a un tambor, que solía estar instalado en la parte superior del plano. El sistema de freno era por fricción, por medio de un cable o cinta que, sujeta al tambor, podía tensarse o destensarse a voluntad, mediante un pesado volante ubicado sobre un pivote, que hacía ascender o descender un enorme tornillo.

 

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Edificios de la cabecera del plano del ramal de Santa Catalina.

 

Lo que se descendía y ascendía eran los mismos vagones del ferrocarril, con capacidad para 3 toneladas y media. Era importante disponer de un freno seguro, ya que en el caso de que una vagoneta cargada descendiera sin control, el accidente podría tener graves consecuencias, algo que ya ocurrió en uno de los planos de la Mulata.

Por desgracia, la cabecera del plano de la tolva del ramal de la vía Mulata, el de la tolva embudo, ha sido prácticamente arrasado, a excepción del pequeño taller de fraguas. El de Santa Catalina, sin embargo, ha permanecido sin tocar, olvidado gracias a la derivación que se realizó durante Hierros de Garrucha para el paso de camiones. Esta cabecera de Santa Catalina se componía según la documentación disponible de un pequeño taller para la fragua, un edificio para una báscula de 8.000 kilos y del castillete que albergaba el freno y el cabrestante para el servicio del plano inclinado.

 

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Las imágenes de satélite nos muestran los restos de estos tres edificios donde los documentos indican que estaban, así como el trayecto del antiguo plano inclinado, lo que deja la posibilidad de realizar algún tipo de actuación que ponga en valor estas estructuras, tan ligadas a la icónica tolva-depósito de Tres Amigos. Además, y esto es realmente excepcional, se ha conservado el volante del freno de este castillete, que estaba instalado en este punto, gracias a que se reconvertió en prensa artesanal de vino por su peso, utilizando el tornillo original que accionaba el cable de freno, con cierto parecido al timón de un navío.

 

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Volante y tornillo del freno del plano inclinado de Santa Catalina.

 

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Las vagonetas de 3,5 toneladas iban numeradas y con la marca CLCº, es decir, Chávarri, Lecoq y Compañía.

 

Bédar: El ramal de la mina Mulata y la Cueva Oscura

Antes de empezar el tema de hoy, nuestra más sincera felicitación para el grupo de bordado que ha llevado a cabo el manto de la virgen, bajo la dirección de Juan Luis González Gallardo, cuya labor fue reconocida el pasado día de Andalucía.

 

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Entrega del reconocimiento el 28 de febrero de 2019

 

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Presentación del manto en una exposición en Olula del río y nuevo proyecto previsto para la Virgen de los Dolores. En la fotografía, el alcalde de Olula del río, Antonio Martinez junto a un concejal del ayuntamiento.

 

Siguiendo con con el tema que nos ocupa, en el anterior post comentábamos el proyecto de la vía verde Garrucha-Bédar de la que se oye hablar desde hace tiempo. En interés que Los Gallardos y Bédar podrían tener en este proyecto es más que evidente, pues facilitaría enormemente el flujo de visitantes desde las playas. El problema es, como casi siempre, saber aprovechar de estas oportunidades.

En Bédar, la ruta verde acaba oficialmente en la antigua estación de Tres Amigos, punto de partida de la ruta de las minas de este municipio, que aprovecha el antiguo ramal minero que provenía de la mina Santa Catalina, junto a la pedanía de Serena. Sin embargo, la segunda vía, la de la mina Mulata, ha prácticamente desaparecido bajo nuevas construcciones y campos de cultivo.

 

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La Cueva Oscura en 2004. Gran parte de la entrada se encuentra cubierta con escombros que han sido arrastrados por el barranco.

 

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Aspecto de la mina en 1898. Dado que la locomotora no podía subir por el plano inclinado, desde la bocamina hasta el plano inclinado los vagones del tren tuvieron que ser conducidos por medio de caballerizas.

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Imagen actual de la Cueva Oscura de Bédar, punto de partida del ramal de la vía Mulata. Actualmente está en gran parte cubierta por el material arrastrado por el barranco, pero en su momento la mina disponía de dos galerías de transporte.

 

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Galería de transporte de la mina Mulata, Cueva Oscura.

 

El abandono de este antiguo ramal de la mina Mulata es un problema para el pueblo de Bédar, pues se trataría de la vía de acceso perfecto hacia la mina Mulata y hacia el mismo pueblo y su zona comercial. En efecto, el antiguo trazado del ramal de la mina Mulata se ve interrumpido en numerosos tramos por parte de edificios y campos de cultivos. El puente que cruzaba la antigua carretera a los Gallardos está prácticamente destruido e impracticable, mientras que el otro puente que se ubicaba a la altura del paraje de la Palmera todavía presenta los estribos, lo que permitiría el emplazar un nuevo tablero. La rehabilitación de esta vía, con las modificaciones necesarias, sería uno de los puntos importantes a tratar para poder reconducir el flujo de visitantes hacia el pueblo.

La propia mina, la Mulata, ha sido objetivo de estudio de cara a su explotación turística, estudio que ya está en manos del ayuntamiento. Esta mina, origen del otro gran ramal minero del ferrocarril junto al de la mina Santa Catalina, parte desde el punto conocido como Cueva Oscura, antiguo punto de partida del ramal. Un plano inclinado se encargaba de hacer descender los vagones cargados del ferrocarril hacia un punto ubicado a un nivel inferior en el barranco de Bédar, en el punto conocido como la Palmera, desde donde la pequeña locomotora 020T «Mulata» podía conducirlos hacia la gran Tolva en embudo de Tres Amigos.

 

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Tramo conservado del ramal de la mina Mulata.

 

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Sólidos estribos del puente de la Palmera.

 

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Vista de Bédar y la mina Mulata desde la Palmera. Frente a la fotografía, el desnivel que salvaba el plano inclinado.

The Garrucha Iron Mining Company Limited: un proyecto fallido

En vísperas de la previsible votación de las municipales el domingo,voy a retomar un poco la costumbre de hablar de pequeñas minas olvidadas en Bédar.

Con tanto hablar de los ingleses de Bédar, me ha venido a la cabeza la poco conocida «sociedad minera inglesa» de Bédar, de la cual escuché hablar por primera vez al hijo del practicante facultativo que trabajaba en el hospital del Pinar de Bédar. Por eso, en este post voy a hablar de un pequeño grupo de minas que fueron explotadas por la compañía minera que se conoció siplemente como… «la inglesa».

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Una de las pocas acciones conocidas de la Garrucha Iron Mining Company Limited, que explotó algunas minas de mineral de hierro en la sierra de Bédar.

Los «ingleses» coexistieron durante unos pocos años junto a los «franceses» (La Compañía de Águilas) y a los «vizcaínos» (Minas de Bédar Chávarri). A pesar de que la compañía era inglesa, contaba con un importante grupo de accionistas vascos. Se puede considerar que la empresa fue un absoluto fracaso. A pesar contar con un capital inicial ipomrtante, los esfuerzos no se vieron coronados por el éxito. ¿Qué es lo que pasó? ¿No estimaron bien las reservas de mineral?

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Vista del cargadero de Cuatro Amigos.

Desde 1895, una sociedad minera poco conocida, la Sociedad Vizcaína de Bédar, se hizo con una serie de concesiones mineras en Bédar. ESta sociedad nunca tuvo la intención de explotar esas minas, su negocio era el sacarles beneficios vendiéndolas o arrendándolas. La oportunidad llegó en 1901, cuando se formó la sociedad llamada «The Garrucha Iron Mining Company Ltd», con la pretensión de explotar una serie de minas de hierros ubicadas en el paraje conocido como El Curato.

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Lo que hoy se conoce como «Cortijada de las Minas» no es más que las ruinas de las oficinas de la Garrucha Iron Mining en el Curato. En esto han acabado las lujosas dependencias construidas para los directivos de la compañía.

De esta manera, minas que la Sociedad Vizcaína había adquirido a bajo precio, pudo venderlas a la nueva sociedad minera. Así adquirieron las concesiones de «San Joaquín», «El Borracho» y «Mi compadre Frasquito» a 5.000 pesetas por mina, que posteriormente vendieron por 10.200 pesetas (cada una) a la Iron Mining. Especulación pura y dura.

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Las labores consistieron en costosas labores de exploración para conocer las masas de mineral y su dirección. Algunas de las que se pueden observar dejan serias dudas de su utilidad.

El ingeniero director de la nueva compañía no tardó en llegar a Bédar, Juan Gardner, empezando a realizarse labores de investigación en las concesiones de «Cuatro Amigos», «Mi Bernardo» y «San Joaquín», las minas principales del grupo. Para transportar el mineral, se decidió la construcción de un cable aéreo que, desde «Cuatro Amigos» conectara con «Tres Amigos», para poder transportar el mineral hasta Garrucha con el ferrocarril de los Chávarri.

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Esta enorme rafa, de 300 metros y en su mayor parte en estéril, es una de las obras faraónicas que se pueden observar en «Cuatro Amigos». Es difícil imaginar cual es exactamente el objeto de excavar aquí esta enorme zanja. ¿Una trinchera para algún sistema de transporte que no se llegó a completar?

Se puede decir que no ahorraron en gastos. La construcción de las oficinas, importantes trabajos de investigación y la instalación del cable aéreo supusieron una importante inversión. Además, la nueva compañía inglesa tenía fama de tratar bien al personal. En vez de pagar a los quince o veinte días de cumplidos los meses (como era la costumbre), los «ingleses» hacían los pagos el primer día de cada mes. El presidente de la compañía era S.Dobrée, mientras que de la Dirección administrativa se encargó el accionista Hollaud Poter.

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Enormes escombreras de mineral de hierro rodean las instalaciones de la mina.

Los inicios fueron esperanzadores. En 1902 se empezaron a cargar los primeros vapores en Garrucha con mineral procedente de El Curato. Así se registra la salida del vapor Vera, con 2.300 toneladas de mineral de hierro rumbo a Stokton, y el Fornsaid, con 1.900 toneladas con destino a Garston.

Pero no fue más que un espejismo. Desde junio de 1902 se había encargado de la explotación de las minas al ingeniero Cristóbal Goldsurthy, y ya en septiembre se comenta que «la empresa tropieza con dificultades por la falta de reconocimientos en sus minas». Es decir, no había tanto mineral como en un principio se pensaba… pero eso no es lo que decían los informes previos sobre las reservas de mineral.

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Las instalaciones del cargadero de cable de «Cuatro Amigos» estaban construidas en buena mampostería, al estilo de la arquitectura minera de Bédar.

Los accionistas vascos de la sociedad, preocupados sobre todo por la mala gestión inglesa, comisionaron a Emilio Olano y Santiago Meave para que viajaran a Inglaterra. Se pretendía trasladar la dirección de la compañía de Londres a Bilbao.

CONCESIONES

Es difícil hoy en día encontrar documentación sobre estas minas y la Iron Mining. Hay pocos planos de concesiones que nos muestren las concesiones de «Cuatro Amigos», «San Joaquín» y «Mi compadre Frasquito». Éste plano es uno de ellos, muestra las concesiones tal y como estaban distribuidas a principios del siglo XX. Se sabe que se hicieron también numerosas fotografías, que estaban en poder de Dobree,

Inicialmente pareció que las gestiones de los comisionados fueron positivas: se comunicó que se consiguió liquidez suficiente como para pagar los créditos pendientes y levantar los embargos que pesaban sobre los materiales y las minas. Se esperaba así reiniciar pronto los trabajos de las minas «Cuatro Amigos» y «Mi Bernardo».

Pero esta noticia también fue una ilusión. El 2 de octubre de 1903 se editó el anuncio oficial de la entrada en liquidación de la Garrucha Iron Mining. Aún así, corrió la noticia que se estaba intentando ceder las minas a otras sociedad minera; incluso se comentaba que el consejo de administración contaba con una suma de diez mil libras esterlinas para poder reactivar las minas. Pero como ya imaginaréis a estas alturas, nada de eso ocurrió.

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La concesión más importante, la de «Cuatro Amigos», se encuentra muy cerca de la cortijada de Centinares (en la fotografía). Cerca de Centinares se pueden encontrar varios registros mineros que pertenencen también a esta mina.

El motivo principal del fracaso de esta compañía fue, tal y como expuso en sus trabajos el ingeniero José Prats y García-Olalla, que los propietarios iniciaron las labores con tanta generosidad, que en pocos años acabaron con todo el capital social. De ahí que en 1904 el personal solo se limitase a varios guardas (Soler, Gallardo y Ramón Meca) que vigilaban las herramientas y el material que quedaba, y un solo capataz, un tal Rodriguez. Parece que todo el material fue vendido para pagar las deudas que dejó la sociedad.