

Nos vemos obligados de nuevo a agradecer a todos los que han ayudado a escalar hasta la primera posición en ventas en las selecciones de Arqueología y Mapas-Atlas.
Queremos agradecer a todos por la gran acogida de nuestro libro «Fundiciones del Levante Almeriense ss. XIX-XX», ocupando las posiciones 3ª y 4ª en ventas en la sección Arqueología de Amazon en sus versiones de tapa dura y color premium y en tapa blanda y color estándar, tan solo 5 días después de su lanzamiento.
Aprovechamos para invitarles a la charla-coloquio que se va a organizar frente al castillo de Garrucha el día 19 de agosto a las 20:30h, en la que contaremos con el Excmo. Sr. Decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Almería, Juan Luis de Aynat Bañón.

Ayer nos entrevistaron en el programa HOY POR HOY de la SER en Garrucha. Magda Navarro Arias habló de las exitosas visitas guiadas a Vera, participando también como coautora del libro «Atlas ilustrado de Fundiciones del Levante Almeriense, en la que también son autores José Berruezo García y Antonio González Jódar. La entrevista se puede escuchar con el enlace bajo la fotografía. Queremos agradecer a Marina Ginés, la cadena SER y a todos los promotores del programa la posibilidad de hablar de esta obra.
Se trata de un catálogo ilustrado (más de 600 imagenes en sus más de 400 páginas) de las fundiciones con las que contó la comarca del Levante de Almeriense: más de una treintena de fundiciones de plomo, plata, mercurio, cobre y hasta hierro, el único Alto Horno de fundición de hierro con el que contó la provincia. Estas fundiciones se distribuyen por la práctica totalidad de municipios de la zona: Cuevas del Almanzora, Vera, Pulpí, Garrucha, Turre, Antas, Bédar, Los Gallardos, Lubrín y Huércal-Overa.
El libro es de venta exclusiva por AMAZON (es suficiente con escribir «fundiciones levante almeriense), y para su elaboración no se ha contado con ningún promotor, siendo simplemente el retorno a los vecinos del levante (y a todo investigador y aficionado del patrimonio arqueológico-industrial) de un catálogo completo, claro y, esperamos, muy ameno, de esta parte poco conocida del enorme patrimonio almeriense. Todos los aspectos se han tratado con profundidad y seriedad: historia, tecnología, biografías, catálogo de restos conservados, rutas de senderismo, etc. No faltan numerosas novedades y curiosidades referente a estas fundiciones, como lingotes de plomo almeriense en barcos alemanes hundidos en la Segunda Guerra Mundial, fundiciones perdidas o sin nombre, célebres propietarios, tumbas desconocidas, etc.
El libro se presenta en tres versiones, la estándar (más económica, con tapa blanda y con color a calidad normal), la versión premium y que nosotros recomendamos para apreciar bien todas las ilustraciones (tapa blanda y color de gran calidad), y la versión de tapa dura, con color a gran calidad. Para su comprensión, presenta planos guía y cada fundición tiene un esquema básico de la configuración de la misma con un resumen en inglés.
Hoy vamos a hablar del patrimonio minero de Bédar y concretamente de las dos viejas locomotoras 020T del ferrocarril Bédar-Garrucha de la empresa minera de Chávarri que se usaron en los ramales de La Mulata y de Santa Catalina. Habiendo propuesto la idea de presentar un modelo a escala de una de sus hermanas mayores a escala 1:25 para la exitosa exposición «Luces y Sombras» celebrada en Vera, no pudimos resistir la tentación de elaborar otra de las pequeñas 020T Saint Léonard del ferrocarril. Faltos de tiempo, optamos por una escala más pequeña, concretamente la una 1:35, lo suficiente para poder realizar un detallado correcto de la misma. Otro ejemplo más de las numerosas piezas relacionadas con Bédar en esta exposición.
Como es habitual en el modelismo, se utilizaron los planos disponibles y todo el material fotográfico disponible sobre estas locomotoras, que no es muy abundante pero que está recogido en la obra sobre la minería del levante publicada en 2021.
Fotografía de la locomotora expuesta en la exposición «Luces y Sombras» (fotografía de Marc Dolci)
Estos nombres se recogieron gracias a entrevistas con testigos, y es muy posible que esos nombres como los que popularmente se conocían estos ingenios de vapor entre los mineros y vecinos de Bédar, Los Gallardos y Garrucha. Sin embargo, y gracias a unos documentos de la policía minera, sabemos que no eran exactamente así. Ya comentaremos en otra ocasión en lo que hace referencia a las locomotoras grandes, pero la sorpresa es que los nombres que llevaban en las placas de latón de las dos 020T eran los de «Mulata» y «Angelita».


Modelo a medio construir sobre los planos utilizados
Tampoco ha sido una sorpresa completa. Ya en una noticia de un periódico de la época se la menciona con este nombre, concretamente cuando Clifton Pecket, montado en ella, se dirigía a visitar una de sus minas en Los Pinos, concretamente la mina Angelita. Considerando que una sola noticia no podía confirmar el nombre real de la locomotora, sí que hay que considerar a la mina Angelita, y no a la mina Santa Catalina, como el verdadero inicio de ese ramal de ferrocarril, lo que justificaría el nombre de la locomotora. Con el tiempo Santa Catalina llegó a ser una mina más importante y productiva que Angelita, y seguramente debido a eso empezó a llamársela más como «Santa Catalina» y no con su nombre real de «Angelita».


Comprobando la simetría
Comprobando que las dimensiones son correctas, las medidas están tomadas de los datos proporcionados por el fabricante, la Société Anonyme Saint Léonard (Liège, Bélgica)
Aunque también persiste el secreto del destino posterior de estas locomotoras, la misma documentación nos va dando pistas sobre su final. En efecto, al menos una de esas locomotoras fue utilizada en la construcción del puerto de Garrucha, como confirman las fotografías de la época. Lo que desconocíamos (hasta ahora) es que a las dos locomotoras las llamaban las «gemelas», lo que no es de extrañar dado que eran dos locomotoras idénticas. También queda claro que se les dio un uso intenso y sufrieron un gran desgaste, por lo que es muy posible que en las obras del puerto se mantuviera una de ellas en funcionamiento gracias a piezas de la otra, como ya sabemos que pasó con sus hermanas mayores. Tras un uso continuado durante largos años y al final de su vida, las pocas referencias a ellas en la documentación por la empresa se indica que, en 1939, tras la Guerra Civil, estaban «inutilizadas» y que «las gemelas» fueron vendidas por la empresa propietaria en 1941, aunque de momento no sabemos a quién ni para qué. Seguramente fueron desmanteladas, pues ahí se les pierde la pista.



Todo comienza con la construcción del chasis en poliestireno y finaliza con el hiperdetallado artesanal, lo cual toma muchísimo tiempo (tuberías, indicadores, válvulas, remaches, etc.)
Para el modelo a 1:35 se utilizó poliestireno, resinas y láminas de latón. Se caracterizó como la «Mulata», que ahora sabemos que era su nombre correcto y decidimos darle un aspecto de acorde a una locomotora que debió sufrir un gran desgaste por el enorme uso, los muchos años en los que estuvo en servicio y el medio duro en el que se utilizó: la sierra de Bédar. En el artículo incluimos algunas fotografías de las diferentes fases de su construcción.
Hablamos de otros tiempos, de cuando Bédar era un importante centro minero lleno de actividad y varios miles de habitantes, con su Hospital, almacenes de comestibles, cuartel de la Guardia Civil… diversos cables aéreos de transporte de mineral, e incluso un ferrocarril que la conectaba con Garrucha… hasta el alcalde de Bédar escribía sus cartas en papel con membrete propio.
Una de las locomotoras del ferrocarrión Bédar-Garrucha con dos vagones y la jardinera en la estación de Tres Amigos (Bédar) hacia 1903, colección del autor
Hacia 1919, y tras el parón ocasionado por la Gran Guerra, se creaba la Unión Bedareña, como fusión de las dos grandes compañías mineras que hasta entonces habían explotado las minas bedarenses. La nueva compañía estaba entregada a una actividad febril, reparando las vías del ferrocarril, construyendo nuevas e impresionantes tolvas, como la tolva de la Barrilla, la famosa tolva-depósito de Tres Amigos o las tolvas cónicas de la Cueva Oscura o la del barranco de la Fuentecica, en el actual campo de fútbol del municipio. Los ingenieros directores de la empresa, Alfredo Dörn y Andrés López de la Presa se afanaban en ultimar los preparativos para una reanudación de las explotaciones que varios compradores esperaban con impaciencia.
Juan Antonio Jódar Cánovas, en la única fotografía conocida, ya muy mayor y afecto de cataratas
En los planes de explotación, se había previsto instalar una vía para vagonetas que conectara el pozo Plaza, de la mina Segunda Mulata, con la tolva de la Fuentecica. Pero había un problema… los terrenos por donde debía pasar la vía pertenecía a Juan Antonio Jódar Cánovas, también conocido como El Alpargatero.
Aunque desconocemos su fecha de nacimiento, sí que sabemos que Juan Antonio sufrió a los 17 años un grave accidente en la mina, seguramente en La Mulata. Un desprendimiento le fracturó ambas piernas, un tipo de fracturas conocidas como «conminutas» en término médico, es decir, con numerosos fragmentos. Tras 5 años de rehabilitación, quedó incapacitado, y durante toda su vida tuvo que ir retirando las astillas de hueso que, periódicamente, perforaban la piel y que tenían que ser extraídas con unas pinzas. Como no pudo volver a la mina pero no carecía de iniciativa, rápidamente se formó e inició en el negocio de la fabricación de alpargatas junto a unos zapateros de Vera, ganando el apodo que conservaría toda su vida y que heredarían sus descendientes. Con el tiempo los socios se separaron. Más tarde, los de Vera consiguieron algo de capital, instalando una conocida fábrica de alpargatas en Vera. Juan Antonio continuó en solitario con el oficio, ya que habiendo enviudado pronto y con cinco hijos a cargo, no tuvo más remedio.

Membrete de una carta de la fábrica de alpargatas de Vera de 1940
Con una inteligencia prodigiosa y una no menos fuerte de determinación, Juan Antonio Jódar tenía fama de intratable en cuanto veía afectados sus intereses, siendo imposible ni de engañar ni de intimidar. Se han conservado en la tradición oral de la familia numerosas anécdotas al respecto. Ya muy mayor y casi ciego por cataratas, todavía era capaz de recordar de memoria obras de teatro completas, hasta recordaba el oficio litúrgico completo en latín. Literalmente, se sabía la misa en latín.
Pero más allá de lo que se cuenta en la familia, hemos localizado unas cartas del ingeniero director Andrés López dirigidas al otro ingeniero, Alfredo Dörn. En ellas le comenta las complicadas negociaciones con el propietario de los terrenos que necesitaban en el barranco de la Fuentecica: Juan (Antonio) Jódar Cánovas. Ni consiguió convencerlo en una entrevista ni tampoco sirvió de nada la intermediación del entonces alcalde, Bernardo Ortega. Tampoco sirvió de nada la influencia de su entonces cuñado, Juan Campoy Fernández. Andrés López, ya algo desesperado, escribió varias veces a su colega Alfredo Dörn, llegando a solicitar la intervención del abogado de la compañía Francisco Ferrer. La correspondencia indica como al final Juan Antonio consigió las indemnizaciones que solicitaba por los terrenos.
Carta de febrero de 1919 en la que el ingeniero director Andrés López de la Presa explica el problema con el propietario de los terrenos de Sengunda Mulata a su colega Alfredo Dörn.
Estas cartas demuestran, sin duda alguna, los relatos conservados en la familia y hoy aquí yo, bisnieto de este hombre, me encargo de recordarlo para la posteridad.
Juan Antonio Soler Jódar
El 27 de diciembre del ya pasado año 2022 se celebró en el teatro municipal de Bédar una presentación para dar a conocer los últimos descubrimientos sobre la minería de Bédar después de la publicación en 2020 del libro sobre minería. Sin embargo, no se trata solamente de la minería bedaranse, ya que las compañías estudiadas tuvieron actividad en otros lugares tan dispares como Almagrera, Níjar, Mazarrón y hasta en el Protectorado Español de Marruecos. Intensa fue también la relación de otros municipios del levante almeriense, como Los Gallardos, Lubrín, Cuevas del Almanzora, Turre, Garrucha, Mojácar y, especialmente Vera, lugar donde se halló el archivo empresarial posiblemente más completo de la minería almeriense, cubriendo especialmente el periodo entre 1910 hasta 1942, una fase muy desconocida de la minería en la comarca, incluyendo todas las vicisitudes acaecidas durante la guerra civil, todas desde el punto de vista de la minería comarcal.
La conservación de los miles de cartas, balances, recibos, estudios, registros de mineros, incluidas fotografías y diferentes objetos mineros, lo debemos a la familia del ingeniero Don Ismael Fernández, además de otra documentación recuperada de la empresa TRAMESA, que realizó estudios topográficos y análisis en la zona del Pinar de Bédar. En dicha presentación, que podrán visualizar pulsando en la fotografía siguiente (gracias a Iron Mountain Bédar).
Con la inestimable colaboración de Magdalena Navarro, investigadora veratense, se expone tanto el material como se describen los principales personajes relacionados con el archivo (los hermanos Ismael y Ovidio Fernández, Alfredo Dörn, Carlos Bahlsen y muchos otros). Todo el material será expuesto en Vera durante una exposición de minería que se celebrará durante los meses de marzo y abril próximos y de la que ya iremos dando más información.
Para completar dicha presentación, incluimos una de las cartas, que nos ha parecido especialmente curiosa y que mostramos a título de ejemplo:
A continuación, una galería de varios de los numerosos sellos de estas cartas, también a título de ejemplo de la variedad de la información que contienen:














Volvemos tras un periodo sin publicar novedades, aunque no porque hayamos seguido trabajando en diferentes temas ligados al patrimonio de la zona, en especial la recopilación de datos sobre mineros.
Gracias a Bajo los Espartales (https://agjodar.blogspot.com/) y a su administrador Antonio González Jódar y con la ayuda de Francisco Soler, hemos procedido a realizar los primeros descensos con cabria por dos de los pozos mineros más emblemáticos de Bédar: el pozo P de la mina Mahoma y el pozo Esperanza en la demasía a Sagunto.


La cabria, diseñada por Antonio González, dispone de una cámara robotizada y focos, lo que permite explorar con seguridad los viejos pozos mineros, además de recoger muestras de agua si fuera necesario. Habiendo ya sido testada en los profundos pozos de Sierra Almagrera, llegó el momento de «echar un ojo» a los pozos del coto minero de Bédar.


El pozo P, ubicado en el barranco de la Hoya, cerca de la barriada de Los Pinos (Serena) era uno de los pozos de extracción de la Compañía de Águilas (como todos los que fueron designados con letras mayúsculas). Se situaba en el margen de avance de la mina Mahoma en su avance desde el pozo Júpiter, siguiendo el buzamiento de la capa de mineral de hierro en lo que se conoción en 1901 como «fosa de Mahoma». El pozo disponía de un castillete de mampostería para dar soporte a la cabria, accionada por una máquina locomovil a vapor. Dos edificios completaban la instalación, uno de ellos para proteger la máquina de vapor.
De los muchos castilletes que llegó a haber en Bédar, es precisamente el castillete del pozo P el único que se conserva en Bédar, casi de forma milagrosa. Y, por una de esas casualidades, es del único el que hemos podido localizar los planos originales.





El pozo P, de esmerada construcción, presenta unos 60 metros de profundidad. Cerca del fondo se encuentra la galería de enganche, en la que todavía se puede observar una vía para vagonetas.
El pozo Esperanza era el pozo principal de extracción de las labores de la concesión demasía a Sagunto. En su época dispuso de una castillete y máquina se extraccion, provisto de una curiosísima tolva en forma de medio embudo que era el origen de una pequeña vía mienra, conocida como vía Esperanza, que conectaba con la de Vulcano, que llevaba el mienral hasta el cargadero de cable aéreo de la Compañía de Águilas.

Posteriormente y a diferencia del pozo P, la mina fue explotada de nuevo por Hierros de Garrucha a partir de 1952, rehabilitando los mismos elementos (pozo, tolva y máquina de extracción), aunque esta vez utilizando un motor eléctrico (de ahí la presencia de una torre de transformación). El pozo muestras las diferentes reparaciones efectuadas en esta segunda época de extracción.
El pozo, también de 66 metros de profundidad, presenta un primer enganche a 9 metros, un acceso para mineros y material, y otro, el principal, a 58 metros, con un curioso refuerzo metálico con raíles reutilizados.
Hacia las 8:20 horas saltaban las alarmas al ver una avioneta del INFOCA sobrevolando la sierra de Bédar y tres camiones de bomberos que han pasado en dirección a Serena.
Los camiones han vuelto rápidamente y el avión ha dejado de sobrevolar la zona (20:45), puede haberse tratado de una falsa alarma o algún conato de incendio rápidamente controlado, no se observa ninguna humareda sospechosa por la zona.
En esta ola de calor hay que seguir siendo muy cuidadosos, el riesgo de incendios sigue siendo alto.