





¡Gracias a todos los que han adquirido nuestros libros y guías! Todos están disponibles en Amazon. Un nuevo proyectos está en preparación, les mantendremos informados.






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En primer lugar querríamos agradecer a todos los que ya han adquirido el libro sobre El Pinar, ya sea en su versión en españolo o en inglés. Para los que dudan, vamos a comentar alguna de las novedades incluidas en esta obra, especialmente para los aficionados a la historia y patrimonio del Levante almeriense.
Candil de piquera de época califal con decoraciones epigráficas.
Es conocido lo difícil que es acceder, con fines de investigación, a la documentación y objetos de época de las empresas mineras del XIX y principios del XX, no digamos ya fotografías. Por lo general, lo poco que hay es buscado con avidez y atesorado por coleccionistas privados, en un lucrativo mercado de libros, periódicos, planos de época, minerales de colecciones antiguas, acciones mineras y las siempre codiciadas fotografías de época. De esta manera, los descubrimientos documentales rápidamente se fragmentan y distribuyen por los diferentes mercados con destino a coleccionistas, cuyo único objetivo es adquirir una nueva pieza para sus respectivas colecciones, sin importarles su contexto o valor para los investigadores.
Nos queda, casi en exclusiva, los archivos públicos, en especial el Archivo Municipal de Vera y el Archivo Histórico Provincial de Almería, además de las diferentes hemerotecas públicas nacionales. Estos archivos nos permiten suplir en parte esta carencia, pero echamos mucho de menos los documentos de primera mano de las empresas, que son los que suelen contener dar más pistas sobre las motivaciones y los por qués de los acontecimientos investigados.


Dos de los objetos procedentes del hospital minero de El Pinar. Se trata de un inhalador de cloroformo en su estuche, utilizado para anestesias (izquierda) y una Pipe of Peace de Sir Hiram Maxim (derecha), un inhalador para tratar afecciones bronquiales ideado por el inventor de la famosa metralleta que lleva su nombre.
Al enfrentar el estudio de la minería de El Pinar nos encontramos tan solo con una serie de tradiciones orales de difícil comprobación y, eso sí, gran cantidad de documentación en los referidos archivos. Esto nos permitió perfilar su historia con algo más de precisión, pero quedaban muchas preguntas en el aire y enormes lagunas sober las que solo podíamos emitir algunas hipótesis.
Esto cambió con el descubrimiento de los archivos familiares de Dietrichson y Thorkildssen en Noruega (gracias a nuestra amiga Lise Hansen). Este es un momento clave que marca un punto de inflexión claro en nuestra forma de investigar, atisbando la dimensión internacional de lo que ocurrió en nuestra tierra, buscando y localizando documentación en lugares tan distantes como Alemania, Inglaterra, Francia y EEUU. Es evidente que, además de suponer un avance significativo en nuestras pesquisas, este nuevo enfoque nos permitió expandir nuestras investigaciones más alla de las fronteras de la provincia, escapando al tradicional localismo de la investigación histórica almeriense y de sus dogmas históricos establecidos, ya un poco manidos y faltos de actualización. Además pudimos liberarnos de la dependencia asfixiante de los pocos archivos locales, privados o no, existentes.
El nuevo flujo de datos, documentos y fotografías nos permitió elaborar una primera obra de síntesis que seguramente muchos conocerán, se trata del libro «MINAS, CABLES, FERROCARRILES, FUNDICIONES Y EMBARQUE DE MINERALES», publicado en 2021. En esta obra volcamos toda la información y documentación recopilada hasta el momento, lo que la ha convertido en una referencia para la minería en el Levante.
Báscula de precisión del laboratorio de El Pinar.
Pero a pesar de todo, no estaría completo sin la documentación de primera mano, la de las propias empresas que gestionaron la minería en El Pinar de Bédar. Y finalmente, ya sea a causa de nuestra constancia o por algún tipo de milagro, llegó finalmente. Así llegaron accedimos a los archivos de la 2ª división de la Compañía de Águilas y de la Unión Bedareña, con domicilio social en El Pinar de Bédar primero y en Vera después. Siguendo la buena racha, también localizamos los de la empresa TRAMISA, que siguieron los trabajos de las primeras
No entraremos en cómo se descubrió este completo archivo de una empresa histórica, que creemos único, lo importante es que pasamos de contar, con suerte, con una carta sobre un tema específico a tener que seleccionar las cartas más relevantes. En efecto, con más de 5.000 cartas, muchas personales, unos 300 planos, objetos topográficos y administrativos, libros, cuadernos de notas, folletos de proveedores. Por primera vez nos vimos desbordados de documentación, lo que supuso un ardúo trabajo de identificación, clasificación y catalogación de la documentación y objetos encontrados, lo que llevó un trabajo continuado de 4 meses.
En especial, esta documentación venía a cubrir el muy desconocido periodo minero entre 1910 y el final de la guerra civil española, por lo que a la historia se se añadía el difícil periodo bélico, con una cantidad asombrosa de documentación que haría las delicias de cualquier investigador de ese periodo, incluyendo el espinoso asunto del contrabando de wolframio por parte de los alemanes durante la segunda guerra mundial.
Este reloj de pared es el original que estuvo instalado en la fachada de las Oficinas centrales de la Compañía minera en El Pinar de Bédar.
La obra sobre el Pinar de Bédar que hemos publicado recientemente incluye mucha información procedente de este archivo. Es precisamente esa información la que nos ha permitido completar y actualizar la información que ya pubicamos en nuestra anterior obra. Por motivos obvios, no está incluida toda la documentación, como solemos hacer, pero sí la más relevante y los objetos más curiosos.
Entre algunas de las curiosidades encontramos los recibos de avance de fondos para los últimos partidarios de las minas de plomo en 1926; unos rarísimos vales para bienes de consumo de la guerra civil española, la tercerola rolling block de calibre 43 de uno de los guardias jurados de El Pinar, una de las máquinas de escribir originales Remington de las oficinas o incluso el antiguo reloj de pared, objetos de la iglesia y del hospital del poblado minero, etc.


Hoy anunciamos la publicación del nuevo libro sobre la historia de El Pinar de Bédar, un importante centro minero del Levante almeriense durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, base de operaciones de la todopoderosa Compañía de Águilas y, posteriormente, la Unión Bedareña. El Pinar se encontraba en el trayecto del cable aéreo de transporte de minerales de Bédar a Garrucha, donde estaba ubicada la principal planta motriz, siendo en su época el segundo cable más largo del mundo y un hito tecnológico en el momento de su construcción, llegando a inspirar proyectos hasta en Estados Unidos. También contó con el lavadero mecanizado de minerales de plomo de más capacidad del mundo en esos momentos, incluso más que el de las minas del Harz superior en Alemania.
Sus minas de plomo y cobre, explotadas desde la antigüedad, fueron de gran importancia para su matriz, Bédar, además de un ejemplo representativo de las diferentes fases mineras en el sureste español, desde fundiciones de plomo, desde las grandes compañías mineras con instalaciones mecanizadas de tecnología puntera hasta los sistemas más artesanales llevados a cabo por mineros locales, en una involución tecnológica muy similar a la experimentada en la minería de la sierra de Cartagena.




El libro, que cuenta con una versión en inglés preparada por Andrew Devey, se inició como el tercer volumen de la trilogía de guías que habíamos planeado, después de la ruta de la minería de Bédar y de la ruta urbana-ruta del agua. Sin embargo, debido a la gran cantidad de hallazgos que hemos llevado a cabo desde que publicamos el libro «Minas, cables , trenes, fundiciones y transporte», la guía fue incrementándose hasta convertirse en una completa revisión y ampliación de la historia de este interesante poblado minero desde sus más antiguos orígenes hasta crisis de 2008 y la urbanización actual.
Muchas son las historias que se recogen en este volumen, desde el día a día de un minero hasta el duro trabajo de los partidarios locales de las minas a finales de los años 1920; sobre el desmantelamiento del viejo poblado en la década de 1930; de los motines de la población local contra los propietarios durante el siglo XIX; de las peleas entre sociedades mineras, a veces a escopetazos; de cómo se salvó la iglesia durante la guerra civil; de sus espectaculares fiestas; de sus instalaciones, de su funcionamiento, y hasta de la resurgencia del poblado actual a manos de ciudadanos ingleses. Como no, se incluye la ruta minera que está implementándose actualmente en este bonito paraje.
Como es habitual en nuestras publicaciones, no hemos reparado en limitaciones a la hora de aportar todo el material disponible (nosotros no nos guardamos nada en el tintero), presentado en un formato manejable y de tapa dura, para más comodidad en caso de utilizarse durante una visita al terreno. La obra consta de 222 páginas y más de 200 ilustraciones (fotografías, muchas inéditas, planos, documentos, representaciones artísticas, etc.). El libro se puede adquirir por AMAZON al precio de 20 euros, tanto en su versión española como en la inglesa (es suficiente con teclear «Pinar de Bédar» en el buscador de Amazon o clicar sobre las imágenes de las portadas en este post). El lector podrá sumergirse en la apasionante historia de este poblado, una muestra a escala reducida de lo que fue toda la minería del sureste de España entre los siglos XIX y XX.
Publicaciones anteriores de venta en AMAZON:


El próximo domingo 20 de julio, a las 19:30h, está previsto que se lleve a cabo la ruta minera de Bédar, la primera ruta guiada tras la mejora de la ruta y la instalación de nuevos paneles informativos. Allí estaremos para poder documentar las mejoras en la ruta.
Para inscripciones de última hora, pueden pulsar sobre la imagen inferior:
Precisamente durante este año de 2025, se han publicado dos de las primeras guías completas sobre las rutas históricas de Bédar, muy documentadas e ilustradas, que pueden ser adquiridas libremente por Amazon a precios muy asequibles (pulse sobre la imagen correspondiente):


Y como no hay dos sin tres, damos la exclusiva de la pronta publicación del tercer tomo de esta serie, centrado esta vez en El Pinar de Bédar, centro de la minería de minerales de plomo y cobre de Bédar y en el que se están desarrollando hoy en día nuevas rutas mineras, tanto por el ayuntamiento de Bédar, como por Los Gallardos, en su ya establecida «ruta de la cueva de las Palomas». Este tercer capítulo se aparta un poco del esquema de los dos anteriores, ya que las rutas en esta pedanía de Bédar, de gran pasado minero, son recientes o están en curso de desarrollo, por lo que se trata más de un libro de historia con toda la información necesaria para establecer rutas mineras que una verdadera guía.
Dado el alto porcentaje de vecinos de nacionalidad inglesa que viven en El Pinar, el investigador y gran conocedor de la minería bedarense, Adrew Devey, ha preparado una versión en inglés de este tercer tomo, con idénticos contenidos e ilustraciones.


Con 220 páginas, se sigue la costumbre de presentar una abundante documentación, procedente de la cosecha propia de los investigadores. Las casi 250 ilustraciones se corresponden a fotografías, documentos y planos, muchos de ellos inéditos, además de diversas ilustraciones que ayudan a comprender la rica historia de este antiguo coto minero. Su salida, salvo retrasos inesperados, está prevista para el 3 de agosto.
Le cours de terrain des étudiants du département Sciences de la Terre de la Faculté des Sciences et Technologies de l’Université de Lorraine à Nancy , qui se déroule depuis deux semaines à différents endroits du Levant d’Almeria, est sur le point de finir. Malgré la pluie, nous leur souhaitons un bon retour en espérant que le séjour aura été très profitable.
Cette nouvelle coïncide avec la réouverture des routes de Bédar, car les photos de deux routes ont été publiés ce week-end ont été publiés sur Facebook, l’une effectuée par la Route des Mines, une visite organisée par la Députation d’Almeria et une autre par l’Association « Correcaminos » de Turre. C’est aussi aujourd’hui quand le Président de la Députation sera reçu à Bédar, à 12h30. La Route des Mines était fermée à cause des travaux d’amélioration en cours, mais aussi à cause des dégâts produits par les pluies récentes. Nous sommes heureux de sa réouverture et des améliorations apportées, qui font plus sûr le passage par la route Vulcano, rendant la visite plus spectaculaire si possible.
Está a punto de finalizar el curso de campo para los alumnos de geología de la Universidad de Nancy, que llevan ya dos semanas desarrollándose en varios puntos del Levante. A pesar de la lluvia, esperamos que la estancia haya sido muy provechosa y les emplazamos para el año siguiente. Esta noticia coincide con la reapertura de las rutas de Bédar, pues este fin de semana se han publicado en Facebook dos rutas, una efectuada por la ruta de las minas organizada por la Diputación de Almería y otra por la ruta del agua, por parte de la Asociación de los Correcaminos de Turre. Precisamente hoy se recibe en Bédar la visita del Presidente de la Diputación, a las 12:30 horas.
La Ruta de la Minería estaba cerrada a causa de mejoras en su trazado gracias a una subvención recibida por la Diputación de Almería, además de desperfectos sufridos por las recientes lluvias, igual que ha pasado con la Ruta del Agua, cerrada a causa de las precipitaciones. Nos alegramos de su reapertura y de las mejoras en la ruta de la minería, que hacen más seguro el paso por la vía Vulcano, haciendo la visita más espectacular si cabe.
Fotografías superior e inferior: visita organizada por la Diputación de Almería por la Ruta de la Minería de Bédar en la que se ven parte de las mejoras realizadas.
La recientemente publicada guía para la Ruta de las minas en Bédar. Se puede adquirir por Amazon.
Llega un nuevo 28 de febrero, día de Andalucía, mientras vemos la llegada de nuevo de los estudiantes franceses de geología de la Universidad de Nancy en su cita anual (y ya van 11 si no contamos el maldito año de 2020). Haciendo un rápido balance de estos más de 10 años de difusión y promoción de soluciones turísticas centradas, especialmente en el abundante patrimonio minero existente en la sierra de Bédar, y no podemos menos que estar satisfechos.
Un día, quizás, la vía verde Bédar-Garrucha se habilite para el turismo, como lo está siendo el antiguo trazado del ferrocarril entre Lucainena y Agua Amarga, como podemos ver en la fotografía superior, con la reconstrucción de uno de los puentes de la línea. Pero para que eso ocurra hace falta una cohesión y voluntad que, de momento, los organismos públicos locales están lejos de alcanzar.
A la hora en la que redactamos estas líneas, el alcalde de Bédar debe estar entregando el bien merecido galardón como persona distinguida a uno de los voluntarios que colaboró en la recuperación de la vagoneta aérea minera sistema Bleichert procedente del 2º cable (Serena-Los Gallardos) que se exhibe a la entrada el pueblo. Desde el 13 de febrero del presente mes, y gracias a una generosa subvención procedente de la Diputación, se está renovando la vía de la minería de Bédar, que cada vez gana más en prestigio a causa de la espectacularidad y su alta carga patrimonial.
En una de esas curiosas coincidencias, el 11 de febrero también se publicó una guía sobre las rutas mineras de Bédar y Los Gallardos que, aunque no es oficial, ha sido elaborada por el promotor cuyas investigaciones las ha hecho posibles. En este sentido, queremos agradecer la asociación APAMILE por su publicidad y a los más de 32.000 internautas que ya han visto el video promocional y especialmente a los centenares que lo han compartido. Recordamos que la guía está a la venta por Amazon, es suficiente con teclear «guía minera Bédar» para poder localizarla.
Aunque la historia minera de Bédar se remonta hasta la antigüedad, la explotación a gran escala empezó con la llegada de la Compañía de Águilas para la explotación de varias minas de plomo en Almagrera y Bédar. Fue la 2ª División de la Compañía de Águilas la encargada de gestionar estos negocios. Arriba, una de las cabeceras utilizadas en 1889, una de las más antiguas conservadas. Abajo, otra de ellas, especificando que se trataba de una sociedad anónima, hacia 1900.
Arriba, otra de las cabeceras de la 2ª División de la Compañía de Águilas a finales del siglo XIX, esta vez indicando la dirección telegráfica de contacto.
No hay que olvidar que la matriz de la Compañía de Águilas era francesa, con su sede social en el número 5 de la calle Jules Lefebvre de París, contando, además, con una oficina en Madrid para sus negocios españoles. Capital social: 7.500.000 francos.
La Compañía de Águilas creó una filial para la explotación de las minas de hierro de Serena, tras no dar los resultados esperados la de las minas de plomo. Como se observa en la imagen superior (finales del siglo XIX), aunque las oficinas estaban en El Pinar, también disponían de oficinas en Vera.
Como filial de la Compañía de Águilas, la Sociedad de explotación de minas de hierro de Bédar también tenía sus oficinas en Madrid, donde estaba el domicilio social. Vemos su capital a principios del siglo XX, 50.000 pesetas.
La otra sociedad minera en Bédar fue la empresa del industrial Víctor Chávarri, estableciéndose en 1896 con la instalación de un ferrocarril a la playa de Garrucha (Mojácar), donde estableció sus oficinas.
Inicialmente con la denominación Chávarri Lécoq y Cía, pasó a denominarse Chávarri Hermanos tras el fallecimiento de Víctor Chávarri en 1900. Las oficinas estaban en la conocida como finca del Moro Manco. Aunque se indica Garrucha, realmente el palacio de los Chávarri estaba ubicado en el término municipal de Mojácar, pero Garrucha no dejaba de ser el principal puerto de exportación y, por lo tanto, el más conocido internacionalmente.
La creación de la Unión Bedareña en 1916 fue un intento de asegurar una continuación de la explotación con la unión de la empresa de Chávarri y la filial de la Compañía de Águilas. Aunque el domicilio estaba en El Pinar de Bédar, en las oficinas de La Compañía de Águilas y de su filial para la explotación de las minas de hierro de Bédar, también disponían de oficinas en Vera y, en un momento determinado, su sede social pasó a estar ubicada en Vera.
Tras la paralización de la actividad minera en Bédar hacia 1923 (cese de la actividad pero no liquidación de la sociedad), y mientras se dedicaban a realizar tareas de mantenimiento de las minas de Bédar mientras esperaban que la situación mejorara, se iniciaron otros negocios en la provincia y fuera. Destaca la explotación de las minas de Mazarrón en los años 30, creándose de esta manera el Servicio de Mazarrón de la Sociedad de explotación de las minas de hierro de Bédar, que se mantuvo hasta que, finalmente, la guerra civil puso fin a la actividad.
Tras el fin de la guerra civil y a causa de la situación del mercado y el expolio del material de las diversas compañías, las compañías mineras comprendieron que la explotación ya no tenía futuro y empezó la desinstalación y venta de toda la maquinaria y efectos, siendo liquidadas las empresas en la década de 1940.
En el poblado minero de El Pinar de Bédar se encontraban las oficinas y casas-dirección de la Compañía de Águilas, la Sociedad para la explotación de las minas de hierro de Bédar y la Unión Bedareña. Durante su larga existencia (1875-1940), llegaron a acumularse en oficinas y almacenes grandes cantidades de documentación, incluidos libros, catálogos, planos… Aparentemente todo se había perdido, salvo contados documentos milagrosamente conservados, aunque a veces la insistencia da sus frutos y encontramos algunas cosas interesantes. Veamos algunas.
Aquí tenemos un copiador de una factura emitida el 22 de mayo de 1938 por parte de la Unión Bedareña, firmada por quien en esos momentos estaba al cargo de las instalaciones: el ingeniero Ismael Fernández. Se trata de la venta a Amador Requena y Félix Rosa de una serie de objetos que, claramente, provienen del laboratorio y hospital minero instalados en El Pinar, sin duda destinados al hospital militar de Vera, ya que nos encontramos en plena guerra civil.
Tenemos que destacar los efectos vendidos del «Servicio Accidentes», que nos deja echar un vistazo al material con el que se contaba para los accidentes de los mineros. Así nos encontramos con pastillas de malvavisco, una planta medicinal conocida por sus efectos contra la inflamación y la tos. También contaban con quinina y vaselina. Se incluyen algunos utensilios como bombonas de esterilización y una damajuana. Otro elemento interesante son las bañeras de cristal para ojos, pequeñas copas de cristal adaptables a los ojos y que servían para dar baños para tratar ojos secos e irritados.
Otro elemento interesante es un tomo de la Estadística de Obras Públicas de 1895 y 1896. Curiosamente, alguien escribió a lápiz en su portada lo siguiente «recuperado de la carbonera de la Máquina del Desagüe», lo que indica claramente que, por algún motivo, acabó en la carbonera de la estación de desagüe principal del El Pinar, que contaba con una máquina Klein con balancín, y que algún empleado de la compañía minera recogió y devolvió a las oficinas. No cabe duda de que se trata de uno de los libros de la biblioteca que la Compañía de Águilas poseía en su oficina, porque en su interior se aprecia claramente el sello y fecha de la misma: «Compañía de Águilas. 27 Jun. 1898, Bédar».
Y acabamos con un documento no menos curioso, que da una idea de los interesantes volúmenes de los que debía estar provista la biblioteca de la Compañía de Águilas. En este caso es un precioso tomo de de las instalaciones mecánicas de la Exposición Universal de París de 1900, con interesantes ilustraciones. El sello no deja lugar a dudas de la procedencia de este bonito volumen.
Uno de los trazados más impresionantes de la ruta de la minería de Bédar es sin duda la Vía Vulcano. Esta antigua vía minera conecta el cargadero de San Manuel con el trayecto correspondiente a la vía Esperanza. El estrecho sendero discurre a cierta altura del barranco de Los Lobos, con algunas zonas bastante vertiginosas, atravesando también tres pequeños túneles.

Las tolvas de Vulcano.
Lo abrupto de la sierra de Bédar dio más de un dolor de cabeza a los ingenieros que debían diseñar los transportes hasta las respectivas estaciones de carga. Una maraña de vías mineras, cables aéreos secundarios y planos inclinados aseguraban que todo el mineral de las minas que la Compañía de Águilas poseía en Serena, llegara al cargadero de San Manuel.


Una de las tolvas conserva todavía las compuertas metálicas, en la que se pueden apreciar los restos del ultimo cargamento de mineral.
En el punto de conexión entre las diferentes vías (San Marcial, Esperanza y Vulcano) es donde se construyó más adelante, en una fecha que no conocemos, las famosas «tolvas de Vulcano». Estas tolvas aprovechan perfectamente la pendiente rocosa de la ladera del barranco y el desnivel entre la vía Esperanza y la de Vulcano. La mayor, con más de 30 metros de diámetro en su parte Superior, dispone de tres compuertas de carga, la más pequeña solo dos.
Su utilidad era la de poder almacenar el mineral y poder darle salida cuando los barcos de carga llegaban a Garrucha. Aunque sin datos que puedan comprobarlo, la hipótesis más factible es que se construyeron cuando el avance de las labores subterráneas procedentes del Hoyo Júpiter habían avanzado tanto que el coste de llevar el mineral por el camino habitual (por medio de la galería número 4 y el Plano Grande) resultaba demasiado costoso.
Los ingenieros deberion percatarse de la posibilidad de prolongar una de las galerías hasta conectar con la Vía Vulcano, la pendiente era favorable y resultaría muy cómodo y económico dar salida a toda esa parte de la mina. Esta nueva bocamina, de nombre socavón San Pablo o más conocida como el socavón de Los Lobos, se hizo efectiva en una época indeterminada, seguramente a principios del siglo XX. La Vía Vulcano se convertía así en el eje de transporte principal. Ya sin uso el pozo Y ni la vía de San Marcial, la vía Vulcano era la continuación de la Vía Esperanza.

Interesantísimo fragmento de plano de finales del siglo XIX que muestra el origen de la Vía Vulcano antes de la construcción de las tolvas. El pozo «Y», representado por un rectángulo dividido, se conecta con la vía por medio de una galería. Un desdoblamiento de la vía al principio de la misma facilitaría el cruce de las vagonetas que llegaban vacías con las que partían llenas. Un pequeño ramal conectaba con el barranco de los Lobos, cuyo lecho a esa altura está muy próximo a la vía. Los barrancos fueron las primeras vías de transporte por excelencia, por lo que seguramente ese pequeño ramal facilitaba el ascenso hacia la Vía Vulcano del mineral procedente de las pequeñas canteras que existen a lo largo del barranco y, especialmente, la conocida por los mineros como «roza del tío Pepe». El plano nos muestra como llegan también la Vía Esperanza y la Vía San Marcial. Otra vía, la de San Alfonso, discurría a un nivel Superior, de la que desconocemos tanto su procedencia como su final.
Cuando la empresa minera Hierros de Garrucha volvió a abrir las minas en 1952, retomó los mismos sistemas de transporte que anteriormente se habían diseñado. El ingeniero Alfredo Dorn y el facultativo de minas Ovidio Fernández aportaron los planos y datos necesarios para poder retomar la explotación en el punto en el que se dejó más de veinte años atrás. Se rehabilitó el viejo Plano Grande, pero también la vía Vulcano, el socavón de San Pablo y como no, las tolvas de Vulcano.
El uso de estas tolvas-reguladoras quedaba más que justificado. El mineral procedente de la mina Esperanza podía descender a la vía Vulcano por medio de un plano inclinado o bien almacenarse en las tolvas, si es que era preciso por no haber en ese momento barcos de transporte en la rada de Garrucha. Una iniciadas las tareas de carga en el puerto, este mineral podía ser trasladado rápidamente hasta el cable aéreo cuyo cargadero Hierros de Garrucha instaló en el mismo sitio en el que se encontraba el antiguo.


Dos vistas de la Vía Vulcano en su vertiginoso trayecto junto al barranco de Los Lobos. Esta es una de las secciones más pintorescas del recorrido por la ruta de las minas.
En el tiempo de las antiguas minas, las vagonetas de mineral se transportaban por la Vía Vulcano tiradas por mulas, esto es, se trataba de un «ferrocarril de sangre», y en los últimos años utilizaron una pequeña locomotora diésel de 6 HP capaz de arrastrar 8 vagonetas. Hierros de Garrucha decidió adquirir pequeños tractores diésel fabricados por Batignolles-Châtillon, modelo M 4115 BE. Estas pequeñas máquinas de 2,8 toneladas llegaron a Bédar en 1955, y resultaron perfectas para las pequeñas vías de montaña en las que quería usarse.
Diseñada para mulas arrastrando una o dos vagonetas, la Vía Vulcano es bastante estrecha. A pesar de que las tractoras M 4115 BE eran de pequeño tamaño, podían arrastrar bastantes vagonetas cargadas. Tal y como nos comentaba el caballista de Hierros de Garrucha Antonio Imbernón (QEPD), ver la pequeña locomotora arrastrando tal cantidad de vagonetas por la estrecha senda al lado del barranco era algo que no dejaba de impresionar. Ocurría muchas veces que las vagonetas traseras descarrilaban y caían al barranco, pero siempre los maquinistas eran lo bastante hábiles con sus pequeños artefactos para poder subirlas de nuevo a la vía. A pesar de lo peligroso del trayecto, no hubo desgracias que lamentar en la Vía Vulcano (no fue así en el Plano Grande).

En la imagen superior observamos una ilustración representando a la pequeña locomotora diésel que podía arrastrar hasta 8 vagonetas Decauville por la vía Vulcano y que fue adquirida por la Unión Bedareña. Abajo tenemos una ilustración de una composición ante las tolvas de Vulcano a punto de ser arrastradas por una de las locomotoras adquirida por Hierros de Garrucha. Las pequeñas tractoras M4115 BE permitían transportar de manera rápida y eficaz gran cantidad de vagonetas. El maquinista debía ir con cuidado por la Vía Vulcano. Debía además mirar con frecuencia por los laterales para comprobar la buena marcha, ya que el compartimento motor quitaba bastante visibilidad frontal. Sin embargo los maquinistas adquirieron gran pericia en el uso de estas pequeñas locomotoras, incluso la usaban para desbloquear el Plano Grande cuando alguna vagoneta se quedaba atascada, con el riesgo que conllevaba subir por la gran pendiente de este plano. En la reconstrucción, una de estas tractoras en las operaciones de carga en las tolvas de Vulcano.
Desgraciadamente, hay muchos errores en lo que se cuenta sobre la ruta. Entre algunos de los que hemos visto es que todo este sistema de vías y tolvas fue diseñado por «los ingleses» o que el Hoyo Júpiter fue formado por filtraciones. A pesar de que sí había ingleses (la The Serena Iron Mining o Clifton G. Pecket), la mayor parte del patrimonio preservado tiene como origen a los ingenieros de la empresa francesa la Compañía y de Águilas y la bilbaína Chávarri, Lecoq y Cía. El Hoyo Júpiter debe su existencia única y exclusivamente a la minería: donde antes había una colina de hierro ahora hay un enorme Hoyo, y tengan mucho cuidado con acercarse mucho al borde del mirador, sobretodo si van con animales o niños, porque no hay protecciones. Hay muy pocos guías formados en la historia minera de Bédar que conozcan bien esta ruta, pero aún sin contar con nadie que la conozca, la visita merece la pena.
Hoy volvemos para dar a conocer el avance de la investigación y las últimas novedades concerniente a la historia minera de Bédar-Los Gallardos y en especial al icónico paraje conocido como los Tres Amigos, antigua estación de partida del ferrocarril Bédar-Garrucha (o Mojácar, para que no se enfade nadie).
Revisando lo realizado hasta ahora, no podemos menos que asombrarnos del hecho que se conozca mucho mejor el periodo entre 1850 hasta 1910 que el transcurrido entre esta última fecha y el cese total de la minería del hierro, hacia 1942. Los motivos de este agujero negro o periodo olvidado son muy variados, entre otros la falta de interés de casi todos los investigadores históricos en los periodos más recientes (como si el hecho de que no ocurriera en el siglo XIX lo hiciera menos interesante), la frustrante ausencia de documentación sobre la época y la concienzuda y sistemática destrucción de todo resto minero que sufrió la zona, especialmente desde 1990 hasta que la crisis del ladrillo puso fin a las proyectos mega-urbanísticos más megalómanos que realistas.

Observamos con cierta esperanza los esfuerzos por parte de algunos municipios por poner en valor su patrimonio minero y geológico, espoleados en gran parte por el tirón del gran éxito publicitario y económico que está cosechando la Geoda Gigante de Pulpí y por sus ambiciosos proyectos de poner en valor sus minas y patrimonio. Cuevas del Almanzora parece que empieza a tomar en serio el potencial de su enorme patrimonio minero y metalúrgico, aunque les queda mucho por hacer. Vera, por su parte, ha pasado de negar todo resto minero en su territorio a reconocer que cuenta con algunos de los restos metalúrgicos más impresionantes del levante y con su propio coto minero, por no hablar del hecho que fue el centro administrativo y formador de la minería levantina… ya solo falta que, además de saberlo, lo pongan en valor. Garrucha también parece despertar del letargo, aunque los problemas económicos por los que atraviesa dificultan toda iniciativa. En cuanto a Bédar… ¿qué vamos a contar de Bédar que no hayamos dicho ya? Es de destacar los esfuerzos por poner en valor la mina Mulata pero hoy en día existen impedimentos burocráticos (maldita burocracia) que impiden su avance. Esperemos que se solucionen pronto.
Afortunadamente, la investigación avanza satisfactoriamente y de la que ya hemos dado cuenta en lo que respecta al patrimonio metalúrgico, que analizamos y pusimos al día con el catálogo de fundiciones publicado recientemente.
Y vamos a por las novedades. De todos en Bédar y de sus visitantes es conocida la tolva de carga-regulación de Tres Amigos, antigua estación de partida del ferrocarril de Bédar y también punto de inicio de la ruta minera de Bédar. Raro es el día que no se vea coches e incluso autobuses en el aparcamiento junto la tolva. El edificio está asombrosamente bien conservado, con sus tolvas superiores y su doble sistema de carga, con un túnel interior y compuertas en su parte externa, del que hemos hablado en numerosas ocasiones.

Se daba por hecho de que tal configuración de la tolva era la original concebida por los ingenieros de la Chávarri, Lecoq y Compañía en 1896. No había motivos para pensar otra cosa, dada la calidad del resto de los faraónicos trabajos de obra de la línea del ferrocarril. Pero la documentación recuperada y que estamos analizando en estos momentos, que viene a cubrir el «periodo olvidado» entre 1910 y 1942, y entre otra muchas sorpresas y novedades, nos ha hecho comprender que, en realidad, lo desconocíamos casi todo referente a esta icónica tolva de Bédar. Aunque lo trataremos todo con la profundidad y el rigor documental que solemos exigirnos, vamos a avanzar algunos datos sorprendentes y totalmente desconocidos sobre este importante elemento patrimonial.
Hasta el momento, no se conocía ninguna fotografía histórica de esta tolva, y cuando finalmente y tras muchos años de esfuerzos conseguimos una, que data de 1903, resulta que nada era como lo pensábamos. Ya entraremos en lo que respecta a la tolva-embudo y el cargadero de Cuatro Amigos, pero casi no creíamos lo que veíamos. O más bien lo que no veíamos: nuestra icónica tolva, simplemente, no estaba. En su lugar solo había una simple trinchera delimitada por dos muros, con algunos contrafuertes, que se ubicaba en la parte inferior de una rampa-tolva, aprovechando la pendiente del cerro. La configuración es asombrosamente sencilla, sin compuertas que podamos apreciar ni muros que actúen como depósito. Adjuntamos unos esquemas sencillos que muestran las diferencias:


La pregunta lógica era ¿cuándo se construyó la icónica tolva-depósito que actualmente conocemos? Afortunadamente, no tardamos mucho en encontrar la respuesta, gracias a la documentación recuperada de la Compañía de Águilas y la Unión Bedareña.
Aunque se cree que, prácticamente, la actividad minera en Bédar tras la Primera Guerra Mundial fue poco importante y que no duró mucho, La documentación recuperada nos habla de una importantísima inversión tras la fusión de las compañías mineras existentes y la creación de la Unión Bedareña. Durante el conflicto se habían realizado las obras de mantenimiento necesarias para las minas y la vía férrea y se creyó necesario modernizar y actualizar el sistema de transporte, en especial desmantelar parte del cable aéreo, de menor capacidad, y redirigir el mineral de todas las minas hacia el ferrocarril. Estas obras comportaron la construcción de la monumental tolva de la trinchera Villalta, conexión entre lo que quedaba de cable para el mineral de Serena, la instalación de un plano inclinado y unas tolvas de carga al ferrocarril para la mina Pobreza (antes conectada por un cable aéreo), la adquisición de una pequeña locomotora-tractora diésel de la marca Austro-Daimler de 6 HP para la vía Vulcano y el transporte por el ramal de Santa Catalina, relevando así las tareas de una de las locomotoras gemelas de vapor, la «Angelita».

Este cambio de configuración del sistema de transporte tuvo otra consecuencia lógica: la necesidad de ampliar la tolva de Tres Amigos, ya que la conexión de la mina Pobreza, que era entonces una de las más productivas, hizo necesario disponer de una tolva de más capacidad y que pudiera cargar dos convoyes a la vez.
Todos estos trabajos se hicieron en un tiempo récord, entre 1921 y 1922, dejando una configuración de transporte y unas instalaciones cuyos restos son los que han llegado a nosotros y que tan familiares nos resultan. Incluso sabemos quiénes fueron responsables de su concepción y construcción. Aquí nos encontramos con unos viejos conocidos en la historia minera de Bédar: Carlos Bahlsen y su hijo Alfredo, dueños de la Maquinista de Almería, que se encargaron de la fabricación e instalación de las nuevas tolvas metálicas, del cable aéreo para conectar con la trinchera Villalta y vías de transporte. El ingeniero de origen bedarense y empleado de Bahlsen, Francisco Nieto, dirigió las obras de ampliación de la tolva de Tres Amigos.
La modificación de la tolva consistió en aprovechar los dos muros de la trinchera originaria, añadiendo una bóveda que conformaría el actual túnel y en añadir unos muros de retención aprovechando la pendiente del cerro conformando así varias tolvas superiores. Se dispusieron dos hileras de compuertas de carga con sus respectivos sistemas de apertura. Una escalera de servicio en un lateral permitía a los operarios acceder a la parte superior. Tenemos así la tolva-reguladora tal y como la conocemos actualmente.

Como resumen, y para ir finalizando, concluimos que la tolva-cargadero de Tres Amigos actual se conformaría de los muros de la base, que serían los originales construidos en 1896 por la empresa del industrial Víctor Chávarri, con una ampliación en 1921-1922 con la creación de la bóveda, tolvas y compuertas de carga (permitiendo cargar a la vez dos convoyes). Los responsables de la ampliación fueron los empleados de la Maquinista de Almería, Carlos y Alfredo Bahlsen y el ingeniero de Bédar Alfredo Nieto.
Llamamos la atención sobre estos personajes, tan importantes para la historia de Bédar y del que haremos de nuevo mención en próximas ampliaciones: Carlos Bahlsen, Alfredo Bahlsen y nuestro ingeniero local Francisco Nieto.